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El precio del éxito

Comedia A sus cuarenta años, Lee Simon siente que no le ha sacado suficiente partido a la vida. Escribe artículos sobre viajes y entrevistas con personajes del mundo del espectáculo, pero sueña con publicar una novela o un guión cinematográfico que incrementen su prestigio. El problema es que, tras su divorcio, se mueve en un ambiente demasiado frívolo y superficial. (FILMAFFINITY)
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
3 de septiembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película tiene toda la esencia del cine de Allen, su música, su ciudad, el blanco y negro, sus personajes, sus fiestas, todo respira a Woody Allen.

Una película que no me gustó demasiado la primera vez que la vi y creo que no la vi en el momento adecuado, tras revisarla he podido comprobar que es una película fantástica y divertidísima.

Kenneth Branagh está ideal, increíble, quizás de los mejores protagonistas de Allen, es raro que no la haya elegido Allen más veces pero en ésta está perfecto, no hay nada más que decir, es casi como Allen pero más joven.
Lo mismo pasa con Judy Davis, es increíble su papel, su histeria y su personaje están muy bien escritos, dirigidos y sobre todo, actuado.
Los personajes secundarios también están fabulosos, Winona Ryder hace un papel muy diferente de los hechos anteriormente y sabe interpretar muy bien a la clásica joven perdida que ama el teatro y quiere ser actriz pero que en su vida privada todo es caos y desorden.

Allen retrata a un matrimonio recién divorciado que siguen sus caminos, él intentando llevar una vida alocada sexualmente y creyendo enamorarse de cualquier mujer que pase por su lado y ella, una mujer marcada por el terrible dolor del divorcio que no se cree que en su vida le puedan pasar cosas buenas.

Alrededor de ellos pasan un sin fin de cosas como fiestas, el mundo de la televisión, la sociedad italiana de New York, modelos, exposiciones, cine dentro del cine…todo un sin fin de cosas que sirven para retratar a una sociedad que se hunde en la histeria y el vacío moral.

Entre risa y carcajada, Allen retrata a una sociedad vacía y pobre que no sabe amar ni ser amada pero parece dar una chispa de esperanza a este tremendo dolor social cuando una pareja parece quererse de verdad.

Una de las películas más acertadas de Allen y de las más divertidas, todo encaja muy bien y es un placer ver al Allen más auténtico de los años noventa en toda su esencia.
manuel
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14 de febrero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las frases más comunes entre las parejas célebres, es aquella que reclama el cambio: “He conocido a otra(o)”. Así comienza el pronto rompimiento de lo que, pocos años o meses atrás, los medios registraron como "un nuevo cuento de hadas" que hizo sufrir de envidia a cientos de chicas y/o chicos, que un día vieron como su ídolo (o su diva) caía rendido en brazos de otra estrella.

Por esto, una de las cosas que resultan bien divertidas, es ver las tomas que se hacen al público en las ceremonias de entrega de premios cinematográficos. Entonces, es posible ver como aquel ya no está con aquella y aquella ya no está con aquel, pues muchos llegan estrenando ropa, peinado, y pareja. Entre las celebridades pulula el infantilismo crónico: el matrimonio es un juego, una transacción, un capricho sexual, ocasión de impulsarse, un interé$ con e$e$… pero raras, muy raras veces, se casan por amor. Porque, cuando el Amor nace ya nunca muere. Lo que muere es cualquier cosa, pero no es amor.

Punzante, picante y mordaz, resulta esta radiografía que Woody Allen ha realizado acerca del mundo de la farándula, retomando con precisión los personajes tipo que se mueven por aquellos lares. El protagonista, un reportero casado que, al ver lo fácil que se cuecen habas por este sendero, se da por enterado de que no ha vivido lo suficiente, y entonces decide separarse de su esposa, una reportera de televisión que queda al borde del desquiciamiento. En su camino, una estrellita fiel a su marido, pero solo de la cabeza para abajo; una supermodelo que arde con solo tocarle un dedo; un ídolo maltratador, pero adorado por sus fans; una chiquilla ilusionada pero incapaz de jugar a ser fiel; una mujer encantadora y equilibrada, dispuesta a ejercer la más dulce venganza… entran en escena para dejar, fielmente dibujado, el expansivo polo de sombra que cobija a los famosos.

Hay momentos fabulosos como la clase de felación que recibe una de las damitas o la escena de la sala de cine con esa Judy Davis en un magnífico alarde de desahogo. También encontramos diálogos certeros como aquel de la pareja que se dirige a la supermodelo (una Charlize Theron desbordante):
-Yo utilizo su vídeo de gimnasia –Dice la esposa.
–Yo también –Añade su marido.
–¡Pero yo para hacer gimnasia! -Replica la señora.

En el reparto vemos de todo: un Kenneth Branagh haciendo con gran soltura de alter-ego de Woody Allen; una Famke Janssen dispuesta a dejar huella en el corazón del atribulado periodista; una Melanie Griffith interesada en el éxito y en otras cosas; un Leo di Caprio ilustrando como, a algunos, la fama solo les sirve para hacer el ogro; una Winona Ryder con cara de ángel y ansias de libertad… y hasta un Donald Trump, con una sola pero procedente frase, que me recordó mi viejo anhelo de transformar catedrales e iglesias de todo tipo, en escuelas de arte y en salas de presentaciones, porque tengo la certeza de que, así, brotaría en los corazones muchísima más espiritualidad que la que ahora se logra.

Con “CELEBRITY”, es posible ver todo el plástico que se mueve entre el mundo de las celebridades.
Luis Guillermo Cardona
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21 de enero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen sabe de lo que habla. Se ve que está/ba hasta el gorro de aguantar a pelmas, botarates e iluminados; harto de soportar a toda esa fauna con la que debe tratar a diario para seguir sacando la peli de turno cada año.
Esta vez el guion hila fino, está bien atado, casi todo es sustancia y mala uva, ingenio y cachondeo. Momentos brillantísimos, gags geniales y personajes magníficos.
Todo parte de Branagh (álter ego evidente de Allen) y Davis (bordando otra vez -como en "Maridos y mujeres", por ejemplo- el papel de neurótica despechada, de histérica desmadejada, de buena mujer, pero muy cansina). Él es un periodistilla con ínfulas de novelista que está a la que salta con el género femenino (babeando detrás de divas de medio pelo que le toman el ídem por ser tan obvio y simplón). Ella es una profesora sencilla que sufre perramente porque él la ha dejado y se pasa la película dudando entre la tentación de hundirse definitivamente en el autodesprecio y las ganas de disfrutar de un hombre, por fin, "sin pezuña" a la vista. Él pasa de Davis a Charlize (casi) a Janssen a Winona a... Ella, de Branagh a Mantegna. Se encuentran un par de veces (soberbios diálogos y delirios); se cruzan en puntos opuestos y evolucionan contradictoriamente.
Inteligente y bien construida trama. Los rifirrafes sentimentales de siempre más un vitriolo suave, una sátira piadosa; se ríe de ellos con ganas, pero sin cebarse, con un cariño esquinado; son patéticos simplemente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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17 de mayo de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque Woody Allen no participa como actor en la película, lo cierto es que se le puede reconocer hasta en dos de los personajes protagonistas: Lee (Kenneth Branagh) y Robin (Judy Davis). Branagh da vida a un escritor cuyas dos primeras novelas fueron fuertemente criticadas, ahora sus neuras se dividen entre acabar su siguiente novela y tratar de vender un guión cinematográfico, mientras tanto deambula de relación en relación. Por su parte Davis interpreta a la ex del personaje de Branagh, tan neurótica (o incluso un poco más) como él y con la autoestima por los suelos. La vida de ambos y sus relaciones con las personas que les rodean (entre ellas muchas celebridades) son el eje central de la película.

Allen vuelve a contar con un magnífico reparto, a los ya mencionados Branagh y Davis habría que añadir a Leonardo DiCaprio como una estrella caprichosa y violenta (véase la escena en el hotel), Winona Ryder como una aspirante a actriz, Charlize Theron como una supermodelo o Joe Mantegna como un importante productor televisivo. Todos ellos realizan un buen trabajo, aunque es el mimetismo de Branagh con Allen lo más destacable.

La película está rodada en un blanco y negro que no me acaba de convencer. Personalmente habría dado más intensidad al blanco y negro y menos a la gama de los grises, ya que la sensación que predomina es la de una fotografía algo avejentada. Como suele ser habitual en sus películas, lo mejor son los chispeantes diálogos que Allen hace recitar a sus actores, aunque en ocasiones lleguen a saturar por reiterativos. En general Celebrity es una buena película, a pesar de que base casi todo su éxito en distintos gags ejecutados con mayor (la trama de la supermodelo) o menor fortuna (los distintos desencuentros entre los protagonistas).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ddarko_1980
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25 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre fábulas optimistas como Desmontando a Harry o Granujas de Medio Pelo, Allen realizó en Celebrity, una película sobre las apariencias, que juega así mismo con una apariencia, para ocultar, de manera tan inteligente como sólo este genio sabe hacerlo, otra fábula, pero mucho más oscura (y por tanto cercana a las posteriores Match Point o Cassandra's Dream) sobre el ego, la soledad, el absurdo de los trabajos que no somos capaces de abordar, de la luz de candilejas de varias vidas, y de la del protagonista en particular, que iluminan, adornan y embellecen una existencia en realidad vacía, confusa, y sin ningún sentido de la realización.

Porque el alter ego de Allen aquí, Branagh (que como otros antes y después de él, le clava), tiene todo lo que cualquiera podría desear. Deja a su mujer, inestable, celosa, poco atractiva, con un trabajo que no se acopla para nada a su vida (y que una excepcional actriz, Judy Davis, clava en emoción y en carcajadas); y pasa a vivir en un carrusel que va desde espectaculares top models de fácil orgasmo (nunca Theron estuvo más bella, y más desternillante), a divas de la interpretación de corazón dulce (Griffith, todavía grande); pasando por actores de moda, de dudosa estabilidad mental (un efusivo DiCaprio, demostrando que podía hacer mucho más que Titanic), pero que le proporcionan las noches locas que todos queremos tener, y bohemias angelicales (Ryder, también todavía grande) capaces de devolverle la ilusión de su juventud.

Pero eso es todo, una ilusión, porque sin darse cuenta, el protagonista va quedándose cada vez más solo, sus experiencias con estas personas, aunque le hacen pasearse por las altas esferas del glamour y las celebridades, son ilusiones de amistades que no son reales; relaciones que no se materializan en nada verdaderamente humano, pero que le van apartando de su verdadero ser, del artista que él es. Además, Allen, en una carambola inesperada, alterna esta línea con el renacer vital de la esposa de aquel (Davis), una escalada que ocurre por el sincero sentimiento del amor verdadero, capaz de convertirla en una mujer nueva y sana que además tiene a alguien a su lado.

Decía que Celebrity entraría en el ramo de las películas oscuras de Allen. Y es que no le da una lección a Branagh que éste pueda aplicar, no le redime de sus carencias, y no nos permite verle aprenderlas. Sólo un magistral golpe de efecto justo al final de la película, revela que es consciente, por fin, del vacío de su existencia y de su rematada soledad. Pero su expresión, aterradora (qué grande Branagh en este momento), revela que no sabe ni sabrá salir de ahí, que necesita ayuda, pero, ¿quién se la dará?

Mucha gente no supo apreciar la profundidad de Celebrity. Sólo vieron otra entrega intelectualoide en blanco y negro, que era frívola y hablaba de la frivolidad. Pero además de su poder estético, Celebrity es una joya sin discusión, que está brillantemente rodada y tiene una fuerza humana indiscutible.
jaly
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