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El botón de nácar

Documental El océano contiene la historia de la humanidad. El mar guarda todas las voces de la tierra y las que vienen desde el espacio. El agua recibe el impulso de las estrellas y las transmite a las criaturas vivientes. El agua, el límite más largo de Chile, también guarda el secreto de dos misteriosos botones que se encuentran en el fondo del océano. Chile, con sus 2670 millas de costa y el archipiélago más largo del mundo, presenta un paisaje ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
7 de marzo de 2016
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es un nuevo documental de Patricio Guzmán (ha realizado treinta a la fecha), cuyo punto de vista siempre es comparativo, informado, sobretodo poético. Tal como en “Nostalgia de la Luz” (2010), donde comparaba la distancia entre la luz y los seres humanos, entre la mirada hacia las estrellas y la de aquellos que buscan la historia enterrada por la infamia, en este nuevo trabajo, Guzmán busca la memoria del agua, la voz de cada indígena y de cada desaparecido por la dictadura de Pinochet.

El guion es perfecto: imágenes de gran belleza contrastan con la dolorosa verdad surgida desde el fondo del mar, donde la analogía inteligente surge siempre de la mano de este gran cineasta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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10 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre el agua y los líquidos misterios que acumulan su vasta inmensidad nos habla uno de los auténticos maestros y teóricos que mantienen en activo el género documental. El chileno Patricio Guzmán traza un personalísimo recorrido sociológico-histórico, imponiendo como eje central la importancia que, en su país, posee la presencia del hábitat marino. Claro está, EL BOTÓN DE NÁCAR en modo alguno se postula como un documental naturalista, de interés científico, dedicado a calibrar etnográficamente la preponderancia del agua en un Chile que, entre otras características, posee más de 2.600 kilómetros de costa y el archipiélago más grande del mundo. Resulta muy fácil predecir que el interés de el autor de LA BATALLA DE CHILE es muy otro.

Tras un arranque en el que se define esta particularidad geográfica, el film, poco a poco, va a ir revelando su interés. Y así, desde un tratamiento que transcurre desde lo paleontológico (el trozo de cuarzo que es analizado en el primer plano) hasta lo astronómico (los impresionantes telescopios que han descubierto agua en recónditos espacios estelares), el hilo de concatenaciones significativas que establece Guzmán se da de bruces con el peso luctuoso de la historia que la infamia del hombre ha lanzado al mar. El océano, como aliado inocente de genocidios cometidos en el nombre del interés todopoderoso; el agua, como cementerio y como patria arrebatada a quienes la poblaron hace siglo. En definitiva, el consabido relatos de vilezas y oprobios que han ocupado con demasiada persistencia el relato de la historia del hombre sobre la faz de la Tierra.

En ese sentido, la firmeza narrativa y la cruda elegancia expositiva de las que hacen gala los dos últimos tercios convierten a el EL BOTÓN DE NÁCAR en un muy interesante documental. Percibimos en ellos a un Patricio Guzmán dominador absoluto del tempo y la dosificación de los datos. Tanto el apartado dedicado a la denuncia de las tropelías cometidas contra los indígenas que poblaban las costas chilenas hace siglos, como el que nos relata la forma en la que más de 1.200 cadáveres de prisioneros políticos fueron lanzados al agua con un trozo de raíl de hiero atado a su cuerpo (impresionante la carga simbólico-denunciativa que logra con el plano del hierro lleno de impurezas marinas) se revelan como un material de una pertinencia documental absoluta.

A EL BOTÓN DE NÁCAR le mengua la magnitud de su pegada un arranque acaso desorientador en exceso, un acabado formal nada innovador, aunque eficacísimo siempre, y el desnivel evidente a los distintos personajes entrevistados. La fuerza de los testimonios y los rostros de los indígenas vivos (impagable el momento de la mujer que confiesa que la palabra dios no existía en su lengua porque no tenían), obviamente, ensombrecen las excesivamente aclaratorias aportaciones de los poetas e historiadores convocados, excepción hecha del que ayuda en la excelente y brutal recreación del encapuchamiento de cadáveres antes de ser subidos al helicóptero). Con todo, la película supone una estimulante muestra de necesario documental político.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Musiczine
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14 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patricio Guzmán realiza un excelente registro poético de las historias contenidas en el agua. Es el agua la contenedora de la historia de la humanidad; dice el autor que el agua no solo tiene memoria, sino también voz.
Un guión excelente, con una narrativa firme y elegante y testimonios majestuosos, sumados a una fotografía impresionante, con paisajes espectaculares y maravillosos hacen del Botón de nácar un excelente documental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
logan_mx
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13 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental donde nuevamente el realizador chileno afincado en Francia toca el tema de la dictadura chilena, sin embargo, con la virtuosidad y la sensibilidad que solo la experiencia de más de cuarenta años le ha dado, consigue un trabajo con un argumento riquísimo en contenido que aborda más aristas que solo dicho conflicto político

Guzmán da una clase de geografía para explicar la situación chilena en el sur del continente americano, una enorme franja aislada del resto de sudamérica, hacia el este por la cordillera de los Andes, y hacia el oeste por la inmensidad del Océano Pacífico, inmensidad que los pobladores actuales no aprovechan, como sí lo hicieran en el pasado los indígenas Kawésqar.

En la edición 65 del Festival de Cine de Berlín este documental se llevó el premio a Mejor guion, al visualizarlo, fácilmente nos damos cuenta que el premio está más que bien merecido, realmente hay que tener talento para lograr amarrar todos los aspectos argumentales que Guzmán, como guionista consigue, no es cualquiera, presenta sus piezas y las va encajando una a una, incluso al inicio lo hace hasta con su documental anterior, Nostalgia de la luz (2010).

Visualmente la película es un portento, cosa que tampoco es de extrañar conociendo al realizador, la fotografía a cargo de Katell Djian es espectacular, las secuencias no dejan de sorprendernos por su virtuosismo y belleza. He tenido la posibilidad de ver el film con la narración en castellano, no sé cómo será la versión en francés, pero no cambio la que vi por nada del mundo. Guzmán narra con un tono calmo lleno de sentimiento, que va con el tipo de narración que lleva el filme, un acoplamiento perfecto y doloroso.

Es claro lo que se dice en Historia, recordar para no cometer los mismos errores, esta es una frase trillada que ni siquiera se cumple, pero vale la pena al menos intentar no olvidar, o presentar documentos que sirvan para esto. Es curioso porque Guzmán muestra atrocidades, pero no lo hace en el sentido de enseñar cuerpos, mutilaciones, etc. Prefiere recrear con un simple muñeco que hacían con los cuerpos de las personas asesinadas.

O simplemente dice que tipos de tortura habían en los centros de detenimiento, para especificar posteriormente en uno en particular, para luego poner a un grupo de personas que estuvieron en este lugar, les hace un par de preguntas y luego en silencio la cámara se posa sobre estas personas, eso es todo, así de “sencillo” se consigue un impacto emocional insuperable.

Enorme documental.
10P24H
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30 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su antecesora cinta Guzmán miraba con los telescopios hacía el espacio y el imponente desierto de Atacama, tratando de buscar respuestas. Guzmán vuelve a recurrir a la historia, a esa olvidada por el paso del tiempo, pero que la naturaleza misma se encarga de sacar a flote, en esta ocasión el elemento conductor es el agua, con su furia y pasividad representa una conexión ancestral entre el cosmos y el ser humano. Lo infinito es buscado en una gota de agua. La vida y muerte de los pueblos del agua, de los indígenas patagones, de pueblos que no encajan con una realidad impuesta. De los secretos del mar y los presos políticos, pasado y presente, todo junto. El sonido de los glaciares derritiéndose, descubriendo secretos, todo está conectado, una narrativa visual impresionante, todo maravilla y duele a la vez. La ganadora del Premio a Mejor Guión en la Berlinale de este año remueve todo.
Cinema2puntocero
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