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Luna de Avellaneda

Drama Luna de Avellaneda, un club de barrio que vivió en el pasado una época de esplendor, está atravesando una crisis que pone en peligro su existencia. Al parecer, la única salida posible es que se convierta en un Casino, pero esto se aparta de los ideales y de los fines para los que fue fundado en los años 40: un club social, deportivo y cultural. Los descendientes de los fundadores se debatirán entre la posibilidad de salvarse a cualquier ... [+]
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
29 de agosto de 2006
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra, para ver una y otra vez y, como las grandes , siempre nos sorprende, Valeria Bertuccelli yo tambien me enamoré de ti en la barca. Las dos escenas en el bar del club, las miradas, los gestos, sutiles, hermosos, deberian de ser vision obligada en las escuelas de cine: MIREN AMIGOS, ESTO ES CINE DE VERDAD.
oh dae soo
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29 de enero de 2006
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevamente la maestría de Campanella se asoma con un hermoso fresco costumbrista que conmueve e irradia esa belleza disfrutable, ese magnetismo y por sobre todo una identificación con los extraordinarios personajes que habitan el barrio de Avellaneda.
Cuando el club del barrio quiebra y su cierre parece inminente, sus socios harán lo imposible para salvarlo y en algún modo salvarse a ellos mismos.
Con menos drama y mucha más comedia que "El hijo de la novia", Campanella trabaja desde el corazón e imprime a sus escenas la credibilidad necesaria para lograr reir y conmoverse.
Apoyado por un equipo actoral descomunal con el gran Ricardo Darín a la cabeza, nuevamente excelente, seguido por el maravilloso Eduardo Blanco, la extraordinaria Mercedes Morán (una de las mejores actrices nacionales con un estilo único para la comedia), la gran promesa de Valeria Bertuccelli y los siempre efectivos Daniel Fanego y Silvia Kutica ( los dos dan sólidas actuaciones).
Equipo técnico execelente para un film que no alcanza la maestría en todo sentido de " El hijo de la novia", pero que es otra oportunidad de ver otro admirable trabajo de Campanella y su costumbrismo maravilloso.
esteban_trivi
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5 de abril de 2008
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como la vida misma...
El contraste que existe hoy en día entre seguir a la gran masa muy manipulada por un capitalismo que no conduce a ningún sitio, bueno sí al deseo irreflenable y a la búsqueda de una felicidad más y más externa que se acaba tornando imposible y disparatada.
La valentía de esos pocos seres humanos que se dan cuenta del engaño y no se dejan llevar por la mayoría (aunque a veces estén a punto o caigan en alguna cosa) pero que tienen bien claro que lo que produce la felicidad ni se vende, ni se compra y es imposible obtenerla vendiendo nuestros valores, principios y amigos/as.
La felicidad está en ser fiel a uno mismo, rodearse en nuestro círculo íntimo de buenas personas, demostrar el afecto a los seres queridos, luchar por lo que se cree y por quien se quiere y no tirar nunca la toalla.
Muy brillante y muy estimulante.
Bhavya
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18 de agosto de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda de que el tandem Campanella-Darín funciona, y funciona muy bien. Si ya se le une esa bestia gore que es Eduardo Blanco y lo aderezas con un toque de la madre patria en la figura de ese pedazo de actor que es José Luis López Vázquez la cosa tendría que resultar la hostia. Pero no, no resulta.

Que Campanella escribe historias conmovedoras ya a estas alturas lo sabemos todos, porque todos hemos visto sus películas (El hijo de la novia; El mismo amor, la misma lluvia; El secreto de sus ojos...). Es un monstruo del lagrimón y de la risa, del drama y de la comedia, es un contador de historias nato; el tipo te mezcla lo agrio con lo dulce con la sabiduría de un gran chef, y te revuelve las tripas y te hace cagarte en todos los hijoputas que putean a sus héroes y les joden la vida... En fin, luego llega Ricardo Darín, te enamoras de él, de su mirada eternamente triste y de su aroma de hombre de verdad (pero de verdad de verdad) y ya está todo hecho.

El problema en Luna de Avellaneda es que hay un maniqueísmo más que evidente. Campanella es un sabio manipulador de sentimientos y todos lo sabemos porque a todos nos ha tocado por aquí o por allá alguna vez o más de una, pero no le perdono el descaro. No le perdono que haya unos buenos, honrados, dignos, honestos, fieles e idealistas que quieren conservar su club del barrio frente a unos malos, interesados, indignos, traidores y materialistas que quieren vender el club y conseguir a cambio un puesto de trabajo.

No me interesan en el cine los blancos y negros argumentales, y en esta película sobran. Hay muy poca sutileza, para tratarse de un tipo normalmente tan sutil como Campanella. Sí, se ve, como siempre en sus historias, gente de la calle, con la que el espectador se siente muy identificado, y ese toque tragicómico tan característico, que también hace que el público se reconozca en las vidas que cuenta.

La pena es que en nuestras vidas las decisiones no son tan sencillas y hay muchas tonalidades y matices entre lo honesto y lo deshonesto, lo digno y lo indigno, lo leal y lo traicionero, lo heróico y lo vil. Es más, en el mundo real no existe nadie con ninguna de esas cualidades en estado puro, por mucho que a menudo en el cine se empeñen en mostrar lo contrario.

Por cierto, yo no tengo la menor duda de que hubiera votado a favor de vender el club. Cuando hay por medio gente pasando calamidades, a mí que no me toquen mucho los ovarios con idealismos ni pollas. Las Lunas de Avellaneda tienen su momento y los estómagos vacíos el suyo.
Talía666
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30 de junio de 2005
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película tierna en donde se entrelazan las historias de varios personajes que forman parte de un Club llamado "Luna de Avellaneda". El club esta quebrado económicamente y se piensa derribarlo para construir un casino con todos los lujos, pero los socios harán hasta lo imposible por recuperarlo. Creo que la película refleja la historia que viven muchas instituciones de nuestro país (Argentina) que gozaron de un pasado glorioso y privilegiado pero que hoy, se debaten entre la vida y la muerte institucional. Recomiendo esta película a todas las personas que trabajen en una institución, yo me vi reflejado en ella. En resumen, real, sencilla y emotiva.
Javier
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