Maverick

Cuando nos preguntamos qué tiene el cine más comercial de los años ochenta y de buena parte de los noventa de lo que ahora carece, una de las respuestas más obvias es la frescura. A lo que añadiría yo la vitalidad, la jovialidad, incluso la alegría de vivir. Últimamente abundan en la gran pantalla personajes depresivos, inadaptados, torturados por el pasado, oscos o directamente con problemas mentales, es decir exactamente todo lo contrario de lo que aparece en "Maverick". Este es otro ejemplo de cine ligero y familiar, entre la comedia y el western, que resulta altamente divertido. Además cuenta con personajes atractivos, especialmente Maverick (Mel Gibson) pero también Annabelle (Jodie Foster), a los que no te importaría seguir más tiempo en sus aventuras por el lejano oeste.

Cosa que no sabía, se trata de adaptación cinematográfica de la serie de televisión con el mismo nombre de los años 50, con James Garner como protagonista, de ahí el importante papel que desempeña en la presente obra. Pero hay más sorpresas. Atención a la fugaz aparición de Danny Glover en una escena en la que él y Mel Gibson parecen reconocerse, homenajeando de un modo particular a la saga de "Arma Letal" (1987-1998), no en vano comparten director, Richard Donner, cosa que se nota por su estilo. Por último, os voy a confesar que esa jugada en la que Maverick apuesta todo su dinero por una carta que ni siquiera ve ha entrado de lleno en mi mitología personal. Confesad, ¿Quién no ha pretendido emularlo, si bien con pésimos resultados? Eso es precisamente hacer un Maverick.

Entre 1957 y 1962 la cadena ABC emitió Maverick, una serie que combinaba western y comedia que caló en el público norteamericano. En España su relevancia es escasa, de hecho dudo que se haya emitido en algún momento, por aquí éramos más de Bonanza (1959-1973). Sí lo hizo la adaptación a la gran pantalla que se hizo en 1994 con el notable Richard Donner tras las cámaras -también productor- y su actor fetiche en la cabecera del reparto, un Mel Gibson con el que compartió rodaje en las cuatro partes de Arma Letal y el thriller Conspiración.

El resto del reparto contiene otras estrellas de cine: Jodie Foster, James Garner -protagonista de la serie Maverick-, Graham Greene, Alfred Molina, James Coburn, y un cameo de Danny Glover en un acertado gag que trae de vuelta la relación Gibson/Glover de Arma Letal.

Qué cuenta: las aventuras de Brett Maverick (Gibson), un pícaro jugador de póker que se mete en líos camino de una millonaria timba que se juega en un barco. Se deja acompañar por el camino de una ladrona (Foster) con la que tiene un affaire, y del sheriff Cooper (Garner).

Western, aventuras, comedia... Maverick es una de esas películas que trata de contentar al espectador combinando los elementos más comerciales de múltiples géneros. El resultado no es una película que pase a los anales de la historia del cine -tampoco lo pretende- pero si un entretenimiento ideal para un fin de semana por la tarde -precisamente el momento en que decidí verla-. Algún breve y entonado tiroteo, humor para todos los públicos, y una mágica y emocionante partida de póker.

Lo mejor: el reparto al completo y su sentido del humor, el Mel Gibson más gamberro, su complicidad con la Foster, los veteranos Garner & Coburn, la siempre eficiencia de Alfred Molina, y por encima de todos el papelón de un cómico Graham Greene robaescenas.

Lo malo: Maverick hubiera estado mejor si la película hubiera acabado después de la timba de póker, el epílogo posterior se alarga hasta hacer que se rocen las dos horas de metraje -aunque sirve para atar cabos-. El mismo problema que tiene otra película con cartas de por medio, la superior Casino Royale (2006).

Esta película transmite muy buen rollo, por la química entre Gibson y Foster y el sentido del humor presente a lo largo de todas las aventuras de este jugador de póker que necesita reunir un dineral para jugar en la competición más importante del oeste.
Tiene un claro tono de comedia, pero de la buena, de la que hace reír con grandes momentos como la aparición de los indios con Graham Greene a la cabeza.
Otro momento muy memorable es el “cameo” de Danny Glover, recordando la saga de “Arma letal”.
Es divertida de principio a fin, e incluso cuenta con una buena escena de acción muy bien filmada, cuando se desbocan los caballos del carruaje.
Por lo demás, también se guarda en la manga algunos giros argumentales, de manera que parece que los guionistas están jugando al póker también con el espectador.
Funciona como comedia y como película de aventuras. Al final el hecho de que esté ambientada en el Oeste es lo menos importante y solo sirve como telón de fondo, aunque también está muy bien ambientada en ese sentido y se nota que se han esforzado, como por ejemplo con el espectacular barco de vapor hecho a escala.
Desconozco la serie original como para establecer ninguna comparación, aunque sospecho que no tiene mucho que ver más allá del nombre del personaje y de que es en el Oeste.
En resumen, una película tremendamente entretenida y apta para ser vista muchas veces, con un Mel Gibson en su mejor época.

Con “Maverick” asistimos a una de las más insistentes modas de Hollywood cuando parece que se agota el manantial de las buenas historias, la adaptación de una serie de éxito de tv. En este caso se trata de la homónima de 1957 con James Garner como uno de los protagonistas del show.

A los mandos se encuentra Richard Donner, director proveniente del mundillo televisivo y con tirón comercial por aquel entonces (entre otras sus éxitos han sido auténticos taquillazos del calibre de “La Profecía”, “Superman”, “Su juguete preferido”, “Lady Halcón”, “Los Goonies”, la saga “Arma Letal” al completo, “Los fantasmas atacan al jefe”…) lo cual otorga al producto cierto hálito de calidad y buen sentido del ritmo.

Los papeles principales están reservados para superestrellas del momento de la talla de Mel Gibson (en su momento estelar en la meca del cine), como el canalla y pendenciero jugador de cartas Bret Maverick y Jodie Foster (sensual y guapísima) como Annabelle Bransford, una ladrona con unos métodos ciertamente curiosos. El tercer eje del triángulo lo completa el propio James Garner (otrora galán de rompe y rasga en Hollywood y protagonista de la versión televisiva).

El resto de actores no desmerece en absoluto, Graham Greene (como el jefe indio Joseph), Alfred Molina (histriónico y bastante desacertado como el español Ángel) y James Coburn (como el comodoro Duvall) demostrando que el carisma y la presencia no es cuestión de edades.

Un aparte se merecen los guiños y cameos, la mayoría de actores que ya han trabajado con el director como son los casos de Corey Feldman, Margot Kidder, Waylon Jennings y la desternillante escena con un desacreditado Danny Glover.

Aunque la película ha envejecido bastante mal, se deja ver y proporciona lo que se espera de ella, entretenimiento frugal, cine con tendencias clásicas y un divertimento honesto y simpático con una trama ciertamente aprovechable (ladrones, mesas de póker, timadores y un giro especial que a buen seguro dejará con la boca abierta a más de un espectador).

Un acierto del artesano Donner.

La peli narra la historia de un guapetón jugador, también timador y mujeriego (Mel Gibson), que se cruza con otra avezada, dulce y lista jugadora llamada Annabelle Bransford (Jody Foster), y que necesita tres mil dólares para participar en una gran partida de póquer que se organiza en un barco fluvial. Los acontecimientos de desarrollan de forma imprevista y final feliz.

Se trata de una cinta excelentemente dirigida por el multifacético Richard Donner, con un guión muy bueno de William Goldman, una música muy acorde a la trama de Randy Edelman, buena fotografía de Vilmos Zsigmond y las excelentes interpretaciones de Mel Gibson, la Foster, y también de James Garner y James Coburn entre otros.

Se trata de una película muy divertida, una especie de comedia-western en la que no faltan los momentos de ingenio e incluso de emoción en las partidas de póquer, con giros inesperados y puntos críticos, que hacen que este film te haga pasar un rato muy distraído y alegre, guardando además su calidad narrativa. Película chispeante, inteligente y refrescante, muy propia para el verano. Aconsejable para quien no la ha visto.