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Los descendientes

Drama. Comedia Matt King (George Clooney), casado y padre de dos niñas, se ve obligado a replantearse la vida cuando su mujer sufre un terrible accidente que la deja en coma. Intenta torpemente recomponer la relación con sus problemáticas hijas -la precoz Scottie, de 10 años (Amara Miller), y la rebelde Alexandra, de 17 (Shailene Woodley)- al tiempo que se enfrenta a la difícil decisión de vender las propiedades de la familia. Herederos de la realeza ... [+]
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Críticas 311
Críticas ordenadas por utilidad
20 de enero de 2012
215 de 309 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vengo de ver “Los descendientes”, drama duro y real, auténtico, con una temática atemporal que puede extrapolarse a cualquier época donde el hombre esté presente. No descubre nada (el tema de la infidelidad es tan viejo como el hombre), pero eso sí, este drama está narrado, dirigido y trabajado con una gran maestría.

Mientras duró la proyección de la película tuve la sensación de ver una película entretenida y muy bien llevada, pero una vez he abandonado la sala, digamos que: ¡bueno, está bien!, pero… una más.

Supongo que no debo de entender mucho de cine, porque, aunque creo que la película es muy correcta, no acabo de entender tanto ruido, tantas nominaciones, tantos aplausos, tanta señal de admiración, tantos premios que recibe y recibirá. Alucino leyendo como los críticos de cine, nacionales y sobre todo internacionales, hacen todos la ola ante el buen trabajo de Clooney, parece ser que antes que él nadie había conseguido trasladar el dramatismo de unos sentimientos al espectador, comparen Uds. el trabajo de éste señor con cualquiera de la película checa del 2000 “Otesánek” del director Jan Svankmajer, por ejemplo: con el personaje de la madre angustiada por no poder tener un hijo que llega incluso a aceptar como suyo el monstruoso bebé creado por su marido con el tronco de un árbol, genial interpretación de una actriz desconocida para el gran público Veronika Zilková ¿cuántos premios obtuvo?. He puesto este ejemplo porque es la última película que he visto antes de “Los descendientes”, y claro, que quieren que les diga, “Otesánek” me parece una obra de arte y “Los descendientes” sólo una buena película dramática, pero nada más.
Aristofanes
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17 de enero de 2012
122 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, ya sé que vamos al cine para entretenernos. Pero cuidado porque también podemos disfrutar y emocionarnos a la vez. Todo es perfectamente combinable si la película dispone. Los hay que sólo entienden la diversión a través de la sonrisa, olvidándose del gozo que suponen el nudo en la garganta, el golpe seco al estómago, el jarro de agua fría y la lágrima a punto del desborde. Peor para ellos.

En estos tiempos donde el negocio sin escrúpulos convierte en descafeinado casi todo lo que toca (incluido el cine) hay que abrazarse al milagro de la existencia de unos pocos directores que todavía conservan intacta la capacidad de emocionarnos mientras nos restriegan en la cara lo miserables que podemos llegar a ser como individuos.

En resumidas cuentas: hay que reivindicar a Alexander Payne. Sí, sí, el director de la colosal 'Sideways' ('Entre Copas'). El mundo lo necesita para ser un poquito mejor o un poquito menos malo. Su nueva película, 'THE DESCENDANTS' ('LOS DESCENDIENTES'), es otra gozada y de las grandes. Es un lujo poder disfrutarla y no debería haber razones para perdérsela.

Payne sabe cuánto ayuda al ser humano la desmitificación. No sólo de un lugar (en este caso Hawai) sino también de la verdad, la unidad familiar, el amor eterno y la importancia del perdón. Inventos de una moral que nos invade y ata al suelo con cadenas irrompibles.

La vida, que debería nutrirse de la libertad que aportan los matices, tiende cada vez más a hacerse presa de la pobre elección entre el norte y el sur, el blanco y el negro, la izquierda y la derecha, el sí y el no. El protagonista de 'The Descendants' corre detrás de algo parecido a la verdad esperando encontrar sentido o salida a la situación cruel y retorcida que le toca vivir. No hay oxígeno suficiente para dar el aliento necesario hasta la meta.

George Clooney, que se enfrenta probablemente al mejor papel de su carrera, está inmenso. Para matrícula de honor. Se exhibe más desnudo que nunca (no literalmente, cálmense las fieras) y sigue mostrándose como uno de los actores más solventes del panorama contemporáneo.

Payne es un magnífico sastre para los desastres porque hila la amargura con la destreza de quien la ha sufrido en sus propias carnes. Y si no es así lo disimula de maravilla. Además sabe cómo hacernos reír contra la propia definición de nosotros mismos: kamikazes que se enamoran sin rumbo, remedio ni compasión.
Melón tajá en mano
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1 de febrero de 2013
67 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Los descendientes”, es una excelente película de Alexander Payne. Un magnífico retrato sobre las vicisitudes y problemáticas situaciones que le pueden surgir a un hombre, cuando su esposa ha tenido un grave accidente. Matt King, abogado inmobiliario demasiado entregado a su trabajo y alejado por este motivo de su familia, casi desconoce la vida de sus hijas y por supuesto la de su esposa, así como las relaciones entre ellas. Pero la vida le golpea de tal forma, que tendrá que rehacer esas relaciones antes de que entren en una total descomposición familiar.

Alexander Payne, en sus películas (no son demasiadas) ya nos tiene acostumbrados a estructurar sus temáticas alrededor de un viaje, aunque en esta ocasión no es físico sino que emocional y existencial. Nuestro protagonista (excelente George Clooney) deberá realizar un verdadero esfuerzo para comprender a sus hijas, y a partir de aquí entender toda la situación que le rodea. Y evidentemente nos encontraremos con una historia profundamente humana, donde se agradece esa completa comunión de Matt con su hija mayor (muy buen trabajo de Shailene Woodley) que le ayudará a recomponer y superar lo que parecía perdido.

Como contrapunto, y aligerando el drama familiar, nos encontramos con toda una pléyades de primos de nuestro protagonista, la mayoría de ellos unos auténticos vividores, que solamente esperan sacar provecho de la venta de una inmensa propiedad de la que Matt King es el principal fideicomiso, y que sin su firma no pueden sacar tajada. Destacando en este apartado el actor Beau Bridges, uno de los principales primos interesados en la parte de herencia que pueda pertenecerle, para poder seguir viviendo del cuento en las bellísimas islas Hawái. Una fotografía maravillosa redondea una película, que nos habla de la comprensión, el dolor, el amor y sobre todo el perdón.
Vfoul
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15 de enero de 2012
87 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo poder hacer un drama en Hawai con personajes que van descalzos, semidesnudos, lucen bermudas y, sobre todo, llevan unas horribles y chillonas camisas hawaianas? La respuesta está en la tentación de hacer una comedia dramática utilizando la puesta en escena y el ukelele por bandera. Algunos hablarán sobre la mejor interpretación de George Clooney, de ese nuevo descubrimiento para la gran pantalla llamado Shailene Woodley, del magnífico libreto de Payne, sus brillantes recursos de guión y pulidas líneas que hacen variar la obra entre la comedia y el drama en una perfecta balanza o del diálogo que podría establecer con la reciente “Génova” de Michael Winterbottom… Pero lo verdaderamente interesante de “Los descendientes” es que es capaz, contra pronóstico, de tantear y bordear con muchos temas cercanos a un telefilme barato y de esencia superficial y sentimentaloide saliendo indemne. La misma tragedia es capaz de convertirse tanto en un elemento cómico como dramático. Pura ambivalencia.

Tal vez esa trama secundaria sobre unos terrenos familiares resulte artificial, moralista y, en cierta medida, desoriente la película de su visión intimista. El resto funciona a la perfección. Hay trucos, pero son expuestos anticipadamente. Existen clichés, pero son presentados previamente. Pero, sobre todo, vive una sombra silenciosa a lo largo de toda la película, como si de un alargado final de “Ordet” tomara cuerpo después de un prólogo que nos permite ver el éxtasis de la vida que será arrebatada. Sin palabras. El cadáver de Inger está vivo pero muerto al mismo tiempo y la asimilación de su partida y el perdón de todos sus seres cercanos en su lecho de muerte corresponderá a la práctica totalidad de la obra. No hay resurrección, ni flashback, ni pasaje onírico… salvo su paso al definitivo fuera de campo… a nuestra cuarta pared como espectadores; porque aquí precisamente un cuerpo inerte y silencioso se convierte en la sombra de todas las acciones que llevan a cabo los protagonistas. El eterno muro sobre el que otros chocan y donde logran revocar su lamento. En definitiva, la presencia de la ausencia.
Maldito Bastardo
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21 de enero de 2012
59 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba uno al cine con ganas de ponerle una buena nota a esta película y salió con ganas de ponerle una buena nota a esta película. Sin embargo, no se la puso. ¿Por qué? Pues porque en mi opinión todo es estupendo en esta peli excepto el qué nos cuenta. Y el qué nos cuenta es al final lo que cuenta ¿no?

Tras este estúpido juego de palabras digno del aplauso de alguien haciéndose pasar por mongolito analicemos la situación.

George Clooney sabe que ya se ha ganado el derecho a ponerse feo a base de buena filmografía y de vender unas cuantas capsulitas cafeteras. Por lo tanto, aquí echa barriguita y estira su cara todo lo que puede hasta el nivel de pimiento morrón. Ofrece una buena interpretación, pero vuelvo a decir lo mismo, casi siempre da la impresión de que interpreta al mismo tío, solo que aquí ese tío está en época de bajón. ¿Merece los premios? Pues sí, es un buen actor. ¿Por este papel? Psé.

Luego hay una chavalita (Woodley) que tiene pinta de partir el bacalao en el futuro y se agradece su presencia en esta cinta para corregir el personaje de Sid, su noviete, que está metido con calzador para que esta peli se pueda catalogar también como comedia.

Hay una buenísima dirección, hay un guión decente con sus buenos intentos de hacer sonreir y llorar y hay Hawai. La fotografía también mola, aunque en verdad lo comento únicamente para que me sirva de excusa para mencionar a su encargado, un tal Papamichael. Gran nombre. Dejadme, yo soy feliz con estas pamplinas.

El caso es que hasta aquí todo genial. Posiblemente habrá mucha sensibillidad, mucha alma y mucha esencia que no he sabido captar. Quizás es que estoy de exámenes y no quiero alma, quiero carne. Así que ¿qué se cuenta aquí? Al spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sodapop
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