Última llamada

Un notable y bien merecido, y es que no hace falta tener grandes escenarios y grandes actores para hacer una película que entretenga de principio a fin al espectador, y es que con que tenga una historia, es suficiente.

La película en si no tiene grandes momentos de acción, ni tiene una banda sonora alucinante, ni unos diálogos primorosos, pero lo que si tiene es un guión y una trama muy perfecta, y que muchos podrían imitar, y es que la trama se desarrolla de tal forma que el espectador se mantiene en su asiento a la espera y con la intriga de que será lo próximo que pase, o cual será el siguiente paso a seguir o qué es lo que hará el protagonista.

Además también, que aun me parece más increíble, es que lo que se desarrolla en la película a uno le pueda pasar en la vida real, y aun se le mete el miedo más en el cuerpo, de ahí que su realismo sea mayor.

Un bravo por el guionista y es que se lo merece, y otro más por el director, Schumacher, que ha sabido plasmarlo en la pantalla, dejando a un lado todo lo demás y centrándose en la historia.

Por último destacar a un Colin Farrell, que aun no era la estrella que es ahora en hollywood, y es que hace una de sus mejores actuaciones que yo haya visto hasta este momento, donde su cara y sus palabras transmiten todo aquello que él quiere expresar.

Que Jerry Bruckheimer tome nota: he aquí un film intenso, visual y entretenido en el que no se precisa un millón de FX ni docenas de explosiones.

Cierto es que la historia es casi una excusa minimalista más que un guión (un hombre corriente no puede salir de una cabina telefónica porque le matarán si lo hace), pero sorprende lo bien que funciona todo.

Porque los apenas ochenta minutos de duración de la película (¿cuánto hace que ven una película tan corta, ¿eh? ¡Años) se pasan volando.

Y uno se queda con buen sabor de boca tras verla.

A mí eso me basta.

Si algo se aprendió de Scream, es que en ocasiones es peligroso contestar al teléfono. Y si no que se lo digan a Stu Shepard, el protagonista de este extraordinario thriller de ajustadísimo metraje. El secreto está precisamente en saber muy bien cuando se debe parar, porque la idea ya no da para más. Pero desde el principio hasta el final, el guión te mantiene en vilo, haciéndotelo pasar tan mal como el personaje que encarna un soberbio Colin Farrell. Incluso cuando hay momentos en los que el espectador empieza a cansarse de la situación, el guión se saca de la manga una nueva sorpresa que vuelve a atraer toda la atención de la audiencia.
En definitiva, una película excelente con la que es imposible aburrirse y que da mucho más de lo que promete. Así da gusto.

Lo mejor: Las vueltas de tuerca del guión, su duración (apenas una hora y veinte minutos) y la interpretación de Colin Farrell.
Lo peor: Nada, salvo que la constante fragmentación de planos que hace Schumacher despista un poco al espectador.

Esta película es una como las de antes:

-No desmerece para nada su historia en ningún punto.
-No hay bajones de tensión.
-Va a tiempo real, lo que parece que no tiene por qué, pero agobia más.
-Ofrece una moraleja cotidiana, pero contada inteligentemente y de manera que resulte incluso atractiva.
-Los personajes, en especial los dos protagonistas (impresionantes Farrel y Sutherland, aquí el protagonista de "24" se halla en su mejor película en el cine sin dudas), están magníficos y más que creíbles.
-Los giros de guión se adelantan al espectador de verdad y realmente complican la trama hasta un punto casi insoportable.
-Al final la película te deja con una sensación aguda de suspense en la butaca y con miedo de que te pueda pasar a ti.

En definitiva, de los mejores ejercicios de suspense que he visto, con una gran tensión que hará que te enamores de esta historia.

Una enorme recomendación os mando de que no os la perdaís.

Hacía mucho tiempo que Joel Schumacher no me sorprendía con una de sus películas, aquí me ha demostrado tener un buen instinto cinematográfico, dirigiendo un guión del siempre interesante Larry Cohen, lo que da como resultado uno de los thrillers de más corta duración visto en décadas y no deja de resultar asombroso, porque el realizador parece no querer sacar más de donde no hay, evitando de ese modo escenas aburridas e innecesarias y finales rebuscados, pues lo que aquí nos cuentan lo hacen a tiempo real y, casi sin darnos cuenta, la asfixiante situación de Stu Shepart (Farrell) llega a su fin.

Hablar de "Última llamada" es contraproducente, no es de las que se pueda decir mucho ya que está planteada de forma que el espectador asista realmente a un ajetreado día cualquiera en la vida de Shepart, que se verá truncada bruscamente por la forzada situación en la cabina. Todo comienza como que no quiere la cosa, pero antes de que nos demos cuenta estaremos tan atrapados y doblegados como él, ya que prácticamente, la única conexión que tendremos con el exterior es la misma con la que cuenta el protagonista.

Película de un solo escenario, de una sola sensación, que si por algo es interesante y no buena, es sencillamente porque no es más, que un producto de consumo rápido; lo que en parte no está mal, pues siempre se le podrá encontrar un momento para disfrutarla.