Doctor Strange: Hechicero Supremo

Después de un gran número de películas infantiles por parte de Marvel Studios, donde destacaban las tramas y argumentos sencillos, guiones infantiles, y acción por doquier, he de confesar que Dr. Strange me ha sorprendido gratamente.

Para empezar tenemos una película mucho más compleja que cualquier otra realizada anteriormente por la productora, pues habla de temas complicados como pueden ser el tiempo, la magia mística, los universos paralelos, etc. Y, sinceramente, no me había gustado ponerme en el papel de director o de alguien del equipo, pero la verdad es que han sabido llevarlo muy bien. El guión es completamente distinto a cualquier otra película. Al principio es cierto que se usa ese humor sencillo que caracteriza Marvel, pero ya entonces nos han presentado a un personaje con mucho carisma (además encarnado por Benedict Cumberbatch, un actorazo) y, una vez comienza la trama donde se introduce todo el tema místico, ya puedes prestar atención a la gran pantalla, porque si no lo haces no te enterarás de nada, debido a todos los diálogos complejos que contiene el guión de esta entrega.

Visualmente es impresionante. Es un caos, más bien. Los efectos especiales son impresionantes y, de hecho, debido a la gran profesionalidad y perfección, pueden llegar a marear. Es increíble como han sabido representar los universos paralelos y algo tan complejo como es el tiempo.

Sinceramente, esta película es una de las mejores entregas de Marvel hasta la fecha. Recomendada 100%

Nada sé de los cómics, porque no me interesa, este desconocido para mi, Dr. Strange irrumpía con un prometedor tráiler, al que había que sumarle un pedazo de actor con tremendo carisma como Cumberbatch. Y la cosa empezaba muy bien, pese al deja vu de ver a Benedict interpretando de nuevo a Sherlock (imagino que será así la novela gráfica), un tipo asocial, arrogante, narcisista, 100% Sherlock. No es que sea un problema pero desde luego que una imitación tampoco es una virtud. Todo el inicio y presentación de los personajes tiene un aire tremendamente interesante, bien realizado y llevado, que hace que entres rápidamente en la temática de la película.

Años esperando una utopía, un film del personaje de Marvel más enigmático y adulto junto al Caballero Luna. Tras un intento mediocre telefílmico en los años 70 y la mejor adaptación del personaje en una película de animación ya en este siglo, Marvel nos obsequia con un film que nada tiene que ver con el personaje de cómic.

Estamos de nuevo ante el enfrentamiento obra original/adaptación fílmica; y como siempre en estos casos, se debe valorar si el espíritu de la obra respeta al original, en este caso un cómic mágico. Desgraciadamente, no lo respeta en su esencia y, además, su guión practicamente fusila el de la magnífica película de animación, que sí respetaba la idea del Doctor Extraño.

Si como película se llamase "El aprendiz de hechicero" o así, sin mención alguna al Universo Marvel, la película sería espectacular. Impresionantes efectos especiales, aunque vacios de contenido, como en aquella película de Nicaolas Cage titulada "El Aprendiz de Brujo".

Porque el Doctor Extraño es un personaje adulto, en un mundo adulto, que no hace chistecillos ridículos peleando por salvar el universo como si fuese Spider-man, en la que Wong no escucha a Beyoncé, ni se rie a carcajadas, en la que el Anciano no tiene wi-fi, entre otras cosas. El comic del Doctor Extraño no es una secuela de los Guardianes de la Galaxia ¡por favor!.

El guión practicamente fusila a la pelicula de animación en su origen y desarrollo, en la sede del Anciano y su acceso al sancta Sanctorum a través de puertas, en poner a Wong como un hechicero, en tener discípulos, en estar defendiendo al mundo de una amenaza exterior, en el aspecto de la amenaza exterior y hasta copian el aspecto del traidor, con coleta y todo, que en la película es Kaecillus pero que en el filme de animación es otro que no desvelaré.

Sin embargo, le falta todo el hálito épico que tiene el film de animación. El Doctor extraño del film de animación es un héroe trágico; sin embargo en el film es un remedo cutre y malo de Tony Stark como Iron Man. Quizás han pensado los guionistas que el hecho de llevar barba obliga a tener la misma personalidad.

Y los efectos, aunque espectaculares, resultan cansimos, sobre todo los tipo "Origen", que se repiten cuatro veces y ya cansan. El combate final, el de verdad, que copian también de la pelicula de animación, resulta ciertamente ridículo ¡con chistes incluidos! ¿se imaginan la pelea del Capitán América con el soldado de invierno con chistecitos del tipo "que bien empleas el cuchillo, Bucky" o "los años no pasan por tí"? Pues eso. Demasiados chistes que transforman al Doctor Extraño en Spider-man. Y el prsonaje no lo merece.

La conclusión es que gustará a los profanos del cómic y a los seguidores como yo del comic desde los años 70 y los tomitos de Vértice, les producirá una sensación agridulce, de ver la carcasa de su superhéroe favorito pero vacio del contenido de su espiritu. Una lástima.

De un tiempo a esta parte, el cine se está convirtiendo en la gran biblioteca comiquera.
Superhéroes, vengadores y viñetas llevan saltando a la gran pantalla casi desde siempre, pero podría decirse que se han mantenido dentro de unas constantes de identidad.
Pero de vez en cuando, y gracias ahora sobre todo al gran "boom" del género, llega una especialidad de la casa. Uno de esos cómics que sólo los aficionados conocen. Uno de esos relatos que fue fraguando una maravillosa mitología a espaldas del gran público, y es ahora cuando vuelve para sorprenderles.

'Doctor Extraño' es uno de esos.
Un increíble cómic en el que la magia, las dimensiones alternativas y los demonios antiguos se dan la mano con los superhéroes y el colorido de páginas en grapa.
En su salto a la gran pantalla, y avalada por el éxito de sus compañeros, todo eso se transforma en una fascinante aventura, que sobrepasa cualquier imaginación a fuerza de romper los límites temáticos de siempre, porque viajes astrales y ritos ancestrales no los hemos visto muchas veces.

Aunque antes de eso, toca conocer a Stephen Strange, un brillante neurocirujano con bien ganada fama y creciente arrogancia como principales señas de identidad. Hasta la fatal noche en la que, planeando su siguiente gran operación, sufre un accidente de coche que le deja las manos lisiadas.
Ya hemos visto demasiadas historias de orígenes como para no saber los derroteros que toman, a saber, el repelente de siempre recibiendo una lección de humildad, pero a su favor hay que decir que aquí saben tocar las mejores teclas: construyendo a Stephen desde la más absoluta humanidad, dejando que notemos su desesperada situación en los ojos de su compañera Christine y no en sus ariscos gestos, que buscan agarrarse a algún tipo de fortaleza ya perdida.
Será entonces cuando decida viajar a Katmandú, en busca de un extraño método de curación relacionado con algún tipo de organización secreta. Hay que querer el enorme trabajo de síntesis hasta entonces: Scott Derrickson da una cucharadita de espectacularidad lisérgica al principio, y después nos pide paciencia, hasta que conozcamos al hombre tras el apellido Strange, de la manera más profunda y breve posible.

Una vez en el monasterio de la Anciana se revela el misterio, de que la curación no viene del cuerpo, sino de la mente. Otra enseñanza que sigue lugares comunes, pero que nuevamente vemos desde otro punto de vista: el que nos lanza a un alucinante recorrido por los mundos del más allá, en un torbellino multicolor imparable dejándonos hambrientos de más, casi tanto como a Stephen.
Él tiene el tiempo y las ganas, pero le falta el espíritu. Esa cosa que, aprendemos pronto, se forja en adversidades, en obstáculos insalvables, y finalmente en tomas de conciencia sobre el lugar que ocupamos en las vidas de los demás.
Stephen Strange estaba roto, pero de espíritu antes de que le tocara a sus manos.

A toda la maquinaria de caídas y piruetas espectaculares por auténticas ensaladas de perspectiva, sin embargo, les sigue de cerca el progresivo entendimiento del Doctor del mundo en el que se está metiendo.
Un mundo místico incierto, de límites difusos, donde existen demasiados maestros exclamando qué es lo correcto, cuando la propia magia puede crear ilusiones tan veraces como cualquier realidad.
El lugar del Doctor Extraño en esa "guerra mística", como él la llama, será de lo más importante, por estar en el lugar exacto entre ciencia pura, verdad demostrable, y relativismo mágico, total alteración de la realidad. Una posición que le hará no sólo objetivo de enemigos como Kaecilius (al que Mads Mikkelsen intenta dotar de tenebrosa alma), sino también digno de las confidencias de una Anciana que, por fin, entiende que hay pasos espirituales donde la magia está de más.

Reconozcamos el mérito a Marvel.
Por creer ciegamente que cada personaje de su catálogo merece un hueco en el audiovisual moderno. Y por, de vez en cuándo, jugar a descubrir personajes y mundos tan fantásticos que cuesta pensar que hayan tardado tanto en adaptarse.
Esta vez los magos han sido ellos, con permiso del Hechicero Supremo.

Doctor Extaño, la nueva i arriesgada apuesta de Marvel demuestra de nuevo que la franquicia sigue creciendo tanto en metrajes como en calidad.

Scott Derrickson, que a mi manera de ver no es uno de los grandes, esta vez ha dado en el clavo. Atrás quedan películas de segunda como Ultimátum la Tierra, El exorcismo de Emily Rose y tantos títulos del género de terror que simplemente fueron simples.
Doctor extraño no deja de ser una película de superhéroes y es así como hay que valorarla, pero en este caso la simpleza no es su rasgo, no es una película fácil ya que el trasfondo de la misma nos da que pensar, y mucho. Evidentemente que no deja de ser una peli de Marvel, con sentido del humor (un poco más acido), espectáculo visual (perfecto, sin errores), original... Pero destaca, sobre todo, Benedict Cumberbatch, el perfecto doctor Extraño.

Dispónganse a pasar dos horas (parecen 20 minutos) con una sonrisa en la cara, disfrutando de cada una de sus escenas y actuaciones.

Ya tengo ganas de ver a Benedict replicando a Robert Downey Jr. en un futuro. ¿Quién podrá más, el cirujano prepotente o el ingeniero narcisista?