Tres colores: Azul

No me decidía a escribir una crítica sobre esta película, pues solo llegué a ver algo más de dos terceras partes de la misma (de ahí mi nota intermedia, pendiente de confirmación), pero se me ocurrió, desde la más profunda humildad, que podría llegar a ser útil a través de una serie de recomendaciones para todo aquel espectador medio, que como yo mismo, vaya a afrontar su visionado:

1. En primer lugar, parta usted de la premisa de que va a ver una película de autor, lenta, intimista y no dirigida a un mundano entretenimiento, pero desde luego no incomprensible al estilo de las películas del Sr. Lynch.

2. En segundo lugar, encuentre un momento de tiempo libre en el que no tenga nada mejor que hacer y valore que no sentirá que ha perdido un tiempo precioso por arriesgarse a verla.

3. En tercer lugar, teniendo en cuenta el argumento de la película, es recomendable que se encuentre usted en un estado de ánimo no muy positivo, debido a la circunstancia que sea, pues le resultará muy recomendable para empatizar con la protagonista.

4. En cuarto lugar y último lugar, si le gusta Juliette Binoche (algo no muy difícil) y las películas ambientadas en Francia, y más concretamente en París, siempre será un punto a su favor.

Espero que mi poco convencional crítica les resulte de alguna utilidad.

Primer film de la "trilogía de los colores" de Kieslowski, dedicada a la bandera francesa. Se rueda en exteriores de París y en el Studio Paris Est (Le Pré-Saint-Gervaise). Gana 3 premios de Venecia (León de oro, actriz y fotografía), 3 César, un Goya (film europeo) y otros. Producida por Martin Kamitz, se estrena el 10-I-1993 (Francia).

La acción principal tiene lugar en París a partir del 7-IX-1992 y se prolonga a lo largo de unos 5/6 meses. La película investiga la compleja realidad de la libertad individual y sus relaciones con el dolor moral, la desesperación, la soledad y la conciencia de la propia fragilidad. Ante la desgracia, Julie puede optar por diversas salidas. Elige vivir haciendo uso en profundidad de su propia libertad, en una opción que parece arriesgada e insuficiente. El film muestra con imágenes envolventes, hipnóticas y seductoras, y con una música que toca los sentidos del espíritu, la profundidad dolorosa de la soledad, el valor de la humanidad, la eficacia de la compasión, la fuerza que da la solidaridad, la satisfacción que otorga la fraternidad y la virtualidad inmensa de la libertad. La lucha por la conquista de la propia libertad se simboliza por medio del color azul (luces, reflejos de la piscina, colgantes de adorno), acompañado de toques rojos y blancos (bañadores de los niños en la piscina). La película comunica más cosas con la imagen, el sonido y el gesto, que con la palabra. Se apoya más en la sugerencia que en la afirmación y más en la emoción estética que en la razón y el discurso. Entre líneas, el film parece apuntar que la libertad es fuente de bienestar, origen de comportamientos saludables, remedio del dolor personal y colectivo, base de conductas humanitarias y de sentimientos integradores. Después de la película, uno se siente más libre, más orgulloso de su libertad, más diligente en hacer uso de ella, más integrado en el mundo y en la sociedad, más esperanzado y mejor dotado como persona individual y como parte de un colectivo empeñado en defender sus libertades y en ensancharlas con el reconocimiento de nuevos derechos personales y colectivos, cuyo imperativo aflora de la mano del ejercicio continuado de la misma. La libertad puede ser motor de cambios relevantes en las personas y en los colectivos y fuente de respuestas adecuadas a muchas necesidades. La libertad engrandece, cohesiona y fortalece.

La música, de Preisner, de aires clasicistas y solemnes, consta de 15 temas. Destacan las 2 versiones de "Song For The Unification Of Europe", las 3 versiones (cuerda, órgano y orquesta)del "Van Den Budenmayer Funeral Music" y varios temas descriptivos (amor, soledad, etc.). La fotografía, de Itziak, crea composiciones de gran belleza visual, a la que añade virtuosismos, como un sorprendente "zoom" de alejamiento desde una cucharilla de postre. La interpretación de Binoche es cautivadora y convincente.

Aunque el azul de Kiéslowski asociado a su cromática trilogía sobre la tricolor francesa correspondería a la libertad, siempre me pareció que se movía mejor por el lado de la solidaridad...

Y es que me cuesta creer que exista gente tan solidaria y altruísta como la de esta franciscana protagonista, encajadora neta de los golpes de la vida... que la afronta después de un período inicial de crisis con una altivez de espíritu y una filosofía que enseña las vergüenzas a cualquiera de las enseñanzas orientales del taoismo, confucionismo o budismo...

Desde el punto de vista técnico es sin duda la más sorprendente fundamentalmente por lo innovador del asunto. Con un portentoso y brutal estudio del color, luces y sombras y unos ángulos de cámara MAGISTRALES donde el difunto maestro polaco sorprende con el inicio de una trilogía que aún empezaba a atisbar su verdadero propósito.

La música de la trilogía, siempre a cargo de Zbigniew Preisner está especialmente CAUTIVADORA en esta primera entrega, si exceptuamos partes de la tercera y última obra, con boleros e incluso música dieciochesca a cargo del compositor holandés Van den Budenmayer y su música para funeral, ó incluso una SOLIDARIA canción de unificación del pueblo europeo (de aquí mis dudas del primer párrafo)...

En este caso es el AZUL-LIBERTAD el que impregna el conjunto...un azul evocador de un pasado del cual en un primer momento nuestra altruísta protagonista se quiere desprender a toda costa...aquella lámpara con piedras azules, único recuerdo del pasado que Julie Vignon (Juliette Binoche) aceptará mantener...ese primer azul de una carretera que desencadenará la tragedia...esa piscina de aguas densamente azules que servirán a Julie de sosiego, pues eran muchos los secretos que su marido la escondía en vida...

Una película divina que abre esta bendita trilogía I M P R E S C I N D I B L E en la videoteca de cualquier simple aficionado al cine.

V I T A L.

Para mí, Juliette Binoche siempre será la Juliette Binoche del “Azul” de Kieslowski. Aquella madre desgarrada por la muerte de su familia. Aquella esposa enamorada de un marido infiel. “Azul” narra de forma magistral un montón de pequeñas historias que conforman el pasado, presente y futuro de la vida de Julie. Todo, aderezado con una magistral banda sonora y un control de cámara impresionante.
Kieslowski consigue sacar de un tema profundamente doloroso la esperanza por seguir adelante. No cae en la facilidad de arrastrar el drama durante todo el metraje, sino que lo difumina a lo largo de todas las cosas a las que Julie se va enfrentando.

Un amigo me contó del director Kieslowski y de su trilogía con muy buenos comentarios, me dijo que Azul especialmente, era excepcional; después de varios meses de búsqueda llegó a mis manos todo este trabajo. Mi plan: Ver primero 'Blanco'(disque comedia según la sinopsis) y vacilarme un rato para luego entrar con fuerza a ver 'Azul' y, ¡o sorpresa!, en mitad de la peli me quedé dormido. Blanco me decepcionó tremendamente así que pensé que con Azul se podría remediar todo esto, sin embargo, el plato se repitió, caí de nuevo en el aburrimiento y ya no le di más oportunidades a ésta trilogía. Quizá nunca llegue a ver 'Rojo'.
Sobre 'Azul':
De Azul sólo se puede rescatar a Binoche(que por cierto es lindísima) y a la banda sonora. Lo demás, como la historia -que se sucede con mucha lentitud- te hace perder la paciencia. Es más, hay partes en las que se interrumpe innecesariamente la imagen y se deja un fondo negro que provoca apagar la tele y el reproductor y mandar al diablo la peli.

Bueno esa es mi opinion, sé que muchos van a decir que hablo así porque no sé identificar los detalles que otros "expertos" si saben. Con todo, al final me parece una película demasiado sobrevalorada. ¡No la recomiendo!