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Lloviendo piedras

Drama Bob (Bruce Jones), trabajador en paro, vive con su mujer Anne (Julie Brown) y su hija Coleen (Gemma Phoenix) en un barrio pobre del norte de Inglaterra. Aunque su situación económica es muy precaria, fiel a las tradiciones católicas, hará lo que sea necesario para que su hija lleve un bonito vestido el día de su Primera Comunión. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
9 de octubre de 2009
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los años 80 Loach fue censurado y vetado en su propio país por decir verdades que no querían ser escuchadas. El problema fue que con Margaret Thatcher en el poder crece el paro y los recortes en las artes y Loach no se calla la boca y lo denuncia en el documental "A Question of Leadership". Esto le hace ganar muchas enemistades y problemas con la financiación de sus proyectos.

Pero en los años 90, cuando La Dama de Hierro deja el poder, la suerte de Loach cambia y se vuelca en un cine realista basado en el mal social ("social evil"). Pero no lo hace gritando con el puño cerrado en alto, ya está mayor para esas cosas; sino que deja traslucir la crítica social detrás de un estilo de cine jamás visto hasta entonces.

Y es que Loach es el precursor del "Free Cinema", en el que los actores no tienen el guión hasta minutos antes de rodar la escena, ni tan siquiera saben lo que les depara la historia. Y Loach los lanza a rodar con todo el equipo preparado (a veces usando 2 cámaras para no perder nada). Les da ciertas indicaciones para rodar la escena pero les deja también libertad para actuar con su propio criterio. Así capta la espontaneidad de la improvisación. Además nunca busca actores famosos sino actores que hayan pasado por experiencias similares.

La película se rueda en orden cronológico para que los actores no sepan que les depara la historia (en contra de todo criterio de producción). No hay ensayos, así que los técnicos de luz y sonido deben de estar atentos a cualquier improvisto. Todo ello enfocado a conseguir la improvisación que tanto le obsesiona a Loach.

Las historias son sencillas. Un padre que va a hacer todo y más de lo que le sea posible para conseguir un traje de comunión a su hija. Y ya está, esa es toda la historia y te la cuenta de la manera más sencilla y natural que pueda existir. Pero lo importante es lo que deja entrever, a veces en clave de humor como el robo de una oveja vieja (increíble comienzo de la película) o en tono muy serio como la última conversación con el sacerdote (donde no quiere hacerte ver la actuación de la Iglesia como tal, sino del sacerdote como individuo). Te va desgranando toda la sociedad y sus problemas sin que te des cuenta. No es tanto el orgullo del padre, sino sus ganas de ser "normal", al menos para con su hija, por la que está dispuesto hasta jugarse el cuello. No sólo es ese traje de comunión, sino todo lo que vale y hay que luchar (no sé si contra la sociedad o EN esa sociedad) para que tu propia hija lo lleve puesto. Es ese realismo social, espontáneo e improvisado que sólo un genial director como Loach consigue.

Por último romper una lanza a favor de Loach. No quiere hacerse el intelectual liberado proclamando un manifiesto con normas (o mandamientos), como el Dogma 95, para despojar al cine de lo "artificial" y conseguir la autenticidad del instante. Loach lo hace (y qué bien que lo hace) pero sin tener porque ser en 35 mm con ese tembleque de cámara en mano.
Santi_Burgos
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14 de abril de 2009
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ken Loach, director de cine inglés nacido en plenas 'Midlands' se ha ganado, a lo largo de su carrera, una bien merecida fama de cineasta maniqueo, parcial, completamente subjetivo, y algo mentiroso. Suele hacer un cine muy "de buenos y malos", lo que hace que muchas de sus obras caigan entre el aprobado raspado y el ridiculo propagandistico.
En Raining Stones (Lloviendo Piedras) recuperamos al mejor Ken Loach. Al hombre que ilusionó a finales de los 60 con una historia de amor entre un niño y un pájaro (Kes) y que luego se fue diluyendo. Y lo recuperamos con una historia tierna, que mezcla los mejores ingredientes del cine de siempre de Loach - un realismo brutal, pocas virguerias cinematográficas - pero quitando sus peores desventajas, comentadas más arriba.
Sorprendentemente, en esta pelicula el cristiano no es malo por definicion - de hecho, ser comunista y cristiano no es incompatible, segun Loach - sino que los personajes cristianos que conocemos son, en general, buenos y generosos. Un padre dará lo que sea para que su hija tenga una primera comunion como Dios manda: con un vestido precioso, zapatos... cueste lo que cueste. Y aqui Ken Loach sabe hacernos llorar cuando hay que llorar, sufrir cuando tenemos que sufrir, pero tambien sonreir en los momentos justos.

Por qué esta pelicula es imprescindible en la carrera de Ken Loach:
- Huye de los maniqueismos y las mentiras - o exageraciones - que nos fastidiaron varias peliculas de Loach.
- Es una historia tierna, creible en todo momento y muy facil de ver.
- El final podrá ser más o menos predecible, pero no defraudará.
- Los actores, novatos, amateurs o con poca experiencia en su mayoria, dan el toque 'de la calle' a la pelicula, sin desmerecer en ningun momento.

Qué echarás de menos en esta obra:
- En casi todas las peliculas de Loach echo en falta que el director me muestre que está ahi. Raining Stones (Lloviendo Piedras) es otra pelicula que casi tiene aires de documental, quizás excesivamente lineal. Es el unico pero que puedo encontrar a esta pelicula solida, que no enamora, pero gusta. Loach consigue recuperarse de todos sus grandes fallos, y se agradece
Durruti
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1 de octubre de 2007
25 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada debo decir que el cine de Ken Loach no me interesa demasiado. La mayor parte de las películas que he visto suyas están más cerca de la trinchera política -y por tanto de la ausencia total de objetividad- que de la honestidad que bajo la nomenclatura de realismo social británico dice representar. Ser honesto no es decir lo que uno cree, sino contar las cosas con rigor, incluso aunque no nos gusten.

Por eso “Lloviendo piedras” es a mi juicio una de sus mejores películas. No es maniquea y las situaciones son más complejas que la sempiterna lucha de clases.

Se agradece que el sacerdote que aparece no sea un cabrón redomado, que ahora es el único modelo que parece existir. Se agradece también que el protagonista pueda ser comunista y a la vez católico y que cierta transcendencia ocupe su vida. Igualmente se agradece que la patronal no sea la única culpable de la situación de nuestro desventurado desempleado, sino todos nosotros, el vecino de enfrente, el de más allá o el propio sindicato al que pertenece.

Y es que además la historia es entretenida, tiene sentido del humor –hace reír- y drama –emociona sin sentimentalismos baratos- con dosis justas, para que no parezca ni una comedieta ni un dramón.

Desgraciadamente poco le duró a Ken Loach esta idea de hacer cine complejo donde las categorías ideológicas y sociales no están claras, y cogió la hoz y el martillo para repartir estopa en cuanto pudo a los supuestos enemigos tradicionales.

Muy recomendable para todos aquellos que quieran iniciarse en el cine de autor y tengan serias dudas.
vircenguetorix
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30 de septiembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena que este tipo de cine que debería ser de primera necesidad, sea tan poco frecuentado por los espectadores españoles. Este director ha demostrado sobradamente cual era su intención al hacer películas y nos ha parecido honesta, con la suficiente profundidad y la originalidad y maestría más que suficientes para dejar su estupendo legado en la historia del cine.
En "Lloviendo piedras" se confronta, analiza y pone en tela de juicio la confluencia entre la ideología, la clase social y las creencias. Así, ese obrero inglés en paro que subsiste como puede porque tiene la obligación de alimentar a su familia, al mismo tiempo tiene otra obligación impuesta por su credo: la celebración de la comunión de su hija. Sin medios económicos para afrontar siquiera el día a día, asistimos a la desesperación de este hombre por conseguir el dinero suficiente para dicha celebración. El resultado es un profundo análisis de la sociedad de nuestros días y un motivo para pensar hasta qué punto las creencias persisten aún en las situaciones económicas más duras. El obrero es finalmente una víctima del sistema social y del sistema de creencias, sin que pueda escapar al destino cruel por el que su vida transcurre.
Perséfone
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15 de febrero de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película que veo de este director (la primera fue "Agenda oculta). Me ha impresionado gratamente, sobre todo en el aspecto de drama social tratando la cruda realidad de los parados.
Nos narra las desventuras de un trabajador sin empleo fijo, que malvive a base de hacer chapuzas y pequeños robos. Su mujer y el sobreviven con la idea de proporcionarle un traje nuevo a su hija para la primera comunión.
Esta protagonizada por unos actores poco conocidos para el gran publico, pero que cumplen muy correctamente.
La cinta mezcla comedia y drama, no a partes iguales, pues lo segundo supera a lo primero en abundancia. Hay mucho drama en está dura historia, con momentos que te parten el corazón por su terrible crudeza.
Un trabajo estimable, digno de verse, aunque las sensaciones que de deje sean un tanto agridulces.
Walter Neff
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