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Un año más

Drama Gerri (Ruth Sheen), una terapeuta, y Tom (Jim Broadbent), un geólogo, están felizmente casados, pero les preocupa que su hijo Joe (Maltman), que es abogado, permanezca soltero. Esta preocupación les impide darse cuenta de hasta qué punto María (Lesley Manville), una frágil compañera de trabajo de Gerri, depende completamente de su amistad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
15 de octubre de 2011
104 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
Londres, 2010. Mike Leigh toma sus pinceles y se dispone a retratar, de nuevo, al inglés de clase media o media-baja.

Imelda Staunton (Janet) nos ofrece una fugaz e intensa aparición. Suponemos que la película se centrará en su drama. Y no volvemos a saber de ella. Es un breve personaje que da el tono de la cinta –nos dice el director. Un personaje clave y secundario que fija la temperatura emocional que ha de llevarnos hasta Mary (Lesley Manville), la amiga o compañera de trabajo desquiciada.

Leigh es un experto retratista. Abre o cierra los cuadros en un vaivén armónico y profundo; sostiene el plano… hasta que la mirada o gestos dicen más que las palabras; nos acerca al interior del individuo –sin traspasar jamás la delicada línea del pudor.

El uso de la elipsis desconcierta. No acabo de sentir el peso de las horas. Se suceden, con precisión de orfebrería, rutinas y estaciones. Se omite la raíz de algún conflicto (¿Qué pasó con el hijo del hermano? ¿Qué hizo Mary entre el otoño y el invierno para defraudar a Gerri?), pero no la ira ni el distanciamiento.

Advierto dos líneas claras en la confección de personajes:

• Desaforados: Ken, que come y bebe de manera compulsiva; Carl, que sólo admite el mal humor en su registro. Katie, en permanente estado de sobreactuación cortés. Son casi personajes de una sola escena. Y Mary, la frágil y enternecedora Mary, sin duda el personaje principal de los ‘desaforados’.

• Contenidos: Tom, Gerri y Joe (padre, madre e hijo), de verbo medido, retórico y ‘polite’ –hay que mirarlos más que oírlos, si pretendemos saber qué es lo que piensan. Juntos configuran un tríptico de la familia amable y ‘british’ sin fisuras… ¿sin fisuras? Luego está Janet (el personaje-prólogo) y Ronnie, un verdadero milagro de contención conmovedora (¡qué diferencia con su vástago gritón!).

En general, pienso que Michael Leigh acierta más con los personajes ‘contenidos’ (Jim Broadbent y David Bradley no dan una sola nota falsa) que con los ‘desaforados’, aunque Lesley Manville esté muy convincente en su papel.

Leigh rueda sin guión preestablecido. Se juega el todo por el todo a sus actores. Ellos se entregan a la causa –la sensación de compromiso con la obra y con el director es absoluta.

El último plano de la cinta, es el premio a una manera de hacer cine.

[Apuntes varios y la secuencia final en el spoiler]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Servadac
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23 de octubre de 2011
43 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mike Leigh envejece y parece ser consciente de ello en “Another Year”. El filme se abre con un prólogo que invita a la desgracia sentimental posterior. Lo interpreta Imelda Staunton y su personaje no nos da respuestas sino a buscarlas entre líneas y miradas perdidas. El silencio y la desviación a la verdad en los diálogos provocan que nos fijemos en esos gestos y aspavientos de los personajes. Así es la vida: casi nadie expresa lo que siente… o entabla barreras infranqueables.

El verdadero drama que presenta el director de “Secretos y mentiras” viene articulado en una pareja estable, feliz, pero que envejece y tal vez esas dudas en su acomodada burguesía se vean reforzadas por la asociación de otros personajes infelices, inestables, fracasados y solitarios. ¿Son ellos, acaso, los que para afianzar su estabilidad emocional egoístamente necesitan ver la desolación del prójimo y así sentirse más felices? “Another Year” no nos va a dar respuestas. Una persona lleva a otra y un inicio nos conduce a un final… A una desolación que queda en nuestro propio tejado y existencia.

Se introducen personajes en cada acto, que representa a una estación, y aparece nuevos intérpretes que orbitan alrededor de Tom y Gerri: familia, amigos y compañeros de trabajo. Hay tristeza y desolación, muerte y nacimiento, el irrevocable devenir del tiempo y nuevos lazos y rupturas afectivas. Es en sí, una representación armónica del tiempo y la existencia pero tampoco pretende ser definitiva ni un testamento del cineasta. Tal vez la parte relacionada con la estación del verano nos evoque a las reuniones rohmerianas donde la burguesía se desnudaba en conversaciones, aparentemente banales y amorosas, expuestas en largas secuencias. El hogar de Tom y Gerri parece el punto de encuentro del resto de personajes e incluso de su hijo. Un núcleo sobre el que parece girar la felicidad pero que no da muestras en la superficie que pisan y pueblan sus desgraciados amigos e incluso familiares.

La insatisfacción personal, el alcohol como vía de escape y un plano final que muestra la decepción respecto a la existencia, la tristeza del paso del tiempo y la infelicidad de tener la vida que uno desea. La vida que, en definitiva, se escapa cada año.
Maldito Bastardo
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19 de marzo de 2011
36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Another Year es un buen ejemplo de que se siguen haciendo películas hechas con el corazón.

Leigh divide la película en cuatro partes, una para cada temporada del año. Con cada estación que pasa vemos el cambio no sólo en el escenario, si no también en los personajes. Tom y Gerri son lo más parecido a una representación del sol, desde el principio, entendemos que esta pareja, aunque no son tan jóvenes como antes, siguen compartiendo la misma pasión el uno al otro sin perder en ningún momento esa pasión. Siempre son los mismos, su formación no cambia nunca, aun viéndolos por cualquier ángulo.
Sus amigos y familiares sin embargo, representan la tierra y todo lo que cambia debido a las estaciones. Hay puntos altos y puntos bajos, y todo está sucediendo alrededor de ellos, pero siempre están presentes como un faro de luz y de esperanza, o en este caso la normalidad y la felicidad.

Centrándonos en el cambiante panorama de las estaciones, o de los personajes secundarios, el más notable, con mucho, es María (Lesley Manville), la clase de persona que todos conocemos en algún momento u otro en nuestras vidas, constantemente sufriendo altas y bajas, sin darse por satisfecha con su entorno, a la vez radiante de alegría o sobreexcitada por la desesperación y la frustración. Su rostro se resiste cuando se trata de ocultar sus sentimientos, pero siempre detrás de esos ojos vemos solo amargura y sufrimiento.

Pero ¿Qué es lo maravilloso de esta película? Que tanto la historia como sus personajes son totalmente creíbles. Sus conversaciones, sus ocupaciones, su modo de vida, sus relaciones, etc. Todo gracias a un exquisito y solvente guión, que de lejos me parece el mejor del año, tan natural y descriptivo que en cada frase y dialogo deja esa sensación de haber pasado por esa situación o realmente estar viviendo el momento.

Además, todos sus actores están perfectos, Lesley Manville ofrece quizás el mejor trabajo femenino que yo haya visto en mucho tiempo, con una interpretación perfectamente matizada y un convincente retrato de una mujer al borde de la desesperación debido a sus tantos errores y su naturaleza emocional muy frágil. Un registro sorprendente, que esta más allá de la interpretación.

En la misma línea la señora Imelda Staunton que con tan solo 5 minutos ofrece un trabajo breve pero contundente, que junto al de su compañera, se comen a las nominadas de la categoría en los Oscar.

Leigh ha creado una de sus mejores películas. Un canto conmovedor y de júbilo al círculo de la vida. En solo una pequeña fracción de la vida de Tom y Gerri, logra retratar el poder del amor y la amistad, y cómo a pesar de que hay una gran cantidad de dolor en este mundo, es bueno saber que gente como ellos todavía están por ahí, viviendo felizmente.

Esta película pone de relieve un hecho triste: algunas cosas que por mucho la gente planee no siempre salen de acuerdo al plan, puede ser normal, pero a veces es por pura mala suerte, y así es la vida.
UGGO
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21 de abril de 2011
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Another year no pasa gran cosa; tan solo pasa la vida misma. Tom y su mujer Gerri parecen haber llegado, con una complicidad serena, al declive de sus vidas. Alternan sus rutinas laborales con el cuidado de una huerta y, especialmente, con el rito de la mesa con amigos. Entre estos está la singular Mary, una mujer que intenta, vanamente, esquivar el paso del tiempo.

De la relación entre esta pareja y su amiga trata Another year y su gran mérito está en la forma ordinaria como Leigh, su director, aborda el tema. No se trata, aclaro, de la ordinariez que solemos asociar con la vulgaridad. La ordinariez de Another year tiene que ver con esa cotidianeidad que envuelve nuestras vidas . La película no está montada ni para sorprendernos ni, tampoco, para apabullarnos. No hay un romance otoñal que salve de su soledad a Mary ni hay, tampoco, un desenlace trágico con ínfulas moralistas. En Another year lo único que pasa es la vida misma, con sus planicies y sus encantos, con sus rutinas y sus destellos de felicidad.

Acostumbrados como estamos a las narraciones que siempre persiguen un punto de éxtasis, es comprensible que Another year desconcierte en algún momento por su empeño - muy al estilo Leigh - en recordarnos que los eventos más significativos acontecen por dentro. El desconcierto dura poco porque pronto nos damos cuenta que el objetivo es otro. Se trata, simple y llanamente, de asomarse a la vida de unos seres sin pretensiones condenatorias o redentoras.

Mención aparte merece el personaje de Mary. Más que la brillante interpretación que hace Lesley Manville, lo sobresaliente es el personaje en sí. Una mujer que compendia muchas de nuestras debilidades y que refleja también no pocas de nuestras ansiedades. Vanidosa e insegura quiere creer que un carro rojo o un blue jean ceñido o una copa de vino blanco pospondrán el viaje hacia la vejez.

Entre más se la reconstruye en la memoria, más nos gusta Another year. No porque sea realista o porque se salga de los cánones tradicionales del relato, sino porque transmite, sirviéndose de lo anterior, esa sensación entre plácida y angustiosa de que son esos días más, esos años más, los que terminan tejiendo el tapiz de nuestras vidas.

Leigh sólo emplea la cámara lenta en las escenas con carros. En una de ellas el lente enfoca las llantas y se produce en la retina ese efecto óptico que pareciera mostrar, simultáneamente, que mientras que la rueda avanza, su aro interno retrocede. Algo parecido ocurre con las vidas, otoñales casi todas ellas, de los personajes de Another year. Mientras que el tiempo inmisericorde avanza con sus canas y sus presbicias, por dentro, senil y felizmente, se sucede una curiosa reversión del tiempo.

Hay un cierto efecto narcótico en las películas de Leigh. En lugar de abrasar, abrazan y dejan en alguna parte esa sensación de una confidencia que nos fue contada al oído.
ANDRES QUINTERO
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3 de junio de 2012
29 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Os acordais de aquella escena en la que la hija mayor de Ann llama "cerda" a su amiga por comer de más en su caravana en "mi vida sin mi"? Ann la reprende para luego comentar con su marido los problemas de su amiga.
Y es que no hay nada que moleste más a un inglés que la mala educación, aficionados, como son, a ser irónicos observadores del comportamiento humano en sus convites.

En Another Year nace un niño en primavera, surgen ilusiones en verano, decepciones en otoño y en invierno una mujer muere. Y en ese transcurso Tom, Gerri y su hijo Joe cuidan de los tomates de su huerto con la misma tranquilidad con la que escardan la mala hierba.
En su campiña invitan a viejos amigos que conversan sobre la vejez, el paso de tiempo y los cambios. Y mientras Mary, la amiga y compañera de Gerri, divorciada, voluble y necesitada constantemente de cariño, airea sus frustaciones esperando una respuesta consoladora.

Mike Leigh muestra en Another Year a un matrimonio feliz en su tercera edad, cómplice y cariñoso, satisfecho de su buen hacer. Y mientras, indirectamente, enseña esa manía inglesa de sobreponerse a los demás con irónico talante y sectaria indiferencia de no querer mostrar la menor empatía, en vez de conectar y ayudar honestamente, implicándose.

La película muestra, en realidad, un enorme conservadurismo y una corrección politica bien profunda. Son muchas las ocasiones de describir las debilidades ajenas recreándose parsimoniosamente en ellas y después volver la vista como concluida la función.

Lo que prometía ser una pelicula apacible e inteligente se me antoja incómoda y ruda por su moralismo, su "politeness". Una afectación que Gerri, terapeuta ocupacional, resume muy bien en una punzante conversación con Mary: "Nosotras dos ayudamos de forma diferente".
Y tanto..
davesnotsafe
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