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El miedo devora las almas

Drama. Romance En un café al que acuden los trabajadores inmigrantes, Emmi Kurowski, una viuda de unos sesenta años, conoce a Salem, un marroquí treintañero. Inducido por la dueña del bar, Salem invita a Emmi a bailar, hablan, la acompaña a casa y, al día siguiente, se queda a vivir con ella. Esta relación provoca un gran escándalo, y las vecinas visitan al propietario del edificio para denunciar a Emmi. (FILMAFFINITY)
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
24 de abril de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo puede contarse con color la más gris de las historias?
Fassbinder narra una de las historias de amor más duras que recuerde, el gran alegato cinematográfico contra el racismo tan arraigado en Europa.

Un guión entrañable, unos personajes cotidianos que se convierten en verdaderos héroes, una puesta en escena teatral y colorida, unos planos impecables, unos desnudos naturales que cuentan la vida misma... todo ello son el cócktail perfecto para crear uno de los grandes títulos europeos. ¡Ay, los que ven en Almodóvar un genio sin maestro! Fassbinder marca ya por los setenta las bases del cine pop, cuidando con mimo la fotografía y el montaje. La magnífica utilización de la cámara genera sentimientos encontrados, tensión y a pesar de la teatralización llevada al extremo en diversas situaciones, surgen también escenas muy naturales, comprensibles y verdaderas.

La utilización de los celosías, los marcos y demás barreras visuales para acentuar el cisma cultural y el rechazo de dos sociedades diversas a unirse roza lo sublime. Escenas tan bien preparadas como la del restaurante italiano, el bar de sillas amarillas o la casa de la camarera son para atesorar. Un final muy acertado.

Es una lástima el título español, siendo el alemán (literalmente: miedo comer almas), llegado de una expresión marroquí, muy superior en forma y contenido. Los personajes viven sin miedo y por ello se enfrentan a la dura realidad y al escarnio público. La felicidad sólo se alcanza con la hipocresía, un mazazo tan cruel como real, magistralmente llevado a la pantalla.

Hacía tiempo que no me emocionaba tanto con el cine.
Una cinta imperecedera.
Rodrigo Roldán
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11 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Angst essen Seele auf (Todos nos llamamos Alí, 1974) es uno de los filmes más representativos del cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder y por ende, del nuevo cine alemán, la corriente renovadora que se instaló internacionalmente a partir de los años 60 del siglo XX, y que tuvo una importante repercusión en Alemania, a pesar de que muchas de las películas realizadas en dicho país hayan tenido una distribución mucho menor en comparación a la de otros movimientos cinematográficos europeos, como la Nouvelle Vague o el Nuevo Cine italiano. La película se inspira en una película de Douglas Sirk, All thath Heaven Allows (Sólo el Cielo lo sabe, 1955), donde la protagonista, interpretada por Jane Wyman, se enamoraba de su jardinero, interpretado por Rock Hudson, aunque en realidad el propio cineasta admitió que había rodado el filme en un In media res de otras obras más importantes[1]. El filme consiguió el premio del jurado en el festival de Cannes del 1974.

El Guión lo escribió el propio Fassbinder, como ya hemos dicho basándose en la película antes citada de Douglas Sirk. La acción del filme sucede la Alemania de milagro económico, y La protagonista de la película es una anciana, interpretada por Briggite Mira, que un buen día se encuentra con un inmigrante proveniente de Marruecos, de clase social mucho más humilde que interpreta el actor, El Hedi ben Salem. La relación entre los dos empezará a surgir y como no podría ser de otra manera en un filme dirigido por el alemán, serán objeto de burla por parte de toda la comunidad, con consecuencias dramáticas.

Como vemos, Todos nos llamamos Alí tratas diversas temáticas. Una de las principales es el Racismo, que aparece analizada bajo la lupa de Fassbinder, quien no tiene reparos en atacar los clichés aún que estos saquen a relucir lo peor de la Alemania de aquellos años. El Nazismo, aún candente en según qué ambientes, se deja transpirar en el filme, por parte de muchos de los personajes. ¿Cuántas veces no habremos visto en una película la situación que se da en el filme, donde nuestro protagonista, en este caso una adorable anciana, queda rodeada y aislada de la comunidad, que la mira con recelo? En este caso las discrepancias vienen del racismo intrínseco de una sociedad que no ve con buenos ojos la unión entre la anciana alemana y el joven marroquí. Gran parte del metraje es de hecho un clínic denunciatorio, en el que Fassbinder introduce secuencias que se dedican a desmontar todos estos tópicos. Ejemplos podemos citar numerosos: Caso del hombre que no quiere atender al inmigrante en su establecimiento comercial, las marujas que cuchichean e increpan a las espaldas y por supuesto la familia que da la espalda a la protagonista. En definitiva, la comunidad que cierra los ojos y el corazón ante lo que no entiende de su alrededor. Por este motivo hacía referencia al Nazismo más oculto, donde es evidente que hace hincapié Fassbinder.

Por supuesto, también la película da un peso crucial al eje romántico y dramático de la película, desarrollando a dos personajes que se encuentran totalmente solos y que se necesitan mutuamente para sobrevivir.

Muchas veces, en la crítica cinematográfica, se tiene el defecto de utilizar abundantemente el término “Teatral”, aunque en ocasiones este no sé pueda atañer totalmente al caso en cuestión. In Stricto Sensu, hablar de efectos teatrales es un craso error, y además se suele aplicar equivocadamente (aunque servidor ha de admitir que muchas veces ha cometido estos mismos errores que ahora crítica), por ejemplo, cuando nos encontramos ante una puesta en escena poco dinámica y más bien estática. Por eso podemos decir, que la película de Fassbinder sí utiliza un tono teatral, aunque no en el sentido convencional. Buena muestra de ello es la primera secuencia de la película: Nuestra protagonista, una anciana mayor que interpreta Brigitte Mira, entra en un bar y pide un refresco. La cámara no se queda estática, sino que realiza diversos gestos, entre ellos algunos zooms sobre los demás protagonistas que se encuentran en el bar y que miran contrariados a la nueva clienta. Aparte de la cámara, lo que resulta más fascinante en esta escena es la manera en como Fassbinder hace colocar y sobre todo moverse a los protagonistas secundarios, que entran y salen del campo de cámara de una manera claramente coreografiada y dirigida. Con esto nos referíamos a tono teatral, y resulta una constante de la película. Otros aspectos, como el dramatismo acentuado de los actores o que la acción transcurra siempre en los mismo decorados, también sustentan está opinión.

Brigitte Mira y El Hedi Ben Salem realizan dos interpretaciones de altura. Pese a que priori puede parecer bastante difícil que compenetren entre ellos, por la disparidad de sus personajes y de sus condiciones físicas, lo cierto es que la química entre ambos fluye con soltura en la película.

[1] ERBERT, Roger, Las Grandes Películas, Ed. Robinbook, Barcelona 2004, p.391

https://neokunst.wordpress.com/2015/06/11/todos-nos-llamamos-ali-1974/
Kyrios
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14 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos nos llamamos Alí es un bello y a la vez agridulce filme donde se denuncia la xenofobia y los prejuicios sociales. Es un filme cuya temática sigue vigente hoy en día. Por desgracia el ser humano nunca cambia.
Fassbinder entrega una obra hecha con gran sensibilidad, donde el espectador es participe de algo tan bello y puro como el amor verdadero. Un amor que tendrá que afrontar los obstáculos impuestos por la sociedad. A parte de su crítica social, hay también apoyo al amor a pesar de la edad, color, condición económica, etc.
En este filme no hay manipulación alguna y los diversos sentimientos que salen de los personajes son muy naturales. Llegan a conmover al espectador sin necesidad de forzarlo. Destaco la actuación de Brigitte. Ella realiza un gran trabajo. Fassbinder no sólo fue un director talentoso; también fue un director de un profundo humanismo.
Señor Cara de Papa
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19 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy importante en copiosa filmografía de Fassbinder. Una propuesta con el amor/desamor otra vez presente: una mujer muy mayor, feúcha y regordeta se enamora de un joven árabe, debiendo enfrentarse a una sociedad llena de prejuicios, racista y dañina. Pudiendo caer en lo surreal o hiperbólico, Fassbinder dota al melodrama de solidez y convicción. Volvemos a golpearnos frente al gran tema fassbinderiano: la imposibilidad de encontrar un amor absoluto, así como la constante lucha del ser humano por huir del desamor, y aquí concretamente, el amor prohibido, tabú. Muy bien estructurada en dos partes es un título excelente, con una Brigette Mira fantástica y el propio director en un papel. Un clásico del cine alemán de los 70, más reivindicable que nunca en estos tormentosos tiempos.
kafka
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1 de marzo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La señora Kurowski (Brigitte Mira), una sexagenaria de origen alemán, se resguarda en un bar durante un día muy lluvioso. En este bar conocerá a Ali (El Hedi ben Salem m'Barek Mohammed Mustafa) un joven marroquí que le invitará a bailar para posteriormente iniciar una relación sentimental con ella en una Alemania donde el racismo estaba a la orden del día.

Reiner Werner Fassbinder, el director de esta película fue uno de los máximos exponentes del nuevo cine alemán surgido en la década de los 60. Fue una mente brillante, pero con una personalidad autodestructiva. Murió joven, a los 37 años, por mezclar cocaína y somníferos. No sin antes dejar grandes obras y un estilo muy personal.

Nos encontramos ante un Fassbinder inconmensurable en el movimiento de la cámara y junto a un guion tal vez inspirado en “Solo el cielo lo sabe” de Douglas Sirk o “Harold y Maude” de Hal Hashby obtenemos un cóctel de imágenes para el recuerdo.

Azotado por la realidad de su época, el realizador utiliza la historia de amor de dos personajes de mundos completamente diferentes para hacer una crítica feroz al racismo y frialdad imperante en la Alemania de la postguerra y del atentado de Múnich 1972.

Nos encontramos ante un film con un encuadre y una escenografía casi perfecta pero despojado de todo sentimentalismo o dramatismo. Estamos ante una película extremadamente intelectualizada, fría, distante e incluso en algunos momentos interpretaciones cuasi robotizadas. Estamos ante el Universo Fassbinder al que no todo el mundo tiene acceso.

La película ganó en el festival de Cannes de 1974 dos premios. Premio del jurado ecuménico y premio FIPRESCI. Fassbinder utiliza como siempre a su propio séquito de actores y ayudantes de dirección. El actor que hace de Ali mantuvo una relación sentimental con el propio Fassbinder teniendo una vida incluso más tumultuosa que el propio personaje de Ali.
Colb
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