El caracol en la cuesta (C)

La peña está muy creisi por hacer paranoias de este calibre.
Se trata de una marabunta de sombras y trazos y líneas de distintos grosores que desfilan de mil formas diferentes al compás de un sonido irregular y espeluznante para contar una historia que supuestamente trata de un bosque misterioso, aunque yo de eso no me enteré demasiado.

La peña está muy creisi por dejar votar en filmaffinity paranoias de este calibre.
Porque está claro que sus valores cinematográficos son más bien escasos, pudiendo compararse el resultado final con un trabajo de animación generativa para una clase de programación más que con un cortometraje de animación, por muy corto que sea en el sentido que sea.

Yo estoy muy creisi por darle un cinco a paranoias de este calibre.
Porque si la gente está tan creisi, pues entonces yo lo estoy más, me paso mi criterio para valorar cine por el forro y puntúo esto como me da la gana, que es lo que se cuece. ¿Y por qué un cinco? Probad a verlo como yo: con las luces apagadas, en una pantalla decente, con el volumen a tope y, a ser posible, con el cerebro en malas condiciones (en mi caso fue una resaca de las gordas, pero supongo que un par de cervecitas y un cigarrito de la risa tendrán un efecto similar sobre cualquiera). A ver si en ese caso flipáis tanto como un servidor... o incluso más.

(y cuidado con los tripis)
(que la peña está muy creisi por aquí)

Cine experimental del inadecuado. El caracol en la cuesta es un cortometraje que mezcla texto con imágenes animadas inspiradas en dichas palabras. No estamos más que ante la visión de Todorovic de algo ya existente y que plasma con titubeante resultado en una pantalla en una sucesión de imágenes generadas con programación cuya sensación está en ocasiones muy por encima de lo que se quiere mostrar.

Es ése y no otro el principal problema de este cortometraje, con algunos momentos de lucidez (como la parte IV) y muchas sombras. Las imágenes recuerdan en demasiadas ocasiones a un mero salvapantallas más que a otra cosa, a pesar de que la intención no acaba de ser del todo mala.