El pistolero (Fiebre de sangre)

Esta crítica va dedicada a todos aquellos que piensan que el western es un género simplón y vacío. Me río yo de ellos. Para un enamorado del género como yo es frustrante que te estén recordando siempre que el género del oeste está muerto y que no tiene nada de especial. Pues bien, yo saco pecho, me enorgullece pregonar que amo este género, que lo paso como un enano con las viejas cintas del oeste y que incluso en algunas películas nos enseñan moralejas como si de fábulas se tratasen.

Este es el caso de "El pistolero". La película es sencilla, uno de esos westerns añejos de los 50 con los que tanto disfruto. Gregory Peck muy bien, como siempre hace este gran actor. También gran plantel de secundarios. Como he leido en otras críticas, efectivamente la película recuerda mucho a la gran "Solo ante el peligro". A priori, "El pistolero" puede parecer uno de tantos western de los que los detractores del género se mofarían. Pero no, la grandeza de esta película se encuentra en su extraordinario final. Ahí es donde me ha desarmado totalmente. El señor Jimmy Ringo me ha enseñado una valiosísima lección, como lo haría una fábula. No pienso desvelar esa lección que me ha enseñado el señor Peck, quien quiera descubrirla que vea la película y valorará si esa lección les ha calado hondo como lo ha hecho conmigo.

En resumidas cuentas no hay mucho más que añadir, solo quería usar esta crítica con ya hice con la de "Horizontes lejanos" para pregonar mi afición al western, ese bendito género que cada día me gusta más y más, es mi humilde manera de rendirle un pequeño homenaje. Y por supuesto, como he dicho en el primer párrafo, la dedico a los detractores del género. Cada uno tiene sus gustos, por supuesto, pero no digais que el western (me refiero al buen western) es plano, aburrido y frívolo, porque estais muy equivocados y no os imagináis lo que os estais perdiendo.

Excelente película de Henry king que retrata como nadie la soledad de los pistoleros y sobretodo la manera en que sus asesinatos y robos eran mitificados hasta convertirlos injustamente en héroes. "El pistolero" nos narra la historia de Jimmy Ringo (Gregory Peck), un pistolero harto de huir de la justicia y de los continuos desafíos a los que es sometido por tipos demasiado deseosos de convertirse en leyenda, un pistolero en busca de redención cansado de matar que solo busca recuperar a su esposa y a su hijo para empezar una nueva vida lejos de su pasado. Henry King rodó este western psicológico y a ratos claustrofóbico cargando todo el peso de la película sobre la brillante interpretación de Gregory Peck, una actuación que se encuentra entre las mejores de su filmografía sin duda, también merecen ser destacadas las actuaciones de Millard Mitchell como un antiguo miembro de la banda de Ringo convertido ahora en sheriff y Karl Malden como el dueño del bar donde Ringo pasa casi toda la película esperando una respuesta. "El pistolero" es uno de los mejores westerns de la época, un western que es recomendable ver en versión original ya que cuenta con un doblaje al castellano nefasto, un western magistral que ayuda a engrandecer un genero olvidado injustamente hoy en día pero que nos regaló en el pasado algunas de las mejores películas de la historia del cine. Imprescindible.

Esta película tiene una moraleja muy famosa, la que cito en el título de la crítica. Y es una pena la verdad, ver como cuando uno intenta ir por el buen camino...acaba de la peor manera.

A día de hoy lo podríamos comparar con futbolistas, cantantes o actores de cine, que despiertan la admiración por donde quiera que vayan. Un autógrafo, una fotografía, una simple conversación o tan solo un saludo, sería motivo suficiente para presumir ante amigos y amistades. Pero en el western no son las cosas así muchachos. Allí no se rendía culto a un buen cantante, a un actor de teatro o un gran escritor, lo que realmente atraía al público eran los pistoleros. Al igual que hoy día en el mundo del fútbol existe la disputa de quien es mejor si Messi o Cristiano Ronaldo, en el oeste la cuestión era quien estaba en posesión del título del pistolero más rápido. Pero no todo era positivo. A la par de la admiración que despertaba en los demás, se unía de igual forma el afán por conseguir esa posición, con lo cual los duelos con el más rápido estaban a la orden del día, haciendo la vida de estas personas un continuo tiroteo y acumulación de cadáveres.

Pues Henry King nos trae la historia de Jimmy Ringo el mejor pistolero del momento, quien a sus 35 años y cansado de esa vida, decide acudir al pueblo donde vive la mujer a la que ama y su hijo al cual no conoce. El camino parece sencillo y tranquilo, pero la fama de su nombre lo persigue y allí donde va, siempre aparece el oportunista de turno que quiere saltar a la fama por haber matado a Ringo. Sin quererlo se ve envuelto en un tiroteo del cual tiene que salir huyendo para no caer en manos de tres hermanos sedientos de venganza. Los cuales no descansarán hasta matarlo. Lo cierto de la historia es que más no se puede contar en menos tiempo, apenas transcurren 24 horas durante todos los acontecimientos que veremos, pero todo de forma muy intensa. Me ha encantado el no abusar de tiroteos, algo típico en este tipo de género, sino enfocar la historia en lo personal, en ver los esfuerzos que hace una persona para llevar una vida normal, cuando cuenta con un pasado violento. Quizás algunos la encuentren un poco sosa, no hay mucha violencia, no ves a ningún indio, no hay fiestas ni bailes, ni bailarinas de can can, pero la historia no lo necesitaba, ni mucho menos.

Hablemos del reparto. Peck está genial, sosegado cuando lo requiere el asunto y más agresivo cuando debe sacar el lado oscuro. Me ha llamado mucho la atención la forma de desenfundar, ya que normalmente la culata del revólver va hacia atrás y él la lleva hacia adelante y saca de la funda derecha con la mano izquierda, curioso la verdad. Millard Mitchell soberbio es su nueva vida de "sheriff", dando muestras de cordura, sensatez y sobriedad. Helen Westcott está guapísima pero es una pena su corta presencia en dicha historia. Volver a ver a Karl Malden siempre es un placer, que buen rollo transmite siempre este actor.

A mi me ha gustado el final, después de todo esta historia no se merecía un final ñoño.

El pistolero (Fiebre de sangre) es un western basado en un conocido pistolero que decide retirarse y recuperar a su mujer y a su hijo para llevar una vida tranquila, sin embargo, su pesada fama hace que vaya a donde vaya no paren de provocarle. Dirigida con un ritmo reposado y con un estilo de western personal que gusta ver, es una obra atractiva por exponer la historia de un gran tirador que quiere vivir en paz y sin embargo nadie le deja por querer robarle la fama, dando pie a un film portentoso que atrae y se recuerda con mucha efectividad, concluyendo una historia impetuosa que sin ser de los films más mencionados en el género, cumple ampliamente con su cometido para los amantes del western.
La fotografía en blanco y negro es alusiva y está bien cuidada en detalles agraciados que dan confort y cautivan en una labor portentosa y estéticamente apropiada para lo que ofrece. La música de Alfred Newman es enardecedora y evocadora al western en sus estimulantes melodías que alientan y son usadas solo en las escenas oportunas, solo al principio y al final para no recargar el film de música. Los planos y movimientos de cámara consuman una notable labor visual bastante personal del director mediante el uso de los planos americanos, avanti, seguimiento, generales, panorámicos, travellings, planos medios, circulares, detalles, primeros planos y cámara en mano que sacan lo mejor tanto de la acción como de las interpretaciones.
Las actuaciones son remarcables y firmes. Como protagonista absoluto Gregory Peck está impecable en un íntegro papel que clava con contundencia, siendo decisivos los acompañamientos de Helen Westcott, Millard Mitchell, Jean Parker, Karl Malden y Mae Marsh entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos de vaqueros en una espléndida labor que junto con los oportunos decorados te transportan al momento y lugar en cuestión.
El guion, escrito por William Bowers y William Sellers y basado en una historia de este último junto con André De Toth, va de menos a más creando una atmósfera atractiva de fama en el personaje principal, el cual lejos de querer aumentarla lucha por pasar desapercibido y llevar una vida normal recuperando a su mujer e hijo pequeño, aunque todo el mundo vaya en su contra y lo provoque para que explote, concluyendo con esa idea un film fenomenal que encantará a los seguidores del género. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off explicativa al principio, siendo el resto clásico y típico del género en sus comentarios expresivos y directos.
En definitiva, la considero una obra esencial e inmortal en la filmografía del director y en el género de western, ya que lo que ofrece crea gran interés y gusta ver por el cinéfilo amante del género que sepa apreciar los buenos films que además ofrecen una labor técnica personal del director. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que hacen de El pistolero (Fiebre de sangre), un film magnífico en lo que ofrece y en cómo lo ofrece.

Película rotunda, de alto contenido psicológico y ambiciosa desde el punto de vista cinematográfico cuyo ritmo trepidante, impresionante fotografía en blanco y negro (A. Miller) y excelente banda sonora (A. Newman) favorecen la intensidad del argumento y le confieren visos de relato épico.
G. Peck posee la apostura, el talante y la disposición para encarnar su personaje con plena autoridad y H. King lo sabe.
La pareja de gigantes entra en acción y nada se les resiste..

Una historia recia, una espera tensa y un emotivo toque final resumen con firmeza y eficacia narrativa la teoría del precio de la fama.
Cine para revisar.