Altamira

Si algo tenemos en España es una historia rica en acontecimientos para llenar libros o hacer películas. El director Hugh Hudson (Británico) y Antonio Banderas se han interesado por un acontecimiento tan relevante e importante como fue el hallazgo de estas cuevas únicas en el mundo y que tenemos la fortuna de tener ubicadas en nuestro territorio. Pero el bueno de Marcelino no tuvo la fortuna de poder degustar un momento tan glorioso, y mucho me temo que ni a Hugh ni a Antonio tampoco les van a dejar disfrutar del honorable esfuerzo por llevar a la pantalla aquel importante evento. Que paradoja ¿no? El propio Antonio Banderas se sorprendía por el escaso o nulo conocimiento que se tiene de Marcelino Sanz de Santuola, "en otro país ese hombre tendría monumento en cada ciudad", algo así le oí en una entrevista. Y que razón tiene porque la película, es muy interesante, plantea los dilemas a los que se enfrentó con este descubrimiento, un hombre apasionado que sólo recibió palos por hacer historia, por intentar buscar la verdad de la naturaleza humana. Su hija pequeña fue la única que se le lo reconoció. El film, no es que sea perfecto, pero tampoco estamos ante una super producción y han tirado de lo que tenían, de corazón y sobretodo de mucho esfuerzo. Al final queda un film de poco más de 90 minutos, entretenido y sobretodo muy interesante, una historia valiosa e importante de la que deberíamos estar orgullosos, en la que la Cantabria de todos sale hermosa y sin CGI, como no puede ser de otra manera. Pero no, hay que leer que es ¿"aburrida"?, pues hombre, no sale Iron Man ni Bob Esponja si eso es lo que esperaba alguno, en fin, la historia es aburrida, agárrate los machos. Hay que leer que no fue Marcelino San de Santuola sino Modesto Cubillas un buen hombre quién descubrió la cueva. En la película queda el homenaje al bueno de Modesto, que simplemente advirtió lo que parecía una cueva, y se lo comunica a Marcelino a quien conocía, ya que fue Marcelino quien se adentra en la cueva por el interés que le suscitaban. Modesto no lo hubiera hecho nunca y por tanto no hubiera habido descubrimiento.
En definitiva, que pena de puntuaciones y que pena de críticas, no me extraña que en efecto "nadie sea profeta en su tierra" así es como tratamos lo nuestro.
Gracias Antonio, gracias Hugh y gracias a todo el equipo responsable de esta película.

A Cantabria le va venir fenomenal la promoción paralela de esta película que como tal tiene algunos aciertos y varias cosas mejorables.

Me parece bien la dosificación de información clave para el avance de la historia pero veo algunos personajes demasiado caricaturizados (especialmente al envejecer).

Bien el vestuario, mal la música por no encajar demasiado bien con la ambientación. No me refiero a los clásicos sino a las guitarras del alma de los Dire Straits.

Considero un error que las noticias de los periódicos que aparecen de vez en cuando vengan redactadas en inglés salvo el nombre del diario (por ejemplo "El Cántabro").

No me esperaba la contraposición Religión vs Ciencia aunque no chirría tanto como las ensoñaciones de bisontes que sólo parecen estar justificadas para meter algo de efectos especiales en un drama.

Banderas debería eliminar algunos gestos que recuerdan al Zorro. La niña... algo forzada en algunas escenas, mejor en otras.

En definitiva, se aprenden cosas con este biopic que sí bien tarda en arrancar, se deja ver sí no se le pide demasiado.

Sensación agridulce la que provoca esta cinta, basada en el descubrimiento de la llamada Capilla Sixtina del Paleolítico. Tamaño hallazgo sin duda tendría que haber tenido una mejor película, quedándose tan solo en una especie de publirreportaje de esos que invitan a los turistas a acudir a otras regiones de España.
Hugh Hudson, que parece regresar de su merecido retiro, es casi lo de menos, en un producto controlado y empaquetado con la familia Botín y otras instituciones de la comunidad cántabra. No encontraremos en ella nada de la fastuosidad épica de sus películas más recordadas, pero sí una sensación de querer agradar a la mayor parte del público. El guión, muy esquemático, plantea los consabidos enfrentamientos entre la Iglesia y la Ciencia, pero sin incidir excesivamente en esta brecha histórica que ha hecho avanzar y retroceder al ser humano por partes iguales.
Por otro lado sorprende, y mucho, el pastiche de la propuesta actoral, rescatando a un Antonio Banderas en horas bajísimas, y a una serie de actores españoles y extranjeros de variadísimas nacionalidades. Su poca interacción deriva en la caricatura, aspecto que se acentúa en el penoso doblaje de los personajes franceses. Entre ellos podemos ver a un irreconocible Rupert Everett, y a una cansina Golshifteh Farahani, interpretando un papel en constante estreñimiento facial. Periódicos españoles escritos en inglés y algún que otro anacronismo, hacen de este título una rareza en ocasiones defendible, pero en otras difícil de clasificar.
La historia atraviesa, solo de puntillas, el puente que se puede echar entre la sociedad española de finales del XIX y la actual. Y es que de nuevo, una y otra vez en nuestro país, se humilla y ridiculiza a todos aquellos que se consideran soñadores y emprendedores, haciendo desaparecer vocaciones y talentos con inusitada rapidez.
Aún así, con todos sus defectos, es una película de visionado agradable, ideal para hacernos pasear por las localizaciones de Comillas y Santillana del Mar en estos primeros días de primavera. Creo que en ella hay un buen film, pero desarrollado por gente que no sabe del buen arte de hacer cine. Es decir, un producto cocinado entre un comité de dirección bancario y los políticos de turno.

Desde los primeros minutos sabía que aquello que estaba viendo no iba bien. Demasiados fallos en la construcción de personajes que a su director Hugh Hudson, parecían llegarle de lejos y solo a través de un conocimiento ilustrado.
Banderas no hace de este su mejor papel. Y por supuesto la producción española, no se ve por parte alguna.

Ni siquiera la banda sonora me parece adecuada. Una lástima...

Hermosa recreación de los ambientes y escenarios naturales.

Película con bonitos paisajes y poco más.

La niña que hace de hija hace un papel MUY malo y forzado.
El montaje de algunas escenas es pésimo.
Ponen a una mujer del protagonista que se llama María con rasgos "sudamericanos" y así venden también en EEUU y Latinoamérica.
El que de verdad descubrió las cuevas fue Modesto Cubillas, un pastor. No el dichoso Saenz de Sautuola y su hija, pero claro estos son de la familia Botin, nobles y ancestros de los actuales propietarios del Banco Santander que por supuesto son los productores de la cinta. Qué pena que se atribuyan mintiendo de esta manera el descubrimiento de las cuevas.

En fin, que lo único que se ha buscado es que la familia Botin honre a sus ancestros. han debido de pensar, bueno ponemos una cara famosa como la de Antonio Banderas y aunque hagamos un truño la gente irá a verla.
FIN