Los idus de marzo

Última cinta dirigida por George Clooney con un importante cartel de figuras, dado que al propio director le acompañan en la interpretación Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Ryan Gosling (con quien parece que rivaliza incluso en el cartel de la película a modo de "duelo de guapos") y Marisa Tomei.
Es un film que se mueve en el terreno del thriller (le falta algo de ritmo y tensión para ello), de la política, de la moralidad y del drama. Nos trata de acercar a ese feo juego de la política, las campañas electorales y del que todo vale con tal de ser elegido, aparcando las convicciones, los principios éticos y morales e incluso la vergüenza. Donde cualquier dudosa información o "trapo sucio" se puede emplear para desprestigiar al oponente y donde la "compra-venta" de favores y promesas, por votos, está a la orden del día, sin mediar escrúpulos de ningún tipo y abandonando cualquier principio o creencia en lo predicado. En ese sentido no nos cuenta nada que no sepamos, aunque nos siga pareciendo sorprendente, y nada que no nos imaginemos al observar la clase política actual que tenemos (¿reflejo de lo que somos?. ¿la que nos merecemos?), por lo que el grado de sorpresa ha sido mínimo y durante el visionado hemos caído en el pozo del "ya lo lo hemos visto", "esto nos suena", "me imagino lo que va a pasar".
Con una elegante puesta en escena (a lo que contribuyen sin duda "la percha" de sus dos principales protagonistas), la historia está concebida y mostrada con demasiada solemnidad (propio del aire clásico que ya ha imprimido Clooney a alguno de sus títulos anteriores) lo que la convierte en un producto interesante, pero que peca de falta de ritmo y profundidad, faltándole unas cuantas unidades de energía.
Como ya hemos comentado, uno de los grandes atractivos de la película es su plantel de estrellas. Nos obstante, no todo su talento se ha puesto sobre la mesa. En eso también adolece de profundidad, al igual que la propia historia. Buenos actores que completan interpretaciones correctas, pero no más.
Técnicamente es muy elegante; como diría un amigo nuestro, "se hila fino".
Es un ejercicio correcto que destaca por lo elegante, pero que suspende en lo referente a ritmo, tensión y profundidad, tal y como se refleja en el rostro impasible, a modo del que ya nos mostró en Drive, de Ryan Gosling.

George Clooney es un tipo listo.
Todos sabemos de qué pie político cojea. Y sin embargo, en su primera película puramente política, huye por completo de maniqueísmos y diatribas entre partidos. Éso habría sido lo fácil. Pero a Clooney no le gusta lo fácil. Su auge como actor, con títulos como Syriana, Los descendientes o Up in the air se ha basado en no venderse a lo fácil, que hubiera sido aceptar comedias románticas y papeles de galán que su físico más que le permiten. Pero no. como actor, ha arriesgado, y la apuesta le ha salido bien. Como director, de igual modo, ha contado historias incómodas, ásperas, que la gente necesita saber. Y Los idus de marzo es el culmen de su estilo.
El guión rebosa inteligencia a cada momento, en cada diálogo, en cada definición de personajes. Clooney y Henslov no olvidan a nadie, ni desatienden ninguna historia. No hay cabos sueltos, ni medias tintas. Se trata de un relato duro y verídico sobre las cloacas de la política y todo lo que la envuelve, que como desgraciadamente estamos viendo día a día, se lleva por delante todo lo que puede. Desgraciadamente real, increíblemente potente en campaña. Y un triunfo para Clooney, que filma y escribe con una pasión y una entrega más propias de un veterano con treinta películas a sus espaldas.
El bueno de George, además, vuelve a demostrar su carisma y su talento (ése que suele pasar desapercibido por culpa de su atractivo físico), rodeado de algunos de los secundarios (o principales, según les toque) más extraordinarios del cine americano, como son Paul Giamatti y Philip Seymour Hoffman. Pero sin duda, los que salen más beneficiados de la experiencia son Evan Rachel Wood y Ryan Gosling. Ella, porque sigue demostrando esa asombrosa habilidad para atrapar papeles interesantes, que son mucho más que la chica de la película (atención a la importancia que tiene aquí su personaje, y cómo lo interpreta ella, con esos ojos tan expresivos). Y Gosling porque está simplemente soberbio, en su mejor interpretación hasta la fecha, llevando toda la película a sus espaldas.

Los idus de marzo. Un must see en toda regla.

Lo mejor: El guión, Ryan Gosling y Evan Rachel Wood.
Lo peor: Nada.

Ante todo, comentar que al hacer esta crítica (opinión) corre peligro mi integridad física: mi amiga Marián me ha amenazado con dañar seriamente cierta parte de mi anatomía si se me ocurre escribir algo malo del buenorro RYAN GOSLING. Pero vamos a ver Marián, ¡cómo voy a decir nada malo de él, si los guapos tenemos que defendernos entre nosotros!!!!(aunque no sé, pero para mí que este chico es un poquito bizco).

Una vez salvadas mis partes más queridas, he de reconocer que en las tres películas que he visto actuar a este chico me ha convencido y me le he creído, que se supone que es lo que hace que una interpretación sea buena. Los secundarios también estupendos (especialmente Marisa Tomei). Ojalá pudiera decir lo mismo de papá CARACARTÓN CLOONEY, que es incapaz de quitar esa mueca suya que no sabemos si se está riendo, se está conteniendo unos gases tremendos, o le está dando un retortijón de esos que nunca sabes si te dará tiempo a ir a llegar al baño.

Se trata de una (otra más) película sobre políticos estadounidenses(posiblemente extrapolable a políticos sin más), con todos los tópicos del sub-género: traiciones, manipulaciones, corrupción , venganza. De hecho me atrevería a decir que es un WESTERN camuflado en una campaña política.

De agradecer que la trama se desarrolle de manera lineal en el tiempo y no pretenda hacerse más "interesante" trastornándonos la neurona a base de flash-backs y saltos en el tiempo gratuitos. Supongo que en parte porque está basado en una obra teatral, y eso también se nota.
Como en el caso de (casi) todos los actores metidos a directores, la criatura está rodada de una manera bastante convencional y "académica". Tiene sus momentos, pero no emociona lo suficiente. No es especialmente entretenida, ni aburrida. Vamos, que NI FÚ NI FÁ.

Mientras vemos como papá Clooney se diluye cada vez más y más, seguiremos atentos a buenorro Gosling rezando para que no se le peguen los tics del susodicho (aunque insisto, para mí que este chico está un poco birojo)

pd: para Rubén: los IDUS eran los días de buenos augurios en el calendario romano, que tenían lugar los 15 de Marzo, Mayo, Julio y Octubre. En los idus de Marzo cuando fue asesinado julio César en el 44 a.C. Para que veas que sé tirar de wikipedia.

Bueno, es que al final siempre acabo en el mismo punto. Hubiera sido tan generosa si la película no fuera de George Clooney, con quien mantengo una extraña historia de amor/odio platónico? Tal vez, porque la película no está mal y Ryan Gosling está muy bien. Pero es que la historia es tan floja y tan repetitiva...

Hace ya algunos años que George Clooney viene demostrando que, además de ser un competente intérprete es un hábil director comprometido con la audiencia liberal estadounidense. Sus películas como director han sabido diseccionar la política de este país, mostrándonos el oscuro funcionamiento de su sistema político. Tan sólo son cuatro las películas que ha dirigido, pero Clooney muestra mucha habilidad en la dirección, consiguiendo exprimir al máximo los guiones de partido (en este caso partimos de un muy buen material, adaptación de una obra de teatro) y creando un ágil ritmo narrativo en el que lo implícito se explicita gracias a un hábil uso del montaje y la elección de determinados encuadres.

Pero si algo transforma “Los Idus de marzo” en una de las mejores películas del inicio de temporada es el buen hacer de su reparto, dónde encontramos a grandes nombres del panorama interpretativo actual como el propio Clooney, Paul Giamatti y Philip Seymour Hoffman (los dos brillantes secundarios con momento de gloria) y destacando al absoluto protagonista de la función, la revelación del último año con “Drive”: Ryan Gosling. Ellos, brillantes todos y cada uno, son los principales responsables de que la película vuele alto.

Esta historia es ante todo una dura crítica del sitema político, en el cual sólo es posible triunfar mediante el engaño, exceder los límites y traicionar los propios ideales, de modo que Stephen es al final de la cinta un político de prestigio y poder, pero una persona triste que poco tiene que ver con el Stephen del inicio del film. Los votantes eligen el partido que quiere que les gobierne en función del carisma y la cercanía que inspire el representante, pero éste no es más que un títere de la organización, un actor de movimientos y frases estudiados al dedillo, pues son los asesores como Paul o Stephen los que llevan las riendas de la campaña, los cerebros entre bambalinas. Es su mundo una guerra de estrategias y matemáticas dóne la lealtad es lo más importante, todo vale y sólo cuenta el momento presente.

Un poco confusa al principio, y adolece de un personaje instrumental (Evan Rachel Wood), pero nos encontramos ante una muy buena película, oportuna en los tiempos que corren.