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Comedia. Drama Mike Flaherty (Giamatti), un abogado sin suerte, dedica su tiempo libre a entrenar a los muchachos de una escuela de lucha libre. De repente, se le presenta la oportunidad de resolver sus problemas económicos defendiendo a un viejo cliente. Cuando el nieto de éste, un deportista muy prometedor, escapa de casa y se va con su abuelo, la vida de Mike da un giro verdaderamente inesperado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
19 de agosto de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film de Thomas McCarthy, quien propone una historia cotidiana, contemporánea al contexto real, de tipo moralista -pero no obvia- que buscará cautivarnos con sus pintorescos personajes.
En el plano de la expresión, podemos decir que presenta un estilo marcadamente clásico: elecciones neutras y alineaciones homogéneas, funcionalidad comunicativa, imperceptibilidad de la técnica cinematográfica, predominio de planos totales y figuras enteras, facilidad de lectura de las imágenes y fácil orientación. Una puesta en cuadro puramente dependiente de los contenidos.
Este universo fluido y fácilmente reconocible es también propuesto por su puesta en serie, en la cual abundarán los nexos por contigüidad, prolongación y complementariedad. Sin embargo, el contraste de planos también es muy usado a la hora de ponernos en la piel del personaje principal, de hecho, pareciera que la existencia de su amigo tiene solamente esta finalidad: contrastar las distintas realidades económicas, las distintas actitudes ante las dificultades, las distintas realidades familiares, etc.
Finalmente, el aspecto más rico de este film se encuentra dentro del plano de los contenidos: una puesta en escena algo plana pero atravesada por un mix de temas, motivos y arquetipos bien interesante.
La temática central tiene que ver con la constante disputa interna de nuestro protagonista entre lo correcto y lo incorrecto. Para aclarar y reforzar la trama principal tenemos como un primer motivo la necesidad de dinero de un abogado (una elección bastante suspicaz a la hora de pensar en profesiones moralistas), avergonzado por su situación económica y por las cosas que debe hacer para ahorrar y no cerrar su estudio.
Otro motivo es la necesidad de logros y triunfos, algo que va a jugar muy fuerte a la hora de “hacer lo correcto”. En este caso, la crisis interior de Mike buscará un escape a través del deporte y a través de este chico que parecer ser invencible en lo que él nunca fue muy bueno. La necesidad de amor es otro motivo recurrente en varios personajes: la rebeldía de Kyle a raíz de una dada relación con su madre Cindy, la soledad de su abuelo Leo y Terry, amigo de Mike, quien atraviesa un estado conflictivo con su reciente divorcio.
Una historia que tiene un desarrollo típico, con cambios de giro clásicos y en el marco de una familia tipo del cine de Hollywood. Sin embargo, es tan sincera y con un tratamiento eficaz de una problemática tan cotidiana como hacer lo correcto o lo incorrecto, que resulta en un film amigable, profundo, risueño y reflexivo... muy recomendable para verlo en familia.
gonzafer85
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19 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las tres películas que lleva dirigidas Thomas Mc Carthy, sin dudas que Win Win es la mas comercial, la mas chata y la menos rica en todo sentido. Personalmente quedé encantado con "The Station Agent" (2003) y con "The Visitor" (2007), dos joyitas verdaderamente encantadoras, ampliamente merecedoras del rótulo de cine de autor, pero hay que decir también que pese a todo la mano del buen artesano consigue hacer de este producto menor, una historia llevadera y aceptable, sin caer en la mediocridad y la bobería predominante en el mainstream americano. Además, el hecho de tener a un grosso como Giamatti junto con un puñado de buenos actores apuntala las deficiencias del conjunto. En resumen, esperemos que éste haya sido solamente un respiro (¿con toma de ganancias?) en la carrera de McCarthy, y que vuelva pronto al nivel de sus productos anteriores.
zelmarux
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18 de marzo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la tercera película de Thomas McCarthy nos queda confirmado que este director tiene una gran habilidad para crear historias que parecen reales, que le podrían pasar a cualquiera. Parece que lo único a lo que se dedica es a poner la cámara delante de personas que están viviendo su vida...

Pero no es así, McCarthy tiene una gran habilidad en definir a sus personajes y logra generar entre ellos y el espectador mucha empatía y necesidad de ver como se resuelve el conflicto planteado.

En esta Win Win todos los personajes son humanizados y tienen aristas, hacen cosas buenas y malas a la vez, son felices y tristes a la vez, tienen vidas anodinas y especiales a la vez y lo único que buscan es que la persona de al lado le de una segunda oportunidad porque como humanos que son, somos, nos vamos a equivocar... todo como la vida misma.

Mención especial hay que hacer a Paul Giamatti, un actor genialmente normal que lo mismo te hace del Rey Juan en un blockbuster que te hace de un dependiente de una gasolinera en cualquier ciudad de la América profunda y te lo crees. Giamatti se ha convertido en uno de esos pocos actores que son capaces de elevar el nivel de una película por su sola presencia (junto con William H. Macy, John C. Reilly o Phillip Seymur Hoffman, entre otros).
huber
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30 de junio de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mike Flaherty (Paul Giamatti) es un abogado al que no le van bien las cosas. Tiene un corazón demasiado grande como para no hacerse cargo de las causas perdidas y un terrible don para elegir las oportunidades inadecuadas. Su bufete lo integran él mismo y una secretaria voluntariosa a la que Mike apenas puede pagar a final de cada mes. Y su gran pasión, además de su familia, es la lucha libre, por lo que dirige un equipo de chicos que no han logrado una sola victoria en toda la temporada.

Una de esas oportunidades inadecuadas se presenta cuando un antiguo cliente se ve acechado por el Estado; ha sido declarado incapacitado y, a menos que algún familiar se haga cargo de él, deberá trasladarse a un residencia. Pero el anciano (Burt Young) sólo tiene a su hija, a la que no ve desde que era una adolescente. De tal modo que Mike Flaherty, en una desesperada acción poco elucubrada, mezcla de corazonada y necesidad, decide hacerse cargo él mismo del viejo a cambio de un rédito económico mensual que puede ser la solución temporal a los problemas de su familia.

Casualidades del destino, poco tiempo después de hacerse con la custodia del anciano, aparece su nieto Kyle (Alex Shaffer), cuya existencia era absolutamente desconocida para todos. Kyle es un quinceañero con enormes aptitudes para la lucha libre y con una tremenda necesidad de calor familiar. Su aparición provocará una auténtica espiral de cambios en las vidas de Mike, su familia, su abuelo e incluso en las de los chicos del equipo de lucha.

Una película que cuenta una historia normal, acerca de personas normales y, aún así, consigue emocionar por lo poderosas que pueden resultar algunas relaciones personales, la profundidad de los personajes, la simple complejidad de la vida en circunstancias comunes. Thomas McCarthy ha conseguido plasmar con maestría las relaciones entre los protagonistas y ha sabido desvelar en su justa medida el devenir de los acontecimientos de una película notable.

Excelente interpretación de Amy Ryan en el papel de Jackie, esposa de Mike Flaherty, madre moderna, encantadora y adorable, además de mujer guapa e inteligente con una aptitud especial para la comprensión de los sentimientos ajenos.

Nuestra recomendación: no os la perdáis.
Manu Álvarez
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4 de julio de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una decepción. Paul Giamatti apenas tiene 2 registros, y uno de ellos está totalmente injustificado. La escena crítica, el gran combate, brilla por su falta de intensidad (no del combate, sino la manera distante de filmar las pasiones que debían embargar al protagonista, tanto que nos resultan desconocidas) y sus escasísimos fundamentos para la pérdida de control que sufre el chico, la estrella de la lucha grecorromana. Y sí, casi todos los conflictos planteados se quedan debajo de la alfombra, o atascados en el váter. Sólo Amy Ryan brilla, resulta creíble por lo increíble y lo excesivo de la humanidad de su personaje. No es aburrida, pero te deja indiferente. Y sales del cine con la sensación de haber perdido el tiempo.
llomand
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