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Una vida no tan simple

Drama Isaías, 40 años, era un prometedor arquitecto. Ahora pasa sus días entre su estudio de arquitectura y el parque donde juegan sus hijos a la salida del colegio. Dondequiera que esté, Isaías siente que no está donde debería. Con su mujer, Ainhoa, se nota el paso de los años y lo agotadores que pueden ser los niños. Isaías entabla una amistad con Sonia, madre de otro niño del cole, que le va a mostrar que esto de criar a tus hijos y entrar ... [+]
Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
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7
4 de enero de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una serie de personajes simpáticos y realistas, Félix Viscarret hace en Una vida no tan simple un retrato de esa crisis de los 40 y cómo afecta, en este caso, a un hombre cuyo drama de fondo es mucho más crudo: expectativas fallidas, el peso de la cotidianeidad, muchas obligaciones familiares, y cierta sensación de fracaso o de haberse quedado a la mitad de todo. Todas ellas sensaciones o dilemas que suenan a cualquier espectador, lo que facilita la empatía con Isaías, el protagonista, a quien da vida un gran Miki Esparbé.
Correcta, cercana, sencilla y disfrutable.
8
19 de enero de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película "Una Vida no tan Simple" dirigida por Félix Viscarret no solo la destacaría como una muy buena obra maestra cinematográfica, sino que también evidenciaría el virtuosismo de Viscarret en la creación de guiones magistrales. La nominación a Mejor Guion Original en esta próxima gala de los Goya 2024 es un reconocimiento merecido a la profundidad y cuidado con el que Viscarret aborda la complejidad de la crisis existencial, un tema que bajo mi punto de vista resuena universalmente y que nos identifica en la mayoriá de los casos.

La película se sumerge audazmente en la crisis de los 40, explorando las facetas más íntimas y a menudo dolorosas de la vida, a demás, utiliza una aguda sensibilidad para ahondar en la psicología de los personajes, presentando una narrativa que trasciende la edad y que podría resonar con cualquier espectador independientemente de su etapa en la vida, destacando así, temas como; La imprevisibilidad de la existencia, la ansiedad de enfrentarse a la paternidad sin estar completamente preparado y la constante autocritica vital a la que muchos nos vemos abonados a través de diálogos ingeniosos y situaciones realistas. Logra capturar de este modo la esencia misma de los conflictos internos que enfrentamos al reflexionar sobre nuestras elecciones y el paso del tiempo.

En resumen, Félix Viscarret, gracias a su guión meticuloso y el elenco, encabezado por actores excepcionales, nos invita a reflexionar sobre la complejidad de la vida, la paternidad y la constante búsqueda de significado. Una obra que merece cada elogio y que establece a Viscarret como un maestro en el arte de contar historias, lo cual espero que se considere en la futura Gala de los Goya 2024.
7
6 de marzo de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Da igual en qué ciudad vivas, que sea un pueblo, que seas un abogado de prestigio, un funcionario triste o un Geo de la leche, cuando dejas a tus hijos en el cole sientes la sensación y el alivio del trabajo hecho. Añade el desamparo de la vista atrás, de los sueños no cumplidos, de la tentación de tocar un nuevo cuerpo diferente, el vacío de la soledad, las tormentas cuando los críos discuten a fritos, y te verás reflejado en el protagonista que va danto tumbos por la vida, como todos....
Película recomendable si tienes 40/50 y quieres verte en un espejo. A no ser que vayas de machito que vende su éxito y se piense que los demás nos lo creemos... Para los demás, gente normal que ríe y se deprime, para esos, para esos es la película.
10
12 de enero de 2024 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El siempre interesante Félix Viscarret (“Bajo las estrellas”), andaba buscando su película definitiva, su obra de madurez, y con “Una vida no tan simple” al fin la ha encontrado. Un himno sobre el desencanto generacional que trasciende y que crea unos personajes con los que el espectador se puede ver fácilmente identificado. Porque entrar en la cuarentena sabiendo que no vas a triunfar, que tu proyecto profesional es un fracaso, que el cuidado de tus hijos pequeños te asfixia y que tu matrimonio ha entrado en una espiral de rutina de la que sólo puede salir muerto es sobre lo que trata este film, que va descaradamente de menos a más conforme su historia evoluciona, se va desprendiendo de su tono de comedia y va entrando en un drama maduro y profundo.

En Bizcaia habita Isaías (maravillosa interpretación de Miki Esparbé, sin duda el actor ideal para encarnar el desencanto generacional tras su derroche en “Las distancias” de Elena Trapé), el protagonista de la cinta, un arquitecto que de joven prometía alcanzar el éxito hasta que su proyecto dejó de avanzar y lo hizo sentirse fracasado y frustrado. En casa, las cosas no parecen ir mejor, porque su escasa actividad laboral lo ha encadenado al cuidado continuo de sus dos hijos pequeños, mientras que la lejanía física y sentimental respecto de su cónyuge (buena interpretación de Olaya Caldera) aumenta. Perdido en mitad de ninguna parte, comienza a crear una amistad con una madre que también tiene a su hijo en el mismo colegio, Sonia (fantástica interpretación de la siempre espléndida Ana Polvorosa).

El guión, del propio Félix Viscarret, es un prodigio de sensibilidad y lucidez, de comedia triste de aliento trágico que va evolucionando hacia el drama absoluto conforme avanza su ajustado metraje, y ganando enteros por momentos en interés y calidad. Le cuesta arrancar en su aspecto profundo pero, cuando lo hace, sabe dónde golpear al espectador. Mientras, cinco jóvenes patinadoras atraviesan la ciudad cada vez que la noche cae sobre sus protagonistas, metáfora espléndida que marca transversalmente el film.

La música de Mikel Salas siempre acompaña sin subrayados innecesarios al desarrollo de la trama, preciosamente fotografiada por Óscar Durán, exquisito en sus escenas nocturnas. Se pega al alma y no te suelta después de verla.
7
5 de enero de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Grata sorpresa esta película “no tan simple”. Tiene profundidad y al mismo tiempo habla de cosas cotidianas, del día a día, y que, todos, de una manera u otra, hemos podido experimentar o ver en nuestro entorno.

Habla de la frustración, de los sueños truncados, del desgaste del día a día en las relaciones de pareja, de lo difícil que es conciliar la vida laboral con la vida familiar, de dejar de lado las motivaciones y los ideales que teníamos en la juventud por una realidad que nos supera y nos deja sin ilusiones, habla de los corazones solitarios. Y sobre todo, nos habla de cómo, básicamente, estamos “deseando amar” y que nos amen. Porque, al final, ese es nuestro “Rosebud”*.

Y visto así, esta película “no tan simple”, bien se podría titular “Deseando amar” (y amarse), pero claro ya hay una película maravillosa con ese título, y que, desde otra ángulo y desde otra cultura, nos viene a decir lo mismo que ésta película, para que nos demos cuenta de que da igual en el momento vital que nos encontremos, en la época o en la cultura que nos toque vivir, lo que todos queremos es amar y que nos amen…más allá de las patinadoras que circulen por las calles de nuestras ciudades (alguno después de ver la película me entenderá).

Y también propondría, a los que hayan disfrutado con esta película, que sigan su rastro en películas como “Deseando amar”, pero también en películas mucho más antiguas como “El apartamento” de Billy Wilder, y sobre todo, en una película maravillosa como “Y el mundo marcha” de King Vidor, donde se ven muchos de los temas que trata esta película, de una manera magistral y totalmente actual, aunque se estrenara en 1928, y que nos hace darnos cuenta de que, esta historia, no es generacional, ni local, si no atemporal y universal. Y que se seguirá filmando, una y otra vez, mientras no entendamos que, de la falta de amor surge la frustración, se truncan los sueños, se desgasta la relación de pareja, no se puede conciliar la vida laboral y familiar, mueren todas nuestras ilusiones, y aparecen los corazones solitarios, hasta que un día, en nuestro lecho de muerte, digamos “rosebud”*y nadie sepa lo que queremos decir…ni nosotros mismos, porque no habremos comprendido que lo único importante es amar y sentirse amado.

Y esto básicamente es lo que los personajes de “Una vida no tan simple”, aunque intuyen, no comprenden totalmente, y por eso, el final, aparentemente feliz, no es tan feliz, porque todos sabemos que sus protagonistas siguen sin comprender, y eso hará que haya momentos de acercamiento, pero también de distanciamiento, porque, por dentro, siempre faltará algo: el amor, y siempre sobrara algo: el egoísmo.

*rosebud: véase “Ciudadano Kane”.

También podría hablar de la película desde otro enfoque: la infidelidad, que en esta película se muestra claramente, pero con una especie de pudor que parece hacer más modernas y atrevidas, en ese aspecto, a las películas del gran Lubitsch, que a esta película. Ya que, Lubitsch, allá por los años 20 y 30 del siglo pasado, ya realizaba sus películas con la máxima de que “A menudo, la vida en pareja se convierte en una carga tan pesada que para poder sobrellevarla por lo menos hacen falta tres personas”. Y creo que en ese aspecto, a esta película, le falta valentía, frescura y ganas de jugar, vamos, todo lo que le sobraba a Lubitsch…
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