Estado de sitio
5,7
14.716
Acción
Tras el secuestro de un líder religioso musulmán por tropas norteamericanas, Nueva York se convierte en el objetivo de una serie de atentados terroristas. Anthony Hubbard, el director del equipo antiterrorista del FBI, y la agente de la CIA Elise Kraft serán los encargados de intentar acabar con la organización criminal. Mientras tanto, el gobierno decide declarar la ley marcial en la Gran Manzana. (FILMAFFINITY)
16 de junio de 2010
16 de junio de 2010
69 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
-“Poco importa que el desarrollo resulte inverosímil, los personajes inexistentes y el fervor patriótico arrasador".
-”Otras escenas anulan la seriedad de la historia".
Lo siento, pero no he podido resistirme a repetir estas reseñas. Es superior a mí, lo reconozco. El gustazo que me provoca reirme de nuestros “sesudos” críticos "profesionales" y de su “preclaro” criterio es orgásmico. Y es que pocas veces el tiempo ha vapuleado tan cruelmente a nuestro gurús cinematográficos y sus vacuas opiniones como con respecto a esta película. Porque, sí, efectivamente: fue gracias a análisis tan “certeros” y “atinados” como los citados que esta interesantísima y profética película paso en su momento, en lo que a crítica se refiere, con más pena que gloria. ¿Que dónde estaba el problema? Pues ya lo has leído: por lo visto, que le vamos a hacer, la película, a nuestros intelectuales de sesión continua, les resultó “inverosímil” y fantasiosa, casi ridícula…
Porque, ¿quién iba a creerse tamaña gilipollez?:“¿Células terroristas suicidas actuando en Nueva York? Chorradas. ¿Edificios de Manhattan saltando por los aires? ¡Venga ya! ¿Soldados patrullando las calles? Lo que tú digas. ¿El ‘benévolo’ ejército yanqui torturando salvajemente a prisioneros para arrancarles información mientras el gobierno mira para otro lado? Ridículo, hombre. Eso es imposible". "América es la hiperpotencia invulnerable: freiría a eso ‘moritos’ en cinco minutos. Además, en el país de la libertad semejantes violaciones de los derechos humanos no tienen cabida”.
Sí, eso debían pensar todos estos.
Lo malo es que, como todos sabemos, el tren de la Historia les pasó por encima, y esta película se ha revelado a la postre como una de las críticas más brutales y lúcidas hechas jamás a las políticas de Bush tras el 11-S. Sólo que, eso sí, con el curioso (y perturbador) detalle de que ésta se adelantó tres años en el tiempo a los acontecimientos.
Y es que esta película, y ahora, a toro pasado, resulta obvio, pretendió ser ante todo una advertencia sobre hasta qué punto somos vulnerables al miedo y de cómo de sencillo es arrastrar una sociedad entera a los abismos del fascismo con tal de que éste venga envuelto en los falaces ropajes de la paz y la seguridad: un milimétrico análisis de los mecanismos de la espiral del miedo y de cómo, si se sobrepasan las barreras de la ética en pos del "bien", el “terrorista” y sus “víctimas” acaban siendo indistinguibles… Pero, por desgracia, nadie escucho el mensaje… ¿O sí? ... ¿La vida, cuando imita al arte, lo hace siempre “inconscientemente”? ¿No sería que algunos entendieron demasiado bien el mensaje y tomaron buena nota? Mejor será que deje el tema.
Por supuesto, la película no es perfecta. Su ritmo es algo flojo, y, a pesar de todo lo dicho, irónicamente, peca de cierto maniqueísmo y de un final demasiado convencional y políticamente correcto. No obstante, resulta de visión obligada para todo aquél que no tema hacerse preguntas.
-”Otras escenas anulan la seriedad de la historia".
Lo siento, pero no he podido resistirme a repetir estas reseñas. Es superior a mí, lo reconozco. El gustazo que me provoca reirme de nuestros “sesudos” críticos "profesionales" y de su “preclaro” criterio es orgásmico. Y es que pocas veces el tiempo ha vapuleado tan cruelmente a nuestro gurús cinematográficos y sus vacuas opiniones como con respecto a esta película. Porque, sí, efectivamente: fue gracias a análisis tan “certeros” y “atinados” como los citados que esta interesantísima y profética película paso en su momento, en lo que a crítica se refiere, con más pena que gloria. ¿Que dónde estaba el problema? Pues ya lo has leído: por lo visto, que le vamos a hacer, la película, a nuestros intelectuales de sesión continua, les resultó “inverosímil” y fantasiosa, casi ridícula…
Porque, ¿quién iba a creerse tamaña gilipollez?:“¿Células terroristas suicidas actuando en Nueva York? Chorradas. ¿Edificios de Manhattan saltando por los aires? ¡Venga ya! ¿Soldados patrullando las calles? Lo que tú digas. ¿El ‘benévolo’ ejército yanqui torturando salvajemente a prisioneros para arrancarles información mientras el gobierno mira para otro lado? Ridículo, hombre. Eso es imposible". "América es la hiperpotencia invulnerable: freiría a eso ‘moritos’ en cinco minutos. Además, en el país de la libertad semejantes violaciones de los derechos humanos no tienen cabida”.
Sí, eso debían pensar todos estos.
Lo malo es que, como todos sabemos, el tren de la Historia les pasó por encima, y esta película se ha revelado a la postre como una de las críticas más brutales y lúcidas hechas jamás a las políticas de Bush tras el 11-S. Sólo que, eso sí, con el curioso (y perturbador) detalle de que ésta se adelantó tres años en el tiempo a los acontecimientos.
Y es que esta película, y ahora, a toro pasado, resulta obvio, pretendió ser ante todo una advertencia sobre hasta qué punto somos vulnerables al miedo y de cómo de sencillo es arrastrar una sociedad entera a los abismos del fascismo con tal de que éste venga envuelto en los falaces ropajes de la paz y la seguridad: un milimétrico análisis de los mecanismos de la espiral del miedo y de cómo, si se sobrepasan las barreras de la ética en pos del "bien", el “terrorista” y sus “víctimas” acaban siendo indistinguibles… Pero, por desgracia, nadie escucho el mensaje… ¿O sí? ... ¿La vida, cuando imita al arte, lo hace siempre “inconscientemente”? ¿No sería que algunos entendieron demasiado bien el mensaje y tomaron buena nota? Mejor será que deje el tema.
Por supuesto, la película no es perfecta. Su ritmo es algo flojo, y, a pesar de todo lo dicho, irónicamente, peca de cierto maniqueísmo y de un final demasiado convencional y políticamente correcto. No obstante, resulta de visión obligada para todo aquél que no tema hacerse preguntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Vista ahora, tras haber presenciado los espantos de Guantánamo y Abu Ghraib, resulta especialmente insoportable la escena de la tortura y ejecución del prisionero. Memorables como puñetazos en el hígado las frases del personaje de Washington:
“¿Y si lo que realmente quieren es esto: vernos afinar mujeres y niños en estadios? ¿Y si lo que quieren es que llenemos las calles de soldados y empecemos a recelar unos de otros?... ¿Y si lo que quieren es que empecemos a amañar nuestras propias leyes con las excusa de protegernos?”.
“¿Y si lo que realmente quieren es esto: vernos afinar mujeres y niños en estadios? ¿Y si lo que quieren es que llenemos las calles de soldados y empecemos a recelar unos de otros?... ¿Y si lo que quieren es que empecemos a amañar nuestras propias leyes con las excusa de protegernos?”.
18 de abril de 2007
18 de abril de 2007
35 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la filmografía de Edward Zwick hay un título que parece que siempre se olvida y minusvalora como es “Estado de sitio” y que sin embargo es una película bastante apreciable de la que se puede sacar muchas conclusiones de política internacional algo que es esencial en los momentos que vivimos. Por eso, sin hacer aspavientos, porque tampoco es ninguna maravilla del otro mundo, sí que la reivindico en la medida que presenta un fresco mental interesante del EE.UU anterior al 11-S, y donde se presentan caminos y preguntas que ahora en medio de la guerra contra el terrorismo internacional parecen no tener cabida en la sociedad norteamericana.
Porque claro hay que valorar que esta película hacerla después del 11-S sería imposible, ya que se consideraría ser un mal patriota y además los propios estudios de Hollywood no lo permitirían, pero lo peor en realidad es que hacerla antes de los atentados tal y como se produjo, tampoco ha servido de nada en cuanto a tener claro que la racionalidad y el derecho deben seguir siendo una seña de identidad de los llamados países democráticos. ¿Y por qué no sirvió? Entre otras cosas por estas malditas sociedades periodísticas en las que vivimos; que son aquellas que se caracterizan por carecer de memoria histórica y vivir el presente de forma espasmódica arrastrado por la actualidad y las noticias como si fueran bestias y animales de carga. Los culpables de ellos son los políticos, los periodistas y los publicistas entre otros. A la gente se les enseña el capote y embisten como potrillos y en EE.UU ha pasado eso y más desde el World Trade Center, aunque bien es cierto que comienzan leves signos de incredulidad, aunque débiles aún con la política neocon y unipolarista, mientras que va creciendo la visión realista.
Cinematográficamente la película tiende a que la trama se vaya desvirtuando y sucesivamente se va convirtiendo en más acción y más thriller, en vez de profundizar en los temas políticos donde hubiese innovado y aportado algo nuevo.
Destacar el magnífico trabajo de Denzel Washington, que ya había trabajado con Zwick en la estupenda “Tiempos de gloria”, que consigue dar credibilidad y honestidad a su personaje de agente del F.B.I que respeta la Ley. Ni puedo decir lo mismo de Annette Bening que anda muy perdida en toda la cinta y de Bruce Willis que no me parece la mejor opción para el general militarista antidemocrático que se pretendía, demasiado guasón para mi gusto.
La película no funcionó del todo y Edward Zwick no encajó bien el fracaso –aunque no era el primero- de la película, lo que le llevó de nuevo a la televisión, medio que por otra parte conocía bien puesto que es donde comenzó.
Porque claro hay que valorar que esta película hacerla después del 11-S sería imposible, ya que se consideraría ser un mal patriota y además los propios estudios de Hollywood no lo permitirían, pero lo peor en realidad es que hacerla antes de los atentados tal y como se produjo, tampoco ha servido de nada en cuanto a tener claro que la racionalidad y el derecho deben seguir siendo una seña de identidad de los llamados países democráticos. ¿Y por qué no sirvió? Entre otras cosas por estas malditas sociedades periodísticas en las que vivimos; que son aquellas que se caracterizan por carecer de memoria histórica y vivir el presente de forma espasmódica arrastrado por la actualidad y las noticias como si fueran bestias y animales de carga. Los culpables de ellos son los políticos, los periodistas y los publicistas entre otros. A la gente se les enseña el capote y embisten como potrillos y en EE.UU ha pasado eso y más desde el World Trade Center, aunque bien es cierto que comienzan leves signos de incredulidad, aunque débiles aún con la política neocon y unipolarista, mientras que va creciendo la visión realista.
Cinematográficamente la película tiende a que la trama se vaya desvirtuando y sucesivamente se va convirtiendo en más acción y más thriller, en vez de profundizar en los temas políticos donde hubiese innovado y aportado algo nuevo.
Destacar el magnífico trabajo de Denzel Washington, que ya había trabajado con Zwick en la estupenda “Tiempos de gloria”, que consigue dar credibilidad y honestidad a su personaje de agente del F.B.I que respeta la Ley. Ni puedo decir lo mismo de Annette Bening que anda muy perdida en toda la cinta y de Bruce Willis que no me parece la mejor opción para el general militarista antidemocrático que se pretendía, demasiado guasón para mi gusto.
La película no funcionó del todo y Edward Zwick no encajó bien el fracaso –aunque no era el primero- de la película, lo que le llevó de nuevo a la televisión, medio que por otra parte conocía bien puesto que es donde comenzó.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Desgraciadamente y aunque en la cinta se intenta vender una resolución más o menos agradable, la realidad ha sido mucho peor de lo que se pintaba y los Guantánamo, Guerra Preventiva, Revolución en los Asuntos Militares de Rumsfeld, Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, Asesinatos selectivos, Disuasión Nuclear...siguen hoy estando presentes en la política diaria de la Casa Blanca.
El mensaje de Zwick no sirvió de mucho, pero al menos alertó de que a río revuelto, ganancia de pescadores...en este caso de cazadores...halcones.
Nota: 6,2.
El mensaje de Zwick no sirvió de mucho, pero al menos alertó de que a río revuelto, ganancia de pescadores...en este caso de cazadores...halcones.
Nota: 6,2.
8 de mayo de 2009
8 de mayo de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos, seguramente, se acordarían de esta película despues de los atentados del 11-S en cuanto a terrorismo y política internacional se refiere, una película de flipe, con unos cuantos terroristas y CIA y FBI por medio. Pero no tantos verían en ella una clara denuncia de lo que podía ocurrir en suelo estadounidense si se produjesen. Una denuncia de lo fácil que puede ser dejarse llevar cuando se es atacado.
Creo que es una buena película de acción pero sobretodo incide en la idea de que no podemos dar carpetazo a leyes que gente, tiempo atrás, y seguramente más sabia que nosotros nos dieron para protegernos. Pocas veces en el cine se verá a una agente de la CIA llorar por enseñar a grupos extremistas a ser terroristas y oir a un agente del FBI decir a su compañero irakí: "hicieron mal" y avergonzarse de ser americano.
No obviemos el mensaje que tiene debajo de tanta paja. Hay que aplaudir películas como ésta sabiendo además que están sujetas a presiones de producción... tanto mejor. Buena para mostrar en los institutos.
Una sugerencia: ¿Qué tal una secuela en Guantánamo?
Creo que es una buena película de acción pero sobretodo incide en la idea de que no podemos dar carpetazo a leyes que gente, tiempo atrás, y seguramente más sabia que nosotros nos dieron para protegernos. Pocas veces en el cine se verá a una agente de la CIA llorar por enseñar a grupos extremistas a ser terroristas y oir a un agente del FBI decir a su compañero irakí: "hicieron mal" y avergonzarse de ser americano.
No obviemos el mensaje que tiene debajo de tanta paja. Hay que aplaudir películas como ésta sabiendo además que están sujetas a presiones de producción... tanto mejor. Buena para mostrar en los institutos.
Una sugerencia: ¿Qué tal una secuela en Guantánamo?
29 de enero de 2010
29 de enero de 2010
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Estado de sitio" es un filme con un guión que me ha parecido bastante bueno. En su primera hora nos sumerge en una excelente trama policial con el terrorismo islámico como motor de la historia. Su pulso narrativo es ágil e interesante. En la segunda, toma más fuerza el dilema moral sobre la violación de los derechos humanos, y las hipotéticas medidas que podría tomar un gobierno que se encuentra golpeado de forma brutal por varios atentados sangrientos. Aquí el peso de la historia recae con más fuerza en el ejército, que declara la ley marcial, algo impensable en un país con una fuerte democracia como los Estados Unidos. Por desgracia, uno no puede dejar de pensar que esta película se adelantó a su tiempo, pues poco años después vino el 11-S, la guerra de Irak, Guantánamo, y casi todo lo que ocurre en esta cinta pasó en la vida real, a excepción de la ley marcial en una ciudad americana, pero quién sabe si la hubieran aplicado de tener lugar más atentados como el que sufrieron en las Torres Gemelas. Hablando del filme en exclusiva, aparte de su atractivo guión, el reparto de actores está de lo más acertado: Denzel Washington encarna a un agente del FBI que cree en las leyes y en el sistema para detener los atentados. En el otro extremo tenemos a un ambicioso general, interpretado de manera brillante por Bruce Willis, para el que el fin justifica los medios y que no tiene el más mínimo reparo en hacer literalmente lo que sea para neutralizar la amenaza terrorista, aunque ello implique detener, torturar e incluso matar a cualquiera. Estas dos formas opuestas de hacer las cosas, proporciona un magnífico mano a mano cargado de tensión entre Denzel y Willis. Los demás actores también aportan su buen hacer, en especial Tony Shalhoub (el compañero de Denzel en el FBI) y Annette Bening (la agente de la CIA). En el aspecto técnico, hay que destacar que sus efectos especiales son muy buenos, así como su fotografía, banda sonora, decorados, etc. No encontrarás ninguna pega al respecto. Y no sé que más decir, "Estado de sitio" es un filme con escenas espectaculares como la del autobús, y otras terribles por su crudeza como el "interrogatorio" al detenido en los servicios. Yo la única pega que le encuentro es su sorpresita final y que en ocasiones es efectista. He leído en varios sitios que la película falla porque intenta ser políticamente correcta, que cuenta un drama sin ofender a nadie, que ataca con miedo a ser crítico de verdad. Yo esto lo dudo mucho, de acuerdo que el filme es comercial, pero a la CIA la acusan de convertir a insurgentes en terroristas y enseñarles a fabricar bombas, vemos al FBI admitiendo que el gobierno se equivocó al discriminar a los musulmanes, y al ejército lo retratan de manera muy dura, casi como que son peores que los propios terroristas. Si esta película la llegan a filmar después del 11-S, creo que la hubieran censurado.
20 de marzo de 2011
20 de marzo de 2011
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sexto film de Edward Zwick. El guión de Menno Meijes (“El color púrpura”), Edward Zwick y Lawrence Wright, se basa en una historia de este último. Se rueda en los estudios 20th Century Fox y en auténticas localizaciones de Nueva York que impresionan: Times Square o el Puente de Brooklyn.
La acción se sitúa en Nueva York, en el año 1998. La ciudad se ha convertido en objetivo de atentados terroristas, por lo que Anthony Hubbard (Denzel Washington), el director del equipo antiterrorista del FBI en Nueva York, y la agente de la CIA Elise Kraft (Anette Benning) intentan detener la ola de atentados sin intensificar más el alarmismo, mientras que el general Devereaux (Bruce Willis) es partidario de la mano dura.
El film alterna acción, drama y suspense. Analiza el papel de las fuerzas de orden y Cuerpos de seguridad del estado ante un estado de alarma, con una población aterrorizada. Recrea con una verosimilitud pasmosa, el alarmismo y la lógica preocupación ante el terrorismo. De hecho, se adelanta varios años a los ataques del 11-S de 2001.
Un fenomenal Denzel Washington asume con total naturalidad el papel de líder ante la ofensiva. Es un actor al que no le viene grande, capaz de echarse a las espaldas cualquier tipo de desafío. Su matrimonio con la cámara parece ser eterno. Colabora por el objetivo común de desactivar a los terroristas con Anette Benning, agente especial de la CIA, con conocimientos del círculo terrorista, pero recela de ella pues es bastante discreta.
Benning, una buena actriz que desgraciadamente se deja ver poco, borda su papel de agente seductora, una atractiva mujer madura, especie de doble agente, con cierto aire de femme fatal. El tercero en discordia es Bruce Willis, un general partidario de los métodos más expeditivos y radicales. Contundente actuación que le va como anillo al dedo. Creíble en su firmeza.
Las escenas de acción están muy bien rodadas, incluídos los atentados. Edward Zwick sabe integrar la acción con la trama política-policial, en donde confluyen las competencias de varios estamentos. La tensión, las amenazas y las explosiones van en aumento. Plantea además, dilemas morales de plena vigencia, como el cumplimiento escrupuloso de la ley por los servidores de ésta en situaciones límite.
Se resiente un poco por su excesiva duración (a veces se recrea en imágenes oníricas y cámara lenta) ya que le sobran algunos minutos, algo que Zwick debería mejorar, ya que en muchos de sus films, como “El último samurai” o “Diamante de sangre”, adolecen del mismo defecto, a pesar de ser muy estimables.
Por último, decir que Edward Zwick, un director no muy reconocido entre los grandes, merece una revisión, ya que posee títulos de indudable valía y comienza a tener un currículum nada despreciable.
Es una película que en su momento quizá no destacara, pero vista hoy da qué pensar. Muy lograda.
La acción se sitúa en Nueva York, en el año 1998. La ciudad se ha convertido en objetivo de atentados terroristas, por lo que Anthony Hubbard (Denzel Washington), el director del equipo antiterrorista del FBI en Nueva York, y la agente de la CIA Elise Kraft (Anette Benning) intentan detener la ola de atentados sin intensificar más el alarmismo, mientras que el general Devereaux (Bruce Willis) es partidario de la mano dura.
El film alterna acción, drama y suspense. Analiza el papel de las fuerzas de orden y Cuerpos de seguridad del estado ante un estado de alarma, con una población aterrorizada. Recrea con una verosimilitud pasmosa, el alarmismo y la lógica preocupación ante el terrorismo. De hecho, se adelanta varios años a los ataques del 11-S de 2001.
Un fenomenal Denzel Washington asume con total naturalidad el papel de líder ante la ofensiva. Es un actor al que no le viene grande, capaz de echarse a las espaldas cualquier tipo de desafío. Su matrimonio con la cámara parece ser eterno. Colabora por el objetivo común de desactivar a los terroristas con Anette Benning, agente especial de la CIA, con conocimientos del círculo terrorista, pero recela de ella pues es bastante discreta.
Benning, una buena actriz que desgraciadamente se deja ver poco, borda su papel de agente seductora, una atractiva mujer madura, especie de doble agente, con cierto aire de femme fatal. El tercero en discordia es Bruce Willis, un general partidario de los métodos más expeditivos y radicales. Contundente actuación que le va como anillo al dedo. Creíble en su firmeza.
Las escenas de acción están muy bien rodadas, incluídos los atentados. Edward Zwick sabe integrar la acción con la trama política-policial, en donde confluyen las competencias de varios estamentos. La tensión, las amenazas y las explosiones van en aumento. Plantea además, dilemas morales de plena vigencia, como el cumplimiento escrupuloso de la ley por los servidores de ésta en situaciones límite.
Se resiente un poco por su excesiva duración (a veces se recrea en imágenes oníricas y cámara lenta) ya que le sobran algunos minutos, algo que Zwick debería mejorar, ya que en muchos de sus films, como “El último samurai” o “Diamante de sangre”, adolecen del mismo defecto, a pesar de ser muy estimables.
Por último, decir que Edward Zwick, un director no muy reconocido entre los grandes, merece una revisión, ya que posee títulos de indudable valía y comienza a tener un currículum nada despreciable.
Es una película que en su momento quizá no destacara, pero vista hoy da qué pensar. Muy lograda.
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