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La sombra del poder

Thriller. Intriga. Drama Cal McCaffrey (Russell Crowe) es un veterano periodista del Washington Globe viejo amigo del prometedor congresista Stephen Collins (Ben Affleck), uno de los políticos del momento. Cuando la ayudante y amante de Collins aparece muerta en el metro, éste recurre a Cal para demostrar que no fue un suicidio. Durante la investigación, se descubren ciertas pistas que podrían hacer que todo es parte de una trama mucho mayor de la que ... [+]
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Críticas 113
Críticas ordenadas por utilidad
17 de abril de 2009
83 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás no sea muy buena idea meterse en una sala cinematográfica un viernes a primera hora para ver una película que gira alrededor del mundo de la política y del periodismo. Llevas arrastrando las tensiones de toda la semana y con este género cinematográfico sueles ver films de difícil comprensión a causa del sinfín de nombres extraños que aparecen, de saltos de guión de imposible comprensión y de finales cosidos, en muchas ocasiones, con hilo grueso.

A pesar de ello, no es este el caso. Haciendo un paralelismo con otra película del prolífico Crowe, "Entre copas", este film entra con la suavidad de los buenos vinos, no hay trampas en el guión, ni desarrollos abruptos argumentativos. Cada escena se justifica en la anterior y es causa de la siguiente; el ritmo es adecuado a la historia que se nos cuenta y no al revés.

Aparte de ello, hay aspectos muy interesantes, como esa descripción de una amistad masculina mantenida a lo largo de los años, a pesar de que sus protagonistas han tenido un desarrollo vital muy diferente; en este sentido, estupendo Russell Crowe en su papel de sabueso a la antigua usanza, y estupendo también Ben Affleck como congresista.

Otro aspecto interesante es el encuentro entre el cine en sala y el periodismo, dos medios que hunden sus raíces en siglo XIX, y que ahora palidecen ante la aparición y consolidación de internet. Desde el punto de vista puramente cinematográfico, no quiero acabar sin citar la escena final que se desarrolla en el silencio de una redacción de periódico tan sólo roto por el tecleado de un ordenador.

En fin, que esta película del escocés Macdonald, de denuncia política como las de antes, es una estupenda recomendación para este fin de semana o cualquier otro.
Luigi
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16 de abril de 2009
61 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
El espectáculo debe continuar. A sabiendas que hay mucho dinero en juego, la maquinaria cinematográfica no puede dejar de funcionar en ningún momento, y si se llega al extremo de quedarse sin inspiración, no hay más remedio que ir a buscar las musas en otro sitio. Ésta es una lección que Hollywood (donde supuestamente están los niños más listos de la clase) ha aprendido a la perfección. La muestra de ello es que en los últimos años hemos presenciado un auténtico boom de secuelas, precuelas, adaptaciones y remakes. Precisamente en éstos dos últimos grupos cabría situar ‘La sombra del poder’, ya que bebe directamente de la serie británica de culto ‘State of Play’, emitida el año 2003 en la BBC.

Es importante constatar los orígenes de lo nuevo de Kevin McDonald, para comprender de dónde vienen sus virtudes y sus tropiezos. En el apartado de aciertos encontramos la elección de los actores, que al igual que en el producto original, se caracteriza por el toque de glamour. Aquí los Morrissey, Nighy y McAvoy son sustituidos por Russell Crowe, Ben Affleck, Rachel McAdams, Helen Mirren y otras caras bonitas por las que más de un director suplicaría para tenerlas bajo sus órdenes. Reparto al que, sabiendo la calidad que atesora, cabría exigirle un poco más de intensidad, pero que al mismo tiempo hay que agradecerle el saber llevar bien el ritmo de este a la postre ajetreado amalgama de géneros.

Aquí se encuentra justamente la trampa en la que cae ‘La sombra del poder’. En ocasiones como ésta es cuando conviene echar una mirada atrás para aprender de los errores del pasado. Para citar un ejemplo local, retrocedamos tres años para recordar que lo que acabó en cierta manera lastrando al proyecto más ambicioso del cine español -‘Alatriste’- fue la voluntad suicida de querer condensar en una sola película la friolera de cinco novelas. ¿Resultado? Una aglomeración de tramas a las que dos horas se les hacían demasiado cortas. Con este thriller sobre complots ocurre algo similar. Y es que reducir a poco más de dos horas seis capítulos de una hora cada uno, es una tarea harto complicada. ¿Resultado? Teorías de la conspiración, embrollos amorosos, tímidas reflexiones sobre el rol de la prensa en la sociedad actual...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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19 de abril de 2009
37 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director de la magnífica El último rey de Escocia, Kevin McDonald (escocés, por cierto) realiza esta magnífica adaptación al cine de la miniserie homónima de la BBC, centrada en el poder, la corrupción y el periodismo. McDonald demuestra un buen dominio de cámara con planos secuenciales y hermosas tomas aéreas, que aseguran una buena factura visual de la película. Pero esto no es lo mejor de esta imponente producción.

De entrada observamos un metraje largo, pero hay que tener en cuenta que había que condensar seis capítulos de un relato político con muchísimas implicaciones. Sin embargo, la habilidad de los guionistas para contar una trama absorbente, sabiendo cómo dosificar el volumen de información para no resultar confusa, además del empleo de un frenético ritmo narrativo (con un estilo similar en algunos aspectos a Zodiac) y el impecable montaje final de Justine Wright, confieren a la obra el dinamismo suficiente como para que nadie se aburra con su visionado.

Además el filme cuenta con personajes perfectamente definidos y muy bien interpretados, incluso por parte de Ben Affleck, que si bien nunca está a la altura de Russell Crowe, mejora bastante las mediocres interpretaciones a las que nos tiene acostumbrados. Crowe está perfecto en su rol de periodista de la vieja escuela, alguien que todavía cree que su denostada profesión es algo más que los índices de ventas, mostrándose continuamente en pos de la verdad. Completan el reparto la atractiva Rachel McAdams (Vuelo nocturno), el cómico Jason Bateman (logrará que esbocemos más de una sonrisa con un papel a mitad de camino entre las relaciones públicas y la juerga desenfrenada) y tres veteranos que no necesitan presentación: Hellen Mirren, Jeff Daniels y Robin Wright Penn.

En definitiva, una película absolutamente recomendable que todavía nos hace recuperar la fe a quienes creemos que en el siglo XXI todavía se puede hacer buen cine.
Edgar
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5 de mayo de 2009
28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la mayoría de thrillers me sucede algo que nunca terminaré de entender. ¿Por qué los guionistas siempre creen que un salto mortal con doble pirueta donde te rompes el cuello es mejor que una simple voltereta bien ejecutada de la cual sales airoso?

Y es que este thriller es un magnífico ejemplo de como crear una película con una atmósfera que te atrapa poco a poco, lenta, que se toma su tiempo para plantear cada aspecto de la película, pero que no aburre y consigue que te intereses por la historia. Una historia que mientras se construye va atando cabos de manera lógica y consistente, que conduce al espectador hacia una solución plausible, para, de repente, en los últimos cinco minutos, dar un volantazo y replantear todo el esquema, hacerlo encajar todo con calzador y dejar al espectador tan sorprendido, como desubicado y finalmente, engañado, con una cierta sensación de estafa.

Porque, si bien es cierto que la película y su final no es, ni por asomo, tan rocambolesco como el de "Seduciendo a un extraño" y la película, en líneas generales, está mucho mejor construida que la reciente "Duplicity", lo cierto es que ese último giro final, en mi opinión innecesario, hace que, a ojos del espectador, la película pase de ser un sobrio e inteligente thriller, a un castillo de naipes levantado sobre cimientos resbaladizos.

Y es que hay veces que la tuerca ya está lo suficientemente firme, y darle otra vuelta más, para lo único que sirve es para que reviente la tubería.

Por lo demás, la película lo tenía todo para ser una muy buena película, historia interesante, buenas interpretaciones, guión sobrio, atmósfera atractiva, ritmo adecuado... pero el final, termina por estropear la buena impresión que se va cuajando a lo largo de todo el metraje.
Simpkins
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26 de abril de 2009
52 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo ocurre en Hollywood. Sylvester Stalone, Jeff Daniels, Alec Baldwin y otros actores en las horas finales de su carrera en la Meca del cine, han sufrido extrañas malformaciones generales en la testa, principalmente en lo que se refiere a las dimensiones. No deberían seguir creciendo más que las orejas y la nariz, sin embargo las viejas glorias continuan aumentando el ancho, el alto y el fondo craneal, pero a distinta velocidad.

La película es una bien contada historia de trama política, periodistas en acción y políticos corruptos, que no aporta nada nuevo, ni impresiona, ni atrae, salvo por la escena del garaje.

Se recomienda disfrutar, más que de la trama, la música o las interpretaciones, de estos extraños sucesos físicos que acontecen sobre las estrellas, por ejemplo, sobre el prota, Russell Crowe. No se sabe si es así de guarrindongo en la realidad y por eso le dan papeles de sucio, o si sus roles son de gente aseada, a los que él dota con un toque personal metiendo la cabeza en un barreño de grasa. Si se fijan bien, en esta película hay escenas en las que aparece con tropezones por la cara.
Sines Crúpulos
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