Hijos de un mismo Dios

Buena película sobre aquellos años del s. XX en que el nazismo alemán, una vez invadida Polonia, hizo de aquella nación europea el lugar por excelencia donde perseguir y exterminar con saña a los judíos.

Cuenta la historia de un niño polaco-judío cuyos padres viendo lo que se avecinaba, se deshacen de él para protegerle la vida, de forma que se lo entregan a una familia polaca de campesinos católicos, donde lo adoptarán y harán pasar por un miembro de su propia sangre. El niño se integra como un católico más y pasa múltiples vicisitudes en su nuevo entorno, además de aprender in situ que las personas de religión católica son como todas las demás, es decir, las hay compasivas, buenas, heroicas y con flexibilidad mental, y también hay entre ellas algunas inmisericordes, malas, cobardes y de mentes muy rígidas o brutales.

Película triste basada en hechos reales, que nos hace reflexionar acerca de los odios entre los seres humanos, a veces por religión y a veces por desreligión, a pesar de que todos somos hijos de un mismo Dios u Origen.

El siguiente diálogo de la película se da entre el sacerdote católico, uno de los protagonistas principales del filme, y uno de los niños católicos a quienes está catequizando:

—¿Dónde nació Jesús?— pregunta el cura.
—En el Vaticano— contesta uno de los niños catecúmenos.
—¡Ah! ¿Entonces era italiano?
—Sí padre.
—¡No!; judío. ¡Era judío!— corrige el sacerdote ante la cara atónita del niño y de sus compañeritos, quienes no asimilan que aquél al que adoran como Dios y centro de su religión fuese judío; es decir, Jesucristo era judío igual que toda esa gente perseguida, segregada, maltratada y exterminada allí mismo, ante sus ojos, en la sociedad polaca; de hecho son testigos de como los judíos llenan los trenes que pasan cada noche cerca de sus casas, donde van enjaulados y amontonados como ganado llevado al matadero, y no en vano estos niños católicos si son detenidos por los militares nazis proclaman inmediatamente que ellos son polacos, no judíos, sabedores que dicha distinción les exime a priori de correr la misma suerte.
—¿Judío!— medio pregunta y medio exclama el niño, estupefacto ante lo que acaba de oír de boca de su párroco catequista.

El presbítero católico (interpretado por el actor Willem Dafoe), hombre de noble corazón, acogedor y comprensivo, esconde, protege y salva al niño judío entre su comunidad de feligreses católicos; quizás porque considera a los judíos como a hermanos mayores en la fe; quizás porque estima a la religión judía como una religión prima-hermana o incluso más, la religión madre de la que procede nuestra religión cristiana; quizás porque es sabedor de que la religión judía, como manifestaría unas cuantas décadas después un polaco investido Papa con el nombre de Juan Pablo II, “la religión judía pertenece a lo “más íntimo” de nuestra propia religión cristiana”.

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Una lástima que la realización de Yurek Bogayevicz no haya sabido construir un trabajo mas efectivo. El material con que contaba era magnífico pero se perdió tratando de combinar distintas especias.

En ocasiones cuando te enfrentas a un guión o un relato para convertirlo en proyecto cinematográfico, hay que considerar en la renuncia en favor del ritmo y la historia.

Si en la película se eliminaran algo más de diez minutos de escenas que no aportan nada aunque sean de gran belleza y plasticidad; el conjunto hubiese ganado, y de ser un proyecto interesante habría pasado a magnífico. Una lástima.

Un 7

Película que habla sobre el nazismo, tuve la mala suerte de verla después de la lista de Schindler y vamos, ni comparación. Apenas cuenta nada, y las escenas vienen y van sin mucho sentido, en algun caso son hasta paranoicas. Sin embargo, la actuación de Haley Joel es muy buena, si os gustó en el sexto sentido o I.A., recomendable verla, aunque sea para pasar el rato.

Quizás no sea el único al que le gusta como actuaba Haley Joel Osment, tras ver películas como Forrest Gump, El secreto de los Mcann, Inteligencia artificial, El sexto sentido (esa la tengo pendiente) y mismamente esta cinta, se ve claramente lo buen actor que era Osment. Me da bastante pena que este actor se haya echado a perder en el mundo de las drogas y haya dejado el cine porque era un actor joven que prometía bastante. Bien, ahora juzgando a la cinta no tengo más que decir que es una gran película y merece ser recordada como un gran drama. El tema de los nazis y judíos lo tenemos bastante visto pero nunca cansa. Este tema impacta bastante y está bastante relacionado con la película. La historia es cautivadora y su hora y media te engancha durante toda la cinta. Quizás no sea la película perfecta, ya sabemos que es mejor El niño con el pijama de rayas con la que guarda bastante relación, ya que tiene un bajón a la mitad de la cinta en la que se centra demasiado en los juegos católicos de los niños que ya deja de interesar la película, pero eso solo son 15 minutos a mitad de la cinta. El resto de la película es una maravilla ver a Haley Joel Osment como niño raro, como el niño deseado por una niña, como defensor de sus amigos, como valiente y a la vez cobarde, como tímido y a la vez extrovertido. Es muy buena y a pesar de que no es muy conocida por no decir desconocida debido a su reparto y equipo de producción, tiene a un veterano y buen actor Willem Dafoe quien nos deleita con una escena impactante al principio de la cinta corriendo detrás de unos cerdos para salvar la vida de unos pueblerinos. La banda sonora es muy buena al igual que la fotografía de ese lago o las praderas norteñas. En la cinta se muestra claramente la crueldad que había en los nazis contra los judíos, tanto que al final casi me hace llorar de pena. En fín, una película muy buena que te toca la fibra sensible y que tiene unas excelentes interpretaciones de los niños con una historia muy buena.

Típica película en la que alguien narra su triste infancia, ambientada en la Polonia ocupada por los alemanes. Cargada de tópicos, los nazis son tan malos que solo les falta oler a azufre, hay un cura que se desvive por sus feligreses, los buenos son tremendamente buenos, y los niños tan inocentes que incluso parecen retrasadillos en según que escenas. La fotografía es magnífica, aprovechando al máximo la belleza natural de la primavera en el centro de Europa, las interpretaciones correctitas, y el guión va dando tumbos sin definir exactamente cual de las tramas es la principal.
Recomendable tan sólo como entretenimiento porque, a pesar de no aburrir ni un instante, deja la impresión de que no cuenta apenas nada.