Insidious: Capítulo 2

A la montaña de memeces de la primera entrega se suma, en previsible respuesta a las demandas del público infantil y adolescente, la clásica imagen del tipo poseído y armado con bate de béisbol, temibles fantasmas hechos de sábanas, diversas epifanías spielbergianas, momentos de sentimentalismo familiar y, cómo no, generosas dosis de humor palomitero. Rose Byrne parece ausente, ida, como el guionista, que intenta sorprender con sustos fáciles, música a todo volumen e ingeniosas explicaciones de los misteriosos momentos que quedaron sin respuesta en el capítulo 1. Tanto esfuerzo para producir un solo efecto: la consulta reiterada del reloj.

Una película de terror bien hecha, que no recurre al susto fácil, en donde las escenas están bien planificadas y la historia avanza en distintos planos... El problema es que desde el principio se asume la condición de secuela y de precuela. "Insidious 2" es una montaña rusa bien diseñada, pero que carece de la tensión que proporciona un relato bien contado. Todo queda en efectos más o menos conseguidos. No es una película peor hecha que "Insidious", pero tiene el pesado lastre que supone la sensación de que ya no hay principio ni fin, sino un desmedido interés de continuar "exprimiendo la vaca". Por ello, la peli, sin ser mala, sólo es recomendable para fanáticos del género sin más pretensiones que la de botar en la butaca.

Con 'Insidious Capítulo 2' nos encontramos ante la que podría ser la última película de James Wan en el género de terror, y es por ello que las expectativas ante la última obra del director son elevadas. Quizás, su trabajo en esta secuela no sea su mejor ejemplo, pero consigue atar algunos de los lazos sueltos que dejó la primera parte. Entrando en su atmósfera, los más puristas del género encontrarán en esta obra algún que otro detalle nostálgico al viejo cine de terror, que puede ser irrisorio para aquel que no entre en la temática del filme, pero que aún así consigue que el espectador se agarre a la butaca en alguno de sus momentos, algo muy de agradecer en una cartelera en la que parece que solo Wan puede hacernos saltar del asiento. En esta ocasión, el largometraje se muestra como una continuación directa de su antecesora, que vuelve a retomar la temática de la primera parte y ante todo, ofrece más profundidad a la historia creada por Wan y Leigh Whannell.

El peso interpretativo de la cinta vuelve a recaer en Patrick Wilson y Rose Byrne, y mientras uno se enfrenta en esta ocasión con un papel con más matices que en la primera parte, la segunda seguirá la tónica dejada en su primera parte. En el caso de Wilson, nos encontramos con que el guión le ha otorgado en esta ocasión el personaje más atractivo del reparto, y el actor se muestra resuelto en su rol, ya heredado de la primera entrega, y destaca con los nuevos matices que ha conseguido en esta entrega. Eso sí, tampoco logra mantener al personaje durante todo el metraje, y habrá alguna escena en la que se note cierto bajón interpretativo, aunque en los puntos más importantes logra estar a la altura.

Uno de los aciertos de Byrne ha sido el de mantener el cuerpo y las circunstancias que ha dejado mella en su personaje en la primera entrega. Es por ello que encontraremos que la actriz aparece "enchufada" desde los primeros minutos del metraje, lo cual es bastante loable. Si bien no nos encontramos con el papel de su vida, pero aún así se muestra bastante suelta en su papel, aunque su personaje en esta ocasión no desprenda mucha carisma que se diga. Aún así, su trabajo delante de las cámaras es correcto, y ha sabido dejarse sorprender ante las exigencias del guión de una manera creíble, además de darse su tiempo para el análisis de las escenas, por lo que no se muestra anticipada a los acontecimientos.

James Wan en esta ocasión ha dejado un poco de lado el mimo mostrado en 'Expediente Warren: The Conjuring', pero ha procurado ser más efectivo en el metraje, y es por ello que casi desde el minuto uno estemos ya en tensión, sirviéndose en algunos casos de planos en fuera de armonía y girados, y en otros opte por algún travelling interesante, aunque sí hay de una cosa que puede llegar a pecar en alguna ocasión: mostrar de manera demasiado evidente el lugar de donde viene "el susto". Esto no es una constante en todo el metraje, pero sí es cierto que en algunos puntos del filme, casi sepamos lo que va a ocurrir a continuación. Pese a ello, una de las cosas que ha conseguido el director es, pese a mostrar lo evidente, lograr que el espectador se diga a si mismo una de las frases típicas cuando vemos una película de terror: "¡No te acerques ahí!", y pese a esperar más o menos el susto, la tensión está ahí, lo que es todo un logro.

El largometraje gana en profundidad a partir de la mitad del metraje, donde varias líneas de argumento vayan juntándose y separándose, y es ahí, en la pericia de Wan con la cámara, dónde vemos que la película muestra todo su potencial. No pienso destripar nada, obviamente, pero esta segunda entrega logra que, para todo aquel que no haya visto la primera parte no pierda el hilo, y para que la haya visto, ate algunos de los cabos sueltos de manera bastante resuelta. También notaremos que hay un cambio de recursos estilísticos, más al modo de cámara en mano, dónde el ver las cosas de más cerca logra llenar todo con mayor desasosiego, lo cual es un punto a favor, además de saber cuando parar y no saturar con el recurso. Si a ello le sumamos algún punto de humor que contiene el metraje, el resultado es bastante entretenido.

El terror de Wan

Otro de los puntos a ver del filme es la manera de enfocar el terror por parte del cineasta. Es por ello que encontraremos algunos sustos muy sutiles, jugando con los sonidos, la música y los pasos lentos, y otros de ellos sean sustos más oníricos, que pueden parecer en momento algo fuera de contexto, pero que siguen el lenguaje de la primera parte, por lo que aquel que la hay visto, se dará cuenta que algunos recursos se repiten, aunque es perdonable si vemos a esta entrega como una continuación directa. El guión se ha mostrado bastante resuelto en cuanto a las escenas propuestas y la historia en general, pero no cuenta tampoco con unos diálogos muy trabajados, y en ocasiones, es algo excéntrico con algunas de las pautas mostradas, y se echa de menos más profundización en alguno de los personajes.

En definitiva, nos encontramos ante una obra de terror a la que los puristas del género no podrán quejarse, y que si bien no alcanza las cotas de calidad más altas, sí que tiene los momentos de tensión, sustos y terror necesarios para hacernos pasar un mal trago delante de la gran pantalla. Eso sí, no es la mejor obra del director, y su salto para detrás en calidad en comparación con otros trabajos de James Wan puede quebrar un poco el producto final, aunque si se perdona y se ve a esta producción desde la visión de secuela directa, nos encontramos con una cinta que logra atar algunos de los cabos sueltos de su primera entrega y ofrecer un guión más ambicioso y rico, con algunos giros en su trama y algo más que solo fantasmas. En esta ocasión, no serán solo los muertos los que nos harán pasar miedo.

...nunca fueron buenas. Tenemos varios ejemplos de ello, y uno es este. El director nos ha querido explicar parte de su propósito en llevar a cabo la primera parte.

Negativamente "insidious 2" pierde en intensidad respecto a la primera, pues se vuelven a repetir los elementos que hicieron original la primera parte. No se aprecia innovación, sólo un guión quizás un poco más cuidado, pero es de suponer que el espectador que va al cine a pasar miedo, efectivamente para lo que está dirigido esta película, se va con la sensación de no haber sentido más que dos sustos mal contados.

No cumple en su propósito de asustar, ni de dar miedo, ni de angustia, ni de nada. Esta película cae en un vacío.

Es de saber que está rodada claramente con bajo presupuesto, pero eso no quita que la película sea mala, pues la primera insertaba unos efectos de sonido contundentes, giros inesperados, trama original y escenas verdaderamente buenas aún viendo como los fantasmas o los entes estaban disfrazados de carnaval, pero lograba introducirnos en una atmósfera siniestra y con cierta perspicacia para contarnos la historia de aquel niño con viajes astrales.

Esta segunda parte decepciona, no cumple con su objetivo de dar miedo, es más, parece que esta vez se ha cuidado más el guión, y tampoco es que sea de oscar, ni mucho menos, es bastante pobre, pero sobre todo, pierde en la originalidad y la frescura de aquella trama oscura que nos contaba la primera parte.

James Wan por ahora se merece una oportunidad, pues con la primera parte de la pelicula que nos ocupa y la no tan antigua expediente warren, ha sabido transmitir un miedo que todos tenemos desde que somos pequeños, el miedo a lo desconocido.

Insidious 2 es a todas luces un pequeño puzle de miedo. Un rompecabezas de casas encantadas. A James Wan le gusta su trabajo, se le nota. Cada película que dirige se le reconoce más maestría filmando, mas pez en menos agua, dentro de este género de terror sobrenatural que en estos tiempos está ya un poco sobreexplotado.
Diremos que la dificultad del reto de Insidious 2 recaía en el guión, en el hecho de hilar toda la trama que ya se vio en la exitosa primera parte, crear una historia envolvente que atase todos los cabos sueltos y a su vez enganchara de nuevo como si debutase en pantalla. Y la verdad que el triple salto con tirabuzón le ha salido clavado a Wan, porque allí dónde otras películas han caído la suya ha evitado con firmeza el agujero.
Insidious 2, sin revelar nada ni “spoilear” la película, continúa directamente la historia de la primera parte, como si entre una y otra no hubiesen pasado tres largos años. Superar esa barrera e introducir al espectador en la trama de nuevo recordando cómo nos habíamos quedado entonces era otra prueba de fuego (más teniendo encima uno de estos guiones rebuscados) que se pasa con nota medianamente alta. Si bien es cierto que la cinta se puede disfrutar sin haber visto la primera realmente se consigue exprimir todo el jugo a esta segunda parte habiendo sido partícipe de la historia de los Lambert desde el primer momento. Entenderlas como un todo es lo que hace a la saga salir airosa por encima de lo normal, con escenas de la segunda que inciden en la primera y viceversa.
No sé si por ambición, por innovación, por osadía o por otra razón Wan ha querido tocar en esta película unos cuantos elementos del género y mezclarlos en su particular coctelera. Así a lo largo de la narración nos encontramos planos de cámara fijos al más puro estilo “Paranormal Activity”, grabaciones amateurs para aportar realismo (“El Proyecto de la Bruja de Blair” o “REC”)… el resultado, que puede no agradar a todos, resulta satisfactorio para introducir al espectador en la dinámica que realmente requieren esas escenas.
En cuanto a las decepciones nos encontramos con un par de ellas. Hay sustos de todo tipo y de todos los colores, unos más logrados que otros (si, tranquilos algún brinco vais a dar) pero no es el fuerte del metraje, hemos llegado a un punto en el que hemos visto tantas veces esta clase de sobresaltos en otras tantas películas que parece que hemos desarrollado (eso me ocurre a mí) un sexto sentido para intuirlos y ya no causan tanta impresión como antaño. Creo que el camino que para mí marcó Gore Verbinski en 2002 con “The Ring” ya está demasiado recorrido por muchos peregrinos y hay que encontrar fórmulas para regenerar un género como éste para que pueda volver a brillar de nuevo.
Por otro lado alguien debería haberle dicho al director que una película que pretende ser una saga de terror de éxito y continuada, en cierta forma seria, no puede elegir como carta de presentación (tanto al principio, dando el pistoletazo de salida como al final para cerrar el telón) un rótulo con unas letras rojas horribles, tipo circo de los horrores, con una música estruendosa que lo único que consigue es precisamente lo contrario a lo que pretende, dar risa y sacarte de contexto. No sé si se trata de algún tipo de homenaje, pero ha quedado peor que mal.
En resumen, James Wan cierra el círculo (¿?) de la familia Lambert de una manera notable, con un buen trabajo de su reparto de actores y con una cinta (y una saga) que engancha por su guión y no tanto por sus efectos, muy consumible y muy disfrutable en una butaca (si es acolchada, mejor).