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El diabólico Dr. Mabuse

Intriga. Thriller El asesinato del reportero de televisión Peter Berg no es un hecho aislado. El clarividente Cornelius ha tenido una visión del crimen, pero por alguna extraña razón no ha podido ver al asesino. Como el hotel Luxor parece estar relacionado con los asesinatos, la policía intensifica la investigación en sus alrededores. Una terrible sospecha empieza a cobrar forma: el doctor Mabuse, un genio del crimen que pretendía dominar el mundo y a ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
4 de agosto de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película policíaca con actores excepcionales, que atrapa la atención desde el primer instante y ya no te suelta. Como sabe todo cinéfilo, es la tercera visita de Lang al personaje (1922, 1933 y 1960), personaje del dr. Mabuse que recuerda un poco al profesor Moriarty de Conan Doyle, genio del mal y antagonista mortal de Sherlock Holmes que, sin embargo, en contra de lo que pudiera pensar quien no ha leído demasiado a Conan Doyle, aparece sólo apenas en dos o tres de los relatos de Sherlock Holmes.

También se ve en este personaje de Mabuse, y con mucha razón, al igual que en otras películas del expresionismo alemán, un siniestro preludio del nazismo. Mabuse es el mal por el mal y la destrucción por la destrucción, por motivo de egolatría y dominio. Por otra parte, la fanática mentalidad de supremacía racial y militar ya estaba desde antes. Ya la describe Blasco Ibáñez en "Los cuatro jinetes del apocalipsis" (1916), situada en la Primera Guerra Mundial, y la describió, aun antes, Julio Verne en "Los quinientos millones de la Begun" (1879), por medio del también siniestro profesor Schultze. Todas aquellas inquietantes luces, sombras y arquitecturas alucinantes del Expresionismo alemán, pobladas de manicomios, vampiros y sonámbulos asesinos, preludiaban, sin duda, algo tenebroso para un futuro muy cercano.

Estas películas de Mabuse las hizo un hombre al que los nazis ofrecieron la dirección de la cinematografía alemana, y, en lugar de aceptar, poco después había huido a EE.UU., donde siguió dirigiendo obras maestras. Broche de oro a la carrera de uno de los grandes directores de verdad que ha tenido el cine.
Daniel
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10 de septiembre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
303/13(09/09/20) Más que interesante última dirección en un largometraje de Friedrich Christian Anton Lang (aun le quedarían 16 años más de vida, pero no volvería a ponerse tras las cámaras), quien había regresado de Estados Unidos a Alemania para realizar lo que serían un total de tres películas para el productor Artur Brauner, “El tigre de Eschnapur”, “The Indian Tomb” y “The Thousand Eyes of Dr .Mabuse”. La película hizo uso del personaje Doctor Mabuse inventado por Norbert Jacques, a quien Lang había utilizado en dos películas anteriores en 1922 (Dr. Mabuse der Spieler, estrenada en dos partes) y 1933 (Das Testament des Dr. Mabuse), un film serie b de suspense realizada en los Spandau Studios en Berlín, donde el director de “Metrópolis” retoma uno de sus iconos pre-huida de Alemania. El éxito de esta nueva versión origino varias secuelas con desvinculación de Lang, que se estrenaron durante los años siguientes para competir con las películas de Krimi de Rialto Film.

El guion de esta película, escrito por Fritz Lang y Heinz Oskar Wuttig, se basó en la novela en esperanto “Mr. Tot compra mil ojos” del autor polaco Jan Fethke, combinando elementos de la serie de películas de Edgar Wallace, la ficción de espías y la vigilancia del Gran Hermano orwelliano con el nihilismo del mundo de Mabuse. El pérfido doctor es de un personaje ficticio con grandes habilidades para el disfraz, al igual que Fantômas, además una de sus propiedades más acusadas es la telepatía y la hipnosis. Al contrario que otros seres de ficción como Fu Manchú, que cometen sus crímenes mediante una red de colaboradores y agentes, Mabuse también tiene efluvios al Profesor Moriarty de Conan Doyle, actúa en persona ayudado por criminales que le siguen debido a un conjunto de deseos, temores, hipnosis, carisma, manipulación, etc. Como es habitual, habrá un complot planeado hasta donde el destino lo permite, pasarán por escena personajes ambiguos, agentes dobles, teléfonos bomba, espejos falsos, y una femme fatale (Dawn Addams). Un relato intrigante en lo vanguardista de su propuesta, con armas de tecnología última generación, un hotel (el Luxor, inspirado en el Hotel Adlon en Berlín, que los nazis manipularon con vigilancia moderna equipo para espiar a los huéspedes) herencia del nazismo que funciona como un Gran Hermano en su monitorización de hipervigilancia, una serie de personajes que nunca son lo que parecen, un misterioso vidente ciego, un plan maquiavélico para sumir en el caos al mundo con claras reminiscencias al resurgir del nazismo.

En su debe el expresionismo gótico de las dos primeras ha dejado paso a una realización ordinaria cuasi televisiva en sus carencias serie b, donde las fantasías arquitectónicas han desaparecido, además el argumento en su desarrollo no sostiene un mínimo análisis (spoiler), hay un romance metido con calzador, hay un comportamiento arbitrario de muchos personajes, un plan muy rebuscado, con resoluciones de problemas chuscas. Pero al menos su ritmo y ánimo de pasarratos sin pretensiones dan un resultado bueno. Aunque su resolución además de apresurada me resulta harto mejorable. Protagonizada por Peter van Eyck, Dawn Addams y Gert Fröbe.

Para el director alemán, la nueva historia le permitía mostrar un nuevo fusil de aire comprimido que venía probando el ejército norteamericano el cual disparaba agujas, no hacía ruido y no dejaba huella alguna de cortes o quemaduras. También sabía Lang, de un proyecto que tuvieron los nazis de construir varios hoteles en los que alojarían a los representantes de los países invadidos, pero con suficientes micrófonos como para estar al tanto de cada palabra. Con mejores recursos técnicos en los últimos años, el director pone además cámaras en cada habitación.

Posee un inicio muy de sugerente cuando el inspector de policía Kras (Gert Frobe) recibe una llamada telefónica del psíquico Peter Cornelius advirtiéndole de un asesinato a punto de suceder contra un reportero, justo cuando un automóvil se detiene en por un semáforo rojo y un asesino con gafas (Howard Vernon) prepara una pistola ametralladora y dispara al periodista en el auto junto a él, Lang luego retrocede para una toma desde arriba mientras todos los demás vehículos se alejan cuando cambia a verde pero el auto del hombre muerto permanece allí. Generando muchas preguntas en este arranque que nos llevan al epicentro de un hotel. Además de este comienzo, la película tiene otros buenos momentos, como una explosión de un teléfono que destroza un despacho, una inquietante sesión de espiritismo, una tensa y sádica escena de espionaje a través de un falso espejo (con efluvios voyeuristas a Hitchcock) que acaba en tiroteo.

La cinta se nota de bajo presupuesto por los pocos exteriores, y por notarse está cuasi-toda filmada en decorados cantarines. Lang jugando con los fuera de campo y las sugerencias salpicando el metraje con imágenes de monitores en habitaciones de hotel, pero sin verse quien vigila cuasi-deidificamente, provocando con ello al espectador que juega al ‘whodonit’ de quien puede estar detrás de esta vigilancia y para qué. Lang juega con la paranoia, con el miedo a lo desconocido, con la psicología y la parapsicología, en pos de un relativo atractivo en su evolución de thriller donde estamos mayormente en un Hotel que recuerda a los castillos con pasadizos secretos (que llevan a sótanos secretos), con mirillas (en este caso espejos falsos y monitores), comandado por un siniestro cuasi-emulo de Drácula velado no se sabe dónde.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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2 de mayo de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como la Humanidad necesita héroes, no concibe su existencia sin villanos, quizás por ese inevitable placer sádico que subyace en su subconsciente colectivo.
Y va a tener la humildad de regresar de entre las tinieblas uno de los más retorcidos, perversos e inteligentes que hayan pisado la faz del Planeta...

Allá por 1.922, cuando Fritz Lang contaba poco más de 30 años y una carrera muy prometedora, trajo a la vida a un personaje emblemático del suspense y el expresionismo alemán: el llamado dr. Mabuse, en realidad creación del autor y periodista Norbert Jacques. Escrita por el director y su esposa Thea Von Harbou, la primera aventura del gran villano fue un éxito, pero no generaría ninguna secuela hasta once años después, cuyas ideas contra el nazismo que ya amenazaba la vida de muchos introducidas en el film hicieron de aquél un exiliado en tierras norteamericanas.
Increíble la obstinada correspondencia sobre la inmortalidad del personaje tanto dentro de su universo como fuera, pues atraviesa todos los periodos del cine, desde el mudo hasta el sonoro y acabando en la era moderna. Ya tras su vuelta a Alemania a finales de los '50, el austriaco debatirá con su productor Artur Brauner resucitar a aquel individuo que tanta fama le dio en épocas pasadas y que irónicamente fue culpable de su huida del país; pero la base para una nueva entrega no sale de un texto de Jacques, sino de la extensa y compleja novela detectivesca "Mr. Tot buys a Thousands Eyes", de Jean Forge.

Tras unos títulos de crédito donde el cineasta recupera por entero su vena más expresionista (tiene que ver el que le acompañe su antiguo director artístico Erich Kettelhut), la película nos introduce en los ribetes de la intriga por medio de un acto violento (el asesinato de un reportero) en el que se verán implicados, sin saberlo, muchos personajes. Lang elabora el guión y se percibe en su forma de crear alrededor de éstos un clima de constante tensión y misterio, mientras deja que los secretos se revelen poco a poco, si bien la identidad del conocido tirano no se demora en aparecer (de manera autorreferencial y metafílmica).
La estructura de la historia se desarrolla por medio del punto de vista multiperspectivo, pero en todo momento seguimos los pasos del comisario Kras en su afán por descubrir la relación de un reciente crimen y la figura ya olvidada de Mabuse, siendo ayudado por un adivino ciego (personaje 100% "langiano" y correspondiente a los mundos del expresionismo); todo esto termina por llevarnos al hotel Luxor, donde más sucesos extraños y peligrosos han sucedido y sucederán entre sus paredes. El director imprime un ritmo veloz a los hechos y la forma de exponerlos en el tiempo, mientras aparecen otros protagonistas, erigiéndose entre ellos una clara diferencia ontológica que los separa en su espacio compartido.

Así, Kras y el rico industrial Travers se asocian a esa cara transparente, ingenua y ética de la sociedad, donde dominan las buenas intenciones, la valentía y la intención de descubrir; frente a ellos el vendedor de seguros Mistelzweig, el adivino Cornelius y la torturada srta. Marion, los cuales son la cara oscura y enigmática, regida por el engaño, las artimañas sibilinas y la intención de ocultarse.
Y desde su refugio de sombras, Mabuse mueve los hilos y enfrenta ambas partes, como lo que siempre fue en las obras clásicas: la figuración a un tiempo esotérica y muy real de la tiranía del poder y el control sobre el ser humano y el destino de sus actos.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Todo acabó en un nuevo éxito para Lang que dio pie a muchas secuelas, pero ya ninguna dirigida por él, pues un fatal e irónico acto del destino (porque tanto en su obra como en la realidad esto está muy presente) le deja con una ceguera progresiva.
Así que decide abandonar para siempre el mundo del cine, y lo hará, para más inri, el mismo año en que se le concede una estrella en el Paseo de la Fama. Nos dejará definitivamente 16 años después pero su legado y su testamento se mantienen intocables, como los de su mítico personaje, a quien, y no por casualidad, se asemeja bastante...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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25 de marzo de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El genio nunca decepciona, incluso en la crepuscular versión de sí mismo, probablemente ya agotado en su genio creativo, exprimiendo ideas anteriores, proyectos propio naturalmente de peor calidad se supone. Particularmente me ha encantado, la claustrofobia del Hotel, la guapísima actriz, desconocida para mí, el americano tranquilo, el Dr. Cornelius, que desde prácticamente el primer momento se sabe que organiza la extorsión y el chantaje de lo que visualiza en el hotel, habitaciones, cafetería, pasillos y demás...
La trama en sí misma es un poco descabellada, poco profunda, pero muy entretenida.
Desde luego Lang es Lang, en los planos, en el movimiento de la cámara, en la presentación de la película con esos ojos que auguran una cinta llena de contenido visual...
Muy recomendable.
ÁAD
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15 de octubre de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy en día es el coreano Kim Jong-un. También hay quién piensa que es Puigdemont. Pero en los años 20 y 30, el enemigo público número 1, la mente más perversa de todas, el archivillano más temido, era el Dr. Mabuse.
Fritz Lang lo inmortalizó en tres películas rodadas para la UFA y que se titularon en español: "El doctor Mabuse" (1922), "El testamento del Dr. Mabuse" (1933) y "Los crímenes del Dr. Mabuse" (1960) que a la postre fue su última película.

Nos encontramos pues con la tercera parte de las atrocidades que perpetra este genio del mal. O más bien su hijo, habría que decir. Thriller de ritmo acelerado con claras influencias del expresionismo; armas sofisticadas que harían enrojecer a cualquier traficante de armas de hoy en día; sistemas de vigilancia omnisciente; telepatía e hipnosis. Gran batiburrillo con el que el maestro se despide con una obra más que digna, a pesar de un guión un poco deslavazado.

Mabuse hunde sus raíces en el Moriarty de Arthur Conan Doyle y en el Phantomas de Allain y Souvestre, y sus influencias llegan hasta hoy. ¿Quién si no era el Dr. Gang de MAD, el famoso enemigo del Inspector Gadget?
cherburgo
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