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¿Por qué él?

Comedia Durante sus vacaciones, Ned (Bryan Cranston), un padre sobreprotector y su familia visitan a su hija en la Universidad, donde conocerán a su mayor pesadilla: su novio, Laird (James Franco), un multimillonario de Silicon Valley bien intencionado pero socialmente bastante complicado. El conservador Ned, piensa que Laird es la pareja menos apropiada para su hija. La rivalidad unilateral y el nivel de pánico de Ned se disparan cuando ... [+]
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
6 de mayo de 2017
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Entretiene esta nueva comedia de vísperas de navidad (hace muy poco vi Fiesta de navidad en la Oficina creo que esta ultima es menor) aquí hay un duelo entre un padre y su futuro yerno (un millonario que por mas dinero que tiene nadie querría para tenerlo en la familia). El film se sostiene en Bryan Cranston como el padre y James Franco hace del caricaturesco futuro yerno. Hay algunas situaciones risueñas, solo algunas y poco mas en una película que después de verla seguramente no quedara en la memoria de nadie.
gustavof42
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7 de junio de 2017
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Comedia divertida y entretenida en la que comienza con una buena trama y luego poco a poco va cayendo en lo comercial y dejando la innovación, que nos presenta al principio, de lado. Película que tiene grandes momentos pero también hay momentos en la que decae, el dúo de James Franco y Bryan Cranston nos sacan más de una carcajada por el humor que contiene el film, también hay momentos que sobran o que los alargan demasiado, pero en su conjunto es una aceptable comedia para echar unas risas.

https://juantfilms.wordpress.com/2017/06/07/tenia-que-ser-el/
juantfilms
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3 de enero de 2018
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La comedia romántica ha sido uno de los géneros cinematográficos más lacrados en esta nueva era de anodinas revoluciones creativas; hoy en día, son casi nulas las dichosas que consiguen plantear circunstancias inéditas, mixturas que disten radicalmente de lo instaurado con creces por Judd Apatow y compañía hace unos años, en donde el humor escatológico y los gags socarrones eran materia disponible. Luego de que los británicos determinaran la prescripción de las romcoms, los occidentales pretendieron hacer lo mismo elucubrando materias más americanas (“Meet the Parents”). Este año, los largometrajes para parejas no han tenido prestigiosa asistencia en lo absoluto, y pese a que no es un resurgimiento para el género, el filme de Jonah Hill conquista a la audiencia mediante lo elemental de la trama, irrigando soberbias situaciones cómicas (con un alto contenido sicalíptico), señalando las ineluctables conmutaciones generacionales y exhibiendo más que nunca la repercusión de las modernas tecnologías con el fin de hacer reír.

No todos los días tenemos la oportunidad de ver como Bryan Cranston padece inclementemente en un tecnológico retrete, un foráneo sistema de aseo corporal (utilizado después de la micción o defecación) controlado por medio de tu Smarthpone, un lugar en donde la expresión ‘papel higiénico’ no existe; no todos los días tenemos a una asistente personal (con individualidades propias) con la voz de Kaley Cuoco (“The Big Bang Theory”), ni tampoco tenemos a Megan Mullally intentando tener irreflexivas relaciones sexuales con su esposo bajo los efectos de la marihuana, tan solo por estos tres constituyentes la valía del boleto vale la pena.

“Why Him?”, concebida por los peritos en la materia John Hamburg (“Along Came Polly”), Jonah Hill (“Sausage Party”) e Ian Helfer (“The Oranges”), se abstiene de formular algo necesariamente diferente dentro de las historias de suegros contra yernos o las paterno-filiales, con la anormalidad de que en estos tiempos tornadizos, el padre de la novia no es el dominante, sino el dominado. Y es exactamente eso lo que la convierte en una idea interesante e inclusive refrescante. Pese a que presenta un carencia de elementos flamantes, no destruye o empobrece las expresiones acostumbradas del género, es más, genera hilarantes coyunturas, propiciadas en su mayoría por un magnifico James Franco y por un suntuoso Cranston.

Luego de vislumbrar de una manera bastante peculiar al tipo con el que está saliendo su hija Stephanie ( Zoey Deutch )-quien lleva varios años asistiendo a la Universidad de Stanford,- Ned y Barb Fleming, unos deferentes y conservadores padres americanos, deciden visitarla junto a su hijo menor con motivo de pasar un hermosa navidad en familia. Si bien ya habían tenido una primera (incorrecta) impresión, lo que único que ocurre al arribar a la mansión de su nuevo yerno es que sus desesperanzas y sus ínfimos temores se hagan realidad, lo que se traduciría como la peor pesadilla para un padre. Laird Mayhew, interpretado por Franco, es un hijo mimado de Sillicon Valley, creador y propietario de una empresa de juegos móviles, es un hombre con buenas intenciones pero socialmente cerril que pretende ganarse los corazones de sus suegros y su pequeño cuñado mediante regalos de gran relevancia mediática que van desde Steve Aoki, Elon Musk hasta Richard Blais, empero, su personalidad ‘sin filtro’ hará de la temporada navideña un completo goce.

Acomódate en tu asiento con frescas palomitas de maíz y un vaso de tu soda preferida, relájate, pasa por alto el vello púbico de Franco en la escena de apertura y prepárate para un viaje navideño genial.
Felipe Critic
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19 de abril de 2022
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¿Tenía que ser él? pero, y ¿si fuera ella?, en lugar de él, que diría Alejandro Sanz. La niña de los ojos de papá se enamora del chico equivocado, fórmula muy frecuentada siempre relativamente funcional en brazos de la comedia o el drama.
Esta ocasión que opta por el almíbar con una sonrisa, no podía haber hecho una elección más divergente entre suegro y yerno, disparidad que catapulta el camino hacia los múltiples desencuentros, algunos encontrados con cierta lógica dada la situación, otros demasiado rebuscados perdidos entre excentricidades ridículas que solo caben en la mente de un tipo como Laird Mayhew (James Franco), un multimillonario estrafalario hecho de nuevas tecnologías, con aires despreocupados y filosofía 'namasté'; indescifrable cúmulo, para ser preciso, de conductas y filosofías de vida que guarda muy poco sentido con cualquier cosa establecida. Su oponente Ned Fleming, el padre de la novia, es un Bryan Cranston optimizado en el papel de padre trasnochado, fiel seguidor del libro de instrucciones de la vida que tanto estima un argumento seguido al dedillo; un olvidado de lo que fue y ya no es que se permite enseñar, turno que ha dejado pasar en nombre de la responsabilidad. En medio de todo, la dulce y encantadora Stephanie (Zoey Deutch) lidiando entre sus dos amores, el que le ha tocado y el que ha encontrado.

Se las arregla para descubrir puntos en común entre pasado y presente que no distorsionen con abuso su convulsa realidad, de la que consigue ganarse respetos y admiraciones mutuas, con bastante gracia y poco rumbo con cabeza. Aplicándose una especie de cuento modernizado vinculado al nombre del grupo de rock Kiss de 'vivieron felices y comieron perdices', costumbrismos e insensatez se encuentran con más voluntad forzosa que razón, por más que, es cierto, nos conduzca a la chanza repetida con su inverosímil discrepancia.
John Dunbar
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19 de septiembre de 2022
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Si me he puesto manos a la obra con "¿Tenía que ser él?" es, única y exclusivamente, porque está Bryan Cranston a bordo. Y si hay algo que salva la película es, precisamente, él. Tenía que ser él.
Para todo lo demás "¿Tenía que ser él?", firmada por John Hamburg, es la comedia —romántica— típica y tópica. Hay algún gag rescatable, por ejemplo todo lo relacionado con el baño japonés admito que me ha gustado, pero por lo demás todo muy de carril.
Me han llamado la atención los varios finales de la película, y es que hay un momento dado en el que parece que "¿Tenía que ser él?" no se decide a acabar. Se tira más de diez minutos acabando, y así no se puede. Y todo porque hay que mostrar el final clásico de estas pelis, el final acorde a los tiempos que corren, el final con la special guest star de turno… En fin, no se puede contentar a todo el mundo, aunque lo intenten. Es una suerte que el cameo de Elon Musk suceda a media peli, ya que de lo contrario también habría querido su final.
Isaac Paskual
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