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Sinfonía de la vida

Drama. Romance Relato costumbrista sobre una pequeña ciudad estadounidense. El narrador explica cómo ha transcurrido la vida en Grovers Corners, una pequeña población de New Hampshire, entre 1901 y 1913. George Gibbs, el hijo del médico, y Emily Webb, la hija del director del periódico local, son compañeros de instituto y empiezan a salir juntos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una maravilla de película de Wood ("Una noche en la ópera"), toda una curiosidad plenamente conseguida: adapta un clásico de la escena norteamericana, "Our town" de Thornton Wilder, y cuenta una historia sencilla y como tal resulta aparentemente así en lo narrativo, resultando armoniosa, deliciosa y sinfónica (apropiadísima traducción del título original al castellano) pero a la par resulta una película de tono francamente particular, de sesgo cuasiexpresionista y místico, con influencias del cine de Dreyer, dónde el fragmento del sueño de su propia muerte por Martha Scott es un exponente perfecto y admirable de todo esto: resulta expresionista, fantasmagórico e irreal, francamente insólito en una película que cuenta una historia sobre la cotidianiedad y costumbrista, a veces una comedia blanca pero de constante halo sensible y nostálgico, con el drama sobrevolando el alma de sus protagonistas. Da la impresión de que en la película no hay personajes, sino almas. Una rareza extraordinaria.
kafka
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29 de septiembre de 2005
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué han tenido siempre que traducirla como "Nuestra Ciudad" cuando en realidad Thornton Wilder pretendía reflejar la vida cotidiana en un pueblo, con todas sus luces y sombras, pese a la apariencia de solidaridad bonachona? La presencia de la muerte es especialmente significativa por todo lo que de castración puede tener ese mundo para seres que no se amoldan a la mediocridad controlada. Es el caso del músico que aparece reducido casi a la marginalidad y cuya muerte supone en Boston un impacto que ni se imaginaría en ese pueblo, quizás natal, al que decidiría regresar por ¿amor al terruño? Ese probable genio masacrado, cuya singularidad le lleva a crear una melodía para su epitafio, me recuerda en cierta manera al personaje de Blanche Dubois, que bastantes directores han malinterpretado como una psicótica patética o incluso alcohólica, cuando creo que en realidad se trataba de un alma exquisita incapaz de adaptarse a la realidad circundante.
mariaLAG
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20 de mayo de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su apariencia de película glorificadora de los valores sencillos y eternos de la América rural, esta desconocidísima y original película del director Sam Wood, que adapta una obra original de Thornton Wilder premiada con el Pulitzer, atesora una buena cantidad de cualidades reseñables: su tono melancólico, otoñal y algo sombrío, la oportunidad de ver a William Holden en una de sus papeles más tempranos, la solemne y panteísta música de Aaron Copland, reconocible desde los primeros acordes y, sobre todo -y ese es el mayor de atractivos-, el juego entre experimental y atrevido, casi postmoderno, de algunos de sus momentos, acentuado por el papel del narrador Fran Craven, los extraños ángulos en los que coloca una cámara que progresivamente se va domesticando, o la impresionante, inaudita, espectral escena del parlamento de los muertos en el que sueño, vida, olvido, amor, muerte, emoción y recuerdo se combinan milagrosamente en esta extraña, a ratos ñoña, a ratos fascinante, sin duda singular película.
Gould
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8 de septiembre de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Marx criticaban al director de ésta película por "faltarle sentido del humor", y lo cierto es que en esta producción suya, cuyo humor es llanamente escaso, lo que realmente importa es el drama. Se trata de una obra pictónica que describe las humildes vidas de los habitantes de una ciudad. La fuerza del drama convence, lo triste y lo alegre se entremezclan y emerge del espectador un nuevo amor y atracción hacia la vida. Imprescindible.
Dogme 1988
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30 de noviembre de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece una montaña de azúcar con huevo hilado encima y rellena de cabello de ángel, todo sobre una base de soletillas con miel... Total, para ponerle un cero patatero. Pero si se aguanta hasta el final ... la pasamos a la categoría de "pelis de terror" y le ponemos un ocho. La verdad, recuerdo poquísimas películas de tan mal gusto y con un final tan asqueroso, y casi todas son así por la casquería; pero aquí no, no hay casquería, sólo el peor gusto del mundo y las escenas más innecesarias y desasosegantes que se puedan imaginar. Como no puedo creer que el director no se diera cuenta, debo concluir que lo hizo a propósito para vengarse de alguien, y francamente me dejó con la boca abierta. Enhorabuena.
Helena
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