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Vivir es fácil con los ojos cerrados

Drama. Comedia Antonio (Javier Cámara) es un profesor que utiliza las canciones de los Beatles para enseñar inglés en la España de 1966. Cuando se entera de que su ídolo John Lennon está en Almería rodando una película, decide ir a conocerlo. Durante el viaje, recoge a Juanjo (Francesc Colomer), un chico de 16 años que se ha fugado de casa, y a Belén (Natalia de Molina), una joven de 21 que parece que también está escapando de algo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 140
Críticas ordenadas por utilidad
13 de febrero de 2014
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Merecido premio a la mejor película que se llevo esta sencilla película. Muy bien llevada por un elenco excelente de actores especialmente notable Javier Cámara que recrea a un profesor solitario que va a Málaga a ver a John Lennon. Y se encuentra con dos personajes tan solitarios como él. Una mujer embarazada (maravillosa Natalia De Molina). y Francesc Colomer. Luego los habituales de Trueba. Ariadna Gil y Ramón Fontseré. Al único que vi desentonado fue a Jorge Sanz una pena porque es un excelente actor.
Orson_Welles
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3 de noviembre de 2013
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ese paréntesis experimental -realmente fallido- titulado MADRID, 1987, David Trueba regresa al terreno de la amabilidad melodramática, dentro del cual ha sabido pergeñar sus mejores resultados, hasta la fecha, como realizador cinematográfico. En esta VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS queda meridianamente claro, desde la primera de sus escenas, que el madrileño ha decidido cercenar la más mínima oportunidad a esa inquietud innovadora que anidaba en la esencia del film protagonizado por José Sacristán y María Valverde.

En la última obra del creador de SOLDADOS DE SALAMINA, nos reencontramos con la singularidad cálida, evocativa, costumbrista y benévola que ha caracterizado su filmografía, esto es, con esa amalgama de tonalidades emocionales y narrativas aglutinadas en torno al concepto de lo tragicómico.

Trueba persiste en la exigencia de una historia central de carácter conceptualmente dramático, a la que la observación impuesta por una mirada tierna, cómplice con el dilema adjudicado a cada personaje, y continuamente aliviada por un eficaz punteo cómico, procura una fluidez que evita el ahondamiento arrojado y desgarrador del melodrama más puro.

VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS nos traslada hasta los inciertos días tambaleantes y atenazados del tardofranquismo. Los tiempos menos duros socialmente de una dictadura que ya iba encontrando respuesta a las pacatas, controladoras firmezas morales, culturales y educativas preconizadas por el poder de un tirano que ya llevaba treinta años ejerciendo su negro poder. El film nos evoca, justamente, esa inclemencia personal que empezó a larvarse en una generación de jóvenes que empezaban a contestar, a sentirse incómodos con la severidad y la planicie de ese incontestable código de comportamiento.

Año 1966, Antonio, un modesto y entusiasta profesor de inglés de un instituto de Albacete, que enseña dicho idioma haciendo que sus alumnos traduzcan canciones de THE BEATLES, tiene noticia de que su venerado John Lennon se halla en la costa almeriense rodando un film y decide emprender un viaje hacia ese lugar del sur de España con el ánimo completamente esperanzado de mantener un encuentro personal con su ídolo. De camino, aceptará la compañía, primero, de Belén, una joven que ha escapado de un centro en el que pretendía ocultar su embarazo de tres meses y medio, y, después, de Juanjo, un adolescente que, por causa de sus desavenencias con su padre, acaba de huir de su casa.

Así pues, la película se aferra estructuralmente a la disposición itinerante y alumbradora de una clásica -e hispana- “road movie”. Los tres protagonistas se embarcan en una ruta que, poco a poco, revelará una sutil naturaleza simbólica que trascenderá la mera exposición de los hechos que irán acaeciendo durante el periplo. Antonio, Belén y Juanjo partirán, sobre todo los dos últimos, con un dilema personal que los aconteceres sobrevenidos en el viaje ayudarán a afrontar de un modo consecuente al aprendizaje asumido durante el peregrinaje suscitado por el ímpetu exaltado, fogoso, pedagógico y cultural del buen maestro.
Lo curioso de VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS es que sus limitaciones son, a la vez, el garante de su sentido encanto. Para bien y para mal la película es un flagrante y concienzudo ejercicio de limpieza narrativa. Trueba lo acomete con una transparencia que, en determinados momentos, acartona, empobrece, desnaturaliza el relato y, en otros, lo colma de sensibilidad y verosimilitud. De ahí la evidente irregularidad con la que se salda su contemplación. La última obra del autor de OBRA MAESTRA, por momentos, se duele de la falta de garra dramática que requiere la inocencia desde la que parte y, al mismo tiempo, cuece su encanto en esa sobria y emotiva sencillez narradora y descriptiva.
El film juega su baza principal en el protagonismo fundamental que otorga al personaje incorporado con una inspirada y conmovedora convicción Javier Cámara. El retrato que emerge del profesor manchego no cesa de escrutar en su positivismo, en su autoconfianza, en su amor por su tarea pedagógica profesional, en el apasionamiento por resaltar los valores del aprendizaje de la cultura, en su desinhibida y consciente soledad, en su callado sometimiento a las normas establecidas y en las escurridizas fisuras que se impone para combatirlas sin estridencias. Sin embargo, la elección de esta primacía conlleva el descuido en la pincelación de los otros dos personajes, sobre todo el de Juanjo, que apenas escapa al espíritu apocado, silente e inmaduro con el que se presenta.

Película agradable, modesta, reconocible, portadora de un panorama sociológico mucho más oscuro del que aparenta (el empleo por parte de varios personajes del sopapo deja intuir la extrema represión de la época retratada), para nada equiparable con la ranciedad televisiva (CUÉNTAME) a la que algún burdo ha aludido, VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS depara un enternecedor rato de cine que vuelve a poner de manifiesto la validez realizadora de su autor.
Musiczine
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9 de noviembre de 2013
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director español David Trueba es menos conocido que su hermano Fernando, pero su cine es más atractivo y de mayor calidad. Un ejemplo son sus dos últimos proyectos: " Madrid 1987 " y " Vivir es fácil con los ojos cerrados " .
Son unas películas más cercanas a los espectadores, y en este caso introduce una historia real e donde interviene John Lennon, lo que aporta un aliciente adicional.
Refleja muy bien cómo era la España franquista, desde las carreteras y los coches tan antiguos, pasando por las costumbres, lo que se puede ver en la familia de Juanjo. Su padre tan estricto es uno de los motivos para que el joven decida huir de casa, encontrándose en esa aventura tan especial junto a Antonio y Belén.
Las historias personales de cada uno, contadas en ese viaje camino a Armería, en el caso de Antonio para cumplir su ilusión de ver a John Lennon, y en el caso de los jóvenes para huir de su casa en donde no se sienten a gusto.
La actuación de Javier Cámara es muy buena, es un gran actor cómico, y este tipo de personajes son ideales para él. No le encuentro tan bien en otro tipo de papeles más dramáticos, pero hay que reconocer que es un actor cada vez en mayor progresión. La película está diseñada para el lucimiento del actor, y a eso ayuda que el resto del reparto no están bien. En el caso de Francesc Colomer, cuyas anteriores actuaciones eran en catalán, tienen un problema con el idioma. Es su tercera aparición en una película, y en sus dos anteriores: " Pa negre " y " Barcelona nit d´estiu " su actuación es buena. En su primera película en castellano creo que tienen un problema de dicción, no se le entiende perfectamente y seguramente sea por el idioma. Eso se puede mejorar, estoy seguro que si ha conseguido hacerlo bien en dos películas lo podrá seguir haciendo durante toda su carrera, sea en un idioma u otro.
Lo otro destacable a nivel interpretativo es Ramón Fontseré, la pena es que su personaje sea muy residual, porque cada vez que aparece en pantalla nos ofrece una gran interpretación. Este actor catalán no tienen el problema de Francesc, su experiencia hace que se adapte muy bien a un idioma u otro, sin influir en su actuación.
La banda sonora es otro aliciente para no perderse la película, está muy bien.
El guión está muy bien, así como la dirección de Trueba.
Película muy recomendable, porque es entretenida, la historia es atractiva, y no se hace larga pese a sus 112 minutos. Otra demostración más de la calidad del cine español actual, en lo que va de año ya se han estrenado muy buenas películas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
WILLY74
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7 de diciembre de 2013
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo de una verdad minúscula_las letras de las canciones en los discos_, se desarrolla una historia tan sencilla pero tan agradable y tan bien contada que vale la pena pagar una entrada y dejarse llevar. Javier Cámara es, sin duda, un camaleón del cine español. Su cara es de comedia pero sabe también interpretar muy bien el drama. Francesc_ pa negre _, se sale en su papel de adolescente, y Natalia se come la cámara cuando está en pantalla.
Una historia y sus personajes en una España que muchos recordamos del Nodo y mezclada con cosas que las hemos vivido.
chacal
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4 de noviembre de 2013
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Vivir es fácil con los ojos cerrados' es una de esas películas de las que esperas que todo salga bien a los protagonistas, una de esas películas optimistas que te hacen sonreír al salir de la sala de cine. David Trueba ha conseguido una película tierna, amable y sencilla, una "road movie" con unos personajes cotidianos de esa España de los años 60, donde los Beatles, y particularmente John Lennon, representaban una libertad de valores inexistente en nuestra sociedad.

En cuanto a los actores, Javier Cámara está espectacular en el papel de Antonio, todo un recital interpretativo que genera un cariño especial en el espectador. También, se defiende muy bien Natalia Molina, mostrando en Belén un personaje encantador y dulce. Y, por último, un Francesc Colomer algo falto de sangre, pero que encaja perfectamente en el personaje de Juanjo. Caben destacar los personajes secundarios interpretados por Ramón Fontserè, Jorge Sanz y Ariadna Gil, quienes otorgan un aire familiar al film.

En definitiva, se trata de una película para disfrutar de un buen rato, sin preocupaciones ni malos modos, sólo sentarse delante de la pantalla para sentir y sonreír.
jmijarra
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