Sin control

Típico thriller americano, correcto pero sin grandes pretensiones( por lo menos eso es lo que el espectador deduce del producto final).
La cinta comienza de manera convincente pero a medida que avanza el metraje nos vamos dando de cabeza una y otra vez con los mismos tópicos de siempre.
Clive Owen actúa de manera correcta mientras que Jennifer Aniston está muy por debajo de lo que acostumbraba a darnos en "Friends".
Excesivo metraje, personajes estereotipados y u final poco creíble.
Para ver si no se tiene nada mejor que hacer y olvidar con rapidez.

Desde mi punto de vista, ésta pelicula, es entretenida, si, pero es una mera imitación de Oscura Seducción, guardando las distancias, claro. Cada una con su tema, pero sutilmente diferentes en el contenido. Repite en el papel de villano Vincent Cassell, que, como gran actor que es, sobresale especialmente. Los papeles de Clive Owen y Jennifer Aniston son perfectamente reemplazables por los de Ben Chaplin y Nicole Kidman. Y la trama, pues es fácil de reflejar: sexo, chantaje, dinero, venganza. Me esperaba más, la verdad.

A ésta película le sobra el segundo final para ser más digna, pero había que hacer algo con el pincho del compañero de trabajo y que todos esperábamos, aunque lo podría haber utilizado antes; creo que es una gran cagada. A partir de aquí creo que la peli gusta por como acaba y es aquí dónde hace acto de presencia la fantasía; y es que en la vida real la historia habría acabado antes de la vendetta y nos hubiera dejado peor cuerpo de lo que nos lo deja, pero eso no es convencional, ya se sabe, a los cerebros...

Doctor Hackenbush.

Si que es raro encontrar a Jennifer Aniston fuera de una comedia romántica. En este caso, un thriller que tiene esos buenos ingredientes de violencia y sexo, aunque no demasiados en ninguno de los dos, no os vayáis a creer. Clive Owen, que sí se mueve asiduamente en este género, es su compañero de reparto, además del verdadero protagonista de la película. Ellos son Charles Schine, un ejecutivo que trabaja en una agencia de publicidad, casado y con una hija con diabetes; y Lucinda Harris, que lo hace como consultora o algo así, con otra hija y un marido al que no ve. Se conocen por casualidad en un tren y entre ellos surgirá la chispa en modo de aventura.

Hasta ahora bien. Lo malo viene luego. No es que el protagonista se transforme de cobarde en gélido héroe, muy cierto un tipo como William H. Macy hubiera quedado mejor; tampoco que nada más empezar la acción ya supiera lo que estaba sucediendo realmente (SPOILER); ni tampoco que no se puede ser más tonto que el aprendiz de amante del final en el hotel. No, lo peor es que ¿cómo es posible el chantaje? Yo no pagaría ni un duro. No tiene fotos, ni pruebas, ni nada. Lo único que puede hacer es decírselo a tu mujer pero tú lo niegas y ya está. Y sin embargo, ahí van 100.000 dólares. Por lo demás, resulta llevadera. Se queda en un regular.

Una historia que empieza muy bien y que continua con un crudo desarrollo hasta que llega la hora de explicar los reveses de las historia y se pierde en medio camino.

Si bien el planteamiento es correcto, no deja de ser el típico thriller made in Hollywood con escenas muy violentas y final inesperado (fácilmente predecible) y que sólo sirve para promocionar a los actores que en este caso son Jennifer Aniston aburrida y con ganas de irse, y el siempre grande Clive Owen que difícilmente va a flojear en su trabajo.

Por lo demás ya saben, un rato entretenido pero nada más.