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El asesinato de Richard Nixon

Drama Basada en una historia real, Sean Penn interpreta a Sam Bicke, un hombre desilusionado con su vida pesonal y profesional que en 1974 intentó el asesinato del 37 presidente de Estados Unidos, Richard Nixon. (FILMAFFINITY)
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Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
14 de marzo de 2008
65 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te levantas en la mañana y descubres que tu vida es un desastre. Un jefe que se ríe de ti en toda tu miserable cara, una mujer que te odia, unos hijos que van perdiendo su cariño hacia ti, un banco que no te tiende la mano con la que realizar tu sueño, un hermano que no lo quiere ser y un mejor amigo que te escucha pero no te comprende.

Lo peor de todo es que sabes, aunque te resignes a creerlo, que mañana será exactamente igual. Y pasado mañana también. Y al siguiente...

Y tú que eres un buen hombre, te empiezas a hartar del mundo, de la demagogia electoral y del sistema; un sistema que dirige tu vida. Un sistema que tiene más mando sobre tu persona que tú mismo.
Te ordenan afeitarte un bigote con el que te ves bien. Con el que te sientes más seguro. Un bigote que llevas porque lo prefiere así una mujer que ni tan siquiera te quiere cerca.
Incluso quieres unirte a un bando radical de incomprendidos; y los incomprendidos te hacen sentir más incomprendido que nunca.
La locura se va apropiando de ti. Cada vez hay menos de buen hombre y más de un hombre desesperado.

El genocidio jamás está justificado. Pero los hombres son como las ratas; mientras vean salida no, pero si se ve acorralado ataca; muere matando. Y el sistema hace que un tipo normal y corriente se sienta rata.


Sean Penn está espectacular.
JuanCádiz
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19 de junio de 2006
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine denuncia puede hacerse bien o mal. O también puede no hacerse aunque en apariencia de la impresión de que sí. En mi opinión eso es lo que le pasa a esta película. Muchos han señalado su falta de rigor a la hora de criticar el sistema capitalista y las crueles maquinaciones de sus subordinados para hacernos la vida un poco más insoportable a los demás, pero tal y como yo lo veo esta película carece de ese tipo de discurso. Es simple y llanamente la historia de un enfermo mental con una vida mediocre y patética que, dentro de su paranoia, culpabiliza al entorno en general y al sistema en particular de todo sus males. A lo mejor la aparición de Sean Penn, adalid de las causas justas, en cabeza de cartel puede despistar a más de uno, pero en el fondo la historia no pica tan alto como pueda parecer en un principio. La vida de este buen hombre es una mierda porque simplemente no es capaz de coger el toro por los cuernos y voltearlo hasta que las cosas empiecen a marchar como deberían hacerlo. Ya desde el comienzo el guión nos lo presenta como un auténtico pringado que se mueve por la vida recibiendo palos de todas partes. Tiene un trabajo mediocre, sus jefes lo humillan, su esposa pretende divorciarse de él, no consigue hacer despegar un ridículo negocio junto a su único amigo (que parece aguantarlo más por lástima que por verdadera amistad), su familia le da la espalda… en fin, todo un rosario de desgracias que, tal y como están las cosas hoy en día, prácticamente soportan el 70% de los mortales en uno u otro momento de sus vidas.
La película es entretenida y sabe llevar la historia hasta su explosivo desenlace sin despertar demasiados bostezos entre el público. Sólo por eso ya merece la pena verla. La trama es sencilla, simple y efectiva. Comunica lo que quiere contar sin demasiadas tonterías e, incluso, puede dar pie a muchas lecturas que, por supuesto, nada tienen que ver con la que yo he hecho aquí.
Como principal problema resaltaría lo rápido que se nos describe al protagonista en los primeros minutos de película (esto es una virtud) para luego subrayar insistentemente lo mismo una y otra vez. Tanto patetismo durante más de una hora de película llega a resultar un poco pesado. La única evolución que vemos del personaje tiene que ver con su paulatino descenso a la locura, lo que tampoco está nada mal teniendo en cuenta que hoy en día la gran mayoría de personajes cinematográficos presentan como única alteración de su personalidad un cambio en el corte de pelo. Algo es algo.
Esteban
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24 de octubre de 2008
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imprescindible historia de un perdedor que nos congracia con el cine y nos hace reflexionar hasta donde merece la pena soportar el teledirigismo al que nos vemos sometidos en nuestras vidas a diario.

Sam Bicke, es un hombre con una sensibilidad, humanidad e inteligencia por encima de lo normal, y eso le produce un gran sufrimiento al poder leer la realidad con un discernimiento que la mayoría de la gente no puede ni imaginar.

Y eso para un hombre bueno no es una ventaja, es una cruz, porque no permanecerá sentado viendo como el sistema fagocita esperanzas, talentos y sueños de uno mismo. Él quiere una oportunidad, pero ni sus amigos, ni su mujer, ni su jefe... ni nadie en realidad se la dan.

Y esa claridad de percibir la realidad como algo malsano que nos devora a diario, hace que vaya psicotizando su mente hasta el desenlace final.

Niels Mueller escribe y dirige este monumental recorrido por la soledad de un hombre que vive y quiere participar de la sociedad, pero que tristemente comprende que en el gran sueño donde todos vivimos no queda lugar para la integridad.

Sin lugar a dudas una de las mejores, más brillantes y arriesgadas películas norteamericanas del año 2004 –me río de los Oscar- donde el sistema es analizado con inspiración casi divina, y donde desde el conductismo, a los políticos, el comercio, el dinero o la falsa progresía como las panteras negras quedan puestas en evidencias, pero también lo hace con el amor o la misma amistad.

Con una magistral interpretación de uno de los más grandes actores del mundo, Sean Penn, no cabe más que disfrutar de ella y pensarla, y eso ya depende de cada uno.

Nota: 8,4
vircenguetorix
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25 de marzo de 2008
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El asesinato de Richard Nixon" tiene un tema que interesa, pero es lenta con avaricia. Leyendo las criticas veo que no soy el único que lo pienso. Es imposible verla sin echar unas cabezadas. En esas estaba yo, intentando no hacerme una luxación de cuello, cuando por fin espabilo para comprobar para mi sorpresa que Sean Penn también estaba echando una cabezada en la película. El colmo de una película lenta: que se duerma hasta el protagonista.

Aparte de esto me quedo con la temática. A ver cuando se le hace un homenaje al currante medio que tiene que tragarse el orgullo todos los días para llevar el pan a casa. Más vale que comiencen a tratarlos bien si no quieren que empiecen a salir Sams Bickes por todos lados...

"Me llamo Sam Bicke, y me considero un granito de arena en esta playa
que se llama Estados Unidos. Hay 211 millones de granos de arena…, 3.000 millones
en la playa que llamamos Tierra. Si tengo suerte lo que estoy a punto de hacer mostrará el poder que incluso un pequeño grano de arena tiene para destruirlos"
Favio Rossini
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24 de agosto de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
'El asesinato de Richard Nixon' es un retrato desolador de la derrota. Una derrota que sufre una buena parte de la población mundial de hoy en día. Aquí se centra en un tipo de clase media, Sam Bicke, interpretado maravillosamente, como casi siempre, por Sean Penn.

El desgraciado de Bicke encuentra el mundo al revés. Sin mujer, sin familia, sin empleo. Harto de la palabra vender, del culto al dinero. Él sólo reclama una parte del sueño americano, no quiere más. Es un tipo honrado al que la vida ha tratado muy mal.

“El sistema no va bien” cuenta él en sus confesiones. Se sabía conocedor de sus limitaciones. No era más que un grano de arena en todo un desierto. Sin embargo, quería demostrar que hasta el más minúsculo de los granos de arena podía tumbar a los poderosos, provocar un cambio.

Sam Bicke, con un aire que recuerda mucho en todo a Travis Bickle, desata su ira hacia ese gilipollas que aparece en la pequeña pantalla prometiendo el oro y el moro a pobres desgraciados como él. Estamos en 1974. Ha decidido borrar del mapa a Richard Nixon y a toda su cúpula. Hacer historia.

A través de ese pretexto, Sean Penn ha bordado uno de los mejores papeles de su carrera y nos ha retratado la derrota, la amargura y la soledad de los millones de granos de arena que hay en el mundo. El sistema no va bien, hay que hacer algo para cambiarlo.

'El asesinato de Richard Nixon' ha puesto nombres y apellidos a cada uno de los verdugos del sistema. Desde el presidente del gobierno, pasando por tu jefe, el lameculos de tu compañero de trabajo que si te puede pisar la cabeza te la pisará, el arrogante director del banco o hasta tu propio hermano a quién pesa más el verde del dólar que el sentimiento familiar.

Todos están en el sistema. Todos buscan lo mismo: dinero y poder. Son retratados, infinidad de veces, como mitos. Sin embargo, hubo un tipo al que no atraía eso. Un tipo honrado. Se llamaba Sam Bicke. Un tipo sensato y cuerdo al que la desesperación, la crueldad del capitalismo y todas sus consecuencias, le hicieron estallar. Un simple loco, en cambio, del que reírse para todos los subordinados fieles al sistema.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
The Motorcycle Boy
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