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Martin

Terror. Drama Martin (John Amplas) es un adolescente que cree ser un vampiro. Su primo Cuda (Lincoln Maazel) se convence del hecho, a pesar que Martin no teme al ajo, o a los crucifijos, y que puede salir a la luz del sol. Cuda cree que Martin es víctima de una maldición familiar, y que la única solución es salvar su alma. Más que una película de terror, "Martin" es un drama psicológico con ribetes muy particulares, como la necesidad de Martin de ... [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
25 de junio de 2008
28 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Martin" no viene a ser más que un extrañísimo y desconcertante experimento en el que Romero optó por dejar a sus zombies caníbales a un lado para diseminar, más en clave de atípico drama que del desasosegante terror del que hacía gala "La noche de los muertos vivientes", las inquietudes y aptitudes de un muchacho que, supuestamente, resultaría ser descendiente directo de Nosferatu, sin llegar a dejar claro en ningún momento qué es verdaderamente, si sólo una persona que padece un trastorno y siente auténtica devoción por el plasma sanguíneo o si verdaderamente hay algo más, algo que le impulse a alimentarse de sangre haciendo que lo que podría resultar el leve trastorno ya mencionado, desemboque en expresa necesidad y, en consecuencia, en enfermedad.

Lo mejor de un film como "Martin" es la predisposición de Romero por alejarse de la vertiente resultona que se suele dar en este tipo de trabajos, como hubiese sido la típica huida del ente vampiresco refugiándose de todos aquellos que le quieren dar caza, haciendo que afrontemos el transcurso de ese ser observando como sus vicisitudes y enigmas aparecen en pantalla (gracias a conversas radiofónicas que substituyen lo que podría haber sido una innecesaria voz en off) y nos sumergen en el mundo de alguien confuso y desesperado, que no sabe exactamente qué vía tomar, pero no posee dudas en el momento de adoptar una decisión.

Se agradece también que Romero no acate un estilo formal y se atreva dando estructura a una narrativa atípica y singular (en ocasiones consistente en enlazar diversas secuencias sin demasiada relación entre ellas, pero que nos dan retazos sobre el protagonista y pistas para ir siguiendo su periplo), amen de realizar juegos de planos y cámara bastante estrambóticos (incluso diría que algo confusos) o añadir algunos flashbacks excesivamente ingenuos que hacen del resultado final una curiosidad en toda regla que, pese a sus más que marcados defectos, resulta bastante sugestiva y remarca el carácter de un Romero lejano al de su saga sobre el zombie caníbal en una obra que, si bien no destaca por su casquería (aunque tiene logrados e inquietantes -dentro de lo que cabe- momentos), posee las suficientes virtudes como para hacer de este sorprendente film algo sumamente digno y merecedor de tener, como mínimo, una oportunidad por parte de todo aquel espectador que sepa apreciar una rareza.
Grandine
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21 de octubre de 2008
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martín es un joven al que al comienzo de esta película vemos viajando en tren camino a Pittsburgh a mudarse a casa de un pariente. Allí vivirá en casa de su primo Cuda y de su hija y les ayudará en el negocio familiar como chico de los recados. El caso es que ya en este comienzo, en una estupenda escena en el viaje en tren, descubrímos cual es la base de la personalidad de Martín: él se ve a si mismo y se cree un vampiro, pero no el típico vampiro al que estamos acostumbrados por las películas que duerme de día y vive de noche con ataúdes y demás. Martín es un chico normal y corriente, inadaptado y solitario, que no parece encontrar su lugar en la sociedad, incluso sus parientes le definen como retrasado. Su primo Cuda está convencido de que existe una maldición en la familia, una tara con la que nacen algunos y es quizás el único que está convencido de quien es en realidad Martin, un vampiro. Pero aquí es donde a mi me parece que existe la premisa más interesante de la pelicula... aunque veamos a Martin en ciertas escamaruzas vampíricas (terroríficas algunas)... ¿es de verdad Martin un vampiro, o es todo resultado de una personalidad desequilibrada?? Es cierto que Martin podría ser un vampiro pero George Romero juega a la ambigüedad reinventando el género de alguna forma con nuevos detalles que nos hacen dudar continuamente debido al entorno represivo y social en el que vive Martin.

Romero se centra de alguna forma en esta historia sobre vampiros en el estudio de caracteres, y la convierte en una metáfora social en la cual los personajes se enfrentan a problemas cotidianos continuamente: Pittsburg es una ciudad en pleno ocaso, con gente que tiene que emigrar a otras ciudades, no hay trabajo y quizás ninguno de los personajes que vemos vive de una forma estable o feliz. Todo esto se refleja en la película de una forma que a mi me parece muy atractiva enfrentando continuamente al personaje de Martín, un chico que vagabundea y que reflexiona sobre su condición. No por ello deja de ser una película de terror y lo es con algunas escenas realmente demoledoras de Martín acechando y atrapando a sus presas y con algunos flashbacks en blanco y negro, muy atractivos, que de alguna manera podrían aclaranos más de la verdadera condición de Martin.

Película creo que muy desconocida aunque tampoco soy una experta en pelis de terror ni en George Romero pero reconozco que mi ha fascinado porque la esencia de esta película de terror está en la intriga que puede suponernos saber si realmente es o no Martín un vampiro o sólo un joven con problemas de adaptación. De alguna forma tambien reinventa y se toma muy en serio un tema mil veces tratado como es el mito vampírico, y el resultado es una bizarra pelicula a caballo entre la pelicula de suspense, el terror y el drama psicológico; os la recomiendo fervientemente a quien no la conozca todavía.
Kansas
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9 de noviembre de 2010
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un flashback recurrente en blanco y negro delata las intenciones de George A. Romero: una invocación al anterior cine vampírico como intento de homenaje.

Posiblemente la película sobre vampiros más triste que se haya hecho jamás y la que lo desmitifica completamente. Martin es un adolescente estigmatizado con una terrible maldición heredada (psicológica o real) que lo hace ser solitario e incapaz de adaptarse a una sociedad que no cree en ese tipo de monstruos, o al menos está más preocupada en otros mayores. El director de “La noche de los muertos vivientes” prefiere jugar al equívoco para reinventar el género. “Martin” puede ser una cinta de adolescentes en un mundo diferente a cómo pensaban y su historia para sobrevivir o un drama romántico completamente distinto a lo habitual. Pero le añade esas esencias del género de terror para construir un falso homenaje como podría serlo “La marca del vampiro” de Tod Browning.

Inicialmente “Martin” fue pensado como un filme de cerca de tres horas y completamente en blanco y negro. La versión inicial del guión hablaba de un viejo vampiro que tiene que integrarse en un mundo moderno. Como todo aquello por lo que lucha y explica Romero en la triste historia de Martin se ha perdido.
Maldito Bastardo
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17 de mayo de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora puedo comprender la razón de que el reconocido director Guillermo del Toro en 2001 haya considerado a esta la mejor película de vampiros de la historia.

Primero hay que declarar que la mayoría de las historias de George A. Romero poseen una inusitada facilidad para insertar hechos increíbles en la cotidianidad y que éstos se tornen verosímiles al espectador, lo mismo que para volver la aparente apacibilidad de lo ordinario en una realidad angustiante y sin que esto se perciba de una manera forzada.

Casi a finales de la década de los setenta del siglo pasado, George A. Romero deja de lado el cine de zombies –aunque no del todo, puesto que en Martin trata la historia de un supuesto muerto viviente– y se embarca en la realización de una película que resultará innovadora, quizás irrepetible y, por esto mismo, ejemplar, dentro del género fílmico de vampiros.

El exordio en Martin es una pequeña e ilustrativa muestra de lo que desarrollará el largometraje: un joven retraído, cuya candidez queda de manifiesto en su inexpresividad y escasa articulación de palabras, pero que, sin embargo, denota cierto tipo de malicia e intenciones ocultas en sus múltiples miradas gatunas, identifica a una mujer atractiva –como si ella fuese el ratón sobre el que está a punto de saltar para devorarlo– cuando ambos están subiendo a un tren. Lo que ocurrirá entre ambos se ve venir, pero no la manera en que esto tiene lugar y aquí es donde reside una de las mejoras al género vampírico de la que hablaba: los colmillos, la palidez, la indumentaria, la galanura y demás características que posee un vampiro, y que el cine ha vuelto en arquetipos, en Martin desaparecen cuando el joven emplea no la hipnosis o su voz seductora para aletargar a la víctima antes de poseerla en ese acto que todos conocemos, y que evoca al acto sexual, sino una jeringa que contiene un narcótico y, en vez de clavarle los colmillos en el cuello, emplea afiladas navajas para rajar la piel y obtener la sangre. Desconcertados, suponemos a primera instancia que se tratará de un thriller más sobre un violador en serie, pero lo que se develará a lo largo del metraje nos tratará de convencer de que ese joven no lo es realmente, sino que es un nosferatu de muchos años de edad y si no lo llegamos a creer, por lo menos de esto sí tiene plena confianza de que es verdad ese hombre de edad avanzada, fanático de la superstición, y pariente cercano suyo con quien Martin vivirá en Pittsburgh.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eric Packer
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24 de julio de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso experimento donde se juega con el espectador a creer o tirar por tierra la previsión del supuesto vampirismo del protagonista.
Una extraña y ciertamente más compleja de lo que en principio pueda parecer, dicha visión de Romero está plagada tanto de detalles magníficos como errores importantes. Lo bueno (o tal vez no tanto), es que o bien por el tiempo o bien por el tratamiento del tema, dichos errores parecen suponer lógicos, con plena intencionalidad del autor.

Romero refleja aquí de forma acertada el sufrimiento de un chico que ansía sangre para poder sobrevivir, pero de un modo muy distinto al resto de convencionales películas del género. Es, sin duda, una alternativa maravillosamente extraña, una rara avis, de ritmo lento, poca agresividad e instantes de una atmósfera maravillosa y apabullante.

Como pegas, tal vez las escenas de acción (lo poco de acción), no están bien conseguidas. Los efectos especiales son sorprendentes, pero es que a mí, personalmente, los efectos especiales clásicos de Savini me dejan sin aliento, afectado, aun siendo mínimos como es el caso de esta película.

Más allá del terror se esconde el drama humano y la crítica a la difícil sociedad incapaz de aceptar a seres distintos.

Las escenas en blanco y negro, alegorías, metáforas tal vez, regresiones o recuerdos, no queda del todo claro, me han resultado muy sugestivas, con un tratamiento y una intensidad geniales.

Una curiosísima película, para los amantes del cine, eso sí, absteneos todos aquellos que buscais Blade en cada cinta de vampirismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pluscuamperfecto
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