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Vivir es fácil con los ojos cerrados

Drama. Comedia Antonio (Javier Cámara) es un profesor que utiliza las canciones de los Beatles para enseñar inglés en la España de 1966. Cuando se entera de que su ídolo John Lennon está en Almería rodando una película, decide ir a conocerlo. Durante el viaje, recoge a Juanjo (Francesc Colomer), un chico de 16 años que se ha fugado de casa, y a Belén (Natalia de Molina), una joven de 21 que parece que también está escapando de algo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 141
Críticas ordenadas por utilidad
21 de noviembre de 2013
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película optimista, cargada de bondad y de buenos valores. Muy necesaria en los tiempos que corren (habla mucho más de la España actual de lo que podríamos sospechar a priori).

Porqué verla:

- Porque todos añoramos a ese maestro/a de escuela que nos inculcó algún valor positivo, humilde y leal, y que hoy día sigues recordando cuando piensas en la gente que construyó a la persona que eres hoy día;
- Porque gente como Antonio (el profesor de inglés) es y ha sido siempre la que hace que este mundo merezca la pena. Por ser un valiente que parece un cobarde en un mundo de cobardes que se las dan de valientes;
- Porque la película muestra y demuestra que la Música es capaz de hacerte aprender, sentir, amar,... , y porque une diferentes culturas;
- Porque es inteligente (y sano) reírnos de lo patéticos que somos a veces. Y porque el reconocer errores propios y aceptarnos tal y como somos nos hace mejores personas;
- Porque la verdadera Justicia sólo la saben diferenciar aquellos que han sufrido muchas injusticias;
- Porque es un canto a la esperanza. Hoy día sigue habiendo gente hospitalaria que se ofrece a llevarte a un destino, aunque no supieras que tienes uno;
- Porque es una película que se sabe imperfecta y aún así se luce (y se ve) orgullosa. Y no notas en ella ninguna pretensión ni delirios de grandeza;
- Por un inconmensurable Javier Cámara, que da vida a uno de los personajes más entrañables de los últimos años en el panorama cinematográfico estatal actual (no es un personaje fácil, está repleto de matices, y si no me creéis comprobadlo vosotros mismos);
- Por una bellísima, dulce y sensual Natalia de Molina (tiene ángel, estrella emergente);
- Por las playas y paisajes de Almería (Parque Natural de Cabo de Gata/Nijar), y de mi tierra, Tabernas. Porque es un enclave precioso para rodar una película (la localización de "La Fabriquilla", todo un acierto);
- Porque es un largometraje ameno. No es maniqueo y no hace referencias políticas a pesar de saberse en la época en la que ocurren los hechos;
- Por una preciosa banda sonora compuesta por Pat Metheny;
- Porque está bien dirigida, con cariño y se trata de un homenaje a los educadores por vocación (tan maltratados hoy día por este Gobierno corrupto);

Y supongo que me dejo unas cuantas razones más que hacen que está película me haga Sentir, sentir bien en este caso.

En definitiva, película que yo catalogaría como "sana", simpática, recomendable para todo el mundo, y en especial, para aquellos que creen que su vida tiene menos sentido por el simple hecho de andarla sin tener un destino claro, que hayan perdido un poco la esperanza y que estén decepcionados con el ser humano en general.

1 Saludo y gracias por leer mi crítica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tabernas Citizen
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5 de noviembre de 2013
24 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo cuando criticábamos el cine de épocas pasadas, sobre todo cuando era relamido y condescendiente con la moral dominante. Muchas de esas películas, vistas ahora, nos llegan a parecer obras maestras, pues, a pesar de ciertos pagos que estaban obligados a cumplir, lograban personajes creíbles, sacados de la casa de al lado de donde vivíamos... eran verdaderas lecciones de sociología, escamoteadas a la censura, con chistes o situaciones que, de alguna forma, nos avergonzaban, porque nos veíamos retratados en ellas.

No es el caso de esta película que, sin embargo, parece más antigua y estereotipada que aquellas otras.

Bajo un buenismo casposo, personajes insostenibles y situaciones inverosímiles, convergen en un final cantado, previsible e inútil.

Si, al menos, hubiera sido graciosa...
abeltracas
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11 de marzo de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francesc Colomer se marcha de casa porque su padre, que es un gris de pura cepa ,de aquellos que no dudaría en bañarse en Palomares si el régimen se lo pidiera, le manda cortar el cabello. Bueno, entre medio el personaje también dice que por más cosas, aunque tampoco entendemos que son esos pequeños menesteres. Natalia de Molina por su parte es un personaje que estando embarazada decide emprender un viaje a la aventura a no se sabe muy bien que lugar, y que a la mitad de la película decide masturbar (lo que vulgarmente llamaríamos una manuela) a su compañero de viaje (sí, al joven Colomer, en una de las secuencias sexuales más triste de nuestro cine patrio, cosa que ya es decir mucho además) y otra vez no sabemos muy bien porque. Que las decisiones de los personajes son fácilmente volátiles es un tema bastante evidente en el film, y no hay más que fijarse en el final de la película para que uno se dé cuenta. Como Trueba no sabe muy bien qué hacer con el destino de sus personajes, los deja en suspenso en otro viaje en coche inacabado (¿Pero finalmente qué relación hay entre el personaje de Colomer y el de Natalia?¿ Porqué se apunta a un triángulo amoroso que finalmente no llega a cuajar entre los tres protagonistas?)

Vivir es fácil con los ojos cerrados es el intento frustrado de David Trueba por realizar una road movie española siguiendo los modelos de las mejores películas norteamericanas del género. En medio de este cóctel, cuyo camarero es el siempre eficaz Javier Cámara, se mezclan a mansalva y sin reparo todo tipo de ideas y desgraciadamente también tics y tópicos de nuestro cine. El mayor problema es sin duda el guión de la película, que anda igual de perdido que el profe enrollado que interpreta Javier Cámara en su viaje por encontrar a Mr. Lennon.

La película tiene dos partes bien diferenciadas entre sí. La primera es la que más propiamente se asemeja a una road movie, donde conviven los tres personajes después de que el director los haya presentado inicialmente. Bien, Javier Cámara es sin duda el mejor perfilado, tanto porque tiene el mejor apoyo del guión detrás como por su interpretación, que se sitúa a años luz del resto de miembros del reparto (el goya al mejor actor sí es merecido en este caso). Se trata de un profesor de inglés, que utiliza las canciones de los Beatles para intentar animar a sus alumnos, tanto en cuestiones lingüísticas como motivacionales. Es cierto que el personaje bordea el cliché del profesor progre y enrollado que está por encima de las férreas pautas educativas (más si hablamos del año en el que está ambientada la película) pero sin duda su capacidad de entrabar amistad con los demás, su simpatía y el buen hacer del actor hacen que la evolución del personaje sea la más disfrutable del trío protagonista. Su evolución (por cierto, como nota es quizá el que menos desarrollo tiene a lo largo del film) está ligada a detalles que apunta Trueba y que resultan lo más interesante de la película. La segunda parte de la película tira por el costumbrismo de una España rural prototípica de los años sesenta, aunque con el aire de modernidad que insuflan nuestros protagonistas a la aldea.

Amar a los Beatles como lo hace el personaje de Javier Cámara (basado por cierto en una figura real) no es una mera anécdota, sino que es una metáfora fácil de la España que quiere abrirse a los nuevos vientos de cambio que soplan desde la pérfida Albión así como el mundo occidental al que la España de la dictadura se vio obligada a no inmiscurise. El corte de pelo no deja de ser un detalle bastante obvio y significativo de la juventud rompedora que interpretan los dos protagonistas más jóvenes del film. Trueba propone a estos dos como la esperanza de una España (sin duda hacer una lectura equiparable entre la España de aquel momento y la actual es bastante interesante) que aunque atada aún a las convencionalidades del pasado (como el mundo rural y los campesinos de la aldea que increpan al joven personaje de Colomer) puede aspirar a cambiar, tanto por la savia nueva que introducen como por tratarse de una generación edípica.

Sin embargo este planteamiento resulta bastante simplista. De hecho que Trueba tenga que recurrir a metáforas como la del corte del cabello o la diferenciación tan marcada que realiza el cineasta entre los analfabetos andaluces y los intelectuales catalanes (y esto lo firma un catalán) o si se quiere, entre el mundo rural y el mundo urbano, resta mucha elegancia a la película. El tono de la película resulta demasiado autocomplaciente y en la búsqueda de un buenrollismo acabamos ante un tono impostado que busca una alegría y una sonrisa fácil que sólo se consiguen en momentos puntuales y la mayoría de la mano de Cámara.

http://neokunst.wordpress.com/2014/03/11/vivir-es-facil-con-los-ojos-cerrados/
Kyrios
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21 de noviembre de 2013
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película española donde la presencia de Javier Cámara y su magnífica interpretación y ejecución, salvan "in extremis" a ésta película.
Historia real ambientada en la España de los 60, donde se repiten los tópicos que mil veces hemos visto en películas como esta. A esta pequeña historieta se le incrustan dos jóvenes ficticios que se escapan de sus respectivas vidas, a mi parecer, poco creíbles. Uno, hijo de una familia numerosa, padre policía. Tiene un acento catalán y una voz pubertosa, que mejor hubiera sido esperarse tres añitos para darle un papel así. Disfrazan este hecho diciendo que la madre (Ariadna Gil) es catalana y viven en Madrid. El adolescente no le da la suficiente fuerza al papel que necesita.
Por la otra parte tenemos a la adolescente embarazada malagueña, interpretada por una actriz que en la vida había oído hablar. Lo hace mal, fatal, sin intensidad, amateur, horrible. Me ha dejado a cuadros. A veces le pone acento andaluz, otras no. Lamentable. La hermana de Paco León por ejemplo lo hubiera hecho mucho mejor y le hubiera dado a la película otro cariz.
Luego el director inserta el personaje del camarero catalán con hijo deficiente, no entiendo ninguna de las dos cosas, no entran, y poco pinta de camarero de los 60 tiene este hombre, tiene mas bien pinta de escritor de los 90.
Poco más puedo decir, entretenida, pero típica, no me ha entrado bien. No deja muchas cosas claras, te quedas con dudas en algunas acciones.
Fallida.
rapdios
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25 de febrero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos a un estupendo Javier Cámara en el papel de héroe; profesor inteligente, culto, generoso, con sentido del humor, inocente, sabio, comprensivo, justiciero, humilde, valiente, apasionado, soñador... basta. Parte de Albacete y llega a la mítica Almería sesentera; va en busca del portador de la buena nueva; Lennon es el Dios extranjero, libertario y hippie que traerá a la cazurra y atrasada España los vientos de la libertad y la esperanza. Nuestro caballero andante persigue el santo grial en forma de canciones pop y letras en inglés. En el transcurrir de su cruzada reformadora, en ese viaje épico y luminoso, encontrará a dos jovenzuelos descarriados, dos almas de cántaro (aunque llenos de saberes y cualidades: ella es peluquera, mecánica y más buena que el pan, él es dibujante, camarero en ciernes, rompecorazones en potencia y con un gran corazón) que han sido maltratadas por esa España cafre y Franquista, encarnada en instituciones represoras, padres obtusos, curas brutales, "grises" estúpidos y campesinos ignorantes, contumaces y rudos. Se convertirá en el guía, en la figura tutelar y paternal de las dos víctimas del sistema; les mostrará la otra cara, la otra España posible, la formada por hombres "Machadianos" y "Beatlemaníacos" que tienen raíces pero no temen al futuro. El viaje geográfico se transformará en un viaje temporal y simbólico. Los sesenta como década bisagra; la que conectará la terrible posguerra con la idealizada transición democrática; Antonio sería un hombre del futuro incrustado en una realidad todavía demasiado dolorosa y negra.
La película se salva porque abandona el costumbrismo tópico-rancio, manso y chato del principio (esa comida familiar mientras disfrutan del inmortal baño de Fraga, esas bofetadas, esas miraditas compungidas...) y deriva hacia una fábula teatral y literaria en la que solo importan la agilidad de los diálogos, la elegancia en la dirección y las buenas interpretaciones de Cámara y Natalia de Molina (el chico -Colomer- es demasiado balbuciente y muermo). Se eliminan los excesos sentimentales, los sermones didácticos y las metáforas demasiado obvias, en favor de una narración ligera, sencilla, modesta y muy eficaz. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pero, en este caso, no importa porque hay talento, buen gusto y delicadeza. Siendo más exigentes se podría decir que el trazo es grueso en la creación de los secundarios (el barman se pasa de bueno y cae en la caricatura) y en alguna situación (el acoso al chico de los garrulos), y aún así se acaban imponiendo las demás virtudes ya señaladas: la inteligencia, coherencia y honestidad del conjunto; se sabe una película pequeña y no imposta la voz para aparentar más.
Ferdydurke
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