Todos mienten (Serie de TV)

Esta serie se resume en:
- Actores y actrices mediocres: Natalia Verbeke, Irene Arcos, Eva Santolaria, Jorge Bosch, y todos los actores y actrices jóvenes que sinceramente o son enchufados o no se explica que no haya mejores actores de 15 años en este país.

- Actores que pasaban por aquí: Ernesto Alterio, supongo que amigo del director o productor o algo porque lo que pinta y nada, es lo mismo. Con Amaia Salamanca pasa lo mismo, es juntar nombres por juntar, sin más.

- Actores que hago yo aquí: Juan Diego Botto, le deben de haber dicho que Brad Pitt por algo del método sale comiento a menudo y el bueno de Juan sale comiendo muchísimas veces, pero sin sentido, es un obseso de la alimentación? tiene algun trastorno alimenticio? que va, deber ser idea del guionista, qué genialidad.

- Actores y actrices que no te los crees: Alberto San Juan y Miren Ibarguren haciendo de inspectores.....no se, tienen porquita credibilidad, y la escena en la que dejan un cadáver con unos testigos diciendo....ahora vengo....es grandiosa!!!

Serie muy rocambolesca, que quiere ser tipo puzzle ahora adelante ahora flashback y claro, para eso o eres muy bueno o es un pitorreo, qué es lo que es.

La aparición de Willy Toledo haciendo de Xavier Deltell, ya es como la guinda al despropósito.

Mi consejo: Si tienes una hora de tu vida disponible para ver cada episodio, alla tú, pero si tienes algo mejor que hacer como leerte algo más apasionante como la Constitución o un manual de instrucciones en vitnamita, pues mejor no la veas.

Serie en la línea de la producción de Movistar tipo.... Félix, Instinto, Justo antes de Cristo, Matar al padre, La zona, Mira lo que has hecho, La unidad, Arde Madrid, Vida perfecta, La línea invisible, El embarcadero, Dime quién soy, La fortuna, Gigantes, Reyes de la noche,...en fin, no conozco a nadie que le interesen, de parte de un abonado y su familia, dejénlo ya.

La primera temporada es interesante, fácil de seguir y con un cierre válido.

Se han cargado una serie pasable haciendo una segunda temporada con una trama enrevesada y ridícula.

Los personajes parecen sacados de una mala comedia, se comportan ilógicamente y parecen pollos son cabeza.

Tanto flashback agota y llega un momento en que te pierdes y ya no sabes lo que estás viendo. Ni siquiera terminé el último capítulo.

Desde el nacimiento de la cultura, ha existido un especial interés por diferenciar aquello que merecía llamarse así y lo que no. En literatura, las comedias románticas son menospreciadas frente al ensayo. En el teatro, las obras de comedias son minusvaloradas con respecto a las obras clásicas o dramáticas. En televisión, ocurre exactamente lo mismo: las telenovelas, los mal llamados culebrones, siempre han sido observadas con lupa, con condescendencia por parte de los señores que examinan la pequeña pantalla tras el monóculo. Un actor que trabaja en una telenovela, lo hace porque no tiene nada mejor. Quien escribe una telenovela es porque o bien no sabe o o bien no puede escribir nada mejor. O eso creían algunos, porque ‘Todos mienten’ y ‘Sagrada familia’ han sido el ejemplo perfecto de que una historia de enredos, un folletín, un culebrón, hay que saber hacerlo o no se hace.

Seamos justos, las telenovelas juegan con una de cal, que hacen capítulos como churros, por centenas, y una de arena, que los churros se queman cuando se dejan durante demasiado tiempo en aceite muy caliente. ‘Todos mienten’ contaba con doce capítulos para desarrollar lo que ‘La Promesa’ aún no ha terminado de narrar tras casi trescientos capítulos de emisión. Con tantos personajes, historias abiertas, giros macabros, saltos en el tiempo, un pasito hacia adelante y otro hacia detrás, ‘Todos mienten’ siempre deja una sensación de insuficiencia, de aburrimiento, de que toda esa pesadilla armada en torno al personaje de Macarena, ese giro de infortunios al que la empujan sus malas decisiones, se está alargando y nadie la despierta.

La sensación de falsa intriga ha estado presente siempre en ‘Todos mienten’ y en la segunda temporada, que arrancó sus emisiones en Movistar+ el 17 de diciembre y las concluyó el 11 de enero, también. El descanso de dos años entre temporadas tampoco le ha beneficiado, claro, pero pasado ese tiempo, también queda palpable que las historias, los personajes y los conflictos alcanzan cierta madurez, aunque sigan habiéndose desarrollado con el que parece ser el único objetivo tras ‘Todos mienten’: luchar porque se entienda lo menos posible, por retocer todo más, con más saltos en el tiempo, más personajes, más tramas, más sangre y asesinatos… tantos, que es imposible de desarrollar adecuadamente en seis horas, pues mientras unas se estiran en secuencias longevas en las que no sucede nada, otras ni se completan. Precisamente por esa razón no le favorece en absoluto la incorporación de nuevos personajes. Porque no son un soplo de aire fresco sino el palo en las ruedas del 600 que es ‘Todos mienten’.

¿Aspectos positivos? Su elenco es envidiable, de eso no cabe duda. Irene Arcos, Natalia Verbeke, Eva Santolaria y Miren Ibarguren son las actrices que cualquier director desearía para protagonizar su serie, pero aún más si están acompañadas por Juan Diego Botto, Jorge Bosch o Alberto San Juan, espectaculares por cierto. Casi tanto como la banda sonora diseñada por Arnau Bataller, que le otorga el peso y la intensidad que la serie busca, que el reparto intenta darle y que ni el guion ni la historia consiguen

Va a ser verdad que ‘Todos mienten’. Que el actor que trabaja en una telenovela hace un gran trabajo en un tiempo escaso en base al mayor de sus esfuerzos. Que quien escribe una telenovela es porque conoce bien el arte del enredo, de los puntos álgidos, del amor, la pasión y el terror, y hace lo que mejor sabe cómo mejor sabe mientras otros lo intentan. ‘Todos mienten’ porque, en realidad, hacer un buen culebrón sí que es difícil.

Crítica disponible en La Cultuletter

A mi lo que me gustaría saber es donde aprenden interpretación los actores y actrices españoles. Yo creo que somos como los coreanos y que llevamos en los genes no saber interpretar.
Pero , ante esto hay dos teorías: una es que en España, ahora mismo, todo da mucho asquito, y la otra es que damos mucha pena. Pero ésta segunda opción no me la creo porque he visto grandes actuaciones, pero eso sí, eran otros tiempos.

Los guiones son para gente estúpida. Siempre que se han hecho series o películas en las que los protagonistas eran gente pija o "de bien" eran malos y lejos de lo real. Muy manidos y fuera de lo que realmente son esa panda de endogámicos. A lo que hay que añadir interpretaciones lamentables.

En España nunca ha habido actores pijos ni actores que supieran como es imitar a un pijo. El único que ha sido capaz de hacerlo bien ha sido Bardem y porque es un auténtico fuera de serie.

Los pijos ni visten ,ni se arreglan ni hablan como en la serie. Y la serie trata de un grupo de gente con un estatus social muy elevado pero que en ningún caso harían lo que hacen los protagonistas de la serie.

Es que no se puede ver la serie. A mi me da risa y pereza a vez.

Sí tengo que decir que la única excepción a todo lo dicho es Juan Diego Botto, un actor al que no se le reconoce su grandeza.

Llega un momento en el que pierdes el hilo con tanta Ida y venida en el tiempo, no sabes ya ni dónde estás. La protagonista, Irene Arcos, completamente sobreactuada, no hay quien se crea tanto llanto fingido y tanto sufrimiento. Natalia Verbeke a grito pelao en todas sus intervenciones como viene siendo habitual. Mirem, como he leído en otra critica, efectivamente parece sacada de un capituló de “Aída”, lleva la comedia encima aunque se trate de un drama. La única que puede salvarse es Eva Santolaria y los actores masculinos, aunque la trama es que no se aguanta. ¡Malísima!