El prodigio

Me expone “El prodigio” a un cruce de caminos en mis predilecciones cinematográficas “ab initio” curioso. Sebastián Lelio nunca me da lo que promete y su cine me resulta sobrevalorado; Florence Pugh siempre me apasiona en todos los territorios interpretativos por los que atraviesa. “El prodigio” está en la intersección de ambos senderos. Una buena película que no profundiza todo lo que hubiera podido pero que se beneficia de una estética perturbadora y preciosista y de una Florence Pugh en estado de gracia regalándonos un festival interpretativo de primera magnitud.

Lelio deja las historias contemporáneas de mujeres tan afines a su creación y nos introduce en la Irlanda más profunda, beata, asfixiante, conservadora e insoportable de la segunda mitad del siglo XIX. Es Irlanda como podría ser cualquier otro país porque lo que cuenta es universal: la lucha entre la fe y la ciencia, el papel de la mujer en una sociedad que sólo le permitía ser mera comparsa, la culpa como motor de las situaciones extremas y el negocio de la religión como revulsivo económico. Porque pocos elementos, o quizás ningún otro, tienen más capacidad de alterar economías que la religión utilizada para beneficio de unos pocos listos sobre el bolsillo de los incautos.

Un grupo de señores de bien de la zona, constituídos en comité, reclutan a una enfermera inglesa y a una monja irlandesa para que se turnen para vigilar día y noche a una niña de 11 años cuya familia afirma que lleva cuatro meses sin comer y que se manifiesta Dios a través de su ayuno. La enfermera inglesa (sublime, como siempre, Florence Pugh, eterna “Lady Macbeth”) duda del milagro, de las gentes que lo reclaman y de que sea legal o ético lo que están haciendo con la niña. A partir de ahí, la lucha entre la religión y la ciencia comienza la batalla de siempre con la vida de una inocente niña en juego.

El aspecto formal de la cinta es exquisito, demostrando la maestría esteticista de Sebastián Lelio en la dirección y de Ari Wegner en la fotografía de un film cuajado de bellísimas imágenes que no dejan indiferente al espectador salvo por un pequeño matiz: un arranque excesivamente metacinematográfico que saca al espectador del juego de la credibilidad en la historia que se narra. La estridente partitura de Mathew Herbert tampoco hace demasiado favor a esta película de precioso e intencionado aroma clásico. Demasiado bien resulta finalmente para ser de Netflix.

El prodigio se perfila como estreno destacado entre el como siempre amplio redundante catálogo de Netflix. Así, sorprendida por las críticas, si bien suspicaz al ser una producción de esta plataforma, después de ver su desenlace entiendo muy bien porque sigo manteniendo esta premisa.

Esta película no puede llevar mejor titular que el de ser LENTA y ABURRIDA. Tampoco entiendo la categoría Thriller porque a mitad de film llega a ser hasta soporífera, sin llegar en ningún momento a crear momentos de tensión e intriga, hecho que me hace criticar más este aspecto teniendo a la actriz del momento entre el género, Florence Pugh, en la que en mi opinión se ve relegada a un personaje muy pobre en expresividad y profundidad. Pero esto no es culpa de ella ni del personaje, sino de la poca capacidad de explotar la historia principal, la historia y/o vivencia personal de los protagonistas, ni añadir giros argumentales, contando con apenas diálogo y calidad descriptiva.

Esto me lleva a extrapolar este aspecto a un nivel más macro, donde últimamente se usa demasiado este recurso tan propio del cine independiente de una narrativa a través de las imágenes y las emociones superficiales de los personajes, aprovechando una fotografía y una ambientación excelentes, pero abandonando al espectador a la mera interpretación y construcción de las ideas que se intentan transmitir y los sentimientos que se quieren plasmar.
En este caso, en particular, ni siquiera se molestan en enriquecer la película de varios de los preciosos paisajes de Irlanda, sino que siempre es el mismo, añadiendo así más monotonía si cabe al rodaje.

En cuanto al contenido del argumento, es una historia triste y oscura, con un dilema moral muy claro que demuestra las atrocidades permitidas desde siglos por familias y sociedades en conjunto a través de la corrupción de la fe y su instrumentalización para otros fines lejos de la justicia y la bondad. Por suerte, siempre ha habido personas dispuestas a luchar por el cambio y he aquí el papel sobrio y reivindicador de la protagonista. No obstante, hay fallos de guion acerca de los síntomas y proceso de enfermedad y mantenimiento del “secreto” de la niña de los cuales un poco de documentación acerca del tema habría al menos dado un aprobado a este apartado.

En definitiva, una película con cierto potencial por el reparto, ambientación e idea de combinar drama con thriller que se queda a medias, igual que la mitad de espectadores que se verán invitados a una experiencia de somnolencia en HD.

El nuevo trabajo del director chileno Sebastián Lelio ("Gloria", "Una mujer fantástica", "Disobedience"), es una historia de época que está basada en la novela homónima escrita por Emma Donoghue. El cineasta es un habitual de la programación del Festival de San Sebastián, y en esta edición la película ha formado parte de la sección oficial a concurso.

Es una producción de Netflix (en principio se estrenará en su plataforma el próximo mes de noviembre), que cuenta una historia dramática con elementos de suspense, cuya trama se desarrolla en la segunda mitad del siglo XIX en Irlanda. y Tiene como protagonista a una enfermera que se traslada desde Inglaterra hasta la región irlandesa de las Midlands, para observar durante dos semanas a Ana, una niña que lleva unos cuantos meses sin comer.

Esta joven sanitaria tiene que cumplir las órdenes de un consejo encargado del asunto, y que reparte las horas de visitas con una monja. Las dos tienen únicamente que tomar nota de si observan algo extraño en el día a día de esa niña.
A lo largo de la película se pone de manifiesto los diferentes puntos de vista, el sanitario mucho más racional y el místico y religioso que está llevando a la destrucción de un ser humano por seguir unas creencias sin ningún sentido lógico.

Tenía bastantes expectativas en la película, teniendo en cuenta que el director es el responsable de la magnífica "Disobedience", pero el resultado no ha sido todo lo satisfactorio, ya que desaprovecha la oportunidad para desarrollar mejor el asunto central tan interesante (desconozco si está mejor tratado en la novela), y tiene un final muy mejorable. Pese a todo ello la película se ve con agrado, no aburre, y plantea un tema interesante, pero que está mal resuelto.

Una película que debería verse en pantalla grande, aunque me parece que, salvo cambio de última hora, se va a estrenar directamente en Netflix, ya que luce mucho en los aspectos técnicos y artísticos, en especial su fotografía que es lo más destacado de la película, en donde Ari Wegner (la directora de fotografía de "El poder del perro") nos regala unas imágenes que parecen unos cuadros de gran belleza, iluminando muy bien a los personajes en las escenas más oscuras.

Junto a ello, me gustaría destacar el diseño de vestuario en otro gran trabajo de Odile Dicks-Mireaux, y la actuación de la siempre solvente Florence Pugh, que está magnífica y natural interpretando a la enfermera Lib Wright. Los secundarios están correctos, entre los que destaca por su nombre la presencia de Tom Burke, Tom Jones o Ciarán Hinds.

La película gustará a los que disfrutan con el cine de época, con las películas muy bonitas a nivel estético, y con un asunto de fondo enigmático.

LO MEJOR: La fotografía. La actuación de Florence Pugh.
LO PEOR: El desenlace.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en http://www.filmdreams.net

El prodigio es una película bella en lo formal, correcta en su parte técnica (aunque algo rutinaria) y con una temática que, en mi opinión, no llega a contar nada.

El tema de los trastornos alimenticios es mucho más complejo de lo que el director parece pensar. Solo lo usa como una excusa para hilar un guión que pretende ser original e impostadamente feminista (pasa mucho últimamente). No consigo empatizar con nada de lo que ocurre porque en realidad le falta realismo y le sobra estética.

No llega a ser mas que un intento... interesante dentro del catálogo Netflix pero sin profundidad... y lo peor, sin conexión con la indudable relación anómala entre la mujer y la alimentación. Se queda en la superficie de casi todo y lo disfraza de profundidad con una música algo rimbombante y una bonita iluminación.

Quien haya sufrido trastornos alimentarios sabe de lo que hablo... se pierde aquí una oportunidad de contar mucho más, partiendo de una perspectiva histórica

El prodigio (The wonder) es una película basada en una novela de Emma Donoghue. Está bien dirigida y cuenta con una trama muy interesante. De nuevo Florence Pugh vuelve a interpretar a otro personaje bien construido que con su actuación acaba siendo redondo. Ya solo por verla una hora y media actuando merece la pena verla.

Como pega diré que en ocasiones me parecía lioso saber cómo Lib estaba desarrollando su trabajo o donde estaba alojada. Podría ser que yo haya estado en la parra en algunas escenas, pero me ha dado más impresión de error de montaje. No obstante, es una buena película.