Las flores de la guerra

Como ya he comentado en alguna que otra crítica, mi apodo, zymu, es una homenaje al que, para mi, atesora un mayor número de grandes películas entre los directores en activo, Zhang Yimou. De él son obras tan notables y diversas como "La semilla del crisantemo", "La linterna roja", tremendos dramas de época, "Ni uno menos" o "El camino a casa", realismo a flor de piel, o estilizadas películas de acción como "La maldición de la flor dorada", "Hero" o "Las dagas voladoras", pero hay muchas más, y todas ellas se muevan entre lo excepcional y lo más que notable.

De repente Yimou da un pequeño giro, se sumerge en un hecho histórico, bélico, y no muy lejano, y además cuenta como protagonista con una estrella de cine, como es Christian Bale. Pues bien, lamentablemente he de decir, que más allá de la expectación inicial, para mi la película supone una pequeña decepción.

No puedo decir que el film no deje de ser correcto, que la historia carezca de interés, o que la película no esté bien hecha, el problema es que le falla el alma. No terminan de importarme demasiado sus protagonistas, a pesar del duro trance en el que viven, y eso es lo que más allá de su estética y formalismo yo siempre he valorado de este director, la emoción que provoca en el espectador.

La interpretación de Bale no me convence, parece estar en un registro fuera del tono del film, la primera parte no me gusta, hay secuencias que deberían ser memorables y que me causan indiferencia, y a pesar de los múltiples momentos que tiene para hacerlo, en ningún momento llega a emocionarme.

Realmente es una pena, mis expectativas quizás sean siempre con este director demasiado elevadas, y aun aquí le reconozco un oficio, un sentido de la estética y una búsqueda de la emoción,... pero ese sentimiento tan personal en cada uno de nosotros, en esta ocasión no ha traspasado mi piel.

Esta película se ha difundido como "basada en hechos reales", sin embargo sus personajes y las relaciones que entre ellos mantienen no se apegan puntualmente a lo que verdaderamente sucedió. La Masacre de Nankín, iniciada en 1937, lamentablemente existió, dejando un saldo de unos 200.000 civiles y prisioneros de guerra chinos asesinados por el ejército japonés. Están comprobadas las crueldades extremas perpetradas por los japoneses contra chinos de todas las edades, y la violación de mujeres y niñas hasta su muerte durante los asaltos al Colegio Ginling y a la University Middle School. Las violaciones continuaron durante la invasión de Nanking hasta constituirse en una de las mayores violaciones colectivas de la Historia y un horrible ejemplo de su uso como arma de guerra*. También está documentada la reclusión forzada de mujeres en burdeles militares adonde eran sometidas a tratos brutales.
La autora del libro en el que se basa esta película, llamado primero “Las 13 flores de Nanking” y luego “Las flores de la guerra”, manifestó haber tomado el hecho histórico sobre el que desarrolló su narración, del diario de Minnie Vautrin, una misionera norteamericana que ayudó a quienes se refugiaron en el Gilgling College. Según consta en dicho diario, cuando los soldados japoneses le pidieron a Vautrin 100 mujeres para sus soldados, varias prostitutas se ofrecieron a ir para salvar a otras mujeres y nunca se supo mas de ellas. Este registro se aproxima a una versión sobre la existencia de 13 mujeres que entregaron su vida matando a oficiales japoneses en una cena a la que fueron obligadas a participar, y se parece sólo puntualmente a lo relatado en la película. A falta de otras evidencias, se puede afirmar que la relación entre 13 prostitutas, un grupo de niñas huérfanas y un norteamericano que se les une fortuitamente, que constituye el meollo del argumento, no responde a hechos reales. Por consiguiente, es mas apropiado decir que esta película cuenta una historia ficticia que transcurre en el marco de hechos reales. Esto no le quitaría mérito si su director hubiera estado a la altura de sus antecedentes.
La película tiene muy buena fotografía, escenas bien logradas y buenas actuaciones, lástima que en función del desarrollo de un argumento rayano en lo cursi y nada creíble.
No convence el muchachito borrachín e interesado por el dinero, que además de hacer pan es capaz de tener buenas ideas y de llevarlas a cabo, oficiando de mecánico y de peluquero que corta, peina, arma pelucas y caracteriza dándole a las prostitutas el aspecto de niñas inocentes. También tiene una gran sensibilidad y dotes de sicólogo, llegando a evitar el suicidio de las huérfanas y sabiendo manejar las relaciones entre éstas y las prostitutas. El idilio entre el muchachito y la prostituta (obvio que la mas linda el grupo) parece parte de un culebrón, no la obra de quien supo filmar conmovedoras escenas sentimentales en otras películas. El "musical" de las prostitutas al estilo Bolywood es lastimoso.
Vi nueve películas de Zhang Yimo (Sorgo rojo, Ju Dou, Esposas y concubinas o La linterna roja, Qiu Ju, Vivir !, Ni uno menos, El camino a casa, Amor bajo el espino blanco y Regreso a casa). Todas me dejaron un mensaje con respecto a valores como el enaltecimiento de la amistad, del amor romántico, del amor hacia la familia, de la lealtad, de la lucha de la mujer contra las tradiciones opresivas, de la rebeldía de la sociedad ante las injusticias de los regímenes totalitarios, y de la incondicionalidad de los compromisos adquiridos ante la sociedad, pero ésta no me ha dejado nada. Hay quienes elogian Las Flores de la Guerra, porque consideran que contiene un mensaje sobre la sororidad**, que en la trama argumental se construye mediante la convivencia y las experiencias límites que amenazan a dos grupos de mujeres muy diferentes entre sí. No le quito importancia a ese mensaje, pero no mejora la valoración de la película al estar contenido en una realización poco convincente.
Algunos críticos se preguntan a quién quiso parecerse Zhang Yimo. Yo creo que él hizo lo que quiso hacer, pero esperando que no haya tomado un camino irreversible, me pregunto ¿por qué quiso lo que hizo?

*este caso fue uno de los precedentes que determinaron que en 1990 se reconociera internacionalmente a la violación masiva como delito de lesa humanidad
** término definido como la existencia de solidaridad y concordia entre las mujeres, en particular en el campo de las luchas por reivindicaciones de género.

Película con una fantástica fotografía y unos exteriores muy bien logrados.

Película con el conflicto bélico entre chinos y japoneses como tema central y con Christian Bale como protagonistas en el papel de un trabajador de funeraria que va a un monasterio al entierro del cura del lugar y acaba recluido haciéndose pasar por este junto un grupo de niñas que estudian allí y un grupo de jóvenes prostitutas que piden que se les de asilo mientras fuera lo que queda del ejército chino intenta aguantar las acometidas del mucho más numeroso japonés.

La cinta siendo diferente, recuerda irremediablemente a “Ciudad de vida y muerte”, compartiendo conflicto bélico, atrocidades y hasta la misma ciudad. Tiene dos partes bastante diferenciadas con una primera con más acción, con batallas que harán las delicias de los amantes de videojuegos de guerra, los chorros de sangre, las balas que vuelan y el uso de la cámara lenta. En medio de la lucha por la superviviencia y con un intento de escape como posible aunque difícil meta, vemos como van progresando los personajes: el “cura” se va implicando y ayudando a las chicas dejando de un lado su propio bienestar y tirarse el día bebiendo, los dos grupos de chicas poco a poco van intimando y dejando a un lado sus diferencias...

Con escenas duras a la vez que potentes visualmente, sucesos desgarradores y un final redondo y emotivo, estamos ante una cinta notable que seguramente sería una obra si cabe mayor si fuera un poco más regular y se le recortara algo de su metraje.

Hay mucha gente a la que le gusta poner etiquetas al cine. A mí no mucho, la verdad, incluso creo que es muy difícil catalogar las películas en géneros. Simplemente hay películas que me gustan y películas que no me gustan. Pero bueno, siguiendo esa catalogación he de decir que no he sentido demasiada atracción por el cine oriental. Hay películas que me han gustado y otras que no me han gustado, supongo que mis gustos son un poco menos exóticos.
Pero esta es una gran película dramática y bélica, dirigida con una sensibilidad al alcance de muy pocos y con unos alardes técnicos que te dejan boquiabierto (esa escena secuencia cuando los japoneses persiguen a las dos chicas que se escapan). Quizás peque un poco de maniquea, pero en la películas bélicas, es de lo más normal. Y sobre todo después de las barbaridades que las tropas japonesas hicieron en China durante la II Guerra Mundial.
Es imposible no emocionarse con la historia de un funerario vividor que llega a una iglesia en una ciudad de China durante la ocupación japonesa en la que están unas estudiantes y debe a su pesar quedarse cuidándolas. Además, unas prostitutas entrarán también en la Iglesia buscando refugio. Así, surgirán los problemas en la convivencia entre unas y otras, que se resolverán en un desenlace tan emotivo como impactante.
La dignificación de la profesión más antigua del mundo es uno de los puntos más interesantes del film así como el retrato patético de ese padre chino colaboracionista que hace todo lo que está en su mano por su hija, traiciona a su país únicamente por intentar salvar a su hija. Algo realmente muy humano.
El papel principal recae sobre Christian Bale que interpreta otra veza un héroe, pero mucho más terrenal que el que le ha dado la fama. Una interpretación llena de matices únicamente al alcance de un gran actor como es él. El resto del reparto no le va a la zaga y todas las actrices jóvenes están sublimes, llenas de humanidad.