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El aficionado (Amator)

Drama Filip Mosz es un obrero que descubre gracias a una súper 8 los poderes de las grabaciones cinematográficas. Destinada a grabar los primeros pasos de su bebé, la cámara se convierte en herramienta de exploración y análisis del mundo: fábricas, obreros, ciudades, poblaciones, recuerdos, relaciones de poder y trabajo A medida que Filip encuentra nuevos temas, el mundo cambia. Esta actividad lo aleja de su mujer, empeora su relación con su ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
5 de mayo de 2006
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sencilla pero no muy cómoda, el espectador (pese a que no es un film especialmente complejo) ha de sobreponerse al ritmo lento y a unas reflexiones que, por esa aparente sencillez, pueden descolocar a más de uno. Ahora bien, el que esté dispuesto a dejarse llevar encontrará sobrados motivos de satisfacción.

Desde el punto de vista de la aparición del ansia por registrar la realidad y de “crear”, la película es interesantísima, sobre todo al principio. Nos hablan de la perspectiva del cine como registro de la memoria, como exploración de la realidad, como “responsabilidad” y compromiso del autor. En este sentido hay momentos como las primeras grabaciones del protagonista, el estallido de emoción tras ver el documental de uno de los trabajadores en TV... que son muy intensos y esbozan las cuestiones que, en mi modesta opinión, debieron ser el eje de la cinta.

Me encantó ver la fascinación del protagonista por su cámara, por las imágenes registradas, por su búsqueda de algo elevado en esa actividad que, por azar, ha descubierto y su ansia por averiguar el sentido y los objetivos que la creación cinematográfica incorpora.

Pero la película va abandonando esas consideraciones (nunca del todo, pero pierden el papel preponderante del principio) y comienza a dejarnos apuntes sobre su crisis matrimonial y, sobre todo, se centra en la consideración del cine como propaganda e instrumento del que hacer uso para fines concretos que nada tienen que ver con lo artístico ni con la búsqueda de la “verdad”.

Esa perspectiva de cine de autor vs. control e injerencia del poder (realidad vs. adulteración y ocultación) acaba siendo el motor principal y a esa cuestión se dedica gran parte el metraje. Quizás mi pega (el 7 y no un 8) sea debido a eso. No trato de ser objetivo pero el inicio de la película me insinuó otro camino, creí que las reflexiones sobre la creación y el hecho cinematográfico desde una perspectiva más reflexiva pero apasionada a la vez (el poder de las imágenes sin más, sin explicaciones) serían lo fundamental. Tanto desde la perspectiva de la creación, fascinación y conflicto a la hora de decidir lo que es y lo que no es arte, lo que merece la pena registrar, el compromiso del director con la realidad, con el público, la libertad del artista... Pero al final (pese a que hay un poco de todo) lo que se impone es el conflicto ético del protagonista con el director de la fábrica (censura). Así que la película toma ese camino mucho más directo. Y es cierto que eso es también parte del conflicto de ese director en ciernes de documentales, pero no es la parte que más me interesaba.

También hay un homenaje al director de cine Zanussi, a los cineclubs y a los debates posteriores al visionado de una película, cierta intención paródica en el festival de cine (con algunos personajes ridiculizados) etc.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloomsday
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13 de abril de 2007
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amator es cine sobre el cine. Es una película que se cierra sobre si misma. Que acaba donde comienza. Es el cine reflejado sobre su propio espejo. Pero esa realidad cinematográfica que nos devuelve el espejo es una realidad deformada y exagerada en ciertos aspectos.

Amator nos habla del cine como afición, como gusanillo. No tanto del cine vocacional sino del cine en el que uno se involucra por azar, por una serie de casualidades ó, diría mejor, por una combinatoria de hechos anodinos. Habla del cine en que cada plano aprende del anterior, en que el montaje se hace, como el camino, andando, aprendiendo de manuales ó mejor, como el hombre primitivo, por experimentación y fracaso.

Pero en el planteamiento del film se cruzan, ante los ojos del espectador, las exageraciones. Esas “deformidades” que parecen fuera de contexto. Y en este orden de cosas incluyo ese malestar de la esposa de los primeros compases, cuando la nueva afición todavía no toma forma, el discurso de la entrega de premios, el coloquio posterior a la película del cine club. Exageraciones que son premeditadas y que, de algún modo, critican de forma velada ó no, ese intelectualismo que impregnaba las filmotecas europeas por aquellos años y que se transponía, como no podía ser de otro modo, a los video clubs polacos.

Punto y aparte, para la crisis matrimonial y las circunstancias donde acaba desembocando, en la medida que no todo puede ser achacado al "in crecendo" de la afición cinematográfica. Hay otros elementos perturbadores que potencian ese malestar inicial de la esposa del que hablaba antes.

La película resulta interesante. Instructiva. El desarrollo de los acontecimientos simboliza perfectamente el desarrollo y la evolución del propio cine. La entrada del tren en la estación aquí se convierte en la filmación del aniversario de una empresa polaca. Y también encontramos en toda su injusta realidad el fenómeno de la censura, distinta en sus formas a otras censuras “capitalistas” pero idéntica en el fondo.

La propia película recoge en su seno los cine-clubs y las películas llamadas de autor. Y casi estoy por afirmar que Amator acaba resultando lo mismo, una película de autor para ser visionada en un cine-club con coloquio ó debate posterior con Kieslowski.
FATHER CAPRIO
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7 de julio de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine polaco de Kieslowski, una película sobre cine pero más bien, una película sobre la visión del cine según Kieslowski.
Hay que conocer la evolución de Kieslowski en el cine para poder entender un poco mejor esta película con ese toque autobiográfico ya que Kieslowski comenzó el cine de esta manera, pequeños documentales sobre la realidad del mundo que le rodeaba.

Kieslowski era una persona muy sensible pero también era sensible en su entorno, entendía el mundo y las gentes de personas que vivían en los bloques comunistas, personas que van a trabajar a las fábricas cada día durante más de 25 años, personas del día a día además de que siente esas ciudades como Lodz, Katowice o Wieliczka, son esas las ciudades que aparecen en esta película.

El director polaco narra la historia de un hombre huérfano que por casualidad se compra una
8 mm para grabar a su hija recién nacida y una cosa le lleva a la otra y acaba encontrando una gran pasión, el cine.
El joven aficionado no se da cuenta del poder de este arte y de las cosas que pueden cambiar, ayudar a unos y destrozar a otros.

Kieslowski empezó con estos cortos documentales porque eran malos tiempos y no tenía otra cosa ni otros medios con que hacer las cosas pero esos fueros sus grandes años de aprendizaje, empezó a ver en el cine su poder y un lenguaje para trasmitir la realidad de la vida y la vida en un país comunista.

Me es especialmente sentimental esta película, como todas de Kieslowski, especialmente el Decálogo, porque muestra la realidad y el alma del pueblo polaco que vive oprimido bajo el régimen comunista, de una manera directa o indirecta hace una crítica al sistema, un sistema donde todo era una bonita fachada al extranjero pero la mierda estaba dentro, como las casas que muestra en una escena, unas casas que se pintaron sus fachadas de una manera bonita pero todo era un auténtico desastre en sus patios interiores, así era el comunismo.

Tiene una escena con un toque sentimental, el momento en el que el obrero con discapacidad ve su propia imagen en la televisión, el sentimentalismo está muy bien logrado, no lo cruza y tampoco cae en algo fácil.

Simplemente Kieslowski amaba el cine y amaba su país, gracias a él tenemos la visión de una Polonia en pantalla.
manuel
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18 de agosto de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amator de Kieslowski, Cine dentro del cine y una reflexión del cine en Polonia

“De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante.”

Vladímir Lenin.

No es de extrañar la evolución que tendría la cinematografía polaca posterior a la II Guerra Mundial, similar a la de otros países de la parte Este de la cortina de hierro, como lo fueron Checoslovaquia o Hungría, los casos más conocidos.

Entiéndase primero, la materialización de la frase expuesta anteriormente que se le atribuye a Lenin, una época de un cine fácilmente calificable dentro de lo que se conoce como Realismo socialista, cine con alto grado de censura donde el Estado controlaba en absoluto la producción de las películas, y que respondían a una motivación bastante específica.

Posterior a esto se puede pensar en una respuesta, el octubre polaco de 1956 trajo grandes cambios en el país, el cine no iba a ser la excepción, donde se deja de lado las ideas propagandistas y aparecería una nueva corriente, con cineastas como Andrzej Wajda o Andrzej Munk, este último profesor durante esta época de uno de los gestores del Cine de la inquietud moral: Krzysztof Zanussi.

Los años setenta trajeron consigo este nuevo tipo de cine, aquel enfocado en las personas, en el individuo (contrario a la colectividad presente en Realismo socialista), en la condición que un Estado socialista ya con un cuarto de siglo de existir iba dejando en las personas, es en este contexto donde aparece Krzysztof Kieslowski y Filip Mosz (Jerzy Stuhr).

Amator (El aficionado, 1979) de Krzysztof Kieslowski.

En Amator se sigue a Filip Mosz (Jerzy Stuhr), un trabajador común que se ajusta sin ningún problema a la sociedad, está casado y su esposa está a punto de dar a luz, por este motivo decide ahorrar para comprar una cámara Súper 8 para filmar a su pequeña hija, para llevar un registro de su crecimiento.

Sin embargo, este simple e inocente hecho va a quedar en segundo plano (como su familia) cuando comienza a filmar su cotidianeidad, sin planearlo Mosz se convierte en cineasta, además llegando a fundar un cineclub.

Muy conocida es la carrera de Kieslowski posterior al Dekalog (El decálogo, 1988), no así sus inicios en su país natal, muchos de sus primeros trabajos de corte documental se asemejan a lo que filmaba su protagonista en Amator, -un claro guiño al cine que hizo a finales de los años sesenta y durante los años setenta-, una reunión de jefes, enfocarse en un trabajador o algo tan sencillo como grabar la cotidianeidad.

El Cine dentro del cine está presente, Kieslowski lo muestra de forma sencilla, la mirada del protagonista, su cámara, sus sencillas filmaciones, más todo lo que se va construyendo a su alrededor, su molesto jefe (Stefan Czyzewski), quién fácilmente puede mostrarse con un paralelismo del Estado censor y represor mencionado anteriormente, como un homenaje a aquellos que vivieron dicha época.

Hay otro par de aspectos llamativos dentro del panorama que se presenta alrededor de una película, el primero de ellos es el de los festivales de cine, donde sin intención alguna Mosz termina compitiendo en uno amateur dedicado al “mundo laboral”, característico evento que se puede intuir dentro de un estado socialista, donde aparece el típico juez-crítico odiador.

El segundo aspecto, aún más relevante, es la aparición en el filme del director Krzysztof Zanussi, que se interpreta a sí mismo, no en vano fue aquella mención realizada sobre él como uno de los pilares del Cine de la inquietud moral, de la cuál Amator claramente es una de sus obras exponentes.

En un Q&A Zanussi ofrece reflexiones sobre el cine, que claramente no responden a algo ficticio sino a una realidad que se enmarca dentro de su contexto y sus vivencias, cambiar algo en la sociedad con sus obras, siendo realista en que un filme no va a cambiar una era, más podría enfocarse en pequeños aspectos.

El cine polaco supo responder muy bien a la represión, quizá no cambiaron una era, pero desde su trinchera lograron emerger con películas y nombres ya enmarcados en la cinematografía mundial, como los ya mencionados Munk, Wajda, Kieslowski y Zanussi, u otros como Roman Polanski, Jerzy Kawalerowicz, Aleksandr Ford o Wojciech Has.
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10P24H
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22 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo esta película por segunda vez, después de muchos años, y me doy cuenta de que con el tiempo gana. Con el tiempo, es decir, en comparación con muchas películas que se han hecho después y hasta hoy.
En realidad estoy predispuesto a favor de Kieslowski porque todo lo que he visto de él me gusta. Una pena que muriera a los 54 años porque nos podía haber dado más obras de mucha calidad.
De esta película me atrae especialmente el guión, cómo parte de un historia sencilla y se va complicando, pasando de la comedia al drama.
No comento, porque es obvio, que es cine dentro del cine y que lo aprovecha para uno de los mejores elogios del cine que se haya hecho,
Y hay historias dentro de la historia principal: la de quien no es capaz de ver cómo entierran a su madre; la del lisiado; la de la amiga. Todo engrana a la perfección. Todo cuadra.
yoparam
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