Superman

Furor es la palabra para definir este clásico del cine fantástico. Se me hace muy dificil encajar a otro que no sea Reeve en el papel de Superman, pues este lo fue muy dignamente tanto en la pantalla como en la vida real. Esta primera entrega siempre formará parte de nuestros recuerdos junto a la pegadiza canción.

Caos flamígero.
Una profunda y maravillosa y agradable mediocridad, una perfecta medianía, estupenda y anodina, increíblemente correcta, tan bien hecha. No cae en ningún exceso ni defecto, ni se pasa ni se queda corta, ni se arriesga ni tiembla ni se ciega, es pulcra, decorosa, elegante, esmerada y dichosa, donosa y hasta delicada, incluso melancólica y azulona o azulosa. Ni en política se mete ni en moral o religión o sentimientos, en casi amor ni sexo no nada, pasa como de puntillas por y sobre todo, es educada, civilizada, estudiada, conservadora, equidistante, cree en la bondad innata del hombre, que es un buen salvaje nacido para el bien, una criatura adorable a la que hay que guiar/acompañar hacia la luz, es Cándida, vivimos en el mejor de los mundos posibles, no volteriana, tiene fe en ese barro animado. Por todo ello, quizás más destacan Luthor especialmente y el director del periódico, cuando asoma el humor, los únicos personajes que se salen un poco del molde y dicen algo gracioso o con alguna sustancia.
Confortable producto o pasatiempo o matarratos, artesano y caro, lujoso y humilde.
Periodista tenía que ser la versión cutre y triste del héroe, no había otra, esa profesión.
Impuestos y ruina, política y corrupción, eso estaría mucho mejor, un superhéroe que se metiera en los adentros de la máquina o sistema, que despanzurrara la economía, que hiciese volar por los aires todos los tejemanejes de alto copete, todas las redes clientelares de las altas esferas, cómo nos manejan y abusan esos cabrones, a por ellos, no que sea tan cagón o ausente, se lava las manos, deja hacer, let it be, con los verdaderamente fuertes y es tan implacable con los más comunes/corrientes malhechores, mejorando lo Lex presente.
Diez dólares, dos tarjetas de crédito, una barra de labios y un cepillo llevas en el bolso. A Clark le desprecia por bueno y torpe, no lo ve, es trasparente o invisible para ella, no se da cuenta de lo que vale aunque lo tenga delante de los ojos, de que es un dios o superhéroe, se deja llevar por las apariencias, es maquinal con los hombres, está programada femeninamente en serie para descartar a ese patético prospecto masculino y amar a ese superhombre, aunque sean el mismo, es fácil de engañar y manipular, no distingue la luz oscura de las sombras luminosas ni las tinieblas o los claroscuros, se pierde, o blanco o negro, sí o no, binaria, es obvia, tópica, normal, de manual, convencional, una u otra más, deliciosa como una rosa rosa, orquídea grisácea más que negra, no diferencia lo real de lo fabricado, es superficial y frívola, facilona. Y, por supuesto, una tremenda burra y gran analfabeta, ni la o con un canuto. Encantadora. Versus la malvada que tal baila. También hasta las trancas enamorada/deseante de él. Una rubia y otra morena, una pecadora perdida y una casi santa. Dos mujeres y un mismo destino.
Y ese principio en un planeta supuestamente tan adelantado tecnológica e intelectualmente y que no ve venir el apocalipsis a la puerta de la esquina, ni delante de sus narices, donde la voz del individuo libre y con opinión personal no aborregada es repudiada/censurada por una conjura de lerdos dictatoriales poderes, ¿os suena tal vez a chino?, ¿aviso para navegantes?, ¿metáfora, alegoría, profecía, premonición, brujas y brujos, brujería?
Hombre, Superman, eso de salvar el mundo está requetebien para variar, pero no hacerle ni una puta visita a tu santa madre, a la mama no, eso ni te lo compro ni te lo perdono, descastado, mal hijo putativo, egoísta, yo te maldigo, te tenías que haber quedado con ella hasta el fin de sus días, devolverle aunque solo fuera una pequeña parte de todo el amor que te había dado a ti esa fabulosa mujer, mucho mejor además vivir en esa tremenda extensión de tierra solitaria, huir del mundanal ruido, que en la abominable urbe llena de horrible gente.
¿Se toca Superman? ¿Es virgen Clark Kent? ¿Qué opina de la sodomía? ¿Cuánto cobró Marlon esta vez? ¿Es inmortal? ¿Duerme? ¿Caga? ¿Se ducha? ¿Vota? ¿Lee? ¿Hace dominadas? ¿Y ecuaciones de tercer grado? ¿Se rasca los huevos? ¿Se cansa? ¿Le crece el pelo? ¿Lava la capa? ¿A máquina o a mano? ¿Dónde vive? ¿Tiene frío? ¿Sueña con ovejas eléctricas? ¿Ve porno? ¿Es de género fluido? ¿Es un chico o una chica o quizás transitivo? ¿Transversal? ¿Ambidiestro? ¿Ha pensado alguna vez en suicidarse? ¿Sería material o metafísicamente imposible? ¿Ambiguo? ¿Qué opina de la obra de Alejandro Dumas? ¿Tiene alma? ¿Y de Tomás de Aquino?
Hay personas que ven esta película y creen que es de aventuras y fantasía, otros en cambio saben que habla de la necesidad del disfraz auténtico, no el oficial, máscara de cuerpo entero, para expresarte de verdad, como en carnaval, para poder volar, que solo si estás dispuesto a hacer el ridículo sin medida embutido en un traje de circo grotesco, puedes alzarte del suelo y hasta parecerte algo a una real persona, como dios manda.

Y su nombre fue Christopher Reeve, un hombre que demostró en la ficción y en la vida real el valor, coraje y sobre todo fortaleza para enfrentar no solo a los temibles villanos de cómic, sino a las pruebas difíciles que nos pone la vida día tras día y a no rendirnos ante las adversidades.

Bueno, mi emoción me ha sabido ganar, tal vez sea porque he vuelto a ver esta formidable película en TV, después de casi 17 años, y lo más emotivo es que lo hice junto a mi hermano mayor, quien normalmente casi no pasa mucho tiempo en casa, pero esa tarde de domingo no salió a ver a su novia. La volvimos a ver juntos y fue como volver a nuestra niñez, ver de nuevo al desaparecido e inolvidable Christopher Reeve metido en ese mítico traje azul y rojo fue espectacular y casi un sueño. Para mi hermano y para mí siempre sera el mejor superman de la historia.

Correcta dirección del siempre correcto Richard Donner y especial atención a un igual de espectacular e irrepetible Lex Luthor, interpretado de forma exquisita y brillante por un certero Gene Hackman.

Ojo con la pequeña aparición del gran Marlon Brando, auqnue cortita pero vale la pena.

Su música me pone los pelos de punta, y los créditos, surgiendo del espacio, me hacen soñar que sigo siendo muy pequeña y estoy viendo por primera vez una película que no es de dibujos animados. Me veo con mi mejor amiga, corriendo por la calle con los brazos extendidos, volando por el asfalto y dejando a nuestras madres atrás... Las dos queremos ser Lois Lane -aunque no nos parezca muy guapa- , llevar su vestido de gasa y ser la novia de Superman. Una de las cosas mejores de la vida es que una sensación tan increíble te impresione para siempre, y puedas revivirla con tanta fidelidad. Sólo por eso merece el puesto de honor entre mis favoritas, pero además, vista ya tantas veces, es una película tan mágica y divertida como leer un cómic y dio a su malogrado protagonista el título del superhéroe por excelencia. Ni Batman, ni Spiderman, no ha habido otro igual que el inolvidable Superman.

La película impacta desde lo visual, te sorprende desde la inventiva y te regocija desde la famosa banda sonora de John Williams que aún hoy tarareamos con gusto identificando al más fuerte de los superhéroes conocidos hasta el momento.
Hoy día se puede decir que la cinta tiene sus baches desde el guión, el cual tiene atenuantes por ser un filme de fantasía, no obstante se evidencia cierta ligereza e improvisación en muchas de las circunstancias que van formando una trama cargada de simpleza, humor e inocencia. Pues claro, esta película la disfrutamos los mayores, pero también fue y quizás siga siéndolo una obra recomendada para niños. Ya que el trazo de los personajes es sencillo, no hay complejos giros desde la trama sino que más bien la misma es una concatenación de hechos aislados vertiginosos que nos invitan a conocer sobre los poderes sobrenaturales del hombre de acero.
Me hubiera gustado saber las sensaciones que uno podría haber vivido en esa época con esta cinta que vendría a ser una emocionante novedad dentro del género fantástico dada las características del filme. Por ello es un título al cual se lo debe respetar y mucho por lo que significara. Sin dudas que frente a la mirada más crítica de hoy día la cinta no resiste el más mínimo análisis lógico, nos damos cuenta que la historia en sí no está muy elaborada y que muchas de las escenas que visionamos hasta nos pueden resultar graciosas, pero tengo un parámetro para medir la relevancia de este filme y es que de niño me maravillaba, quizás de adulto hasta pueda llegar a aburrirme por lo lineal, sencilla y hasta desprolija historia escrita por Mario Puzo (sí, el mismo que deslumbrara unos años atrás con la novela "El padrino").
De las actuaciones se puede decir que este filme logró atraer a una personalidad muy respetada como Marlon Brando aunque más no sea para el comienzo de la cinta solamente, y catapultó a un desconocido por entonces Christopher Reeve a ser un ícono al que siempre identificaremos con el hombre de acero. Discreto lo de Gene Hackman como el antagonista Lex Luthor y Margot Kidder como la enamorada Lois Lane.
Hay muchas opiniones que uno escucha al pasar sobre que a Superman se lo puede llegar a comparar con Jesucristo dada las similitudes en las variantes de los propósitos de ambos: buenos de corazón, vienen al planeta Tierra a sustentar un régimen de bondad u justicia, únicos hijos con revelaciones constantes del padre. Incluso he leído que los creadores del cómic (Jerry Siegel y Joe Shuster) se inspiraron en Cristo. Pues bueno, trato de obviarlo porque no creo que esta polémica le asiente bien a este producto de fantasía que si bien posee varios exabruptos argumentales, viene a ser el primer filme hecho sobre superhéroes y hasta me animo a decir que es uno de los pilares que revolucionó con su estética al género fantástico.