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La hora del espanto

Terror. Comedia Charley Brewster es el típico adolescente americano. Su madre cree que ve demasiadas películas de terror. La vida de Charley es muy tranquila, hasta que se convence que su nuevo vecino, Jerry Dandridge, es un vampiro. Nadie, y menos aún la policía, está dispuesto a creer que Dandridge es responsable de un montón de extraños asesinatos. Charley encuentra un aliado en Peter Vincent, un antiguo actor de películas y presentador de programas ... [+]
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Críticas 88
Críticas ordenadas por utilidad
14 de enero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde sus primeras secuencias el filme no nos engaña, nos presenta a su adolescente protagonista en un entorno propicio a transportar al espectador a una historia de terror con tintes de comedia. Comedia blanca e inocente impregnada de cierto tono kitsch y con unos efectos especiales más mecánicos que visuales (para deleite de un servidor) que adquieren su mayor protagonismo en el tramo final de la película. Efectos especiales de ésos que resultan simpáticos y casi tangibles y que se echan de menos en una época en la que predomina el uso (y abuso) de los efectos visuales informatizados.

Estamos ante la historia otras veces contada del joven friki ensimismado en su mundo de fantasía gótica que, como en el apólogo del pastor que gritó "que viene el lobo", se convierte en víctima de la inesperada realización de sus más oscuras fantasías. Todo esto narrado con agilidad y sin perderse en innecesarias disquisiciones ni en derroches de estilismo vacuos tan propios de otros filmes coétaneos del mismo género (como sucede en su fallida 2ª parte: "Noche de miedo 2").

En definitiva, se trata de una de esas películas de terror ochenteras y entrañables que resulta divertida por su falta de pretensiones y por su ingenuidad.
RUBÉN HERRERA
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20 de abril de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a ser breve. Me encanta y fue el inicio de mi fascinación por éste género(vampiros);La tengo en casa, y sigo viéndola con el mismo entusiasmo que antaño;junto con Jóvenes Ocultos, fueron 2 de las películas que me marcaron en la década de los 80.
Noche de miedo, es un cóctel de humor, terror, seducción, venganza, amor, lealtad, que hace posible pasar un rato pegado a la tele.
80forever
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28 de octubre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de terror adolescente que prefiere reinventar los viejos mitos antes que dejarse llevar por los nuevos (Freddy Krueger y demás apostando por una arriesgada premisa acerca del tema vampírico) en que su principal protagonista es Charley Brewster (William Ragsdale) un inquieto estudiante a punto de perder su inocencia y juventud cuando presencia la llegada de su nuevo y amable vecino, Jerry Dandridge (Chris Sarandon) que no es más que un íncubo sediento por la noche en busca de víctimas potenciales aunque va tener especial atención por, Amy (Amanda Bearse), la novia de Charley.

Con la curiosidad de un adolescente como llave de apertura de una caja de Pandora del horror mezclado con comedia (atención a la postiza y forzada actuación de Roddy McDowall como un mediático showman cazavampiros) la excusa del film de Holland (director de “Muñeco Diabólico” (Child´s Play, 1988 y todo un especialista en el género)). Tuvo una secuela dos años más tarde y en 2011 fue revisitada en una versión menos gótica interpretada por Colin Farrell.
Natxo Borràs
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20 de octubre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy escritor de novelas y un amante del Fantástico, en especial del cine de Ciencia Ficción. Nací en el año que estrenaron la primera "Guerra de los mundos", así que no me dejo llevar por los juicios rápidos e insensatos; y al igual que Harryhausen o Bradbury sigo siendo un joven lleno de sueños y con mucha imaginación; aunque algo más listo. Me he decidido a realizar una revisión de todos los títulos del género, y comprobar a fecha de hoy su frescura. Ésta merece el calificativo de: BUENA.
Ha sido un auténtico placer revisar la cinta de Tom Holland. En primer lugar, porque mantiene frescas todas sus cualidades, que son muchas. Partiendo de un claro homenaje al género y mostrando la imagen sensual del vampiro —un deslumbrante Chris Sarandon—, el filme sabe jugar con los tópicos, convenientemente remozados para mayor deleite de los aficionados. No hay nada en la película desdeñable. Roddy McDowall, como álter ego de Van Helsing, es todo un acierto. Los efectos y el maquillaje, la pegadiza música de Brad Fiedel, y la fotografía, propia de un gran vodevil, nos sumergen en una historia cuyo mayor acierto reside en su ajustado equilibrio entre el terror y la comedia, aparentemente antagonistas, pero que en esta ocasión juegan su baza con tal fortuna, que nunca se ensombrecen mutuamente. Todo lo contrario, cada género irrumpe con precisión en el mundo del otro, consiguiendo sacar provecho del acusado contraste. No muchas películas lo consiguen.
Jose Ramon Sales
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6 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor vacuna contra el revival ochentero que nos golpeó con dureza hace un lustro —por suerte, también la curva de esta pandemia parece haberse aplanado; si bien quedan todavía cepas resistentes como una aldea de irreductibles galos— consiste, precisamente, en ver películas de entonces. Porque una sola escena de cualquiera de ellas encierra más verdad y diversión que las tres temporadas —“y lo que te rondaré, morena”— de esa sublimación infantil-mongoloide dada en llamar “Stranger Things” (ídem, 2016-Actualidad).
Los protagonistas de aquellas desopilantes historias son adolescentes reales, con todas sus consecuencias (anti) estéticas, y no la versión “blanqueada” que vemos en las inofensivas reescrituras de hoy. Me explico: van más salidos que el pico de una mesa y cuando no se están estrujando el salami ardua y denodadamente, están intentando mojar el churro, lo último casi siempre con escaso éxito. Sólo entremedias —a veces, incluso en combinación con lo anterior, qué admirable pericia “multitask”— es que tratan de sobrevivir al ataque del ente sobrenatural de turno, normalmente igual de cachondo que ellos; pero ni se plantean el deber moral de salvar al mundo también, tampoco juegan a “Dragones y Mazmorras”, ni sus cuartos parecen el refugio nuclear de “Nannysex”, de tanto juguete “vintage” a la vista.
En efecto, esta “Noche de miedo” mete en la coctelera los films de la Hammer —por su parte, mezcla loquísima de novela gótica y “sexploitation”— y las tontorronas comedias de mancebos consumidos por el lacerante anhelo de perder la virginidad, todo un subgénero en sí mismas. El resultado es una delicia descerebrada y gore donde late con fuerza el extinto espíritu de la serie B, con sus actores de segunda fila —encarna al vampiro Chris Sarandon, el príncipe Humperdinck de “La princesa prometida” (“The Princess Bride”, 1987), cinta fetiche de tanto treintañero aquejado de la fiebre nostálgica—, analógicos efectos especiales y de maquillaje, prótesis y extra de moco, así como la caricaturesca interpretación de Roddy McDonnall, cuyo Peter Vincent combina a los icónicos Peter Cushing y Vincent Price hasta en el nombre, lo cual, convendrán conmigo, no supone ningún prodigio de finura, pero es que este tipo de cine poco entiende de sutilezas… ni falta que le hace.
Carorpar
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