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El ángel exterminador

Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
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Críticas 166
Críticas ordenadas por utilidad
16 de agosto de 2008
339 de 369 usuarios han encontrado esta crítica útil
1. La vida también es enigmática y chocante, replicaba Buñuel a un comentario sobre esta película. ¿Que por qué las repeticiones? Respuesta sardónica: La película quedó corta y había que alargarla.
Para Buñuel el misterio era elemento esencial de una obra de arte. Le irritaba la tendencia a explicar racionalmente imágenes casuales: "La mejor explicación es que no tiene explicación racional; es pura poesía, y nadie pide que le expliquen un poema. O no debería, al menos".

2. Idea insólita: a causa de una fuerza incomprensible, unos cuantos burgueses no consiguen abandonar una mansión donde han sido invitados a cenar. Obligados a convivir, las fórmulas de cortesía dan paso a la agresión. Por entre los jirones de la etiqueta emerge una naturaleza humana malintencionada que no se limitará a la violencia verbal.
La degradación de la convivencia va instaurando una atmósfera terrible, atenuada por el tono anecdótico con que avanza la narración: se hilvanan viñetas variadas, con diálogos muy cortos, rápido intercambio en régimen absurdo:

—¿Piensa permanecer mucho entre nosotros?
—¿Y usted?
—No, dígalo usted antes.
—Yo vivo aquí.
—Me lo esperaba…

3. Para Buñuel, la educación y cultura universitarias son barniz: la mentalidad de la élite se basa en un individualismo abstracto, inútil para lo comunitario, sin iniciativa práctica, conformista y falto de espontaneidad, que en situación límite se descompone en neuras y paranoias. Prisionero de códigos y tabúes, ante lo inexplicable aflora un fondo primario. La casa ya no es refugio contra la amenaza exterior. Invertida la función, se vuelve jaula. La amenaza está dentro.

4. Buñuel reescribió con fuerza narrativa una pieza compuesta con Alcoriza, “Los náufragos de la calle Providencia”. El título quedaba largo y pidió a Bergamín el de una obra de teatro suya, aparcada: “El ángel exterminador”. Ningún problema, está sacado de la Biblia, del Apocalipsis.
Con el productor Alatriste, Buñuel tenía libertad sobrada para trabajar a su manera más personal, parecida a la del entómologo: estudio distante e irónico del comportamiento de los personajes, mezclado con guiños privados y una constante buñuelesca, la imposibilidad absurda de satisfacer un deseo sencillo.
En la Residencia de Estudiantes, Dalí y Lorca, sin dinero, se encerraron un par de días en una habitación, fingiéndose náufragos que no podían salir y pedían auxilio.
También en la Residencia, Buñuel tuvo un compañero de habitación a quien odiaba por su manía de peinarse a conciencia sólo media cabellera, como hace un personaje de la película.
En la obra más original de Buñuel, lo intelectual y planificado tiene menos peso que la exploración subjetiva y arbitraria (como las repeticiones: de la llegada de los invitados, de las presentaciones y brindis…). No son películas para entender y descifrar sino para vivirlas.

5. Alatriste, cuando vio el film, recién terminado: “No he entendido nada. Es maravilloso”.
Archilupo
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29 de abril de 2006
206 de 267 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tenía ni idea de lo que iba a encontrarme antes de ver la película. Sólo sabía que estaba muy bien considerada. Me he encontrado primeramente con una presentación de personajes magistral, que te va dando pequeñas pinceladas de cada uno pero sin llegar a ahondar demasiado, no resultando para nada tediosa. De pronto unos señores se hacen unas señas y aparecen unas patas de pollo en el interior de un bolso; ahí te das cuenta de que esto no va a ser un drama sino algo más fantástico. Y ocurre lo que relata la sinopsis: inexplicablemente nadie quiere salir de aquella sala, desarrollan una fobia inexplicable al exterior. Vamos observando cómo se degradan estos personajes aristocráticos hasta alcanzar niveles animales, de supervivencia.

Suena muy bien, pero me temo que Buñuel no supo explotar todas las posibilidades que un argumento tan bueno le proporcionaba. Me da igual que el encierro sea una metáfora, me ha faltado más tensión, una atmósfera aún más malsana, situaciones más al límite. Creo que le falta fuerza a una gran parte de la narración, o bien más elementos fantásticos/psicológicos (como el de la mano) que fascinen. Me he llegado a aburrir. Por no hablar de la solución del problema, bastante simple y decepcionante. El epílogo en la Iglesia te puede resultar muy bueno o muy estúpido, depende de cómo tengas el día.

Tampoco ayuda el elenco de actores, correctos en algunos casos y directamente malos en otros. Imposible empatizar demasiado con los personajes con esas actuaciones tan normalitas.

En resumen, una película que arranca estupendamente pero que hacia la mitad se va desinflando lentamente. En mi opinión, por supuesto.
KesheR
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20 de mayo de 2005
140 de 168 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos enseña ese genio llamado Luis Buñuel los entresijos de la burguesía acomodada, sus hipocresías y sus miserias, mediante imágenes cargadas de esa simbología propia de toda su obra que a su vez nos da las pautas del comportamiento humano. Pero lo realmente brillante de este trabajo, lo que le da el empujón de gran película a obra maestra, es que decide hacerlo de un modo que al espectador le resulte extraordinario. La reunión de los personajes en un salón durante una fiesta lleva la situación al límite en un encierro en el que terminan asemejándose a los náufragos de la isla de “El señor de las moscas” de William Golding, donde todos pueden mostrar lo peor del ser humano mientras la situación les denigra física y moralmente. No en vano, el pretendido título inicial era el de “Los náufragos de la calle Providencia”. Al mismo tiempo, el argumento se envuelve dentro de un contexto fantástico que recuerda al mejor Borges, siendo el motivo del encierro pura disquisición psicológica, aparentemente absurda pero necesaria como detonante, donde las situaciones se repiten y donde es el mito del eterno retorno la clave de la solución.

Muestra además de su talento con la cámara es precisamente que logra esas repeticiones argumentales usando en ocasiones la técnica de rodar la misma escena desde ángulos distintos para luego montar ambas –montaje que acostumbra como en el resto de sus películas a hacer él mismo–; y todo ello no exento de un trabajo impecable con sus actores y de una planificación metódica que aprovecha al máximo el espacio y los encuadres.

La pregunta inmediata que asalta al final de la proyección intenta comprender el porqué de ese título...“Yo primero pensé que el título tenía una relación subterránea con el argumento, aunque no sabía cuál”, diría Buñuel. “A posteriori lo he interpretado así: los hombres cada vez se entienden menos entre sí. Pero ¿por qué no se entienden? ¿Por qué no salen de esta situación? En la película es lo mismo: ¿Por qué no llegan juntos a una solución para salir de su encierro?”

En Buñuel se reúnen cine y vida en forma de surrealismo, y es “El ángel exterminador” muestra inequívoca de ello. Como todo surrealismo que se precie, pueden encontrarse tantas interpretaciones como espectadores, infinitas respuestas para una simple pregunta. En definitiva, qué mejor que las palabras del autor para definir su obra: “Si el filme que van a ver les parece enigmático e incoherente, también la vida lo es. Es repetitivo como la vida y, como la vida, sujeto a múltiples interpretaciones. El autor declara no haber querido jugar con los símbolos, al menos conscientemente. Quizá la explicación de El ángel exterminador sea que, racionalmente, no hay ninguna.”

Pero tal vez, con estas palabras, Buñuel -como Borges- también juega con nosotros.
Pedro
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17 de abril de 2008
94 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
El genio de Calanda, cineasta irregular donde los haya, es una de esas figuras por encima del bien y del mal, al que muy pocos se atreven a criticar, mientras la mayoría se limita a repetir de forma borreguil lo geniales que son sus películas. Algunas, realmente lo son; otras, como este “Ángel exterminador”, no lo tengo tan claro. Con Buñuel, como con otros vanguardistas, nunca acabas de saber si estás ante algo sublime, o se están quedando contigo. Me parece raro que uno se pueda entusiasmar con esta película, aunque para gustos están los colores.
Muy bien, en ella encontramos algunas de las constantes del universo de este autor: que si surrealismo por aquí, que si realismo por allá, que si krausismo por arriba, que si ultraísmo y creacionismo por abajo, que si anticlericalismo, que si anarquismo… La película es tan críptica (o tan incoherente) que se presta a todo tipo de interpretaciones, desde la lectura en clave marxista-leninista según la cual las clases privilegiadas se destrozan entre sí, mientras las clases explotadas se mantienen al margen de la rebatiña, hasta la crítica al dominio de las estructuras ideológicas o sociales en general, pasando por la deshumanización del individuo cuando pasa a formar parte de un colectivo mediatizado por múltiples normas y tabúes. En fin, no deja de ser un filme interesante, pero ante el que hay que estar prevenido, puede resultar tan desconcertante como atrayente, o incluso insoportable, pese a su corta duración. Para iniciados y exégetas, yo prefiero emplear mi tiempo en tareas más banales.
Shinboneniná
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24 de mayo de 2009
58 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
CRÍTICA:
Para ver como es debido "El ángel exterminador", es necesaria una mentalización previa: estoy ante una película surrealista, habrá cosas a las que no les encontraré explicación; estoy ante una película de Buñuel, si no le doy al coco poco voy a extraer de ella.

Creo que si uno realiza ese "calentamiento", el chute de cine de arte y ensayo está garantizado. Buñuel compone un relato novedoso donde los haya. El humor puebla la primera mitad de la cinta, que después se torna opresiva. El surrealismo y el onirismo (esa escena de la mano...) en un principio puede echar p'atrás, pero acaban formando parte de la atmósfera envolvente de el filme.

Supuestamente, "El ángel..." es una crítica a la burguesía. Sin embargo, yo la veo más como una crítica a la naturaleza humana en general. Buñuel ya utilizó a vagabundos y prostitutas para hablarnos y hacernos reflexionar sobre ella en "Viridiana", y ésta vez le tocó a los burgueses.

COSA QUE SE LE PASÓ A BUÑUEL:
Ojo a la escena en la que se ve a los corderos bajo la mesa. Justo después, cuando la anfitriona habla con sus criados en la cocina, en un plano, por la parte inferior de la pantalla, se cuela algo. Algo que tiene toda la pinta de formar parte del material de rodaje. Y aunque sea una chorrada, dejo aquí constancia de ese posible fallo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AGF
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