Domicilio desconocido

No es una obra menor de Kim Ki-Duk. Al contrario que todas sus obras anteriores es cuando por fin el tarro de las esencias de su cine se abre por completo.
No es casualidad que dirigiese después sus otras dos mejores películas: “Hierro 3” y “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera”, que forman parte de su mejor período.

“Dirección desconocida” puede parecer una versión de “Vidas cruzadas” combinada con los aciertos del cine de Kim Ki-Duk y nuevas incorporaciones: violencia, zoofilia, automutilación, perro frito agridulce, drogas y EEUU por medio.

Hay bellos paisajes, mucho dolor y soledad en esos personajes. También cierto poso de crítica sobre la pérdida de identidad de un país influenciado en gran medida por el capitalismo, que queda reflejada con la historia del soldado, de la carta, del mulato y la operación de la tuerta.

Nuevamente la violencia y el dolor se convierten en la vía de escape de los personajes y esta vez todo lo que cuenta, todas las historias resultan tan interesantes como fascinantes y sólidas. También el surrealismo y la extravagancia se apoderan del relato en ciertas secuencias.

“Dirección desconocida” le sirvió a Kim Ki-Duk para consolidarse como cineasta con mundo propio y a tener muy en cuenta. Aunque ese mismo año el cine japonés relegase al resto del cine oriental en un segundo plano con atrevidas y controvertidas propuestas (“Agua tibia bajo un puente rojo” y “Visitor Q”) y a principios del siguiente, con un Miyazaki finalmente reconocido a golpe de Oso de Oro con la magnífica “El viaje de Chihiro”.
Lo mejor del cine coreano aún estaba por llegar.

“Dirección desconocida”, narra la vida en clave metafórica de los habitantes de un pequeño pueblo coreano situado en las montañas, una crítica a muchos aspectos del panorama coreano actual, todos representados por los habitantes del mismo, el cual tiene que convivir con una base militar estadounidense y de como afecta a cada uno de los habitantes. Aunque este hecho, no es más que una excusa del director para abarcar y tratar una cantidad enorme de temas, en un "reducido" espacio de tiempo como son las escasas dos horas que dura la película. Pero es que si tenemos en cuenta, que Kim nos habla: desde el problema idiomático, pasando por el colonialismo yanqui, hasta las relaciones interpersonales tanto de pareja como familiares, nos damos cuenta que la maestría narrativa y expresiva del director es realmente apabullante. Así como su capacidad para contar una historia y hacer una feroz crítica al mismo tiempo.

“Dirección desconocida” es una película dura, la violencia es gratuita, la sangre corre sin mayor necesidad y hay que aguantar desde automutilaciones, hasta sexo con animales, pasando por todo tipo de humillaciones y aberraciones sexuales, un film en donde la ausencia de la figura paterna es la base y el punto de encuentro de todo lo que sucede en la película, con un argumento lleno de problemas familiares, marcas del pasado y ausencia de cariño. Todo esto adornado con las continuas luchas de los habitantes del pueblo en el que viven los personajes contra la fuerza militar norteamericana que sigue ocupando el país años después de la guerra. Ki Duk Kim recrea con su particular dosis de violencia las situaciones de desesperación de los personajes, las frágiles relaciones entre ellos y la imposibilidad de adaptarse a un mundo que les es hostil.
Una historia de como la guerra no tiene vencedores, un legado de cómo las guerras y conflictos dejan huellas en un país. Todos los personajes del film sufren, el recuerdo de tiempos mejores, maltratos por su condición en la sociedad o por su gobierno.

Una película casi perfecta en donde su única pega es el actor americano, que desentona lamentablemente del resto de intérpretes.

Desde su prisma violento y exagerado, Kim nos acerca más de lo que nos pueda parecer a la vida marginal surcoreana tras la guerra. La cultura norteamericana se abre camino y todos tienen la necesidad de aprender inglés o de conseguir la última Playboy publicada. Todo se encauza hacia desenlaces quizás demasiado esperpénticos y surrealistas con la locura como válvula de escape, pero aun así me parece el guión más sólido y completo de este autor, esta vez –¡por fin!– acompañado por un presupuesto suficiente.

Está a la altura de "Hierro 3". A mí incluso me gusta más, así que os la recomiendo insistentemente si sois seguidores de Kim.

PD: Una cosa está clara: el perro es el mejor amigo del hombre –especialmente de la mujer– aquí y en Corea, aunque allí haya quien se los coma.

Durísimo cruce de vidas que componen una estampa de una Corea marginal. Sin contemplaciones vemos como bajo un guión muy bien estructurado, Kim Ki-Duk enlaza las vidas de un puñado de personas solitarias que no buscan una salida sencilla. Personas automarginables cuya redención es el dolor.

Dotada toda la cinta de una atmósfera pesada, el director nos tortura con escenas de violencia psicológica más que física (de la que también hay a raudales). Gran poder en todas las interpretaciones que pueblan la película de ese extraño y en muchos casos desagradable mundo que ha creado Ki-Duk.

Ki-Duk contrarresta la desagradable historia y sus impactantes imágenes con una hermosa banda sonora: lúcida, sensual y serena.

En su espléndido guión, el coreano nos resume en casi dos horas la vida de esa Corea perdida, las ansias por encontrar una nueva vida con acento anglosajón, las perdidas de identidades por culpa de invasores y guerras, la soledad buscada, la soledad compartida, la soledad como único camino para no seguir adelante, el poder autodestructivo del hombre, quizá, el animal con el poder autodestructivo más importante del planeta.

Hay mucha calidad en esta cinta y suficientes alicientes para odiarla. Así es Kim Ki-Duk.

En las antípodas de la placidez y la serenidad que transmitía "Primavera, verano, etc...", esta vez el señor Ki-Duk nos muestra, sin ningún tipo de concesiones y con una dureza lacerante, un catálogo de seres incapaces de encontrar su lugar en el mundo, ya sea por sus dudas, por su carencia de identidad, o por su falta de inteligencia emocional.
Excelentes interpretaciones que dan vida a unos personajes sobre los que desde la primera secuencia sobrevuela la tragedia, notable fotografía que logra dar a grandes espacios abiertos una sensación claustrofóbica adecuada al dramatismo de las situaciones, y un admirable guión que describe perfectamente a los personajes y a sus circunstancias, pese a lo extenso del reparto.
Buen contrapunto a otras obras en las que nos habla de la bondad humana, aquí se ciñe exclusivamente en desarrollar la famosa cita que dice que el hombre es un lobo para el hombre, con una tremenda carga de escenas de una crudeza extrema, y momentos de un dramatismo desorbitado.
Del todo recomendable para aquellos que gusten, de vez en cuando, ver retratadas verazmente la crueldad y la locura que puede habitar en el ser humano, es del todo desaconsejable para amigos de la poesía y el bucolismo que desprenden otras obras de este autor.