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La carta final

Romance. Drama Helen Hanff, una combativa escritora neoyorquina, envía una carta a una pequeña librería de Londres pidiendo varios clásicos de la literatura inglesa difíciles de encontrar. Frank Doel, el reservado librero inglés, contesta a su petición. Comienza así una conmovedora correspondencia entre dos continentes, que durará durante veinte años. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
5 de septiembre de 2009
79 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te escribo para agradecerte encarecidamente la recomendación de esta película. Como bien sabes, lo único que distingue a un bibliófilo de un mero lector es que huele y acaricia los libros antes de leerlos: porque un lector conoce que los libros contienen una historia, pero un bibliófilo sabe el secreto: que los libros son criaturas vivas.

Esta escritora pragmática y soñadora, excéntrica y sensata, brusca y cariñosa, sincera y fabuladora es un poco la imagen de mí misma que me gustaría forjarme en cuanto alcanzase la madurez.. Pero la veo solitaria. Cuando empieza a cartearse con el librero Hopkins y se da inicio a una relación que nunca pasará de ser platónica, me doy cuenta de que quizás no sea el amor el remedio contra la soledad: pero también sé que hay un tipo de relación que sí puede que lo sea. Y esa relación que se basa sobre todo en las pasiones compartidas, atraviesa lo que se le ponga por delante, ya sean mares u océanos, inviernos interminables, yermos sentimentales o universos efímeros.

He disfrutado de la película porque en efecto, es difícil que no te guste si te gusta perderte en las librerías. En pocas ocasiones me he encontrado con una película que haga tanta justicia al amor hacia los libros.

Sólo tiene una pega: que no es el libro.

Suya afectísima,

Una bibliófila.
Neathara
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13 de abril de 2009
51 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido bibliófilo,

Le escribo para recomendarle encarecidamente que no se pierda esta película. Sé que usted es de los que se deleita no sólo leyendo un libro, sino que necesita palpar su lomo, acariciar su tapa y oler sus páginas. Y no se me ocurre mejor filme que refleje esta pasión.

La película está rodada en forma de correspondencia epistolar entre una escritora neoyorquina y los empleados de una librería de viejo londinense, prodigándose más con su muy británico encargado. Es de destacar la actuación de Anne Bancroft, como la bohemia escritora perdida en sus mundos librescos, dotada de ramalazos de una sana locura. El contrapunto lo hace un contenido Anthony Hopkins, y los dos demuestran que una pasión compartida puede llegar a elevarse de la hoja impresa y atravesar mares.

No dudo que disfrutará de esta pequeña joya igual que le gusta perderse en librerías, aunque sea sólo para respirar lo que transpiran los libros.

Suyo afectísimo,

Gilbert
Gilbert
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8 de diciembre de 2008
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
... pero no por contenidas menos trascendentes, claves, fundamentales en la vida de dos personas.

Primero fue un relato breve, después una obra de teatro, luego una película... un tanto fría, fiel al espíritu original de quienes vivieron realmente esta peculiar historia que entra en el género literario epistolar pero antes fue el eco de unos largos años puramente epistolares: dos que bien se quieren, se ayudan, se aman sin siquiera conocerse personalmente.

Hubo un tiempo en que la correspondencia postal tenía este valor, esta carga íntima insoslayable, tan profunda como filosófica, y que hoy es posible que se convierta en este teclado nuestro vía Internet a través del cual millones de personas, día a día, momento a momento, entregan y comparten parte de sus vidas, sus ilusiones y sus pensamientos sin conocerse personalmente pero conociéndose en muchos aspectos más profundamente que aquellos con quienes alternan diariamente.

Es una película en la que el contraste Bancroft- Hopkins es el motor que la hace posible, marginando otros matices que sí tiene el relato. Pero aquí la fuerza arrebatadora de una personalidad como la de esta actriz inmensa aporta una interpretación realista de una mujer independiente, solitaria, judía liberal, nada religiosa, que en cuerpo y alma ES a través de la letra impresa.

Personajes bondadosos, solidarios, que no están atrapados por ningún conflicto de peso, aunque varios problemas se les crucen en el camino: pero, en todo caso, son moralmente tan impecables que absolutamente todo gesto será tocado por la varita mágica del amor fraternal.

Tras la aparente frialdad de la película: un universo encantador en el que palpita el vigoroso amor que la Bancroft siempre ha puesto en todos sus trabajos por pequeños que fuesen. Y ése fue su último protagonista en una larga carrera que terminó para siempre con 74 años, a causa de un cáncer de útero. Su última película fue un brillante ejercicio de comedia, breve papel de timadora con el que, sin embargo, acaba la película en un eficaz golpe de efecto: Las seductoras, con Sigourney Weaver y Gene Hackman. Ocurrió en 2001. En 2005 moriría. Pero hay muy buenos encuentros en dvd con esta señora de rompe y rasga que nos regaló personajes tan variados como los de El milagro de Ann Sullivan, El graduado, Soy o no soy y, entre muchas otras, este de La carta final.
horacio
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4 de septiembre de 2009
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Helene Hanff fue una escritora neoyorquina free lance nacida en 1916 que vivió, con muchas estrecheces en sus comienzos, de escribir resúmenes de obras teatrales y novelas para la Paramount Pictures. En 1949 encontró el anuncio de una librería dedicada a la venta de libros antiguos en el New York Times. Se trataba de Marks&CO, en el 84 Charing Cross Road de Londres. Escribió una carta solicitando una serie de libros descatalogados y recibió la contestación de un empleado de la misma, “FPD”, Frank P. Doel, que le informó que le enviaría varios libros de su pedido, que tenían entre sus existencias, y que buscaría los restantes. A partir de ahí se estableció una relación epistolar entre ambos que duró dos décadas. Las cartas estaban llenas de ternura, de humor, de alegrías, de protestas... Sabiendo la escasez de alimentos que sufría Londres por esos años de la postguerra, ella envíaba paquetes de comida para todos los empleados de la librería. Helen escribio un librito contando los detalles y anécdotas de esta correspondencia, que se vendió muy bien. En los años setenta este texto, con el título de “84 Charing Cross Road”, se convirtió en un gran éxito teatral en Londres y, luego, en una película protagonizada por Anne Bancroft como Helen y Anthony Hopkins como Frank Doel. Muy recomendable para los espíritus soñadores, románticos y sentimentales. La película la produjo Mel Brooks, el marido de Bancroff, como regalo a la actriz en su vigésimo aniversario de boda.
Mario
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11 de junio de 2006
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desafortunadísima elección del título en su versión española para una historia tierna, bibliófila, trasatlántica y platónica, de dos seres condenados a conocerse de modo epistolar. Magnífica Anne Bancrfot. Interesante resolución y puesta en escena de una obra teatral basada en hechos reales. Emotivo guiño al Breve Encuentro de Lean.
sarah_miles
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