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Voto de manuel:
9
7,0
679
Drama
Después del ensayo de una obra de Strindberg, Henrik Vogler, un viejo director de teatro, se sumerge en sus recuerdos hasta que es interrumpido por la entrada de dos mujeres: Anna, una apasionada y joven actriz, dispuesta a sacrificarlo todo por el arte, y Rakel, una mujer neurótica y alcohólica que ha sido su amante. Los tres evocarán su vida sentimental. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman, una vez más, da ese toque de genialidad a sus películas, sobrias, áridas y sólidas como sus diálogos y reflexiones.
Tras el ensayo, una vez más, supone ser una confesión muy personal sobre la reflexión de la vida, esa vida de Bergman movida entre el actor, teatro, cámara y realidad.
Bergman escribe este complejo guión que lleva a la pantalla a medio camino entre el cine y el teatro, un cine sobrio como llevaba haciendo en películas de estos años, un cine fijo y sólido en los diálogos escritos, diálogos que le servirán de autoconocimiento, diálogos realmente complejos, reflexiones maduras de un Bergman maduro que se acerca a la muerte.
Bergman representa para mí la pasión por el cine, el teatro y la magia que ambos mundos representan, la magia que sabe crear en sus películas, esa alma que tanto caracteriza a su cine.
Eso se refleja en Tras el ensayo, la cual no sabría definir como película o teatro ya que está rodada en un escenario y los diálogos son puramente teatrales al igual que las actuaciones.
Cuando pienso en la diferencia entre este cine y el teatro es difícil sentir tal diferencia pero ahí está el toque del maestro, en saber que momentos, que detalles ha de saber enfocar y de cómo ha de enfocarlo para unir el cine y el teatro, sin duda una dificilísima labor.
Tres personajes y varias historias, tres vidas y varias vidas; cuatro etapas de la vida: la infancia, la adolescencia, la madurez y la vejez, así aparecen en el escenario.
Un director se sienta a saborear el silencio del escenario y del teatro después del ensayo, a sentir su magia, a reflexionar sobre su vida, un director (Bergman) que es incapaz de separar la vida del teatro y por consiguiente del arte.
Aparece la joven actriz con la que preparan el espectáculo y de esas conversaciones surgen las reflexiones, desde la conversación más coloquial hasta la reflexión más profunda de Bergman; el odio hacia los padres, la influencia de estos sobre nuestros hechos futuros, la muerte, la imposibilidad de separar la vida del teatro, y de teatro se habla mucho, de ese público, de esa serie de emociones falsas y reales que en él se crean, de ese alma que caracteriza al teatro.
(Siguiente parte)
Tras el ensayo, una vez más, supone ser una confesión muy personal sobre la reflexión de la vida, esa vida de Bergman movida entre el actor, teatro, cámara y realidad.
Bergman escribe este complejo guión que lleva a la pantalla a medio camino entre el cine y el teatro, un cine sobrio como llevaba haciendo en películas de estos años, un cine fijo y sólido en los diálogos escritos, diálogos que le servirán de autoconocimiento, diálogos realmente complejos, reflexiones maduras de un Bergman maduro que se acerca a la muerte.
Bergman representa para mí la pasión por el cine, el teatro y la magia que ambos mundos representan, la magia que sabe crear en sus películas, esa alma que tanto caracteriza a su cine.
Eso se refleja en Tras el ensayo, la cual no sabría definir como película o teatro ya que está rodada en un escenario y los diálogos son puramente teatrales al igual que las actuaciones.
Cuando pienso en la diferencia entre este cine y el teatro es difícil sentir tal diferencia pero ahí está el toque del maestro, en saber que momentos, que detalles ha de saber enfocar y de cómo ha de enfocarlo para unir el cine y el teatro, sin duda una dificilísima labor.
Tres personajes y varias historias, tres vidas y varias vidas; cuatro etapas de la vida: la infancia, la adolescencia, la madurez y la vejez, así aparecen en el escenario.
Un director se sienta a saborear el silencio del escenario y del teatro después del ensayo, a sentir su magia, a reflexionar sobre su vida, un director (Bergman) que es incapaz de separar la vida del teatro y por consiguiente del arte.
Aparece la joven actriz con la que preparan el espectáculo y de esas conversaciones surgen las reflexiones, desde la conversación más coloquial hasta la reflexión más profunda de Bergman; el odio hacia los padres, la influencia de estos sobre nuestros hechos futuros, la muerte, la imposibilidad de separar la vida del teatro, y de teatro se habla mucho, de ese público, de esa serie de emociones falsas y reales que en él se crean, de ese alma que caracteriza al teatro.
(Siguiente parte)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La reflexiones que aquí se analizan son ciertamente muy profundas, vemos a un Bergman maduro y puramente sobrio, ese Bergman de las Fresas salvajes, El silencio, Los comulgantes, Cara a Cara se reducen simplemente a frases puestas en boca de sus actores, esa unión entre el teatro y su vida, su cine y sus actores (y actrices…), una compleja visión de la vida presentada de la manera más sobria posible.
Se calla nuestra joven actriz y entra nuestra actriz madura, Ingrid Thulin, una musa de Bergman, un ejemplo de buen teatro; Thulin representa a la actriz podrida por dentro y a la persona frustrada y amargada, destrozada, el ejemplo de esas personas que no saben diferenciar su vida de la del teatro, personas acabadas y artistas acabados y desgraciadamente se dan y bastante.
Bergman rompe la reflexión de la vida y el teatro para acercarnos a un ejemplo típico de actor teatral, un ejemplo de artista bohemia hundido en el alcohol y en sí mismo.
Con más acción entre los personajes Bergman utiliza un motivo muy chocante que de repente da al espectador que pensar, utiliza a una niña de doce años vestida y con un increíble parecido a la joven actriz, un detalle que se repetirá varias veces con un tempo muy rápido, crea en el espectador una sensación un poco extraña.
Se va nuestra madura actriz y entra en escena otra vez la joven actriz pero antes nuestro director da un beso de cariño a esa actriz, a esa niña que representará el cuidado y el amor que habrá que sentir hacia la infancia, lo delicado de esa época.
En la tercera parte, nuestro director y su actriz reflexionarán y se desenmascaran, muestran sus sentimientos más sinceros entre ellos al igual que falsos, de esos falsos sentimientos que el teatro puede llegar a causar y sus terribles consecuencias emocionales, esas experiencias vividas por el propio Bergman y que es capaz de llevar a boca de sus actores.
Corta película de Bergman pero complejísima, uno ha de saber buscar el intimismo para poder llegar a verla, disfrutar del silencio creado por los actores y del sabor de cada palabra, como si del teatro se tratase, es un regalo a los amantes del cine de Bergman, poder saborear del teatro que en vida también realizó, de esos guiones que Bergman escribía, de esas reflexiones tan complejas y en parte tan acertadas sus conclusiones, sin duda, una personalidad irrepetible.
Se calla nuestra joven actriz y entra nuestra actriz madura, Ingrid Thulin, una musa de Bergman, un ejemplo de buen teatro; Thulin representa a la actriz podrida por dentro y a la persona frustrada y amargada, destrozada, el ejemplo de esas personas que no saben diferenciar su vida de la del teatro, personas acabadas y artistas acabados y desgraciadamente se dan y bastante.
Bergman rompe la reflexión de la vida y el teatro para acercarnos a un ejemplo típico de actor teatral, un ejemplo de artista bohemia hundido en el alcohol y en sí mismo.
Con más acción entre los personajes Bergman utiliza un motivo muy chocante que de repente da al espectador que pensar, utiliza a una niña de doce años vestida y con un increíble parecido a la joven actriz, un detalle que se repetirá varias veces con un tempo muy rápido, crea en el espectador una sensación un poco extraña.
Se va nuestra madura actriz y entra en escena otra vez la joven actriz pero antes nuestro director da un beso de cariño a esa actriz, a esa niña que representará el cuidado y el amor que habrá que sentir hacia la infancia, lo delicado de esa época.
En la tercera parte, nuestro director y su actriz reflexionarán y se desenmascaran, muestran sus sentimientos más sinceros entre ellos al igual que falsos, de esos falsos sentimientos que el teatro puede llegar a causar y sus terribles consecuencias emocionales, esas experiencias vividas por el propio Bergman y que es capaz de llevar a boca de sus actores.
Corta película de Bergman pero complejísima, uno ha de saber buscar el intimismo para poder llegar a verla, disfrutar del silencio creado por los actores y del sabor de cada palabra, como si del teatro se tratase, es un regalo a los amantes del cine de Bergman, poder saborear del teatro que en vida también realizó, de esos guiones que Bergman escribía, de esas reflexiones tan complejas y en parte tan acertadas sus conclusiones, sin duda, una personalidad irrepetible.