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Tras el ensayo (TV)

Drama Después del ensayo de una obra de Strindberg, Henrik Vogler, un viejo director de teatro, se sumerge en sus recuerdos hasta que es interrumpido por la entrada de dos mujeres: Anna, una apasionada y joven actriz, dispuesta a sacrificarlo todo por el arte, y Rakel, una mujer neurótica y alcohólica que ha sido su amante. Los tres evocarán su vida sentimental. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
3 de abril de 2008
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la adaptación televisiva de "Fanny y Alexander", Bergman se quedó un tiempo en el medio y filmó esta pieza de teatro televisado.
Después de un ensayo dramático, el veterano director de la obra (el excelente Erland Josephson) permanece en el escenario para conversar a fondo con una joven y ambiciosa actriz a quien conoce desde niña (Lena Olin), y consigo mismo en off.
A la conversación se incorpora la madre de la actriz, procedente del pasado, también actriz, ex amante del director y patéticamente deteriorada por el alcohol.
A través de su alter ego, un Bergman maduro y austero elabora sin ornamentos su larga vida sobre las tablas.
Se fija en la implicación entre vida y teatro, entre vida y arte en general. La importante reflexión se va desarrollando conforme los personajes-actores hablan de su historia sentimental en común.
Los cómicos actúan en la vida y, a la vez, viven en la función: es el juego de espejos, la ocultación tras máscaras.
Un tema, pues, clásico en el autor: la existencia es libreto; el dramaturgo, demiurgo.
A diferencia de en las películas 'puras', el tratamiento de la imagen es aquí muy accesorio.
Obra rodada en un solo escenario, repleta de diálogos con texto denso, requiere del espectador atención muy concentrada.
Archilupo
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22 de marzo de 2009
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado para la televisión por Ingmar Bergman después de la adaptación televisiva de “Fanny y Alexander”. El guión es del propio Bergman. Se rueda en un plató de escenario único, en Suecia. Producido por Jörn Donner (“Fanny y Alexander”, 1982) para Cinematografh AB y Personafilm, se estrena el 9-IV-1984 (Suecia).

La acción dramática tiene lugar en el escenario en el que se realizan los ensayos de la obra de teatro “El sueño” (Strindberg), en Suecia, a lo largo de varias horas de la tarde de un día de 1984. El director de la obra Henrik Vogler (Josephson), terminado el ensayo, permanece en su mesa de trabajo, aprovechando el silencio y la paz del lugar para sumergirse en sus pensamientos y recuerdos. Le interrumpe la primera actriz Anna Egerman (Olin), hija de Rakel Egerman (Thulin), antigua amante de Henrik. En un largo flashback, Henrik recuerda una conversación que tuvo con Rakel once años atrás en el mismo lugar en el que se encuentra actualmente. Anna, de 23 años, es una actriz de talento, competente e inteligente, que vive momentos difíciles a causa del deterioro de su vida de pareja con Peter. Rakel, alcohólica y neurótica, falleció hace tiempo. Henrik, de unos 60 años, escribe y dirige obras de teatro, es austero y vive solo. Esporádicamente le visita su esposa con la que comparte la tarde y la noche.

El film es un drama intimista, que adopta el formato de cámara, a la manera del teatro de cámara de Strindberg, realizado con pocos medios, pocos personajes y pocos decorados. En este caso la obra cuenta con 3 personajes (5 actores, dos de ellos niños), un escenario único y ascético y vestuario de calle. A lo largo de sus reflexiones y recuerdos (voz en off) y de la conversación con Anna, Henrik (“alter ego” de Bergman) evoca sus temores, inseguridades y obsesiones: la pareja, el sexo, la vejez, la muerte. Hace referencia a las dudas sobre la vida del más allá tras la muerte, al miedo a la vejez, a los temores que inspira la decadencia física (ceguera, sordera...), etc. Evoca el temor al dolor, la discapacidad y la enfermedad, que amenazan a los seres humanos, sobre todo, en edades avanzadas. Plantea los temas del suicidio y la eutanasia.

Explora la fragilidad del amor humano de pareja y su acompañamiento de infidelidades, deslealtades, engaños y traiciones. Se refiere a los problemas de comunicación que tienen los seres humanos y la tendencia natural a la incomprensión, el conflicto, la separación, el aislamiento y la soledad, que afecta sobremanera a las personas de edad, a los enfermos y a las personas con discapacidad. El film contiene numerosas referencias autobiográficas.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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28 de agosto de 2010
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pequeña joya. En poco más de una hora, tres personajes mantienen una relación a caballo entre la realidad y la estilización de esa misma realidad. Personajes que tienen una dudosa entidad y que entre todos conforman un puzzle de afectos y de desdichas compartidas: muertos que regresan, vivos que retroceden en el tiempo, entes que confluyen en un presente incierto.

En esa peculiar “sonata de espectros”, como telón de fondo, el sexo, la relación entre los sexos. El director ensaya “El sueño”, de August Strindberg, y mucho del autor sueco pervive entre las viejas tablas del teatro cuando casi todos los actores se marchan a sus casas y tan solo quedan dos: la joven actriz y el experimentado director.

Hay mucho también de autobiografía. Bergman es, sin duda, ese experimentado director, lúcido en su soledad, enamorado y víctima del amor, al que las jóvenes actrices siguen perturbando en su caída hacia los territorios de la ausencia definitiva, pero también sus recuerdos y sus tormentas interiores. Bergman/Strindberg en este caso y casi siempre subyugados por el eterno femenino y, al mismo tiempo, encadenados a él como una especie de condena.

Reflexión desde lo masculino, con sus excesos, con sus subjetivismos, con sus peligrosos estrabismos, pero cabal, sincera, auténtica, atormentada. Tan noble y necesaria como la que se produce desde el lado... ¿contrario?.
Paco Ortega
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5 de junio de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman, una vez más, da ese toque de genialidad a sus películas, sobrias, áridas y sólidas como sus diálogos y reflexiones.
Tras el ensayo, una vez más, supone ser una confesión muy personal sobre la reflexión de la vida, esa vida de Bergman movida entre el actor, teatro, cámara y realidad.
Bergman escribe este complejo guión que lleva a la pantalla a medio camino entre el cine y el teatro, un cine sobrio como llevaba haciendo en películas de estos años, un cine fijo y sólido en los diálogos escritos, diálogos que le servirán de autoconocimiento, diálogos realmente complejos, reflexiones maduras de un Bergman maduro que se acerca a la muerte.
Bergman representa para mí la pasión por el cine, el teatro y la magia que ambos mundos representan, la magia que sabe crear en sus películas, esa alma que tanto caracteriza a su cine.
Eso se refleja en Tras el ensayo, la cual no sabría definir como película o teatro ya que está rodada en un escenario y los diálogos son puramente teatrales al igual que las actuaciones.
Cuando pienso en la diferencia entre este cine y el teatro es difícil sentir tal diferencia pero ahí está el toque del maestro, en saber que momentos, que detalles ha de saber enfocar y de cómo ha de enfocarlo para unir el cine y el teatro, sin duda una dificilísima labor.
Tres personajes y varias historias, tres vidas y varias vidas; cuatro etapas de la vida: la infancia, la adolescencia, la madurez y la vejez, así aparecen en el escenario.
Un director se sienta a saborear el silencio del escenario y del teatro después del ensayo, a sentir su magia, a reflexionar sobre su vida, un director (Bergman) que es incapaz de separar la vida del teatro y por consiguiente del arte.
Aparece la joven actriz con la que preparan el espectáculo y de esas conversaciones surgen las reflexiones, desde la conversación más coloquial hasta la reflexión más profunda de Bergman; el odio hacia los padres, la influencia de estos sobre nuestros hechos futuros, la muerte, la imposibilidad de separar la vida del teatro, y de teatro se habla mucho, de ese público, de esa serie de emociones falsas y reales que en él se crean, de ese alma que caracteriza al teatro.
(Siguiente parte)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
manuel
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23 de septiembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película o teatro con una cámara. Ligera, para ser del maestro sueco, claro que desapercibida entre las gigantes Persona, Flores salvajes, Un verano con Mónica, etc. Aquí, sin salir de un escenario y tres personajes (tres o sólo dos, sería discutible en el caso de las dos mujeres (y ya había jugado otras veces el sueco con las personalidades femeninas), y dejando descansar los primeros planos y los "impactos" fotográficos de su cine habitual, Bergman mantiene y se concentra en la filosofía del guión (que puede ser denso, en los monólogos de Enrik Vogler, pero muy creíble) y la caracterización de unos personajes con historia sólo verbal (pero fácil de visualizar y de seguir). Entre todos, si acaso destacaría a Ingrid Thulin, por una de las interpretaciones más calurosas que haya visto en el cine del maestro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
emimalaga
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