Tres colores: Azul

Es una película cargada de simbolismos: la música, el color, los objetos ..... No apta para todo el público por la sencillez de guión y su lentitud en el desarrollo. El azul es símbolo de la solidaridad, la generosidad.

No le he encontrado el punto a la película. Me ha faltado ese nexo común que una todos los elementos presentados. Sólo he visto un drama personal ficticio, demasiado inverosímil para poder concebirlo como algo atractivo y sugestivo, donde por momentos me he perdido ante la ignorancia de lo que representaba. Pasividad o agilidad, a medias tintas.



El film trata el drama de una mujer tras la muerte de su marido e hija en un accidente de coche y las decisiones que va tomando sobre los seres queridos que la rodean y sobre si misma.

Binoche está genial, un papel que muchas matarían, ella se lo gana, y además lo borda, dejando que los sentimientos fluyan libremente por la pantalla enamorando incluso al más escéptico.

En cuanto a la dirección, Kieslowski, es también interesante con buenos planos, ángulos e incluso es capaz de jugar con las luces para dar profundidad a la película.

La música está genial, me encanta, además en ciertos momentos es la propia música quien levanta la propia escena.

El problema es el guion, plagado de simbolismos, que se apaga y enciende, cobra vida al igual que se duerme, dejando todo una sensación de inapetencia, que se va haciendo bastante pesado ya que el drama de la pantalla se vuelve el drama del espectador desconocedor de la profundidad de la tragedia, a la vez que los símbolos corren por la pantalla, sólo descifrados por eruditos y no por mundanos de a pie, un poema demasiado personal.



En fin, seguramente deberé volver a verla, pero de momento no, la dejaré para más adelante, y si la recomiendo o no, diría que sí, solamente para ver como se puede hacer buen cine, con marca personal y no depender de esas americanadas clónicas de estos tiempos.

Primer filme de la trilogía de los colores, la magistral serie con la que el director polaco homenajeó a los colores de la bandera francesa, inspirándose libremente en los valores que simboliza cada uno de ellos: el azul, sinónimo de libertad, el blanco, de igualdad y, el rojo, de fraternidad.

Al igual que en 'El decálogo', la formidable miniserie de televisión de diez episodios –cada uno basado en uno de los Diez Mandamientos–, la obra disecciona la condición humana, indagando en los distintos estados del ser, para llegar a comprender su trascendencia y complejidad moral y emocional.

Kieslowski, un obsesivo de la imagen y de lo simbólico transmite, como hace en casi toda su filmografía, mucho más con las imágenes y los sonidos, que con las palabras. Este ornamental estilo se apoya en la sugerencia más que en la afirmación; deducimos ante todo esto que, al realizador no le interesa dar respuestas.

'Tres colores: Azul' es una historia sobre el dolor y la salvación de un alma humana después de sufrir una triste tragedia. El retrato de este sufrimiento es silencioso, cuyo reflejo lo podemos percibir en el suave rostro de Juliette Binoche. Su mundo está roto, como el cristal azul de esa lámpara de primas colgantes. Hipnótico poema visual.

Mi única crítica no es hacia la película en sí sino hacia la música.
A finales del s.XX, que un compositor componga en el estilo más "dramático" y abigarrado del s.XIX parece una razón suficiente como para que no sea considerado un ídolo nacional. La música de esta película es francamente mala, un batiburrillo de estilos que intentan ser agradables y a la vez dar el pego de "cultos", cuando esa música podría ser compuesta en esencia por un niño de 12 años con un poco de intuición y alguién que se lo orquestase. Francamente creo que podían haber sido un poco más innovadores, o al menos aportar una visión realista de la música que se viene haciendo en los últimos 150 años.
Este tufillo dramático está también en el aire general de la película. Drama sin demasiada profundidad. Salva la película, como casi siempre, Juliette Binoche, que lo hace, como siempre, genial. Es la profundidad de su personaje la que carga con todo el peso de una historia que no se sostiene por casi ningún lado. Una pena, porque apuntaba maneras.
Entiendo el entusiasmo de muchas de las críticas y francamente lo respeto, pero estaría interesante que algún director se animara a dar una visión del mundo de la composición y de los compositores que se separase un poco del ideal romántico del artista introvertido, hipersensible y poco menos que megalómano; un director que se atreviese a cruzar los tópicos de la "inspiración" que parece venir en cualquier momento (cuando la experiencia nos dice que viene currando) como un sorbete de limón. Sería fantástico y haría que la gente se animara a intentar entender un arte que, como casi todos en el s.XX, se ha apartado de las masas y por ello mismo ha sido objeto de clichés.

La película narra una increíble historia de superación personal, donde una gran Julliette Binoche nos sorprende con un magistral registro facial que ni Jim Carrey en sus mejores comedias nos ofrecería.

Como decía trata de la superación personal de esta gran actriz ante el mayor reto de su vida: matar 4 ratas. Increíble resolución del problema sin atender al típico tópico del gato y el ratón.

La mejor hora y media de mi vida. Obra maestra.