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Un rey para cuatro reinas

Western El aventurero Dan Kehoe (Gable) llega a un rancho dirigido por una viuda y sus cuatro nueras con la esperanza de encontrar un tesoro formado por lingotes de oro. El codiciado botín, fruto del atraco a un banco, fue enterrado en aquel lugar por los cuatro hijos de la viuda, de los que sólo queda uno vivo, pero no se sabe cuál ni cuándo regresará. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
27 de octubre de 2006
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realización de Raoul Walsh, basada en un argumento de Margaret Fitts. Se rodó en cinemascope en la localidad de St. George (Utah), con un presupuesto de serie B. Fue la segunda colaboración entre Walsh y Gable, situada entre "Los implacables " (1955) y "La esclava libre" (1957). El productor fue David Hempstead y se estrenó el 21-XII-1956 (EEUU).

La acción tiene lugar en el rancho Wagon Mound, perdido en el desierto próximo a Tucson (Arizona), a lo largo de unas semanas, en torno a 1880. Narra la historia de Dan Kehoe (Clark Gable), aventurero y bribón, de mediana edad, soltero y sin fortuna. Fortuitamente tiene noticias de que en Wagon Mound la madre y las viudas de los cuatro hermanos McDade ocultan un botín de 100.000 dólares, fruto del atraco anterior a su muerte, hace 2 años, en un enfrentamiento a tiros.

La película reúne elementos de comedia, romance, misterio y suspense en un western atípico, sazonado de humor, erotismo y buena música. El misterio se basa en el lugar ignoto donde se oculta el botín, la posible supervivencia de uno de los hermanos McDade, la incertidumbre sobre quiénes conocen el lugar del botín, el aislamiento de Wagon Mound. El suspense viene servido por el autoritarismo de Ma McDade (Jo Van Fleet), su agresividad contra Keohe, sus contactos con el sheriff de Tucson, el trato desconsiderado (con agresiones físicas e intimidaciones) que da a las cuatro viudas y los secretos que oculta. La comedia se apoya en las pesquisas de Kehoe cerca de las cuatro viudas, a las que individualmente embelesa con su atractivo, sus dotes de seducción y su habilidad para la música, el canto y el baile. El erotismo se presenta de modo sutil, en escenas a penas esbozadas, en las que las chicas tratan de ir más allá de los halagos verbales. Es destacable la escena del baño estático de Kehoe en una laguna, que mueve a una chica a desnudarse para ir junto a él, acción abortada por el disparo de otra chica. La película enfrenta violencia, despotismo y uso de armas de fuego, con inteligencia, astucia y habilidad, incluso cuando éstas son usadas con cinismo y manifiesta amoralidad. Desmitifica el valor del éxito ("En ocasiones ganar pude ser muy aburrido"). Aboga por la igualdad de la mujer.

La música aporta una secuencia inicial y una de cierre magníficas, briosas y solemnes. Añade 3 canciones espléndidas: "Square Dance" (acordeón y guitarra), "Rosebud" y "Farewell". La fotografía es austera y eficaz, con escenas espectaculares como el descenso de Kehoe a caballo desde lo alto de una cima hasta el valle en un plano inclinado arenoso de gran pendiente. El guión cuenta una historia sencilla, ingeniosa y entretenida. La interpretación de Gable se enmarca en las del último tramo de su vida, cuando asumió papeles de menor brillo que los de sus años de esplendor (1938/42). La dirección realiza una obra menor, a la que dota de humor, gracia y fuerza.

Película de notable solidez narrativa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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30 de marzo de 2014
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandísima película llena de vigor, ingenio y, por qué no decirlo, de cachondeo. Claro, es de ese fenómeno llamado Raoul Walsh que tiene peliculones a paladas porque destila talento por los cuatro costados. Vamos, en un pim, pam, pum, te hacía una obra maestra con cuatro decorados. Mas o menos lo que hace aquí. En una casa medio derruida y con paisajes de tercera nos cuenta una historia sorprendente y divertida, con unos diálogos brillantísimos y unos personajes de encendidas pasiones amorosas y crematísticas. No sobra nadie en la destartalada granja. Las cinco mujeres saben bien lo que quieren y van a luchar por sus respectivas causas con uñas y dientes. En cuanto llegue el Rey (era el apodo de Gable en Hollywood), con mejores o peores maneras, se tirarán a su yugular con el firme propósito de satisfacer sus deseos y esperanzas. Pero el Rey se las sabe todas y reparte el juego casi mejor que Xavi e Iniesta; ahora la llevo a la derecha. luego a la izquierda, hago una finta aquí, otra allá... De esta forma tiene a las mujeres hipnotizadas, mareadas, aturdidas. Aunque también se encuentran admiradas e incluso enamoradas del juego del galán. No cuenta, empero, el elegante distribuidor de juego, que una de ellas posee el espíritu de Messi y que, cuando quiera y como ella quiera, se la puede colar al Rey por debajo de las piernas. Donde las dan las toman.
Clark Gable y Jo Van Fleet se llevan la matrícula de honor por sus interpretaciones, y sobresaliente para las cuatro jóvenes nueras lideradas por la enigmática y elegante Eleanor Parker.
el chulucu
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8 de diciembre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de las estériles discusiones a propósito de si Raoul Walsh fue o no un autor de acuerdo con las etiquetas de los críticos de cine, resulta incuestionable que sí fue un gran cineasta. Sin necesidad de acudir a ninguna escuela, que tanto se prodigan hoy. A lo largo de su longeva filmografía se resume la historia de lo que se denominó: “cine clásico”. Su estilo personifica admirablemente el hálito vigoroso del pionero. El cine del Oeste, constituye el núcleo duro y principal de sus películas. Un territorio fascinante y agreste donde encontraremos las películas más definitorias de lo que podríamos llamar, arte walshiano.

Durante los años 50 realizó unos cuantos de esos westerns, entre ellos se encuentra “Un rey para cuatro reinas”, seguramente no es de los mejores, pero mantiene un cierto nivel artístico. Llama poderosamente la atención cómo el cineasta utilizó la pantalla ancha como un lienzo, a fin de “pintar” imágenes que combinan la poética fisicidad de las fotografías de Edward S. Curtis, el sentido del movimiento, del dramatismo, de los cuadros de Charles M. Russell o de la épica de Frederic Remington. No obstante, tales cualidades pueden percibirse en un western tan claustrofóbico como éste que nos ocupa, gracias al Cinemascope y el Tecnicolor del operador Lucien Ballard.

Clark Gable y Eleanor Parker protagonizan este western en clave de comedia, cuyas formas de comicidad visual y conceptual oscilan entre el gag ingenioso y una curiosa interpretación del absurdo, una conjunción de acción e intriga, aderezada con generosas dosis de un erotismo soterrado. El argumento, presenta a un fugitivo, Gable, que se refugia en un pueblo fantasma del desierto habitado por cuatro jóvenes viudas y por la suegra de éstas, una estupenda Jo Van Fleet, una mujer de fuerte carácter, una vez más en un papel de edad superior a su edad real, como ocurría en la anterior “Al este del edén” de Elia Kazan. Gable es el gallo que revolotea con las gallinas de este tentador harén…, además de intentar encontrar el oro que hay escondido en las cercanías. Su fluidez narrativa, su excepcional fotografía, la fisicidad del paisaje y la música de Alex North, dan al film un gran lustre y atractivo.
Antonio Morales
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4 de marzo de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasas un rato entretenido visionando este western sin grandes pretensiones pero con el oficio y el empaque de un maestro, tiene algunas escenas muy buenas con un inicio más que prometedor, el final sin embargo adolece de garra, ya que lo que podría ser un giro muy interesante se queda solo en intento. En medio bastantes pasajes desperdiciados y alguno excelente como cuando “la vieja” habla al forastero de sus hijos, de lo que ella esperaba, de lo que había conseguido, y como a pesar de no caminar por la senda adecuada, no tenía otra alternativa que ponerse de su parte, esos momentos son de gran cine, pero son tan escasos.
El maestro es lógicamente Raoul Walsh y afortunadamente nos dejó unas cuantas películas mejores que esta, aquí se limita simplemente a cumplir, al menos no se alarga en demasía, como repito a menudo, no solo lo bueno es bueno por ser breve, también lo mediocre es más digerible si es mesurado.
El trío protagonista es lo mejor del film, la madre una roca por fuera pero vulnerable y agotada, estupenda Jo Van Fleet, la nuera lista, bella y elegante como siempre Eleanor Parker, y el forastero hábil y decidido, ese canalla que sabes que lo es y que sin embargo te conquista, papeles que parecen hechos a la medida del magnético Gable, aquí ya más bien madurito, pero haciendo a la perfección de gallo que alborota el gallinero, eso sí, de unas gallinas atrapadas, entre el tedio y la ambición. El resultado no es espectacular pero se deja ver con agrado.
picais
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4 de abril de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra menor de Raoul Walsh, que sin contar con un gran presupuesto o pretensiones realiza un wéstern sencillo y muy estimable. Dan Kehoe (Clark Gable) es un viajero y bribón que descubre por accidente una historia en la que en un desierto cercano a Tucson, Arizona, hay un lugar en el que cuatro hermanos forajidos escondieron un botín de oro, tras un tiroteo, y tres de ellos murieron.

Uno pudo huir y desde entonces su madre, su mujer y las viudas de sus hermanos esperan su regreso. Desconocen cuál de ellos sobrevivió. Y custodian el lugar exacto en el que se encuentra el botín mientras los rumores atraen a todo tipo de gente.

Kehoe es uno de esos hombres, oportunista, astuto y seguro de si mismo. Las situaciones se resuelven mediante engaños, astucia, y un cierto código de honor entre ladrones, siendo los diálogos uno de los puntos fuertes del film.
Curiosamente no es tan materialista como podría parecer, y pese a su cinismo en varios momentos, ve las cosas como un juego, en el que lo más importante es seguir jugando.

Encuentra su réplica en Eleanor Parker, tan lista, cínica y astuta como el, que junto a Jo Van Fleet componen las mejores interpretaciones en una obra breve y sencilla que es muy agradecida de ver.
mi_mo_ca
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