Trece días (13 días)

Y en esta apología está lo más interesante de este espectáculo que yo creí demasiado obvio por conocerse históricamente los hechos, guiados por las firmes manos de tres hombres de una pieza al servicio de la causa democrática: los hermanos Kennedy y un gran amigo, asesor del presidente. Todo bien a la americana, ya que da igual que sean de la alta burguesía unos y un pequeñoburgués el otro, les unen muchas cosas, tantas que para siempre y más allá de la eternidad, siempre serán Jack, Bobby y Kenny.

Ahora bien con este material podrían irse al espectacular garete de la americanada bestial e insufrible, pues no, como digo en el título esta apología es de los hombres buenos, de los decentes que abogan por las negociaciones de paz frente a los ultras que aspiran a poner de rodillas al contrincante.

Lo mejor, además de la excelente combinación de ficción y secuencias documentales, las actuaciones de Greenwood y Culp, los hermanos Kennedy.

Es una gozada ver a Kevin Costner pasar desapercibido, acompañar a los desconocidos con modestia y corrección de secundario.

Cuando la gente que se dedicaba a la política lo eran con una cierta preparación y sobre todo con dignidad.
La película narra un episodio poro retratado en el cine: el pez grande se quiere comer al chico.
El chico se busca al primo de zumosol (que es la Unión Soviética) y ahí es cuando las cosas se tuercen.
La película en sí tiene recursos muy bonitos, como son el lado humano de los protagonistas, hurgar en las alcantarillas del poder, las intrigas palaciegas de la era nuclear, la industria de armamento, los grandes grupos empresariales de EEUU, que se alimenta de las fraternidades universitarias para reclutar a sus élites (El establishment ) frente al Clan Kennedy, de origen católico irlandés, que no pegan ni con cola con esa filosofía pero torean que da gusto.
La trama se retroalimenta y te sumerges en la historia, de forma claustrofóbica, parece que no hay salida, ahí está el mérito del guionista y del director, la acción y la tensión va in crescendo.
La fotografía es muy bonita, a veces solapada con escenas en blanco y negro. Muy del estilo de Oliver Stonne.
Se resuelve bien, como la propia crisis que narra la película, cierra la historia con un mensaje normal, de gente normal, padres de familia (gente con dinero y poder, pero sencilla)...muy bonita.

Ni recuerdo cuando una película me ha hecho saltar de emoción y esta se lleva la palma.
Ya entendemos que los brillantísimos y ágiles diálogos son pura suposición pero los hecho están ahí y eso hace que todo cobre una dimensión mucho más interesante.
Sobriedad, punto extra. ¿Tan difícil es desarrollar una historia real sin alharacas ni fanfarrias? Debe serlo y de ninguna manera en este caso y por eso es tan impactante. Sobriedad en la puesta en escena, sobriedad en las interpretaciones excelentes.
No se puede entender que fuera un fracaso de taquilla, ellos se lo pierden.

Aquellas personas que quieran proyectar una imagen de sofisticación deberán abstenerse de decir en ciertos círculos que esta película es una obra maestra, que lo es. Corren el riesgo de caer en desgracia y ser tomados por lerdillos que jamás podrán entrar en el selecto grupo de los elegidos. Nunca serán tomados en serio porque han tenido la osadía de proclamar su gusto por la simpleza.

La realización y ejecución de cada aspecto de la película es tan simple que resulta magistral. Cada nanosegundo está pensado para mantener la tensión narrativa, y para ello no se recurre a enrevesados trucos ni a estrambóticos giros del guión, y eso es extremadamente complicado. La edición, un aspecto fundamental nunca suficientemente valorado, también es simple, libre de alardes innecesarios.

Las interpretaciones de la prática mayoría de secundarios son excelentes, y las de la terna de protagonistas tampoco se queda por detrás. Incluso un actor tan malo como Kevin Costner parece que hasta sabe actuar.

Basta ya de hacer propaganda pro estadounidense por medio del cine. Cuenta sólo una visión del mundo. Parece que sólo sufriesen y tuviesen familia los americanos. Deshumaniza totalmente a la otra parte del conflicto. Cae en el simplismo de buenos muy buenos que se ven obligados a tomar decisiones difíciles contra malos muy malos que actúan por sadismo. Una vergüenza que sigamos viendo la historia de esta forma.