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Mil ojos tiene la noche

Cine negro. Drama. Fantástico La película arranca con el intento de suicidio de una rica heredera. En flash-back vemos cómo alguien que trabaja en un teatro y que posee la asombrosa facultad de adivinar el futuro, se siente cada vez más angustiado porque no puede impedir que se cumplan sus peores premoniciones. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
16 de mayo de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olvidaros de encontrar explicación a todo lo que es inexplicable alguna vez en esta vida. Muchas personas han tenido experiencias que huyen de lo usual o normal, incluso seguro que en nuestra vida hemos encontrado situaciones a las que no hemos podido buscar una solución hábil cerca de toda duda.

Esto es lo que podemos encontrar en 'Mil ojos tiene la noche'. Una película extraña, diferente, con un arranque que produce la misma incertidumbre que sostiene la cinta durante todo su metraje. A través de los recuerdos del protagonista vamos conociendo una historia, la cual se puede definir perfectamente como una montaña rusa. El personaje al que interpreta Edward G. Robinson esta vez, es la muestra de que todo lo bueno que se tiene, se puede venir abajo en cualquier momento. El caso es que en la película, no hay razón por la cual conozcamos un motivo coherente por todo lo que le ocurre al protagonista. Inverosímil o no, John Farrow, el director, nos somete a una hora y veinte minutos con la mosca detrás de la oreja.

Llegados al punto final, puede gustar o decepcionar. Es una cinta que funciona mejor si la vemos asemejada mayormente hacía el género fantástico. Los elementos de Cine Negro por supuesto que se aprecian, y por supuesto tampoco hablamos de una obra memorable. La trama no busca tener demasiadas pretensiones, lo que la hace disfrutable es su habilidad para mantener al espectador pendiente de cada secuencia y expectante con lo que viene a continuación seguido de cada acción. Si os apasiona el mundo de lo paranormal, esta es una cita recomendable.
MigueL
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28 de junio de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mil ojos tiene la noche de John Farrow (director con otros títulos interesantes del género como Donde habita el peligro o El reloj asesino, entre otros) constituye una película muy extraña y rara para la época en que fue rodada con elementos de parapsicología, telepatía, clarividencia e hipnotismo a través de un adivino-mentalista que siente premoniciones de lo que ocurrirá en el futuro, la mayoría de los casos, desgracias y catástrofes.

Como punto de partida es una propuesta inusual y prometedera pero, la resolución es poco afortunada en su última parte por unos diálogos forzados y una puesta en escena tan teatral. Sin duda, va de más a menos con la entrada de la investigación policial y pierde mucha fuerza en su desenlace. A su favor una atmósfera cargada de pesimismo y como mayor inconveniente, el uso de la voz en off resulta repetitiva en los diferentes flashbacks.

Edward G. Robinson en sus mejores años como un personaje atormentado y atrapado por el destino en la línea de La mujer del cuadro de Lang. Gail Russell (inolvidable en Moonrise) tiene una presencia magnética y radiante aunque en un papel menor y sin apenas evolución dramática.

Esta película queda como una grata curiosidad por una temática que oscila entre el cine negro y el fantástico, a pesar de sus deficiencias de guión.
Antonio
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4 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una jugosa y muy atractiva cinta que mezcla el cine negro con fantasía paranormal a cargo de un director, no muy conocido, John Farrow, que en esta ocasión adapta una obra de Cornell Woolrich, un prolífico autor de novelas negras, el cual, sin ser tan conocido como Dashiell Hammett o Raymond Chandler, ha proporcionado al cine un auténtico arsenal de material del cual han surgido verdaderos peliculones. Es el caso de " La ventana indiscreta", " La dama desconocida", " Mentira latente" y muchísimas más.
Con un as de la interpretación en el papel protagonista, Edward G. Robinson que verdaderamente se come a bocados a todos ( si es que no hacía falta nadie más), en el que vuelve a encarnar, no al gángster ni al tipo peligroso que todos recordamos en sus primeros años, sino al personaje atormentado y desesperado que nadie ha podido igualar, Farrow nos presenta una intriga policial con personajes ambiguos con la suficiente profesionalidad como para mantenernos pegados al sillón hasta su desenlace final.
Con un buen uso del flash back, iremos conociendo la historia de un vidente del tres al cuarto, que descubre en sí mismo, que posee cierta capacidad para predecir el futuro. Ésto, lo vivirá como una maldición ya que se verá impotente para controlar un destino que conoce de antemano.
Farrow juega bien sus cartas, sabiendo dotar al film de atmósfera fantástica y misteriosa, al tiempo que luego, la cinta se va decantando a la investigación policial. El resultado es una muy satisfactoria cinta ( spoiler) que deja buen sabor de boca y que se disfruta de principio a fin.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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23 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film extraño que a pesar de estar basado en una novela de Cornell Woolrich , autor famoso con adaptaciones al cine de gran calidad como "Rear Window" (La Ventana Indiscreta) , "La Novia vestía de negro" , y otras muchas más, no es propiamente un film de lo que ha convenido en llamarse "cine negro".
John Farrow realiza un film sorprendente porque dentro de una filmografía estimable éste puede considerarse una joya escondida de esas que de vez en cuando encuentras, cuando ya ha visto casi todas las que la historia del cine considera como grandes e importantes y otras muchas que a lo largo de los años has descubierto.
Cinematográficamente tiene un comienzo impactante. La primera escena, un largo plano en una estación, en la que la cámara sigue a John Lund entre el vapor de los trenes es espectacular. Las siguientes hasta impedir el suicidio de Gail Russell crean un ambiente que te predispone a ver una obra interesante. Toda la narrativa, basada en el tema de la "precognición" arrastra, mas allá de la predisposición a temas paranormales, y atrapa el interés. Una narración perfecta, con flash backs para contar la historia y un desenlace que no desmerece de lo realizado hasta ese momento. Una interpretación magnífica, como siempre, de Edward G. Robinson, soporta el relato y ciertas notas cómicas a cargo de William Demarest que apoyan la incredulidad de los personajes ante el tema de la precognición.
Mención aparte quiero señalar que por ciertas circunstancias he recuperado estos días el libro de J.W. Dunne "Un Experimento con el Tiempo", libro que admiraba J.L. Borges y que a principios del siglo XX influyó a autores como Henry James y a J.B.Priestley en sus obras teatrales sobre el tiempo, así como en su libro "El Hombre y el Tiempo". Estoy seguro, por pistas dentro del film, aunque no he encontrado evidencias ni comentarios, que Cornell Woolrich se basó en la obra de Dunne para escribir su novela del mismo título , publicada en 1945.
La obra de Dunne (1875-1949), ingeniero y con un espíritu científico fué controvertida ya que él no se consideraba dentro de los escritores afines a los temas parapsicológicos ni espiritistas tan en boga en la época. Olvidada después, fue publicada gracias a Borges en su biblioteca personal. Posteriormente Einstein y la Física Cuántica han actualizado el tema. Hoy hay opiniones de la neurociencia que consideran la posibilidad de la "precognición" y ya no la toman como un tema de ocultismo.
Es un tema de por si muy interesante y que está detrás de la anécdota de este film.
rocamadur01
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15 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mezcla de cine negro y fantástico. Las facultades telequinésicas estaban de moda en los cuarenta, siempre lo han estado, y explotar esa vía es interesante como recurso cinematográfico. En este caso es un mago de feria quien, después de años de embustes y mentiras, realmente comienza a tener premoniciones que se cumplen, indicios de que algo va a ocurrir, generalmente de naturaleza truculenta. Aunque también adivina números de la lotería o para hacer negocios en bolsa.
Los augurios en vez de ser una especie de bendición se convierten en una condena. Sabe lo que va a pasar pero no puede hacer nada.
Interesante Edward G. Robinson sobre el que pivota toda la cinta.
Un metraje civilizado, un resultado imprevisible y una música de fondo machacona completan los elementos del teatro.
Atrás queda una historia de amor y otras cosas.
Un resultado interesante, no del todo redondo, pero ciertamente entretenido.
ÁAD
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