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Martin

Terror. Drama Martin (John Amplas) es un adolescente que cree ser un vampiro. Su primo Cuda (Lincoln Maazel) se convence del hecho, a pesar que Martin no teme al ajo, o a los crucifijos, y que puede salir a la luz del sol. Cuda cree que Martin es víctima de una maldición familiar, y que la única solución es salvar su alma. Más que una película de terror, "Martin" es un drama psicológico con ribetes muy particulares, como la necesidad de Martin de ... [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
O lo que es lo mismo, el sexo compartido con vampiros modernos. George A. Romero, un hombre osado, da vida a un nuevo vampiro en la ciudad. Uno tímido, respetuoso, con un silencioso atractivo que le convierte en el punto de mira.

Sus formas se alejan de la ortodoxia asimilada por cualquier vampiro básico, pues no existe dolor frente a crucifijos, ajos y oraciones. No utiliza una indumentaria que le aleje de su aspecto de joven de 20 años. No saca sus colmillos a relucir cuando decide atacar. En realidad, sus métodos de ataque no le diferencian de un psicópata que intenta ganar la calma de sus víctimas con buenos modos, cuchillas de afeitar y tácticas de camuflaje. Pero algo no le diferencia de lo que siempre hemos conocido, la sed de sangre forma parte de su vida, sin llegar a saber si tiene un corazón que late o es un muerto más.

Analizamos a cada momento un vampiro con un mundo interior sumamente desarrollado, con sentimientos y una vida tormentosa que se acepta del mismo modo que su propia familia no tolera sus peculiaridades, dejando la estirpe endemoniada en manos de algún miembro

Entre las ensoñaciones en blanco y negro de otra época que no situamos en el tiempo y las paranoias propias de un joven que no encuentra su lugar en el mundo tachado por unos como un ser especial y por otros como una atracción de feria sin rostro que no acepta los estándares asociados a su mundo, se consigue una parábola vampírica sin puntos de inflexión. O lo que vuelve a ser lo mismo, una historia diferente donde encontrar un vampiro ambiguo que te intriga con caminos paralelos en los que no comprendes quién tiene el verdadero problema mental y la falta de aceptación. Y la acción, porque todo vampiro utiliza sus primitivos instintos en algún momento. Romero no lo olvidó.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mnemea
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6 de marzo de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según la crítica, una cinta original, interesante, bonita. Según mi opinión, un verdadero rollete. Sí es cierto que, muy pocas veces, llega a inquietar, pero no pasa de discreta. Ritmo lento y tediosilla. No me gustó.
Constancio
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15 de marzo de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente la película de vampiros más original que existe en el mundo. Y es que George A. Romero demostró que podía hacer más cosas aparte de films llenos de zombies y demostró que podía hacerlo bien y con pocos medios. "MARTIN" es un film de bajo presupuesto bastante sorprendente y es que a pesar de que el director es quien es y ha estado constantemente ligado al género de terror, el film es principalmente un drama. La historia de un chico que nos mantiene en ascuas todo el film, pues no sabemos si es realmente un vampiro o un lunático que se cree un vampiro. Romero no aclara nunca este punto y nos confunde presentándonos una especie de recuerdos de años atrás en las que aparece el protagonista, sin decirnos si es una ida de olla de éste o si son auténticos recuerdos a modo de flashbacks. No obstante no es el típico vampiro. El chico no tiene colmillos y se presenta su adicción a la sangre como una droga de la que no puede prescindir. Como no tiene colmillos corta a sus víctimas con cuchillas de afeitar. Pero a la vez no quiere que sufran y por ello las duerme antes de asesinarlas y extraerles la sangre. En una palabra, la película me parece INCREÍBLE. Me sorprendió sobre todo la originalidad del argumento ante todo. Las interpretaciones son otro punto a favor, sobre todo la del joven John Amplas, que hace de Martin, digna de Oscar de verdad, me encantó. Destacar la labor del maquillador Tom Savini, es uno de sus primeros trabajos, aunque eso sí, no tan sangrientos y fieros como posteriormente demostró en filmes como "ZOMBIE" (también de Romero), o "VIERNES 13". Como pega decir que es un film un poco lento, pero que a mí concretamente me enganchó. El final directo e impactante también me dejó con la boca abierta. UNA DISCRETA OBRA MAESTRA...
Tomi Roberts
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30 de abril de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si os parecen originales películas con vampiros como "Sólo los amantes sobreviven" o "La chica que volvía a casa sola de noche", no deberiais dejar pasar este título que pese a ser casi invisible (no a los ojos de los aficionados) resulta sugestiva y profundamente perturbadora. Al público actual no le agradará su carácter underground (rodada en 16mm, imágenes en b/n y con cuatro duros), pero sabe como presentar una historia de forma "diferente", con cierto componente trágico y llevarlo a terrenos cotidianos (más o menos como la coetánea "Deadthdream" de Bob Clark). El arranque en la cabina de tren es realmente enfermizo, Romero no necesita ningún artificio para crear una siniestra atmósfera donde nos presenta a su protagonista (un acertado John Amplas) acechando a una de sus víctimas y su modus operandi, algo representado con la frialdad de una rutina. Ojo al final, totalmente Jaw-Dropping. Sin duda, uno de sus mejores trabajos y la demostración de que Romero no solo es grande por sus peliculas de zombies.
Sirope
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29 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A George Romero le conocemos especialmente por sus películas sobre Zombies, pero lo cierto es que realizó una pequeña incursión en uno de los campos del terror más fructíferos de los últimos años, como es el de los vampiros. El resultado fue Martin (Martin, 1977), un filme a todas luces bizarro.

Martin es también nuestro protagonista principal. Un adolescente tímido y retraído que necesita drogar a sus víctimas para violarlas y tener relaciones sexuales con ellas. Lo cierto es que la película de Romero es en cierta medida una deconstrucción del género vampírico. Porque el joven Martin no es precisamente el arquetípico de Vampiro tradicional que por ejemplo nos mostró F.W. Murnau con Nosferatu (Nosferatu, 1922; y que como veremos más adelante la película referencia continuamente) sino que es un nuevo modelo que poco tiene que ver con el canónico. Es una desmitificación total del vampiro romántico.

Martin arranca con un extraño prólogo donde vemos a nuestro protagonista principal interpretado por John Amplas coger un tren. No sabemos su destino ni los motivos de su viaje. Será en este mismo tren donde le veremos violar cruelmente a una mujer mientras bebe su sangre con delicadeza, al mismo tiempo que práctica el sexo con ella. ¿Será un vampiro o sólo un loco? Esa pregunta se hará continuamente el espectador a lo largo del filme, y lo cierto es que Romero nunca termina de cerrarla, dejándola a la propia interpretación.

La película ya desde estos primeros minutos nos muestra toda su pirotecnia. Y es que Martin es un filme con un montaje ciertamente incomprensible. En parte por voluntad del propio director para elaborar una atmósfera de incredulidad en el espectador. Lo cierto es que el montaje provoca sensaciones encontradas a lo largo del filme. Atrae y repele constantemente al público, en ocasiones enganchándolo con el drama del protagonista y en otras aburriéndolo soporíferamente.

Ya en estos primeros compases de la película se incluye un recurso que será empleado de manera constante en la película y se trata de una especie de alucinaciones que se introducen paralelamente a la acción real, intercalándose furtivamente. Se diferencian de las demás por estar rodadas en blanco y negro, y hacen referencia precisamente al mundo mítico del vampiro. Son la reinterpretación en formato clásico de los actos que realiza nuestro personaje. Un recurso realmente sorprendente y que ayuda a Romero a la deconstrucción del género.

Martin llega finalmente a su destino, su nuevo hogar, donde le espera su tío interpretado por Christian Maazel y la joven interpretada por Christine Forrest. No le espera precisamente un ambiente agradable. Su tío que se encuentra en una edad avanzada, conoce los delitos de sangre del joven, pero los asocia con el vampirismo, y lo toma como tal (de hecho adorna su habitación con una ristra de ajos y crucifijos). Este personaje, una especie de Van Helsing casero, nos REpresenta la creencia popular y la superchería del género vampírico más tradicional. Continuamente lo vemos atacar a su familiar por considerarlo un auténtico vampiro (de hecho le llama Nosferatu, como el filme de Murnau).

Martin no nos propone una trama normal con introducción, nudo y desenlace. Los sentimientos (mediante voz en off del protagonista), sus pensamientos y sus ya comentadas fantasías se intercalan de manera indiscriminada en la trama de la película. En cierto sentido, el argumento del filme recuerda el mismo deambular del Flâneur que describía Baudelaire en sus poesías y que no tiene un objetivo realmente claro. No podemos contar los asesinatos de nuestro joven como pequeñas metas en el desarrollo, porque tienen un componente importante de aleatoriedad. Ni siquiera el final, que en cierta medida parece impostado.

Aún con toda la extravagancia, el personaje principal de la historia, nuestro vampiro, tiene mucho en común con otros antihéroes modélicos del New Hollywood. Al igual que el Travis que interpretó Robert de Niro en Taxi Driver[1] nuestro personaje se siente totalmente incompleto e insatisfecho. Deambula melancólicamente por la urbe sin encontrar su lugar y se siente completamente diferente al resto (por la enfermedad vampírica que sufre). La nula integración de nuestro personaje en la sociedad queda también demostrada por la incapacidad de mantener relaciones normales sin tener que recurrir a la violencia (o a las drogas para secuestrar a sus víctimas) como nos indica el propio personaje con la voz en off.

[1] PASZYLK, Bartłomiej, The Pleasure and Pain of Cult Horror Films, Ed. McFarland, North Carolina 2009, p. 150

https://neokunst.wordpress.com/2015/01/29/martin-1977/
Kyrios
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