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Balas sobre Broadway

Comedia David Shayne es un autor teatral fracasado que, por fin, consigue financiación para una de sus obras. Pero a cambio tiene que aceptar una condición: darle un papel secundario a Olive, la incompetente novia del productor, el gángster Nick Valenti. Olive acude a los ensayos acompañada de su guardaespaldas Cheek, que, lejos de limitarse a vigilarla, se permite sugerir cambios para mejorar la obra. A fuerza de ceder a los consejos de Cheek, ... [+]
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Críticas 78
Críticas ordenadas por utilidad
20 de setiembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es bastante ingeniosa, y merecido Oscar a Dianne Wiest, que me parece un actriz muy buena, y aquí lo demuestra.

Pero... a pesar de que me ha gustado más esta comedia que sus obras anteriores, hay algo que flojea. No voy a relatar nada de la trama, porque lo interesante es que se vaya descubriendo poco a poco quien tiene la manga por el sartén, y es quizás lo más interesante.

Al menos ya no vemos a Allen en la pantalla y se queda atrás.
edugrn
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5 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
161/16(26/09/15) Notable comedia del genial Woody Allen, un entrañable homenaje al mundo del teatro, escrita por el propio director junto a Douglas McGrath (“Historia de un crimen”), una estupenda mezcla de humor, cine de gangsters, y tributo al arte de la creación artística. Una historia coral con sabrosas subtramas que avanzan a ritmo rápido, en medio de situaciones y de diálogos mordaces, de los que mana un tremendo humor, en muchos casos negro. Una ambientación brillante de los años 20, con unos actores en estado de gracia que hacen desborden defectos, aristas, humanidad. De su calidad hablan sus 7 nominaciones al Oscar, Dianne Wiest ganó por secundaria. El titulo puede sea un homenaje a un programa de televisión para el que trabajó de guionista Allen en la década de los 50, “La hora de Sid Cesar”.

Estamos en Nueva York en 1928, el idealista dramaturgo David Shayne (John Cusack), joven recién llegado a Broadway, ha escrito la obra “Dios de nuestros padres”, junto con el productor Julian Marx (Jack Warden) buscan financiación para representar la obra, la encuentran en un mafioso, Nick Valenti (Joe Vitereli), la condición es que debe contratar a su amante, Olive Neal (Jennifer Tilly), una pésima aspirante a actriz, el mafiosos le pondrá de escolta a un matón, Cheech (Chaz Palmintieri). Contratan como estrella de la obra a Helen Sinclair (Diane Wiest), una presuntuosa venida a menos, al galán Warner Purcell (Jim Broadbent), con problemas serios de gula, a una sensible secundaria como Eden Brent (Tracey Ullman), también tienen importancia en la historia la pareja de David, Ellen (Mary-Louise), y Sheldon Flender (Rob Reiner), amigo-confidente escritor-bohemio de David.

Una sofisticada comedia surtida de un hilo argumental central que debate punzadamente sobre si el arte se puede aprender o si por el contrario se nace con él, nos habla sobre el debate moral eterno de qué importancia tiene el arte, si su fin es entretener o aleccionar, sobre si es superior a la vida, como bien dice Sheldon <Digamos que arde un edificio y sólo puedes salvar una cosa: un último ejemplar de Shakespeare, o un ser humano anónimo. Qué harías?>, este tema me recuerda a “El nombre de la rosa”, por la vital importancia de conservar el arte como modo de preservar lo más importante de nuestra Humanidad, nos habla de cómo el artista en su petulancia puede quedar hermético a la sociedad que le rodea, alejándose de la realidad y por tanto retorciendo en su arte la verdad, nos habla de los inescrutables procesos de creación, sobre los problemas del ego, sobre la humildad de aceptar ideas. Nos habla a sí mismo de que es la integridad en el arte, sobre si se pueden admitir consejos, sobre si esto es prostituirlo, sobre si todo es perdonable para purificar el arte. Todos estos profundos temas son llevados de modo exquisito por Woody, alternando con pericia la intensidad, con la comedia ácida, mirándose al ombligo con ingenio. Se utiliza una narración liviana en off de David Sinclair, dando relieve y forma a su presuntuosa personalidad que debe ir doblándose ante la realidad. Se hace una muy buena delineación de personajes, en pocos trazos quedan perfilados, aunque clichés en su superficie dejan entrever carácter y alma, discurriendo sus ententes en medio de charlas cínicas, sarcásticas, profundas, de una vis tragicómica fenomenal, avanzando la trama por los vericuetos de las presiones a que son sometidos los creadores de arte, y a la vez se ríen de la petulancia que rodea a las divas, a las pugnas por ser más que el de al lado, por tener el aprecio de los demás.

El elenco actoral coral brilla, cada personajes tiene su cinco minutos de gloria, tiene su frase divertida o ingeniosa. John Cusack viene a ser el alter ego de Woody Allen , pero sin intentar imitarlo, le imprime alma a su narcisista dramaturgo, que a medida que avanzan los ensayos de la obra se ve más y más perdido, denota un gran arco de desarrollo, de la inalterable integridad a darse cuenta de que no es tan bueno como se creía, muy bueno. Dianne Wiest excelente en su manipuladora diva, desprende luz su personaje, irradia lo mucho que se cree, una sibilina fuerza que con una proverbial oratoria deslumbra, una egocéntrica de un porte muy elegante, se considera el centro del teatro, seguro se inspiró en la Norma Desmond de Gloria Swanson para “Sunset Boulevard” (1950), por mucho de su gestualidad (Ganó el Oscar). Chazz Palminteri formidable como el matón Cheech, una carismática presencia que desborda frescura y chispa, es el reflejo de que el arte no se aprende, es el Don innato, ha mamado calle y no como muchos petulantes artistas que metidos en su urna de cristal no se contaminan de lo bueno y malo del mundo, poseedor de un físico que le ayuda a su pose de duro y lacónico, sobresaliente (Nominado al Oscar). Jennifer Tilly magnífica como la nefasta aspirante a actriz, tiene una vis cómica soberbia, fabulosa en sus ententes con su criada negra, perdón “afroamericana”, desborda naturalidad y autenticidad, seguro influida su actuación de la Billie Dawn de Judy Holliday para “Nacida ayer” (1950). Jack Warden está estupendo como el productor de la obra, solo que lo encuentro algo desaprovechado. Jim Broadbent está muy divertido en su rol de galán con problemas de gula, dota a su Warner de una gran sofisticación mezclada con un gran talento para la comedia. Mary Louise-Parker resulta una agradable presencia como la novia del dramaturgo, aporta dulzura, hasta que cambia en el tramo final. Tracey Ullman encarna a la dulce Eden Brent, una sensible presencia, a lo que ayuda su histriónica voz chillona, muy divertida con frases como cuando llega tarde <Mi pedicura tuvo un derrame cerebral>. Rob Reiner está grandioso en lo físico y en lo humorístico con frases y momentos extraordinarios, co-protagonista del clímax final, delirante su petulancia artística. Joe Viterrelli está enorme como el gran mafioso. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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30 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está considerada como una de las mejores películas de Woody Allen de los noventa y por extensión de toda su filmografía y sin embargo a mi personalmente, aún reconociendo que se trata de un buen film, no me gusta especialmente. Quizá se deba a su marcado carácter teatral o que su sentido del humor no me pareció tan divertido como el de otros títulos del genio neoyorkino. Lo cierto es que la película fue una de las protagonistas de la noche de los oscars del 94 logrando varios premios pero en taquilla fue un fracaso.

Cuenta la historia de un guionista y director teatral que se ve obligado a aceptar como protagonista a la chica de un gangster a cambio de que éste le financie la obra. Lo que más me gustó fue la recreación de la época que está muy conseguida y la interpretación de Dianne Wiest. La amiga personal de Allen a la que tantos buenos papeles regaló realiza uno de sus mejores trabajos y se vio recompensado con su segundo oscar. Encarna a una estrella teatral que enamora al sufrido guionista con su encanto y aires de diva.

La película supone una demoledora crítica a los artistas fracasados con ínfulas de genios que acaban asumiendo su falta de talento y pedantería aunque algunos tratan de disimularlo planteando el eterno debate entre calidad y comercialidad. Como si la calidad estuviera reñida con la comercialidad. Pero lo cierto es que el arte está al alcance de la gente normal y no sólo de los intelectuales porque es la gente normal la que conoce mejor que nadie la realidad de la vida.
Harold Angel
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27 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque con otros títulos, otros actores y otras intenciones, se trata de una película que hemos visto muchas veces a lo largo de la historia del cine y por eso resulta bastante obvia y previsible.
También es divertida, agradable y en algunos momentos ofrece ingredientes nuevos, originales y, siempre, un gran sentido del humor.

Hay que reconocer que el largometraje posee ese especial encanto que W. Allen imprime en sus producciones pero no está a la altura de lo que se espera del director neoyorquino.
ABSENTA
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7 de junio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Balas sobre Broadway debería apuntarse en la columna de películas que hay que ver de Woody Allen.
El estilo naif, esquemático, de pinceladas que podemos encontrar en su filmografía se encuentra aquí reconocible.
Se ve la película con una ligera sonrisa en los labios que se amplia en la maravillosa y tierna escena final.
No esperemos del cine de Woody Allen grandes personajes de compleja sicología o de gran profundización, Allen con unos precisos diálogos nos da el perfil del personaje que luego enfrenta a su alter ego y ahí radica la genialidad cómica del prolijo director; cuestionarse a sí mismo poniendo en duda sus creencias.
Allen es maestro en mostrarnos esos personajes inseguros que quieren aparentar lo contrario, aquí desarrolla el personaje del guionista en el que se entrevé al propio Woody a través de J. Cusack actor de pocos recursos que no ofrece el empaque que pide su papel. Demasiado plano sin llegar a dar la talla cuando algunas escenas piden vehemencia el apenas presenta algún cambio en su actuación.
En cambio Chazz Palminteri solo con su presencia y un par de gestos llena la pantalla.
Esta vez la iluminación fotográfica se queda demasiado oscura, vetusta, marrón algo que se hecha de menos en las películas de Allen, con ese encanto de vitalidad que da el sol radiante que tan bien sabe mostrar Allen cuando rueda exteriores
Busca un momento tranquilo, un ambiente agradable y déjate envolver por los fantásticos diálogos y personajes que seguro encuentras donde encajarlos entre tus amistades.
José Miguel
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