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Martin

Terror. Drama Martin (John Amplas) es un adolescente que cree ser un vampiro. Su primo Cuda (Lincoln Maazel) se convence del hecho, a pesar que Martin no teme al ajo, o a los crucifijos, y que puede salir a la luz del sol. Cuda cree que Martin es víctima de una maldición familiar, y que la única solución es salvar su alma. Más que una película de terror, "Martin" es un drama psicológico con ribetes muy particulares, como la necesidad de Martin de ... [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
1 de agosto de 2010
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Una propuesta como la de Romero es difícil de encontrar incluso hoy en día. Es cierto que tiene un leve tono a serie b que puede restarle un punto en el plano estético, pero por contrapartida le confiere un halo de credibilidad que le aporta fuerza. Con un carácter más melancólico que terrorífico, Martin, oscila entre el drama social y el cine de terror más puramente psicológico. El guión, bien pulido e incluso creíble, posee elementos muy acertados que lo desvinculan del clásico cine vampírico.
A mi modo de ver es la segunda y última película decente que ha realizado el señor Romero. Si hubiese seguido por esta línea, más experimental y mucho menos explícita, seguro que le habría ido mejor.
ruanorosa
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30 de enero de 2021
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Martin es un adolescente con falta de cariño, tímido y que no encaja del todo en un mundo confuso. Martin es un vampiro violador asesino en serie con más años que los guisantes del congelador.

Martin es la típica historia de Romero en la que el terror y los monstruos son solo una excusa para contarnos algo más. En esta ocasión creo que habla de la confusión emocional de la pubertad; el horror que vive en la casa de al lado sin que nos demos cuenta; los malos que no se consideran malos a sí mismos; las irrealidad de las supersticiones aceptadas socialmente, que nos impiden reconocer a los monstruos de verdad; el abandono del sueño americano en una ciudad en decadencia.

Martin es de terror que da asco pero no susto, de monstruos cotidianos y normales que es lo que da miedo, y seguramente una de las mejores historias de George A. Romero. Al menos es la película que más le gustaba a él mismo y la mejor película de terror de la historia según Guillermo del Toro, aunque esto le estoy diciendo de memoria y no estoy seguro de si lo ha dicho. Romero tiene menos fama de la que merece, le encasillaron en las películas de monstruos sin dineros que hoy solo se mostrarían en festivales de cine fantástico, pero Romero es capaz de hacer un trabajo muy digno a pesar de las limitaciones para contarnos algo mucho más profundo que la sangre, el sexo y los monstruos.

Es una películas de los 70, de monstruos, de Romero y de bajo presupuesto. El lenguaje que se usa en el cine de ahora es diferente a el que Romero podía usar en sus películas aunque el arte de contar historias sí que es similar. Si aceptas esas limitaciones, Martin es una buena película para aprender cine, su historia y la evolución de su lenguaje.

Además es la primera colaboración de Romero con Tom Savini, ese friki roquero que todos llevamos dentro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
juanvvc
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19 de marzo de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arriesgada y excelente revisión del clásico cuento vampírico, tomando, esta vez, a un joven extremadamente tímido para dar vida al mítico espectro Nosferatu, llamado aquí Martin e interpretado por un prodigioso John Amplas. El titán del terror George A. Romero, ya entonces consagrado dentro del género, nos presenta una historia de desamor y soledad conducida o bien por las enfermedades mentales, o bien por la magia o bien por la religión, atendiéndose discretamente al interés e interpretación que desee el espectador ya que, como demostró en la antológica La noche de los muertos vivientes (1968), el terror es un género que sirve para algo más que provocar temor, y, en eso, Romero es el mejor. Como hizo una década atrás, el director hace del terror una corteza superficial para representar temas subyacentes en la crítica social, la filosofía e incluso sentimientos reivindicativos que reflejan la dureza con la que son tratados algunos colectivos o individuos. El dúo del terror por antonomasia, George A. Romero y Tom Savini, maestro y discípulo, vuelve a hacer las delicias del denominado "body horror", mejorado en técnica y recursos, presentándose de manera puntual y contrastándose a la perfección con los temas tratados, empleado muy elegante y sutilmente dentro de lo gráfica que es esta vertiente del género, carácter intrínseco en él. El personaje principal mantiene un perfil psicológico constante a lo largo de la película, exteriorizando, quizás, la imposible rehabilitación de las mentes depravadas (visto más explícitamente en la maravilla alemana M, el vampiro de Düsseldorf). A nivel interpretativo únicamente cabe mencionar a John Amplas, formidable sostén en el que recae todo el peso del film y un George A. Romero interpretando al Padre Howard que, aunque no fuera especialmente relevante, demuestra que Romero no solo fue un majestuoso director. Punto bastante negativo ha sido la elección de Lincoln Maazel para convertirse en el obcecado católico Cuda, papel que hubieran bordado actores (creo que ya entonces con renombre) Christopher Lee o Peter Cushing, aunque, quizás, se hubiera ido de presupuesto. Es fácilmente perceptible que se trata de una película de Romero viendo los planos a ras de suelo tan característicos de su cine, así como una meticulosa iluminación y la factura de cine serie B. Apuesta original y, lastimosamente, poco conocida que reafirma el talento de un hito del terror injustamente desacreditado, que ha creado, para mí, un personaje icono del género: Martin. (8).
Tiggy
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14 de julio de 2018
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parte de una premisa que en principio es llamativa y atractiva, pero el desarrollo del asunto se hace pesado, demasiado pesado y va perdiendo todo el interés posible.
Calidad visual e interpretativa floja y decepcionante.
Floja, aburrida, pesad, monótona, intrascendente y plomiza.
Una de un muchacho que se cree vampiro y eso le hace comportarse como un maldito psicópata de la vida, un loco de remate que nos recuerda que los mitos deben seguir siendo mitos y no perder la cabeza por ellos.
Jon
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