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Blue Jasmine

Drama. Comedia Jasmine, una mujer rica y glamourosa de la alta sociedad neoyorquina, se encuentra de repente sin dinero y sin casa. Decide entonces mudarse a San Francisco a vivir con su hermana Ginger, una mujer de clase trabajadora que vive con su novio en un pequeño apartamento. Jasmine, que atraviesa el momento más crítico de su vida, se dedica a tomar antidepresivos y a recordar su antigua vida en Manhattan. (FILMAFFINITY)
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Críticas 226
Críticas ordenadas por utilidad
28 de diciembre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor que le pueden pasar a un cinéfilo es que Woody Allen retome la senda del drama, bien sea por la vena de su pasión cinematográfica por Ingmar Bergman, bien sea por su fascinación por la dramaturgia de Tennessee Williams. Y pocas veces como con “Blue Jasmine”, homenaje expreso, confeso, medido, trabajado, profundizado y enamorado del cineasta neoyorquino (el más importante en mi vida) a la que es para él la mejor obra de teatro de la historia, “Un tranvía llamado deseo”, de mi dramaturgo favorito (en esto y en tantas otras cosas mi pensamiento camina parejo al de Allen), Tennessee Williams.

El insuperable Woody Allen nos deja un retrato desolador de la soledad, de la caída a los infiernos, de la locura, de la desesperación, del alcoholismo, de la adicción a los medicamentos que nos evitan tener que pensar, de abismo insondable entre clases sociales, del duro aterrizaje en la realidad que la vida siempre nos tiene preparado en el momento más inesperado, de que las cuentas de la felicidad nunca salen… Y todo ello a través de una interpretación para la historia del cine justamente premiada con Oscar para la diosa Cate Blanchett, tocando techo en su carrera en esta cinta como igualmente lo lograra en “Carol” de Todd Haynes.

Porque Cate Blanchett es mucho más que una actriz, es una diosa tocada por la plenitud del Olimpo para la interpretación, pero también es un ser derrochador de clase, elegancia, profesionalidad, belleza, saber hacer, ser y estar. Un ser sobrehumano en suma.

La enésima incursión en el drama desgarrador por parte de Woody Allen (a él siempre lo amaré mucho más por sus dramas que por sus comedias) es la historia de una mujer pija, rica, acostumbrada a vivir en la opulencia y a la que le molestaba hasta su hermana, pobre y con poca formación cultural. Pero ella está casada con un banquero estafador como tantos otros y lo pierde todo, viéndose obligada a trasladarse desde Nueva York a San Francisco cuando su marido se suicida en prisión después de ser condenado y quedar en la más absoluta miseria. Y con ella arrastra una enfermedad mental de la que ya será imposible salir, consecuencia de haber ardido en el infierno de la pobreza su superficialidad consumista y todos sus vínculos afectivos con ella.

Cate Blanchett destripa ante la cámara el abismo de quien lo ha perdido todo y no estaba preparada para perder nada. Solo la locura, el alcohol y los tranquilizantes le quedan como salida a quien ya está desorientada dentro de un laberinto vital irresoluble. Las escenas en las que se asoma cada vez con más insistencia al abismo definitivo se suceden, algunas de ellas gloriosamente inspiradas de forma directa en las propias de la obra teatral homenajeada y otras jugueteando con las situaciones y los posicionamientos del brillante elenco de personajes secundarios en una capacidad como demiurgo omnisciente de Woody Allen genialmente perturbadora para lograr el círculo perfecto de una obra maestra absoluta.

Una portentosa dirección de fotografía de Javier Aguirresarobe baña en tonos cálidos un drama gélido, de forma cruelmente paradójica. Dos líneas temporales que van apoyándose y explicándose la una a la otra para conformar una obra maestra indiscutible del nivel de “Match Point”, “Delitos y faltas”, “Wonder Wheel” o “El sueño de Cassandra”.

Una película para la historia nihilista, censuradora de la diferencia de clases, certeramente misántropa, descarnada, desesperanzada, sin compasión alguna hacia el espectador, sin un atisbo de esperanza ante una tragedia arrasadora que hace resultar ridícula a su víctima, o quizás simplemente sujeto de compasión, sin olvidar contarnos que los ricos siempre logran serlo estafando y robando a los pobres incautos. O sea, el mejor Woody Allen, que es como hablar de lo mejor del cine. Seguro que Tennessee Williams sonreiría socarronamente (como tan bien sabía hacer) satisfecho del nivel estratosférico del homenaje que le/nos regala Woody Allen en “Blue Jasmine”.
Sergio Berbel
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19 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dubitativo he encontrado al gran hombre, casi tanto como lo he estado yo mismo a la hora de calificar con un cinco o un seis esta última película. Me he inclinado por este aprobado largo porque tiendo a pensar que soy yo el que no ha entendido, en esta ocasión, al maestro que tan bien suele explicarse.
Pero como estoy obligado a hablar de lo que he visto y sentido, diré que el guión me parece que encaja haciendo uso del calzador e incluso, a veces, echando manos del martillo y el formón. Forzado, muy forzado el, otrora, fluido verbo del neoyorquino y desconocido en el manejo de las situaciones difíciles.

Yo no dudo de la sana intencionalidad de Woody Allen a la hora de mostrarnos su amarga valoración de algunos estratos de la sociedad, que por lo que se ve podía darse por aludida completamente. En esta comedia dramática (casi negra en ocasiones), el mago falla en lo que siempre ha acertado: el oficio y la pericia, para hacernos más digerible y rítmica la historia.

No obstante, el que a mí me rechine no quiere decir que la considere despreciable, es más, algunos retratos están muy conseguidos y la imagen del triste glamour sudoroso de Jasmine es inolvidable.....; pero no puedo estar de acuerdo con quienes incluso la colocan por encima de Match Point, porque estoy convencido de que el propio Woody sabe que debía haber limado algunas incómodas aristas; a menos que en su ideario sobre la perversidad y las clases sociales, todos seamos objetos de desecho.
Dicho esto, me alegro de que esté gustando en general porque yo deseo lo mejor para uno de los referentes de este invento maravilloso, para uno de los que más acciones ha aportado en la dignificación del CINE.
Sinhué
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1 de diciembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen muestra en una entrevista del 2011 el cajón donde guarda cientos de papeles con ideas para nuevos guiones. Este artesanal método es la base para escribir y dirigir una película al año de manera ininterrumpida en las últimas cuatro décadas. El resultado de tanta regularidad es más bien irregular en los últimos años. Pero si de vez en cuando aparecen joyas como “Blue Jasmine”, podemos concluir que tarde o temprano el método ofrece siempre buenos resultados.

Y si para contar esa historia se consigue a la mejor actriz de los últimos tiempos, el éxito está asegurado. Cate Blanchet hace una interpretación de Oscar en el papel de la arruinada Jasmine, una mujer de alta sociedad que lo tenía todo en Manhattan gracias a su estafador marido (Alec Baldwin en su caracterización habitual inspirado esta vez en Bernard Madoff). Una vez que se destapa el fraude pasa a quedarse sin dinero ni propiedades y tiene que irse a vivir a un suburbio de San Francisco con su hermana Ginger (una correcta Sally Hawkins).

Las escenas se intercalan entre la nueva y desconcertada vida de Jasmine en San Francisco, regada de vodka y Xanax, y su glamoroso pasado neoyorquino que sirve para explicar las sensaciones y contradicciones de la protagonista. Los diversos registros de Blanchet se benefician de varios primeros planos y los diálogos esta vez no son chispeantes en risas pero sí en componentes dramáticos. Sin develar nada, sólo anotar que la escena final me dejó congelado.

Del resto, típica película de Allen desde los créditos iniciales hasta la excelente banda sonora repleta de Jazz donde sobresale el clásico Blue Moon. Excelentes localizaciones registradas por la fotografía del vasco Javier Aguirresarobe y un diseño de producción que destila sobriedad, elegancia y buen gusto. Hora y cuarenta minutos para disfrutar del mejor Woody Allen en su faceta no humorística. Espero que su cajón de ideas nunca se quede vacío.

http://kikemorey.wordpress.com/category/cine/
kikemorey
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3 de diciembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jasmine, ¡pobre!, ha perdido toda su fortuna y ha tenido que irse a San Francisco, donde ha sido acogida por su humilde hermana. De entre estas dos hermanas adoptadas los genes buenos está claro que los tiene Jasmine, a la que su infiel marido trataba a cuerpo de reina y le ponía delante papeles que ella firmaba sin molestarse en leer. Ese marido que decía que tanto la quería es detenido por fraude fiscal y no sé cuántas cosas más, y la Dama de Nueva York se ve obligada a tener que vivir con lo puesto en un barrio obrero de una ciudad sin el glamour de la Gran Manzana.

Woody Allen deja al fin de rodar guías turísticas por Europa y regresa a lo que mejor sabe hacer, que no es otra cosa que contarnos historias repletas de personajes neuróticos y algo desequilibrados. El contraste entre el lujo de la vida anterior de Jasmine (una INMENSA Cate Blanchett) y su nueva situación en casa de su hermana, teniendo que soportar al macarra del novio de ésta, a sus hijos y a su jefe en un trabajo que no sabe hacer nos muestran a una persona totalmente desquiciada.

El nivel interpretativo de la cinta es brutal. Como he comentado sobresale Cate Blanchett pero no desmerecen para nada ni Bobby Cannavale ni Sally Hawkins, por poner dos ejemplos.

En Blue Jasmine no dejan de aparecer pinceladas cómicas y unos diálogos ingeniosos marca de la casa pero en este caso la balanza cae claramente del lado del drama. Muy por encima de la media de las últimas películas del director, nos devuelve a un Woody en plena forma a sus 78 años. ¿Cuántas grandes obras como ésta le quedan aún por hacer? Esperemos que muchas.

Por cierto, como apunte friki, fijaros bien en el actor que interpreta al ex-marido de Ginger, la hermana de Jasmine. Puede que os pase como a mí, que os tiréis media película pensando “¿Dónde he visto yo a este actor antes?”. Ya os digo que os va a sonar y mucho pero claro, protagonizó una película en 1990, una de culto para los que andamos ahora cerca de los 40. Lo confieso, yo ni sabía si seguía siendo actor o si seguía vivo siquiera…
McYebra
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6 de diciembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas de reciente factura podrán jactarse de haber sido concebidas y ejecutadas para el lucimiento del actor o actriz que las protagoniza. De principio a fin pareciera que el viejo Woody decide simplemente los mandos a una Blanchett incomensurable y capaz de lucir toda su capacidad interpretativa. Obviamente, ante semejante monólogo y esparcimiento del actor y no del director, el espectador puede terminar con una sensación de extenuación e incluso incomprensión o aburrimiento. Tan simple como entender que no a todos les tiene que gustar la "pobre" Jasmine. Se deja querer pero no todos queremos por igual. Quizás sea una apuesta demasiado arriesgada para que todos la puedan disfrutar pero lo que es innegable es que si el año pasado Lawrence se llevó un Oscar por un papel mucho más simple y soso, este año si Cate no se lleva el suyo será por que Lawrences es la hija secreta del jefe del jurado o la hija blanca de Obama. Desde la gran Meryle Streep jamás había visto una actriz lucir tanto en pantalla y dando tanta vida a un personaje complejo, profundo y a la vez descerebrado y patético. Me rindo ante la evidencia.

En cuanto a Woody Allen. Estoy un poco cansado de que la gente, cada vez que saca una película (va a película por año por cierto) diga que es la mejor película que hace desde Machtpoint. Obviamente el listón de Machpoint es muy alto, pero no pretendamos que se vuelva a repetir y, menos aún, cuando Woody parece tener cierta "facilidad" para hacer guiones e historias cada vez con menos chispa y, lo que es más peligroso, con menos humor o cinismo del acostumbrado. Un claro ejemplo fue su fiasco paseo por Roma intentando emular un correcto paseo por París. Le pido, le ruego que, se tome uno o dos años sabáticos. Que descanse, se refresque y vuelva con ideas nuevas y originales y no intente hacer películas de todas las escenas que se le ocurren, no vaya a ser que acabe por estropear el caldo maravilloso que nos ha proporcionado a todos durante estos años.

Nada más que decir. Película al servicio de una de las mejores actrices del momento y con altibajos de calidad y eficacia en las sucesivas escenas y desarrollo de la historia.
g1Nebras
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