Los paraguas de Cherburgo

Curiosísimo y personal musical de Jacques Demy que, estoy seguro, no dejará a nadie indiferente.
Dividida en tres actos, nos cuenta la historia de un primer amor truncado por la separación de las circunstancias políticas y aspiraciones sociales familiares, y de las segundas oportunidades que siempre nos depara la vida.
Jacques Demy era un gran admirador de los musicales de Hollywood. Y así, rinde tributo a Stanley Donen(no en vano, la protagonista posee una tienda de paraguas, homenajeando así a Cantando bajo la lluvia) y Vincent Minnelli utilizando el color, al igual que ellos, como un elemento dramático y de expresión.
Por ello, es curioso ver los interiores y los objetos junto con el vestuario, plagado de colores ( rojos, rosas, naranjas, amarillos y verdes), en tonos pasteles al principio, simbolizando el estado de felicidad de los dos amantes, para tornarse en el segundo acto en colores más chillones y agresivos que se vuelven más amenazadores tal y como expresa la tristeza y desesperación de la soledad de la amante, para finalmente volverse más oscuros y lúgubres como los sueños rotos de nuestros protagonistas. Es una estética pop. Muy pop.
Pero eso no es todo. La película está totalmente musicada. No hay un sólo diálogo hablado. Esto desconcierta al espectador que hasta entonces no se había hecho algo así y sin embargo, la trama resulta realista y cruda como en la nouvelle vague.
Algunos de sus temas han pasado a la posteridad y el espectador reconocerá en seguida la inolvidable música de Michel Legrand ya convertido en clásico.
Desconcierta porque roza la horterada al tiempo que resulta bello. Roza la cursilería al tiempo que nos ofrece un drama muy romántico y duro. Indiferencia no, desde luego. Lo que no va a provocar es indiferencia.
Mencionar por último que estos musicales de ahora como La,La,Land o Bailar en la oscuridad, claramente han sido inspirados por este film pero que éste, en mi opinión, sigue teniendo la supremacía de la originalidad y el poder de la fascinación intactas.
Atención al final de la película. Desgarradora y real como la vida misma.

Llama la atención la modernidad sesentera de esta pelicula. Es muy de época, y a la vez resulta muy moderna y esteticamente innovadora. Parece haber envejecido muy bien.

Por un lado, lo más llamativo es que sea una película "cantada", lo que la aproxima al musical o incluso a la ópera. Por otro lado, el cromatismo de la película es espectacular: los tonos azules, verdes, rojos, violetas intensos del interior de las casas o los vestidos de los personajes. Colores que, además, acompañan a veces los estados anímicos de los personajes.
La historia es una historia de amor más bien convencional: chico y chica que se conocen, se quieren y se prometen amor eterno. Las circunstancias de la vida (el servicio militar en una guerra cruel como la de Argelia que devolverá al chico cojo a su ciudad normanda), el embarazo no deseado, la distancia como disolvente de la pasión...

Es sorprendente que esta historia, en muy buena medida "triste", se desenvuelva en ese contexto cromático y musical . Toda la sordidez y la angustia de la que habla la historia se enmarca en ese cuadro bonito y casi elegante, además de musical. Imaginemos qué película se haría con este argumento en una tradición cinematográfica como la del neorrealismo italiano o español. Menuda tragedia acompañada seguramente de dosis generosas de humor negro. Pero el ésprit de finesse y la ligereza gala no son así: la procesión podrá ir por dentro, pero vestida siempre con ropas elegantes, ademanes corteses y palabras suaves.

Un experimento arriesgado, sin duda. Una historia que se sigue viendo con gusto porque trata de un tema eterno, el amor, en su versión "amor imposible", visto aquí desde una perspectiva muy francesa, muy de época y muy moderna. Y que decir, además, si esto viene acompañado de la belleza absoluta de Catherine Deneuve en sus comienzos?

Me había montado yo mi propia película sobre "los paraguas...", y a que negarlo, era totalmente diferente. Quizás fuera que sabía que había un pequeño transfondo social (la guerra de Algeria, que es como mucho terciaria en la trama), o lo de la palma de oro (de esos festivales cada vez me fio menos). En fin, que no me esperaba una historia de amor que se podría resumir en tres lineas, con colores muy bonitos y gente muy guapa. Es decir, entiendo que guste (como gustan otras pelis del estilo), pero la verdad es que a pesar de no ser totalmente predecible (que no lo es), es una historia ya sabida y con menos profundidad que Terminator (y mira que a mi Terminator me gustó, en fin). Y si, cantan toda la película, que será original pero sólo ayuda a que los diálogos suenen más artificiales y a que veamos la cara de la deneuve.
En fin, otra de amor más, como si hubiera pocas.
Y pensar que Agnes Varda andaba colaborando con esto...

Los paraguas de Cherburgo de Jacques Demy es un drama musical y romántico de la Nouvelle Vague, considerado por muchos como una película de culto ya que con su historia de amor atrapa el corazón de todos los públicos. Dirigida con un ritmo activo y con un estilo melodramático y puramente musical, es una obra insustituible en lo que se propone que encantará a los amantes de los musicales románticos con una historia profundamente bella y con giros argumentales que la vuelven un film recordable y bello, concluyendo una de las obras más destacables de su categoría para calar en el corazón de los románticos más incurables.
La fotografía es de lo más vistosa y atractiva, gracias a sus imágenes alusivas y bien trabajadas en detalles idóneos que atraen y cumplen con un trabajo rico en matices coloridos que encantarán a todos aquellos que se aventuren a descubrirla. La música es rítmica y estimulante en sus bellas melodías que agradan al público, acompañando todo film con canciones cantadas por los protagonistas en lo que es un auténtico musical de principio a fin. Los planos y movimientos de cámara consuman un gran trabajo técnico mediante el uso del seguimiento, reconocimiento, cámara en mano, avanti, rotación, primeros planos, detalles y generales que dan dinamismo al film.
Las actuaciones son profundas y remarcables. Como protagonistas Catherine Deneuve está sensible y enamorada en su labor, Anne Vernon está apropiada en su tarea, Nino Castelnuovo está sincero y notable en su trabajo y Ellen Farner cumplidor, siendo correctos los acompañamientos de Jean Champion, Marc Michel y Mireille Perrey. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios elegantes y distinguidos por un lado y humildes por otro, marcando claramente la diferencia de clases sociales en un trabajo que, junto con los vistosos decorados, te transportan in situ.
El guion, escrito por el director, es sustancioso en sus vaivenes románticos llenos de amor, desamor, desilusión, celos y desconfianza que llenan el film de los ingredientes necesarios para acaparar la atención de los románticos incurables, ya que lo que expone lo hace bien y con sentimiento para satisfacer a todos en su visionado. Esto se lleva a cabo con una narrativa educada en la que cantan todo el rato con tono clásico y afectuoso. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido con saltos temporales para resumir gran parte de una historia de amor con giros argumentales inesperados.
Concluyendo, la considero un musical esencial e inolvidable para los amantes de los dramas románticos en musicales que atrapa el corazón del espectador con sinceridad y mucho realismo, ya que su historia de amor es de lo más trabajada en sus giros argumentales y encantará a todos los amantes del género. Muy recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, canciones, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa cantada que hacen de Los paraguas de Cherburgo, un film hermoso y lleno de amor en todos los sentidos que dejará a todos en su visionado con enormes sensaciones.

Si has sido joven esta película te hará llorar unas cuantas veces. Si eres nostálgico llorarás muchas veces más.