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Remando al viento

Drama. Romance. Intriga Dos poetas ingleses, Mary Shelley y Lord Byron, se ven obligados a huir de Inglaterra. Durante el viaje, Mary recuerda cómo conoció en casa de su padre adoptivo al joven y apasionado poeta Shelley, cómo lo amó y cómo se fugó con él. También evoca una cita con Byron en Suiza. Pero, sobre todo, rememora una noche de noviembre de 1816 durante la cual, mientras sus amigos contaban historias de terror, ella daba a luz al legendario monstruo ... [+]
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
21 de enero de 2013
40 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Esta película acontece como un sueño y está, por tanto, sujeta a la interpretación de quien la sueñe.” (Gonzalo Suárez)

La primera secuencia nos presenta a Mary Shelley y su creación (Frankenstein) en un entorno helado, de luz lechosa, como suspendido en el espacio y en el tiempo. Es fácil intuir que, al igual que en la narración de Arthur Gordon Pym, el desierto polar es el final de un largo recorrido. A partir de ahí, en flashback, comienzan los recuerdos del pasado, la historia de Mary y su criatura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Servadac
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2 de julio de 2008
45 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
La inspiración, como todos los que han intentando crear alguna vez saben, es una cabrona de mucho cuidado. Tú tratas de encontrarla, rescatarla del mundo de tinieblas por el que deambula junto a otras criaturas de índole similar y no sólo no le da la gana de aparecerse, sino que además, se cachondea de tus esfuerzos como si la cosa no fuese con ella. Sin embargo, en los momentos en los que menos te conviene, se acerca muy mimosa a cogerte de la manita para insuflar en tí el germen de una idea. Y te aguantas porque la necesitas, porque anhelas ese palpitar atávico, indescriptible, misterioso, ese cataclismo súbito en lo más profundo de las tripas, la certeza de que los planetas se han alineado, que el Azar ha sucumbido al Destino y que todas las cosas grandes y pequeñas están relacionadas entre sí y contienen un significado. No existe nada más embriagador.

La criatura/inspiración Frankenstein, oculta detrás del velo subconsciente de Mary Shelley, nace tres veces en “Remando al viento”. En la primera ocasión, no es más que un contorno, quizás imaginario, en la bruma, el avatar que encarna una sublime hiperestesia romántica; en la segunda ocasión, es recompuesta por las manos de otro dios-creador, el doctor Frankenstein y devuelta a la vida por medio de la locura y el relámpago. En la tercera ocasión, atraviesa las páginas de un libro escrito años atrás para saltar de nuevo a la pantalla y narrar su génesis y la razón de su existencia.

La inspiración cruza la frontera, muta, toma forma y se autoexplica. La idea acude en la búsqueda del origen mientras que la criatura persigue al creador hasta el final del universo. Es la metaficción elevada a la enésima potencia.

Los sueños de la razón crean monstruos, nos dicen los ojos febriles de Mary Shelley: pero los sueños de los monstruos son la materia de la que se nutre el arte, la literatura y el cine.
Neathara
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10 de septiembre de 2006
39 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film independiente, escrito y dirigido por Gonzalo Suárez. Se inspira en hechos reales de la vida de Mary W. Shelley. Se rodó en exteriores de Madrid, Asturias, Toledo, Guadalajara, Ginebra, Venecia y Spitzbergen (Noruega). Nominada a 12 Goya, ganó 6. Obtuvo la Concha de plata de S. Sebastián (dirección). Fue producida por Andrés Vicente Gómez.

La acción tiene lugar en Inglaterra, Suiza, Venecia (Italia) y Noruega, entre 1814 y 1822. Narra la historia de Mary W. Shelley (Lizzi McInnerny), hija del librepensador William Godwin y de Mary Wallstonecrafs, escritora feminista, que murió de parto al nacer ella. Tras una vida de amor, viajes, maternidades frustradas y creación literaria, a bordo de un velero surca las aguas del Polo Norte (el Fin del Mundo) en busca del mito que creó, Frankenstein o el nuevo Prometeo. Durante el viaje recuerda los episodios más significativos de su vida: su amor por el poeta Percy Bisshe Shelley (Valentine Polka), discípulo de su padre, el abandono de la casa paterna, la huída de Inglaterra con Percy y su hermanastra Claire Clairmont (Elizabeth Hurley), la visita (verano 1816) a lord Byron (Hugh Grant) en la "Villa Disdoti", de Suiza, el amor que le profesa John William Polidori (José Luis Gómez), el largo romance de Claire y Byron, la propuesta de Byron en una tarde lluviosa de idear y contar historias de terror (ella concibe el monstruo de Frankenstein y Polidori compone el poema "El vampiro"), el matrimonio con Percy cuando enviuda (diciembre 1816), los encuentros inquietantes de Frankenstein con los miembros del grupo, la realidad física del mito creado por su imaginación y una larga serie de sucesos llenos de misterio y fantasía.

Mary Shelley rememora las ideas de los dos poetas más emblemáticos del Romanticismo inglés sobre la primacía de los sentimientos por encima de la razón, la búsqueda de la originalidad frente a la tradición clásica, la apuesta por el liberalismo y el librepensamiento, la creación de mitos y héroes prototípicos de la rebeldía (don Juan, Prometeo, corsarios y piratas), la apuesta por narraciones fantásticas, la justificación del suicidio, el amor a la naturaleza como entidad superior, compendio y símbolo de toda la verdad, la ambición de crear vida artificial.

La música encadena composiciones de Ludwig Spohr, Paganini, Beethoven, Jan Tomaschek, Mozart y Ralph Vauhan-William. La fotografía crea bellas composiciones de aire picturalista, no exentas de cierto estatismo, acorde con la profundidas de los diálogos y la exposición. El guión se basa en una historia inspirada en hechos históricos, sobre la que construye un realto que combina fantasía y realidad. Las interpretaciones son adecuadas y correctas, en especial las de Grant, McInnerny y José Luis Gómez. La dirección demuestra habilidad narrativa y dominio de cine, arte y cultura.

Película singular, que ambiciona crear cine de calidad. Imprescindible para cinéfilos aficionados al arte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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11 de octubre de 2006
35 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es con mucha diferencia mi película favorita de cine español, (aunque en realidad sea muy poco española). Recuerdo cuando la estaban rodando y ví algún reportaje en TV de dicho rodaje y quedé enamorada y con necesidad de verla, por entonces yo contaba con 17 años y un gran amor a la literatura clásica y gran admiración por Gonzalo Suarez, su director y guionista. Recuerdo perfectamente la visualización del film en el cine, las sensaciones que me provocó y lo maravillosa que me pareció. La abré visto una 30 veces pero nada comparable con disfrutar de ella en una pantalla de cine de las de antes.
Me pareció una película bellísima visualmente, una fotografía y escenarios mágicos, interpretaciones destacables sobre todo Jose Luis Gómez (que pena que tenga un papel pequeñito) y me encantó Valentine Pelka y su papel como Shelley. Hugh Grant está muy aceptable, como casi nunca, vaya. Destacar además la banda sonora de una belleza clásica y una melancolía perfecta para las ambientaciones y la fotografía y un toque de terror clásico con las apariciones del monstruo (estupendo Jose Carlos Rivas) inquietante y perturbador.
Insisto es un placer disfutar de ella sin prisas, relajándose, dejándose llevar y transportandose a esa época en la cual el arte tenía una gran importancia en la sociedad, y los artistas lo eran plenamente, olvidándose incluso de ser personas.
No recomendada para gente con prisas, a la mayoría de la gente que conozco le pareció excesivamente lenta.
umaestef
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21 de enero de 2013
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de la célebre noche ginebrina en que Mary Shelley y sus amigos jugaron a adentrarse en el terror —ante la chimenea, en un palacete a la orilla de un lago—, el espectro convocado les sigue en sus desplazamientos por Europa.

Es un espectro despiadado, agente oscuro y tenaz: la auténtica sombra de los talentosos poetas aristócratas entregados a ser sublimes sin interrupción. Tan brillantes como resultan en su exaltación romántica, tan tenebroso y escalofriante es el monstruo que personifica su lado subterráneo y oculto.

Se nutre de cuanto no pueden aceptar de sí mismos, abundante (son muy incompletos y dependientes), y por ello nos encontramos ante un monstruo exclusivamente cruel: nada que ver con esa dicotomía que en otras versiones zarandea a la criatura del doctor Frankenstein entre aspiraciones bondadosas e impulsos violentos. Nada tampoco de florecitas, retórica voluntariosa ni sonrisas pánfilas. Sí infanticidio, en cambio.

Nada prometeico, pues, ni heroico, en el monstruo del doctor Suárez. Tiene un aire refinadamente perverso y los costurones de su rostro son apenas tenues líneas violáceas. Su monstruosidad es de otro calibre, más íntimo y fatal, y le cuadra totalmente contrapesar al Byron un tanto adolescente que compone Hugh Grant.

La pasión estética no consigue conjurar lo trágico. Suárez lo afronta sin vacilación. Los personajes empequeñecen ante la apabullante naturaleza: la naturaleza paisajística, soberbiamente fotografiada con ecos de Caspar David Friedrich, y el vertiginoso abismo de la naturaleza humana.

[Texto publicado en el boletín inaugural del cineclub macguffin]
Archilupo
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